Home/Evangelizar/Article
Trending Articles
Los regalos son parte integral de la Navidad, pero ¿nos damos cuenta del valor del regalo que nos han dado tan generosamente?
Una mañana de diciembre me despertó la exuberante proclamación de mi hijo Timmy: “¡Mamá! ¿Adivina qué? (su forma de expresar una invitación a responder, sin necesidad de esperar). Estaba rebosante de la necesidad de impartir información urgente… ¡lo antes posible!
Al ver mis párpados abiertos, gritó con alegría: «¡Santa me trajo una bicicleta y TÚ una bicicleta!». La verdad, por supuesto, era que la bicicleta más grande era para su hermana mayor, pero como puedes imaginar, en realidad esa era información irrelevante; lo que realmente importaba era que Timmy estaba cumpliendo el mayor deseo de su corazón: ¡una bicicleta nueva!
Se acerca rápidamente la temporada que hace que muchos de nosotros hagamos una pausa y nos quedemos con nostalgia en los recuerdos del pasado. Hay algo en la Navidad que nos remonta a aquellos tiempos de la niñez cuando la vida era sencilla y nuestra felicidad se basaba en que los deseos de nuestro corazón se cumplieran al abrir los regalos debajo del árbol.
Como cualquier padre sabe, tener un hijo cambia por completo nuestra perspectiva de que la vida se centra en lo que es importante para nosotros, ya que al ser papás lo más importante es satisfacer las necesidades y, a menudo, los deseos de nuestro hijo. ¡Es casi como si desempolvaramos con cautela nuestro propio visor de juguete (view-master) y se lo entregáramos, libre y felizmente, a nuestra descendencia sin pensarlo. Para aquellos de ustedes que tuvieron la suerte de abrir uno de esos juguetes la mañana de navidad, recordarán que venía con un delgado carrete de cartón que contenía pares de pequeñas fotografías Kodachrome que, cuando se veían a través del aparato, creaban la ilusión de escenas tridimensionales. Una vez que un niño llega a nuestra familia, vemos todo no sólo a través de nuestros propios lentes sino también a través de los de ellos. Nuestro mundo se expande y recordamos, y de alguna manera revivimos la inocencia de la infancia que dejamos atrás hace mucho tiempo.
No todo el mundo tiene una infancia segura y sin preocupaciones, pero muchos tienen la suerte de recordar lo bueno de sus vidas, mientras que las dificultades que experimentamos al crecer desaparecen con el tiempo. Aun así, aquello en lo que nos centramos repetidamente dará forma a la manera en que, en última instancia, viviremos nuestras vidas. Quizás por eso se dice: “¡Nunca es demasiado tarde para tener una infancia feliz!” Sin embargo, lo que esto requiere es intención y práctica, especialmente a través de opciones como expresar gratitud. La mirada repetida a través de un visor de juguete, que una vez amplió el paisaje de nuestros pequeños mundos, nos llevó a reconocer la belleza, los colores y las diferentes dimensiones en las imágenes dentro de nuestro campo de visión. De la misma manera, una práctica habitual y frecuente de la gratitud puede llevarnos a ver la vida con perspectivas de oportunidades, sanación y perdón, en lugar de una serie de decepciones, heridas y ofensas.
Los investigadores en el campo de las ciencias sociales, que examinan y observan cómo los individuos interactúan y se comportan entre sí, han llegado a la conclusión de que las prácticas de gratitud son psicológicamente útiles. “Agradecer a los demás, agradecernos a nosotros mismos, a la Madre Naturaleza o al Todopoderoso: la gratitud en cualquier forma puede iluminar la mente y hacernos sentir más felices. Todo esto tiene un efecto curativo en nosotros” (Russell & Fosha, 2008). Un sabio proverbio dice: “La gratitud puede transformar los días comunes en acción de gracias, convertir los trabajos rutinarios en alegría y convertir las oportunidades ordinarias en bendiciones”.
Reflexionar sobre el pasado conduce al recuerdo. Enfocarnos en las cosas que debimos haber agradecido, nos revela las bendiciones que no pudimos comprender en nuestra juventud… es decir, ¡hasta que podamos recibir el regalo de un visor de juguete alguna navidad! En verdad a todos nos han regalado uno, pero no todos han abierto el suyo. Un regalo que yace debajo del árbol puede permanecer allí mientras que las manos extendidas recogen con entusiasmo otros obsequios coronados con lazos de colores. ¿La renuencia del destinatario a seleccionar un paquete en particular se basó en los tonos apagados del envoltorio liso?, ¿quizás la falta de cintas rizadas y etiquetas de regalo? El visor de juguete nos abriría a nuevas maneras de “ver”, traería nuevas aventuras y cambiaría el mundo de quien lo abriera, pero ese reconocimiento requiere receptividad por parte de quien recibe el regalo. Y cuando otra persona presenta un regalo de una manera que no invita a la curiosidad, es probable que permanezca intacto.
Aquellos que han estado anhelando un visor de juguete, que lo buscan activamente debajo del árbol, que pueden confiar en que hay algo mejor debajo del simple exterior, no se sentirán decepcionados. Saben que los mejores regalos a menudo llegan inesperadamente y, una vez abiertos, su aprecio aumenta a medida que se reconoce su valor. Con el tiempo, a medida que se dedica más tiempo a explorar las múltiples facetas del regalo, el tesoro se convierte en una parte apreciada de la vida del receptor.
Hace mucho tiempo hubo un grupo de personas que esperaban recibir lo que se les había prometido durante años. Anhelándolo, vivían con la anticipación de que algún día lo recibirían. Cuando llegó el momento de que se cumpliera esta promesa, pudieron encontrarla envuelta en una tela común y corriente; pero era tan pequeña que en la oscuridad de la noche, sólo unos pocos pastores supieron de su llegada. Cuando la luz empezó a crecer, algunas personas intentaron bloquearla, pero las sombras daban evidencia de la influencia de esta luz. Recordemos el valor de volver a ser niños; muchas personas comenzaron a caminar con esta luz que iluminaba su camino. Con mayor claridad y visión, el significado y el propósito comenzaron a enmarcar su vida diaria. Maravillados y llenos de asombro, su comprensión se profundizó. Desde entonces, durante generaciones, la devoción de numerosas personas se ha fortalecido con el recuerdo de haber recibido la Palabra prometida que se hizo carne. La comprensión de lo que se les había dado lo cambió todo.
Que en esta Navidad recibas el deseo de tu corazón, como lo recibió mi hijo hace muchos años. Cuando nuestros ojos se abren, nosotros también podemos exclamar: «¿Sabes qué?» ¡Dios me trajo un «maravilloso consejero», y a ti, el «Príncipe de Paz!» Si has desenvuelto este precioso regalo, sabrás la satisfacción y el gozo que sigue. Responder con gratitud nos hace querer que otros experimenten lo que hemos recibido. Una consideración cuidadosa de cómo presentamos lo que ahora queremos regalar, aumenta la probabilidad de que se abra el regalo. ¿Cómo entregaré el tesoro que he descubierto?, ¿lo envolveré de amor?, ¿lo cubriré de alegría?, ¿lo envolveré en un corazón pacífico?, ¿lo cubriré de paciencia?, ¿lo envolveré con bondad?, ¿lo empacaré con generosidad?, ¿lo protegeré mediante la fidelidad?, ¿lo manejaré con gentileza?
Si el destinatario aún no está listo para abrir este regalo, quizá se pueda considerar el último fruto del Espíritu Santo, ¿podríamos entonces optar por proteger nuestro tesoro en el dominio propio?
Karen Eberts is a retired Physical Therapist. She is the mother to two young adults and lives with her husband Dan in Largo, Florida
En tiempo de problemas, ¿alguna vez has pensado: “si tan solo pudiera contar con alguien que me ayudara”, sin realmente comprender que tienes toda una muchedumbre a tu disposición personal? Mi hija me ha estado preguntando por qué no parezco la típica polaca si soy 100% polaca; nunca tuve una buena respuesta hasta esta semana, cuando me enteré de que algunos de mis antepasados son montañeses górales. Los górales viven en las montañas a lo largo de la frontera sur de Polonia; son conocidos por su tenacidad, su amor por la libertad y su vestimenta, cultura y música distintivas. Existe una canción folklórica góral que resuena una y otra vez en mi corazón, tanto que le compartí a mi esposo que siento como si me estuviera llamando de regreso a mi país. El enterarme de que tengo ascendencia góral ¡ha hecho que mi corazón se goce! La búsqueda de las raíces Creo que hay un cierto deseo dentro de cada uno de nosotros de entrar en contacto con nuestras raíces; eso explica los muchos sitios de genealogía y negocios de pruebas de ADN que han aparecido recientemente. ¿A qué se deberá esto? Tal vez se deba a la necesidad de saber que somos parte de algo más grande que nosotros mismos; anhelamos el significado y la conexión con aquellos que nos han precedido; descubrir nuestra ascendencia demuestra que somos parte de una historia mucho más profunda. No solo eso, sino que conocer nuestras raíces ancestrales nos da un sentido de identidad y solidaridad. Todos venimos de algún lugar, pertenecemos a algún lugar, y estamos en un viaje juntos. Reflexionar sobre esto me hizo darme cuenta de lo importante que es descubrir nuestra herencia espiritual, no solo la física. Después de todo, los humanos somos cuerpo y alma, carne y espíritu; por eso realmente creo que nos beneficiaría mucho conocer a los santos que nos han precedido; no solo debemos conocer sus historias, sino que también debemos familiarizarnos con ellas. Encontrar la conexión Tengo que admitir que no siempre he sido muy buena en la práctica de pedir la intercesión de un santo; esta es ciertamente una nueva adición a mi rutina de oración. Lo que me despertó a esta realidad fue el consejo de San Felipe Neri: "La mejor medicina contra la sequedad espiritual es colocarnos como mendigos en la presencia de Dios y de los santos, y andar como un mendigo de uno a otro y pedir limosna espiritual con la misma insistencia con la que un pobre de la calle pediría limosna". El primer paso es llegar a saber quiénes son los santos; hay muchos buenos recursos en línea. Otra forma es leer la Biblia; existen poderosos intercesores tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, y es posible que te identifiques con uno más que con el otro; además, hay innumerables libros sobre los santos y sus escritos. Ora por su guía y Dios te guiará a tu muchedumbre personal de intercesores. Por ejemplo, le he pedido ayuda a San David rey con mi ministerio musical, San José es mi recurso cuando intercedo por mi esposo y por el discernimiento laboral; pido ayuda a San Juan Pablo II, a San Pedro y a San Pío X cuando me siento llamada a rezar por la Iglesia; rezo por las mamás a través de la intercesión de Santa Ana y Santa Mónica; cuando rezo por las vocaciones, a veces invoco a Santa Teresita y a al Padre Pío. La lista continúa, el Beato Carlo Acutis es mi recurso para los problemas tecnológicos, Santa Jacinta y San Francisco me enseñan sobre la oración y cómo ofrecer mejor los sacrificios; San Juan Evangelista me ayuda a crecer en la contemplación; y sería negligente de mi parte no mencionar que a menudo pido la intercesión de mis abuelos, ellos oraron por mí mientras estaban en la tierra, y sé que están orando por mí en la vida eterna. Pero mi intercesora favorita de todos los tiempos siempre ha sido nuestra muy querida y amada Santísima Madre. A solo una oración de distancia Con quién pasamos el tiempo es importante; nos moldea en lo que nos convertimos. Realmente hay una "nube de testigos" que nos rodea y con la que estamos conectados de una manera real (Hebreos 12, 1); esforcémonos por conocerlos mejor. Podemos enviar oraciones sencillas y sinceras como: "Santo ____, me gustaría conocerte mejor; por favor, ayúdame". No estamos destinados a hacerlo solos en este viaje de fe, vamos en el camino de la fe en comunidad, como el cuerpo de Cristo; al mantenernos conectados con los santos, encontramos una brújula que nos proporciona dirección y una ayuda concreta para viajar con seguridad a nuestra patria celestial. ¡Que el Espíritu Santo nos ayude a ponernos en contacto con nuestras raíces espirituales, para que podamos crecer como santos y pasar la eternidad como una gloriosa familia de Dios!
By: Denise Jasek
MoreCuando te asalten pensamientos de inutilidad, prueba esto... Apestaba. Su cuerpo sucio y hambriento se consumió como su herencia desperdiciada. La vergüenza lo envolvió. Lo había perdido todo: su riqueza, reputación, familia; su vida estaba destrozada. La desesperación lo consumió. Entonces, de pronto, el rostro amable de su padre apareció en su mente. La reconciliación parecía imposible, pero en su desesperación “partió y fue donde su padre; pero cuando aún estaba lejos, su padre lo vio y se llenó de compasión; corrió, lo rodeó con sus brazos y lo besó. Entonces el hijo le dijo: 'Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo.’ Pero el padre dijo: ‘este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a vivir; ¡estaba perdido y ha sido encontrado!’ Y comenzaron a celebrar” (Lucas 15,20-24). Aceptar el perdón de Dios es difícil. Admitir nuestros pecados significa admitir que necesitamos a nuestro Padre. Y mientras tú y yo luchamos con la culpa y la vergüenza de ofensas pasadas, Satanás el acusador nos ataca con sus mentiras: “No son dignos de ser amados ni perdonados”. ¡Pero el Señor nos llama a rechazar esta mentira! En el bautismo, tu identidad como hijo de Dios quedó estampada en tu alma para siempre. Y al igual que el hijo pródigo, estás llamado a descubrir tu verdadera identidad y valor. Dios nunca deja de amarte, no importa lo que hayas hecho. “No rechazaré al que viene a mí” (Juan 6,37). ¡Tú y yo no somos excepciones! Entonces, ¿cómo podemos tomar medidas prácticas para aceptar el perdón de Dios? Busca al Señor, abraza su misericordia y sé restaurado por su poderosa gracia. Busca al Señor Busca tu iglesia o capilla de adoración más cercana y encuentra al Señor cara a cara. Pídele a Dios que te ayude a verte a través de sus ojos misericordiosos, con su amor incondicional. A continuación, haz un inventario honesto y valiente de tu alma. Sé valiente y mira a Cristo en el crucifijo mientras reflexionas: acércate al Señor. Admitir la realidad de nuestros pecados es doloroso, pero un corazón auténtico y vulnerable está dispuesto a recibir los frutos del perdón. Recuerda, eres un hijo de Dios: ¡el Señor no te rechazará! Abraza la misericordia de Dios Luchar contra la culpa y la vergüenza puede ser como intentar mantener una pelota de playa bajo la superficie del agua. ¡Se necesita mucho esfuerzo! Además de esto, el diablo a menudo nos lleva a creer que no somos dignos del amor y el perdón de Dios. Pero en la cruz brotaron sangre y agua del costado de Cristo, para limpiarnos, sanarnos y salvarnos. Tú y yo estamos llamados a confiar radicalmente en esta divina misericordia. Intenta decir: “Soy un hijo de Dios. Jesús me ama. Soy digno de perdón”. Repite esta verdad todos los días. Escríbelo en algún lugar que veas con frecuencia. Pide al Señor que te ayude a liberarte en su tierno abrazo de misericordia. Suelta la pelota de playa y entrégasela a Jesús: ¡nada es imposible para Dios! Ser restaurado En el sacramento de la reconciliación somos restaurados por las gracias de sanación y fortaleza de Dios. Lucha contra las mentiras del diablo y encuentra a Cristo en este poderoso sacramento. Di al sacerdote si estás luchando contra la culpa o la vergüenza, y cuando digas tu acto de contrición, invita al Espíritu Santo a inspirar tu corazón. Elige creer en la infinita misericordia de Dios al escuchar las palabras de absolución: “Que Dios te dé el perdón y la paz; y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. ¡Ahora estás restaurado en el amor incondicional y el perdón de Dios! A pesar de mis fracasos, le pido a Dios todos los días que me ayude a aceptar su amor y su perdón. Puede que hayamos caído como el hijo pródigo, pero tú y yo seguimos siendo hijos e hijas de Dios, dignos de su infinito amor y compasión. Dios te ama, aquí y ahora; entregó su vida por amor a ti. ¡Ésta es la esperanza transformadora de la Buena Nueva! Entonces, abraza el perdón de Dios y atrévete a aceptar con valentía su divina misericordia. ¡La compasión inagotable de Dios te espera! “No teman, porque yo los he redimido; te puse tu nombre, tú eres mío” (Isaías 43,1).
By: Jody Weis
MoreEl levantamiento de los boxers en China que inició a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, mató a casi 32,000 chinos cristianos y 200 misioneros occidentales. Entre estos cristianos devotos que dieron la vida por su fe, podemos destacar a San Marcos Ji Tianxiang, porque en el momento de su muerte él era un adicto al opio que no había recibido los sacramentos durante 30 largos años. Ji creció en una familia católica devota, estudió hasta convertirse en un médico respetado y una persona generosa y caritativa dentro de su comunidad. Por cuestiones del destino, el opio que tomó para reducir una dolencia estomacal se apoderó de él, y en poco tiempo se volvió adicto a la sustancia. A pesar de que se confesaba con frecuencia, Ji se encontró en las garras de una poderosa adicción de la cual no podía salir por más que quisiera resistirla. Su párroco y confesor finalmente le dijo que no podía seguir repitiendo el mismo pecado en la confesión, pues este sacramento requiere de una resolución consciente de arrepentirse y no pecar más, y este pecado repetido, en el siglo XIX, no se entendía como una enfermedad; a partir de entonces se le prohibió recibir los sacramentos, pero continuó yendo a misa, se mantuvo fiel a los caminos del Señor y permaneció sincero en su fe porque creía en el Padre misericordioso. Muchos asumieron que él sería el primero en negar al Señor cuando se enfrentara a la amenaza de la persecución; pero junto con su hijo, nietos y nueras, perseveró hasta el final. De hecho, Ji proporcionó consuelo espiritual a sus compañeros cristianos mientras estaban encarcelados y esperaban ser ejecutados. Las historias registran que mientras los arrastraban a la cárcel, su nieto, temblando de miedo, le preguntó: "Abuelo, ¿a dónde vamos?", y el gran santo con calma y júbilo respondió: "Nos vamos a casa". Fue a encontrarse con el martirio cantando las letanías de la Santísima Virgen María y fue canonizado por el Papa Juan Pablo II en el año 2000.
By: Shalom Tidings
MoreCuando era niña quería convertirme en superheroína, pero finalmente acepté que era el sueño tonto de una infante, hasta que... Cuando era niña, me levantaba temprano los sábados por la mañana para ver los Super-amigos, una caricatura sobre un grupo de superhéroes que salvaban al mundo; y como resultado, soñaba ser una superheroína cuando creciera; imaginaba recibir una señal de alguien que necesitaba ayuda y volaba rápidamente a su auxilio. Todos los superhéroes que veía en la televisión tenían una identidad secreta. Para el mundo, parecían personas normales con vidas aburridas; sin embargo, en tiempos difíciles se movilizaban rápidamente y trabajaban juntos para salvar a la humanidad de los malos. Al ir creciendo, reconocí que los superhéroes de los dibujos animados eran personajes imaginarios, asi que renuncié a mis tontas aspiraciones; hasta que un día conocí a un verdadero superhéroe que me abrió los ojos. De vez en cuando pasaba a rezar a la capilla de adoración perpetua en una iglesia local; dado que alguien tiene que estar presente en todo momento durante la adoración eucarística, los voluntarios se inscriben por intervalos cortos (de una hora). En muchas de mis visitas, noté a un hombre mayor en una silla de ruedas que se sentó y oró durante horas en la capilla, parecía tener unos 90 años; de vez en cuando, él sacaba diferentes artículos de una bolsa: una Biblia, un rosario o un pedazo de papel que supongo, era una lista de oración. Me preguntaba qué tipo de trabajo hacía cuando era más joven y físicamente sano; lo que sea que hiciera antes, probablemente no era tan significativo como lo que estaba haciendo ahora. Me di cuenta de que este caballero en silla de ruedas estaba haciendo algo mucho más importante que la mayoría de nosotros que parecíamos estar siempre corriendo y ocupados. Recordé que los superhéroes con su identidad secreta pasaban desapercibidos a los ojos de los demás. Esto quería decir que yo también podía ser un superhéroe de oración. Respondiendo a los SOS Decidí unirme a la cadena de oración de la iglesia; este es un grupo de personas comprometidas a interceder por otros en privado. Muchos de estos guerreros de oración son ancianos, algunos son personas con discapacidades, otros se encuentran temporalmente confinados en casa por diversas razones. Recibimos notificaciones por correo electrónico de los nombres de las personas que solicitan oraciones. Al igual que los superhéroes de los dibujos animados que vi hace mucho tiempo, nuestro grupo recibe una señal cuando alguien necesita ayuda. Las peticiones de oración llegan a todas horas del día: el Sr. “X” se cayó de una escalera y está siendo llevado al hospital; la Sra. “Y” ha sido diagnosticada con cáncer; un nieto ha estado involucrado en un accidente automovilístico; el hermano de un hombre ha sido secuestrado en Nigeria; una familia ha perdido su casa en un tornado… Las necesidades son muchas. Nos tomamos muy en serio nuestra responsabilidad como intercesores; dejamos de hacer lo que estamos haciendo y nos ponemos a orar. Somos un ejército de guerreros de oración, luchamos contra las fuerzas invisibles de la oscuridad; por lo tanto, nos ponemos toda la armadura de Dios y luchamos con armas espirituales; oramos en nombre de otros que están en necesidad. Con perseverancia y dedicación ofrecemos continuamente nuestras peticiones a Dios. El efecto héroe ¿Puede la oración hacer una diferencia? De vez en cuando, recibimos comentarios de las personas que han solicitado oración: Nos dijeron que el hombre secuestrado en Nigeria fue liberado en una semana; muchos experimentan curaciones milagrosas; pero sobre todo, las personas son fortalecidas y consoladas en tiempos de sufrimiento. ¡Jesús oró y revolucionó el mundo! La oración era parte de su ministerio de sanación, liberación y provisión para los necesitados. Jesús estaba en constante comunicación con el Padre, incluso enseñó a sus discípulos a orar. La oración nos permite entender la perspectiva de Dios y alinear nuestra voluntad con su naturaleza divina. Cuando intercedemos por los demás nos convertimos en socios de Cristo en su ministerio de amor; cuando compartimos nuestras preocupaciones con Dios omnipotente, omnisciente y omnipresente, hay un cambio en la atmósfera; nuestra oración fiel, unida a la voluntad de Dios, puede mover montañas. "Te suplicamos Señor que nos ayudes y nos defiendas: libera a los oprimidos, compadécete de los insignificantes, levanta a los caídos, muéstrate a los necesitados, sana a los enfermos, trae de vuelta a los de tu pueblo que se han extraviado, alimenta a los hambrientos, levanta a los débiles, quita las cadenas de los prisioneros; que todas las naciones lleguen a saber que solo tú eres Dios, que Jesús es tu Hijo y que nosotros somos tu pueblo, tu rebaño, amén" (San Clemente).
By: Nisha Peters
MoreA la edad de seis años, una niña decidió que no le gustaban las palabras "prisión" y "ahorcado". Lo que no sabía era que, a la edad de 36 años, estaría caminando con prisioneros condenados a muerte. En 1981, el impactante asesinato de dos niños pequeños se convirtió en noticia de primera plana en Singapur y en todo el mundo. La investigación condujo al arresto de Adrian Lim, un médium que había abusado sexualmente, extorsionado y controlado a una serie de clientes haciéndoles creer que tenía poderes sobrenaturales, torturándolos con "terapia" de electrochoque. Una de ellas, fue Catherine. Ella había sido mi alumna y había acudido a él para tratar su depresión tras la muerte de su abuela. La había prostituido y abusado de sus hermanos. Cuando me enteré que la acusaban de participar en los asesinatos, le envié una carta y un hermoso cuadro del Sagrado Corazón de Jesús. Seis meses después, ella respondió preguntando: “¿Cómo puedes amarme cuando he hecho cosas tan malas?” Durante los siguientes siete años visité semanalmente a Catherine en prisión. Después de meses de orar juntas, quería pedir perdón a Dios y a todas las personas a las que había herido. Después de haber confesado sus pecados, tuvo tanta paz que era como una persona diferente. Cuando fui testigo de su conversión, estaba fuera de mí de alegría, pero mi ministerio con los prisioneros apenas comenzaba. Recordando el pasado Crecí en una amorosa familia católica con 10 hijos. Todas las mañanas íbamos todos juntos a misa y mi madre nos recompensaba con un desayuno en una cafetería cerca de la iglesia. Pero después de un tiempo, dejó de ser alimento para el cuerpo y pasó a ser únicamente alimento para el alma. Puedo recordar mi amor por la Eucaristía en aquellas misas matutinas con mi familia, donde se sembró la semilla de mi vocación. Mi padre hacía que cada uno de nosotros nos sintiéramos especialmente amados y siempre corríamos alegremente a sus brazos cuando regresaba del trabajo. Durante la guerra, cuando tuvimos que huir de Singapur, él nos educaba en casa. Nos enseñaba fonética todas las mañanas y nos pedía que repitiéramos un pasaje en el que alguien fue condenado a muerte en la prisión de Sing Sing. A la tierna edad de seis años ya sabía que no me gustaba ese pasaje. Cuando llegó mi turno, en lugar de leerlo, recité el Salve Santísima Reina. No sabía que algún día estaría orando con los prisioneros. Nunca es demasiado tarde Cuando comencé a visitar a Catherine en prisión, algunos de los otros prisioneros mostraron interés en lo que estábamos haciendo. Cada vez que un prisionero solicitaba una visita, me alegraba reunirme con él y compartir la amorosa misericordia de Dios. Dios es un Padre amoroso que siempre está esperando que nos arrepintamos y volvamos a Él. Un prisionero que ha violado la ley es similar al hijo pródigo, que recobró el sentido cuando tocó fondo y se dio cuenta diciendo: “Puedo volver a mi Padre”; y cuando regresó con su Padre pidiendo perdón, el Padre salió corriendo para darle la bienvenida. Nunca es demasiado tarde para que alguien se arrepienta de sus pecados y vuelva a Dios. Abrazando el amor Flor, una mujer filipina acusada de asesinato, conoció nuestro ministerio a través de otros prisioneros, así que la visité y la apoyé mientras apelaba su sentencia de muerte. Después del rechazo de su apelación, ella estaba muy enojada con Dios y no quería tener nada que ver conmigo. Cuando pasaba por su puerta, le decía que Dios todavía la amaba sin importar nada, pero ella se sentaba desesperada mirando la pared en blanco. Le pedí a mi grupo de oración que rezara la novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y ofreciera sus sufrimientos específicamente por ella. Dos semanas después, Flor cambió repentinamente de opinión y me pidió que volviera con un sacerdote; ella estaba llena de alegría porque la Madre María había visitado su celda diciéndole que no tuviera miedo porque se quedaría con ella hasta el final. Desde ese momento, hasta el día de su muerte, sólo hubo alegría en su corazón. Otro recluso memorable fue un australiano que fue encarcelado por tráfico de drogas. Cuando me escuchó cantar un himno a Nuestra Señora, a otro prisionero, se conmovió tanto que me pidió que lo visitara regularmente. Su madre incluso se quedó con nosotros cuando vino de visita desde Australia. Finalmente, también pidió ser bautizado como católico. A partir de ese día estuvo lleno de alegría, incluso mientras caminaba hacia la horca. El superintendente allí era un hombre joven, y mientras el ex-traficante de drogas caminaba hacia su muerte, este oficial se adelantó y lo abrazó. Fue muy inusual y sentimos que era como si el mismo Señor abrazara al joven. Simplemente no puedes evitar sentir la presencia de Dios allí. De hecho, sé que cada vez, la Madre María y Jesús están allí para recibirlos en el cielo. Ha sido un gozo para mí creer verdaderamente que el Señor que me llamó ha sido fiel conmigo. El gozo de vivir para Él y para su pueblo ha sido mucho más gratificante que cualquier otra cosa.
By: Hermana M. Gerard Fernandez RGS
MoreLa vida nos golpea a todos, pero ¿alguna vez te has preguntado cómo es posible que algunas personas nunca son derrotadas? Para todos los expatriados que trabajan en Arabia Saudita, las vacaciones anuales son lo más esperado y relevante del año; yo también podría decir que esperaba con ansias mi viaje de regreso a la India, el cual siempre tenía lugar en Navidad. Quedaban pocas semanas para el viaje cuando recibí un correo electrónico de mi familia; Nancy, una amiga íntima nuestra, les había llamado para decirles que Jesús estaba pidiendo oraciones especiales para mis vacaciones. Por supuesto, lo agregué a mi lista diaria de oración. No sucedió nada memorable durante la mayor parte de mi estadía, las semanas en casa pasaron rápido; llegó la Navidad y se celebró con el entusiasmo de siempre. Después de un mes y medio de días llenos de diversión, mis días de vacaciones casi habían terminado, no había ocurrido nada extraordinario, y el mensaje quedó en el olvido. Un duro golpe Dos días antes de mi viaje de regreso, decidí comenzar a hacer las maletas; el primer objeto de la lista fue mi pasaporte, ¡no pude localizarlo por ningún lado! Entonces recordé que lo había llevado a la agencia de viajes esa mañana para confirmar mi vuelo, y todavía estaba en el bolsillo de los jeans que me había puesto; sin embargo, unos momentos antes, boté los pantalones en el cesto de la ropa sucia sin siquiera revisar los bolsillos. Corrí a la lavadora y abrí la tapa: los jeans estaban dando vueltas; los saqué lo más rápido que pude y metí la mano en el bolsillo delantero; un sentimiento de pavor se apoderó de mí cuando saqué el pasaporte mojado. Los sellos oficiales de la mayoría de las páginas interiores estaban dañados, algunos de los sellos de viaje fueron desplazados y, lo más preocupante fue que la tinta del visado de entrada a Arabia Saudíta también estaba corrida. No tenía ninguna idea de qué hacer, la única opción era solicitar un nuevo pasaporte e intentar obtener un nuevo visado de entrada a mi llegada a la capital; sin embargo, no me quedaba suficiente tiempo para esto, mi trabajo estaba en riesgo. Mi batallón al rescate Abrí el pasaporte en mi cama y encendí el ventilador de techo, con la esperanza de secarlo; le conté al resto de mi familia lo que había pasado. Como de costumbre, nos reunimos en oración, le confiamos la situación a Jesús y le pedimos que nos guiara. También llamé a Nancy para contarle el percance; ella también comenzó a orar por nosotros; no había nada más que pudiéramos hacer. Más tarde esa noche, Nancy me llamó para decirme que Jesús le había dicho que ¡un ángel me llevaría a Riad! Dos días después, encontrando fuerzas en la oración, me despedí de mi familia, documenté mi equipaje y abordé mi primer vuelo. En el aeropuerto de Mumbai donde cambié de vuelo, me uní a la fila para el despacho de inmigración en la terminal internacional. Sintiéndome un poco ansioso, esperé con mi pasaporte abierto; afortunadamente, el oficial apenas miró hacia abajo antes de sellar distraídamente la página y despedirme. Lleno de la gracia divina, me sentí en paz. Después de que el vuelo aterrizó en Arabia Saudita, seguí orando mientras recogía mi equipaje y me unía a una de las largas filas en el puesto de control de inmigración; la fila se movía lentamente mientras el oficial examinaba cuidadosamente cada pasaporte antes de sellarlo con una visa de entrada; finalmente, me tocó a mí, con mi pasaporte abierto en la página correspondiente, caminé hacia él; en ese mismo momento, otro oficial se acercó y comenzó una conversación con él; mientras estaba inmerso en la discusión, el oficial de inmigración selló mi pasaporte con la visa de entrada, apenas mirando las páginas. Estaba de vuelta en Riad, gracias a mi ángel de la guarda que me había "guiado a través del fuego" en el momento justo. Guardián: entonces, ahora y siempre Sin duda, el viaje impulsó mi relación con mi ángel de la guarda; sin embargo, Jesús subrayó otra lección para mí: estoy siendo guiado por un Dios vivo que prevé cada obstáculo en mi camino; tomado de su mano, escuchando sus instrucciones y obedeciéndolas, puedo sortear cualquier dificultad. "Cuando te vuelvas a la derecha o a la izquierda, tus oídos oirán una palabra detrás de ti que dice: «Este es el camino, ve por él»" (Isaías 30, 21). Si Nancy no hubiera estado escuchando la voz de Dios, y si no hubiéramos estado orando como se me había indicado, mi vida podría haberse desviado del camino; desde entonces, cada Navidad es un cariñoso recordatorio de la providencia y el abrazo protector de Dios.
By: Zacharias Antony Njavally
MoreOBJECIÓN: “Las mujeres que han sido violadas deberían poder abortar sus fetos”. RESPUESTA: La violación es un crimen horrible, y tanto las personas a favor del aborto como las personas a favor de la vida están de acuerdo en eso. Es necesario que el peso de la justicia sea dirigido hacia el violador. Sin embargo, ¿podría un aborto ser ayuda para la mujer? Los resultados de una encuesta en la que participaron 200 mujeres que fueron víctimas de agresión sexual y concibieron hijos a partir de la misma, reveló que el aborto no resultó ser una ayuda. La información está documentada en el libro titulado: “Victims and Victors: Speaking out about their pregnancies, abortions, and children resulting of sexual assault” (“Víctimas y Victoriosas, hablando sobre sus embarazos, abortos y niños nacidos a partir de violaciones sexuales”), de Makimaa Sobie Reardon. El estudio mostró que, las mujeres que resultaron embarazadas tras una violación, no estaban interesadas en hacerse un aborto. Más bien, fue el entorno de personas que les llevaron a realizarse el aborto. Así mismo, el estudio reveló que las mujeres que se sometieron a un aborto asistieron a consejería, más por el aborto que por la violación. Y es que el abuso sexual había sido un acto de violencia cometido contra su persona, pero después del aborto, las mujeres sentían que eran ellas quienes cometían el acto de violencia. Este sufrimiento de culpa presente en las mujeres que abortan es totalmente ignorado por los medios, y esto es una vergüenza. Los testimonios de estas mujeres se pueden analizar más a fondo a través de organizaciones como “Rachel’s Vineyard” (El Viñedo de Raquel) y “Silent No More” (No Más Silencio). Después de reconocer la evidencia estadística, muchos se hacen esta pregunta: ¿Por qué agregar más mal al mal matando al niño? Las mujeres merecen compasión y ayuda ante esta terrible injusticia, pero ¿por qué no brindar compasión y ayuda también al niño? Nos ponemos en los zapatos de la madre y tenemos compasión de ella, pero no nos ponemos también en los zapatos del niño. El niño es tan inocente como la madre. ¿Debería ser asesinado ese bebé por el crimen del padre? Ese bebé podrá ser amado por su madre, y el poder del amor vencerá cualquier cosa.
By: Luke Lancaster
MoreNunca lo había conocido antes... y, sin embargo, dijo que le salvé la vida... Era la víspera del 4 de julio. Bella, mi hija de quince años y varios de sus amigos estaban arriba jugando videojuegos. Bajaron las escaleras y entraron en la cocina donde mi esposo y yo estábamos charlando. "Mamá, todos tenemos hambre. ¿Puedes hacer algunos sándwiches de queso a la parrilla para nosotros", preguntó Bella? "Claro", le dije. "Randy quiere hacerte una pregunta", dijo Bella. Randy caminó hacia la estufa. "Has estado aquí una vez antes, ¿no?" Le dije mientras agarraba una sartén y encendía la estufa. "Sí, hace un mes más o menos", respondió con una gran sonrisa cálida. "Así es. ¿De dónde eres?" Pregunté. "Bueno, mi familia es de Marruecos", dijo. El disparador Randy tenía una presencia dulce y amable. No estaba seguro de si fue a la escuela secundaria con Bella o si se habían conocido a través de las redes sociales, partidos de fútbol o una fiesta. "Wow, qué exótico", dije con una gran sonrisa. "¿Entonces vas a la escuela de Bella?" "No", dijo. "Nos conocimos este verano en la playa". "Oh, está bien, ¿cuál es tu pregunta Randy?" "¿Hablaste a mi madre de un aborto cuando estaba embarazada de mí?" Me tomaron completamente desprevenida. ¿Quién es él? ¿Dónde vive?, me pregunté mientras lo miraba fijamente, desgarrando mi cerebro para recordar si había tenido una interacción con su madre hace mucho tiempo. Estaba segura de que no podría haber sido yo hasta que miré a Bella y Randy de pie uno al lado del otro. De repente, recordé una interacción con una mujer joven cuando estaba embarazada de Bella. "¿Cómo se llama tu madre?" Pregunté "Maryam", dijo. Los escalofríos corrían por mi columna vertebral. ¿Cómo diablos terminó su hijo en mi cocina ... y amigos de Bella? Lo miré a la cara. "Sí, lo hice". Dije. Randy corrió hacia mí y envolvió sus brazos alrededor de mí. Me apretó con fuerza. "Me salvaste la vida. Me salvaste la vida. Gracias. Gracias", seguía diciendo. Nos quedamos en la cocina encerrados en un abrazo durante varios minutos. Me volví hacia mi esposo, "¿Puedes creer esto? "No, no puedo", dijo, mirando con incredulidad. Randy llamó a su madre y la llenó de nuestra conversación. Luego me entregó el teléfono. "¡Le pedí a Dios que me ayudara a encontrarte de nuevo y lo hizo! ¿Puedes creer que Randy y Bella son amigos?", dijo Maryam mientras su voz se quebraba de emoción. "No puedo creer nada de esto Maryam. Verdaderamente, estoy abrumada", le dije. Antes de colgar el teléfono, hicimos planes para reunirnos para "ponernos al día" con los últimos quince años de nuestras vidas. Mi esposo seguía sacudiendo la cabeza. "Recuerdo cuando llegaste a casa esa noche. Te dije que estabas loca porque no había forma de que la convencieras de no abortar", dijo. Recordé esa noche hace casi dieciséis años. Era sábado y estaba cenando con mis hermanas y algunos amigos. Me senté a la cabeza de la mesa porque estábamos celebrando mi cuarto embarazo. Nuestra camarera era una hermosa y elegante joven de cabello oscuro que también estaba embarazada. Un tesoro interior Después de la cena, la camarera me entregó lo que sobro de mi cena y luego se puso en cuclillas a mi lado y susurró: "Ojalá pudiera celebrar mi embarazo también, pero no puedo. Tengo un aborto programado para el próximo miércoles por la mañana". Me quedé conmocionada y triste. "¿Por qué estás teniendo un aborto?" Pregunté. "No estoy casada, y en mi país de origen mis padres serán exiliados de su ciudad y perderán su negocio si alguien descubre que su hija no está casada y con un bebé". "Eso es terrible, pero ¿cómo lo sabrán?" "Ellos lo sabrán. No entiendes", dijo. "Tienes razón, no puedo entenderlo, pero lo que sí sé es que Dios quiere que tengas este bebé, o no te lo habría dado". "No soy cristiana como tú, soy musulmána. No tengo el mismo Dios que tú", dijo. "Sí, si lo tienes. Solo hay un Dios", le dije. "Mi novio y yo estamos disgustados; las cosas están muy mal entre nosotros". "Lamento que estés en esa situación. Tengo otros tres hijos. Cuando a mi hijo mayor le diagnosticaron una enfermedad rara y mortal desde el principio, y no podíamos imaginar que todavía estaría con nosotros hoy. Y ahora, a los 42 años, estoy embarazada de mi cuarto hijo y me enfrento a mi cuarta cesárea. Pero a pesar de eso, puedo decirte que no importa lo que suceda con tu novio, y a pesar de tu difícil situación, este niño será tu tesoro, ya verás". "No tengo a nadie, no puedo hacer esto". "Me tienes. Dame tu número y te llamaré por la mañana". Miré su gafete de identificación mientras anotaba rápidamente su número de teléfono celular y nos despedimos. Llamé a Maryam a la mañana siguiente. Explicó su situación financiera y compartió algunos de los detalles de su relación con su novio. Entendí por qué pensaba que su única salida era un aborto. No podía imaginar estar en su situación. Le conté sobre un centro de embarazo local y le di su número de teléfono. Contra viento y marea El día antes de su aborto programado, volví a llamar a Maryam. Ella compartió la increíble noticia de que el centro de embarazo iba a ayudarla y que había cancelado su aborto. Continuamos hablando de vez en cuando durante nuestros embarazos, pero después de que nacieron nuestros bebés perdimos el contacto entre nosotros. Miré a Randy. "Tu madre era una hermosa joven que quedó embarazada y se encontró en un lío sin esperanza. La noche que nos conocimos, se sintió sola, perdida y llena de vergüenza. Todo lo que hice fue recordarle que Dios no construye casas de vergüenza, la gente sí. Él construye casas de gracia, y él quería darle un tesoro irrepetible en ti. El coraje de tu madre para tenerte contra viento y marea fue heroico. Estoy agradecida de haber sido una de las pequeñas piezas que Dios reunió a través de un encuentro casual. Me volví hacia Bella. "Y tú también fuiste una parte importante de esto, porque Maryam nunca habría confiado en mí si yo no estuviera embarazada también". Los hermosos ojos en forma de almendra de Bella se abrieron de par en par mientras sonreía con orgullo. Amar a Maryam y escucharla esa noche requirió muy poco de mí. Después de todo, ella no era mi hija soltera y embarazada. Me preguntaba si habría reaccionado igual si hubiera sido mi hija. Mi interacción con Maryam me desafía a ser una madre que responde a los errores y fallas de mis hijos con gracia y creencia en su bondad en lugar de vergüenza y juicio. Quiero ser la persona a la que acuden cuando están en problemas para poder recordarles que no son sus errores. Quiero que sepan que he hecho muchos líos en mi vida a través de mis errores, fallas y pecados, pero a través de ellos he experimentado el amor redentor y transformador de Dios, y ellos también pueden.
By: Rosanne Pappas
More¿Te preguntas cómo responder a esos comentarios sobre tu testimonio de vida? ¡Aquí están las 3 mejores respuestas sólo para ti! La semana pasada, estacioné nuestra gran camioneta en la parte delantera de la tienda local. Después de rápidamente obtener algunos artículos de comida, volví y encontré a mis hijos conversando con los ocupantes del vehículo estacionado junto a nosotros: un padre y su hijo joven. En una pequeña ciudad tal como nuestra, siempre hay relaciones tenues con otras personas. En este caso, el joven en la camioneta había asistido al preescolar con nuestro cuarto hijo y quiso saludarlo. La puerta a nuestra camioneta fue abierta para dar lugar a tal saludo. Pude ver la mente del padre sobresaltarse cuando contó el número los niños en mi vehículo, seis, y luego el noto que mi barriga anunciaba la espera del número siete. Su comentario fue uno de aquellos con los que las familias grandes se encuentran tan a menudo que molestan: “Debería conseguir una Televisión”. Añadió “o algo” a su comentario y una risa torpe que sólo demostró que había reconocido la grosería de su comentario. Pero ya era demasiado tarde para devolverlo. Sonriendo con una sonrisa muy forzada, nos despedimos y volvimos a casa. Esta no era la primera vez que había encontrado tales comentarios, y no sería la última. La verdad es que el tamaño de mi familia de alguna manera enfrenta oposición por una gran parte de la sociedad. “Ellos simplemente no pueden entender”, dice una amiga mía, y mamá de seis, “qué alegría experimentamos al ser bendecidas con una familia tan grande”. Ella tiene razón. Ser bendecido con una familia numerosa es algo muy diferente a adherirse a los 2 o 1 hijos por familia y, desde el exterior, parece muy contracultural. Por supuesto, es contracultural, pero no debería serlo. No todos estamos llamados a tener una familia "grande", pero estamos llamados a estar abiertos a la vida. Para algunos, esto significa una familia grande, pero para otros significa una familia pequeña, encontrarse con el embarazo y la pérdida del bebé, lucha con la fertilidad, crianza o la adopción. Independientemente del tamaño o la forma de nuestra familia, todos podemos dar testimonio de la profunda bendición de estar abiertos a la vida. 1.Irradiar alegría La noticia de un nuevo embarazo debe ser de gran alegría. Hay algunas veces y algunas situaciones, cuando esta noticia podría ser más tenue. Independientemente de lo que sea, siempre se debe celebrar una nueva vida. Cuando te encuentres con otros, ya sea que compartan tu perspectiva abierta a la vida o no, déjales ver la alegría que este anuncio lleva consigo. La alegría es contagiosa, y algo que a menudo lamentablemente falta en nuestro mundo de hoy. Tal vez todavía no pueden entender por qué querrías tener tu cuarto, sexto, séptimo o undécimo hijo, pero aun así deberían poder dejar su encuentro contigo sabiendo que estás encantada de estar esperando otro bebe que te causa alegría. 2.Responder con humor, no con ira Hay algún número de respuestas que uno podría dar a esas frases: “¿que no tienes una televisión?” O, "¿que no tienes las manos llenas?" y así sucesivamente. Pero algunos probablemente no son caritativos. No vamos a cambiar corazones al responder con coraje, o, seamos honestos, con cualquier respuesta que demos. Pero, tal vez podamos sembrar una semilla. A una madre conocida mia le gusta contar la siguiente historia de la respuesta de una madre a las siguientes preguntas : “¿por qué tienes tantos hijos? o ¿vas a tener otro?" La respuesta descarada: “¡Vamos a seguir hasta que nos guste uno!” O, alternativamente: "Sólo nos aseguramos de que tengamos muchos hijos para que nos cuiden en nuestra vejez". Quizás estas bromas no sean para todos. Pero el sentido del humor puede ser un gran instrumento en responder a las preguntas más complejas de los más seculares entre nosotros. San Juan Cantius nos anima a: "Luchar contra todos los errores, pero hacerlo con buen humor, paciencia, bondad y amor. La dureza dañará tu propia alma y arruinará la mejor causa." A lo mejor añadirle una dosis de humor será lo correcto. 3.Testigo sin palabras Aunque he recibido comentarios menos que ideales sobre el tamaño de nuestra familia, también he recibido los más hermosos. Una señora mayor en particular comenzó con el cliché: “¿no has tenido las manos llenas?” y agregó: "y eres tan bendecida" Claro que tiene razón. Somos increíblemente bendecidos y los que nos conoce, saben que nuestra apertura a la vida se extiende mucho más allá de nuestro propio hogar. Hemos tenido personas que vienen a nosotros en busca de ayuda, orientación y apoyo frente a embarazos no planeados, períodos difíciles después del parto, la realización de la adopción, y los altibajos generales de la crianza. A menudo los conocidos que no son católicos buscan nuestro consejo. En virtud del tamaño de nuestra familia, de alguna manera transmitimos nuestra creencia sincera de que todas las vidas son preciosas. Esta ha sido una consecuencia involuntaria de tener una gran nidada. En sí mismo, ha sido una inmensa bendición para nosotros apoyar a los demás. Sin querer deliberadamente pretendemos hacerlo, seguimos el consejo de San Francisco de Asís: "Predicad el Evangelio en todo momento. Cuando sea necesario, use palabras." Por lo tanto, aunque puedes esperar comentarios impertinentes, eso no significa que debas bajar el tono de tu propio entusiasmo al compartir las noticias de un embarazo, ya sea tuyo o de otra persona. Responde con alegría y humor, y continúa dando testimonio de la belleza y dignidad de toda la vida humana.
By: Emily Shaw
More¿Tienes miedo a la muerte? Yo también lo tenía, hasta que me enteré de este doctorado Cuando era niña, siempre me resultaba bastante intimidante asistir a los funerales. Me angustiaba al imaginar el profundo dolor que envolvía a los afligidos miembros de la familia. Pero con la pandemia, la noticia del fallecimiento de vecinos, familiares, feligreses y amigos me llevó a dar un cambio de 180 grados en la manera en que afronto la muerte. La muerte da menos miedo estos días. Ahora, parece un regreso gozoso a la casa del Padre después de haber hecho su voluntad en la tierra. El aumento constante de la transmisión en vivo de funerales por YouTube ha sido de alguna manera una experiencia muy edificante para mí. Me ha ayudado a comprender lo incierta que es la vida. "Nada es más seguro que la muerte, pero nada es más incierto que la hora de la muerte. "Por lo tanto, debemos estar preparados porque la muerte vendrá como un ladrón en la noche. San Gregorio afirma que Dios, para nuestro bien, nos mantiene oculta la hora de nuestra muerte, para que de esa manera podamos siempre ser encontrados, preparados para la misma. Recientemente, mientras reflexionaba sobre las últimas siete palabras de Jesús, escuché a un predicador hablar sobre la importancia de realizar un “doctorado”, que no sería otra cosa que “la preparación para una muerte feliz”. Al profundizar en esto, me encontré con un libro escrito por San Alfonso María de Ligorio titulado: “Preparación para la muerte”. Es una lectura obligada para cualquiera que se esfuerce por vivir una vida cristiana. Me hizo darme cuenta de la fragilidad de la vida en la tierra y de cómo debemos esforzarnos por vivir para el cielo. Me gustaría compartir algunas ideas importantes que cambiaron mi perspectiva general sobre la vida y la muerte. Toda la gloria mundana en nuestras vidas desaparecerá A la hora de la muerte, todos los aplausos, las diversiones y la grandeza desaparecen como la niebla. Las aclamaciones mundanas pierden todo su esplendor cuando se repasan desde el lecho de muerte. No vemos más que humo, polvo, vanidad y miseria. Por lo tanto, abstengámonos de perseguir títulos mundanos, para poder ganar la corona eterna. El tiempo que tenemos es demasiado corto para desperdiciarlo en vanidades mundanas. Los santos siempre contemplaron la muerte San Carlos Borromeo mantenía una calavera sobre su mesa para poder contemplar la muerte. El Beato Juvenal Ancina tenía este lema escrito en una calavera: "Lo que eres, yo fui una vez; lo que soy, tú serás". El Venerable César Baronio escribió: "¡Recordad la muerte!" sobre su anillo. Verdadero significado de "autocuidado" El cuidado personal no se trata de mimarnos con una variedad de delicias, ropa, diversiones y disfrutes sensuales del mundo. El verdadero amor por el cuerpo consiste en tratarlo con rigor, en negarle todos los placeres que puedan conducirle a la infelicidad y a la miseria eternas. Visitemos el cementerio a menudo Hay que ir allí no sólo a rezar por los muertos, sino como dice San Crisóstomo: “Hay que ir a la tumba a contemplar el polvo, las cenizas, los gusanos... y suspirar”. El cadáver primero se vuelve amarillo y luego negro. Después el cuerpo se cubre con un moho blanco y repugnante. Luego forma una baba pegajosa que atrae a los gusanos que se alimentan de la carne. Los gusanos, después de haber consumido toda la carne, se devoran unos a otros. Al final no queda más que un esqueleto fétido que con el tiempo se desmorona. He aquí lo que es el hombre: es un poco de polvo en el suelo de la trilla, que se lleva el viento. Ese 'mañana' para confesarse quizás nunca llegue ¿Qué pasa si hoy es mi último día en la tierra? Si cometo un pecado hoy y decido reconciliarme con Dios mañana, ¿qué sería de mí en la eternidad?, ¿cuántas almas pobres y difuntas podrían haber pasado por episodios tan lamentables? Una vez San Camilo de Lellis comentó: “Si todos estos cadáveres pudieran volver a la vida, ¿qué no harían para obtener la vida eterna?” Tú y yo tenemos la oportunidad de hacer cambios: ¿Qué estamos haciendo por nuestras almas? Nuestra vida actual es una guerra continua con el infierno, en el que estamos en constante peligro de perder nuestras almas. ¿Qué pasaría si ahora estuviéramos al borde de la muerte? ¿No le pediríamos a Dios que nos concediera un mes más o una semana más para que nuestra conciencia estuviera limpia ante su vista? Pero Dios, en su gran misericordia, nos está dando ese tiempo AHORA. Seamos agradecidos con Él, tratemos de expiar los pecados cometidos y utilicemos todos los medios para encontrarnos en estado de gracia. Cuando llegue la Hermana Muerte, no habrá tiempo para expiar los pecados pasados, porque ella vendrá cantando: “Date prisa, ya casi es hora de dejar el mundo; apresúrate, lo hecho, hecho está”.
By: Suja Vithayathil
MoreEn tiempo de problemas, ¿alguna vez has pensado: “si tan solo pudiera contar con alguien que me ayudara”, sin realmente comprender que tienes toda una muchedumbre a tu disposición personal? Mi hija me ha estado preguntando por qué no parezco la típica polaca si soy 100% polaca; nunca tuve una buena respuesta hasta esta semana, cuando me enteré de que algunos de mis antepasados son montañeses górales. Los górales viven en las montañas a lo largo de la frontera sur de Polonia; son conocidos por su tenacidad, su amor por la libertad y su vestimenta, cultura y música distintivas. Existe una canción folklórica góral que resuena una y otra vez en mi corazón, tanto que le compartí a mi esposo que siento como si me estuviera llamando de regreso a mi país. El enterarme de que tengo ascendencia góral ¡ha hecho que mi corazón se goce! La búsqueda de las raíces Creo que hay un cierto deseo dentro de cada uno de nosotros de entrar en contacto con nuestras raíces; eso explica los muchos sitios de genealogía y negocios de pruebas de ADN que han aparecido recientemente. ¿A qué se deberá esto? Tal vez se deba a la necesidad de saber que somos parte de algo más grande que nosotros mismos; anhelamos el significado y la conexión con aquellos que nos han precedido; descubrir nuestra ascendencia demuestra que somos parte de una historia mucho más profunda. No solo eso, sino que conocer nuestras raíces ancestrales nos da un sentido de identidad y solidaridad. Todos venimos de algún lugar, pertenecemos a algún lugar, y estamos en un viaje juntos. Reflexionar sobre esto me hizo darme cuenta de lo importante que es descubrir nuestra herencia espiritual, no solo la física. Después de todo, los humanos somos cuerpo y alma, carne y espíritu; por eso realmente creo que nos beneficiaría mucho conocer a los santos que nos han precedido; no solo debemos conocer sus historias, sino que también debemos familiarizarnos con ellas. Encontrar la conexión Tengo que admitir que no siempre he sido muy buena en la práctica de pedir la intercesión de un santo; esta es ciertamente una nueva adición a mi rutina de oración. Lo que me despertó a esta realidad fue el consejo de San Felipe Neri: "La mejor medicina contra la sequedad espiritual es colocarnos como mendigos en la presencia de Dios y de los santos, y andar como un mendigo de uno a otro y pedir limosna espiritual con la misma insistencia con la que un pobre de la calle pediría limosna". El primer paso es llegar a saber quiénes son los santos; hay muchos buenos recursos en línea. Otra forma es leer la Biblia; existen poderosos intercesores tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, y es posible que te identifiques con uno más que con el otro; además, hay innumerables libros sobre los santos y sus escritos. Ora por su guía y Dios te guiará a tu muchedumbre personal de intercesores. Por ejemplo, le he pedido ayuda a San David rey con mi ministerio musical, San José es mi recurso cuando intercedo por mi esposo y por el discernimiento laboral; pido ayuda a San Juan Pablo II, a San Pedro y a San Pío X cuando me siento llamada a rezar por la Iglesia; rezo por las mamás a través de la intercesión de Santa Ana y Santa Mónica; cuando rezo por las vocaciones, a veces invoco a Santa Teresita y a al Padre Pío. La lista continúa, el Beato Carlo Acutis es mi recurso para los problemas tecnológicos, Santa Jacinta y San Francisco me enseñan sobre la oración y cómo ofrecer mejor los sacrificios; San Juan Evangelista me ayuda a crecer en la contemplación; y sería negligente de mi parte no mencionar que a menudo pido la intercesión de mis abuelos, ellos oraron por mí mientras estaban en la tierra, y sé que están orando por mí en la vida eterna. Pero mi intercesora favorita de todos los tiempos siempre ha sido nuestra muy querida y amada Santísima Madre. A solo una oración de distancia Con quién pasamos el tiempo es importante; nos moldea en lo que nos convertimos. Realmente hay una "nube de testigos" que nos rodea y con la que estamos conectados de una manera real (Hebreos 12, 1); esforcémonos por conocerlos mejor. Podemos enviar oraciones sencillas y sinceras como: "Santo ____, me gustaría conocerte mejor; por favor, ayúdame". No estamos destinados a hacerlo solos en este viaje de fe, vamos en el camino de la fe en comunidad, como el cuerpo de Cristo; al mantenernos conectados con los santos, encontramos una brújula que nos proporciona dirección y una ayuda concreta para viajar con seguridad a nuestra patria celestial. ¡Que el Espíritu Santo nos ayude a ponernos en contacto con nuestras raíces espirituales, para que podamos crecer como santos y pasar la eternidad como una gloriosa familia de Dios!
By: Denise Jasek
MoreCuando te asalten pensamientos de inutilidad, prueba esto... Apestaba. Su cuerpo sucio y hambriento se consumió como su herencia desperdiciada. La vergüenza lo envolvió. Lo había perdido todo: su riqueza, reputación, familia; su vida estaba destrozada. La desesperación lo consumió. Entonces, de pronto, el rostro amable de su padre apareció en su mente. La reconciliación parecía imposible, pero en su desesperación “partió y fue donde su padre; pero cuando aún estaba lejos, su padre lo vio y se llenó de compasión; corrió, lo rodeó con sus brazos y lo besó. Entonces el hijo le dijo: 'Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo.’ Pero el padre dijo: ‘este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a vivir; ¡estaba perdido y ha sido encontrado!’ Y comenzaron a celebrar” (Lucas 15,20-24). Aceptar el perdón de Dios es difícil. Admitir nuestros pecados significa admitir que necesitamos a nuestro Padre. Y mientras tú y yo luchamos con la culpa y la vergüenza de ofensas pasadas, Satanás el acusador nos ataca con sus mentiras: “No son dignos de ser amados ni perdonados”. ¡Pero el Señor nos llama a rechazar esta mentira! En el bautismo, tu identidad como hijo de Dios quedó estampada en tu alma para siempre. Y al igual que el hijo pródigo, estás llamado a descubrir tu verdadera identidad y valor. Dios nunca deja de amarte, no importa lo que hayas hecho. “No rechazaré al que viene a mí” (Juan 6,37). ¡Tú y yo no somos excepciones! Entonces, ¿cómo podemos tomar medidas prácticas para aceptar el perdón de Dios? Busca al Señor, abraza su misericordia y sé restaurado por su poderosa gracia. Busca al Señor Busca tu iglesia o capilla de adoración más cercana y encuentra al Señor cara a cara. Pídele a Dios que te ayude a verte a través de sus ojos misericordiosos, con su amor incondicional. A continuación, haz un inventario honesto y valiente de tu alma. Sé valiente y mira a Cristo en el crucifijo mientras reflexionas: acércate al Señor. Admitir la realidad de nuestros pecados es doloroso, pero un corazón auténtico y vulnerable está dispuesto a recibir los frutos del perdón. Recuerda, eres un hijo de Dios: ¡el Señor no te rechazará! Abraza la misericordia de Dios Luchar contra la culpa y la vergüenza puede ser como intentar mantener una pelota de playa bajo la superficie del agua. ¡Se necesita mucho esfuerzo! Además de esto, el diablo a menudo nos lleva a creer que no somos dignos del amor y el perdón de Dios. Pero en la cruz brotaron sangre y agua del costado de Cristo, para limpiarnos, sanarnos y salvarnos. Tú y yo estamos llamados a confiar radicalmente en esta divina misericordia. Intenta decir: “Soy un hijo de Dios. Jesús me ama. Soy digno de perdón”. Repite esta verdad todos los días. Escríbelo en algún lugar que veas con frecuencia. Pide al Señor que te ayude a liberarte en su tierno abrazo de misericordia. Suelta la pelota de playa y entrégasela a Jesús: ¡nada es imposible para Dios! Ser restaurado En el sacramento de la reconciliación somos restaurados por las gracias de sanación y fortaleza de Dios. Lucha contra las mentiras del diablo y encuentra a Cristo en este poderoso sacramento. Di al sacerdote si estás luchando contra la culpa o la vergüenza, y cuando digas tu acto de contrición, invita al Espíritu Santo a inspirar tu corazón. Elige creer en la infinita misericordia de Dios al escuchar las palabras de absolución: “Que Dios te dé el perdón y la paz; y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. ¡Ahora estás restaurado en el amor incondicional y el perdón de Dios! A pesar de mis fracasos, le pido a Dios todos los días que me ayude a aceptar su amor y su perdón. Puede que hayamos caído como el hijo pródigo, pero tú y yo seguimos siendo hijos e hijas de Dios, dignos de su infinito amor y compasión. Dios te ama, aquí y ahora; entregó su vida por amor a ti. ¡Ésta es la esperanza transformadora de la Buena Nueva! Entonces, abraza el perdón de Dios y atrévete a aceptar con valentía su divina misericordia. ¡La compasión inagotable de Dios te espera! “No teman, porque yo los he redimido; te puse tu nombre, tú eres mío” (Isaías 43,1).
By: Jody Weis
MoreAlgo sucede ante la presencia de un bebé; si se presenta a un bebé en una habitación llena de gente, todos querrán verlo; las conversaciones se detendrán, las sonrisas se extenderán por los rostros de las personas, los brazos se abrirán para sostener al niño. Incluso el personaje más duro y cascarrabias de la habitación se sentirá atraído hacia el bebé. Las personas que momentos antes habían estado discutiendo entre sí, estarán arrullando y haciendo muecas graciosas al bebé; los bebés traen paz y alegría… es lo que hacen. El mensaje central y aun realmente desconcertante de la Navidad es que Dios se convirtió en un bebé; el omnipotente creador del universo, el fundamento de la inteligibilidad del mundo, la fuente de la existencia infinita, la razón por la que hay algo en lugar de nada, se convirtió en un niño demasiado débil incluso para levantar la cabeza; un bebé vulnerable que yace indefenso en un pesebre donde comen los animales. Estoy seguro de que todos los que estaban alrededor del pesebre del Niño Jesús —su Madre, San José, los pastores, los reyes magos— hacían lo que la gente siempre hace con los bebés: sonreían, le arrullaban y hacían ruidos raros. El cuidado y la preocupación por el bienestar de ese bebé los tenía a todos reunidos en torno a Él. En esto vemos la genialidad divina; durante toda la historia de Israel, Dios se esforzaba por atraer a su pueblo elegido hacia sí mismo y por atraerlo a una comunión más profunda con Él. Todo el propósito de la Torá, los diez mandamientos, las leyes dietéticas descritas en el libro de Levítico, la predicación de los profetas, los pactos con Noé, Moisés y David, y los sacrificios ofrecidos en el templo era simplemente fomentar la amistad con Dios y un mayor amor entre su pueblo. Un tema triste pero constante del Antiguo Testamento es que, a pesar de todos estos esfuerzos e instituciones, Israel permaneció alejado de Dios: la Torá ignorada, los pactos rotos, los mandamientos desobedecidos, el templo corrompido. Así que, en la plenitud de los tiempos, Dios determinó no intimidarnos ni ordenarnos desde lo alto, sino más bien convertirse en un bebé, porque ¿quién puede resistirse a un bebé? En Navidad, la raza humana ya no miraba hacia arriba para ver el rostro de Dios, sino hacia el rostro de un niño pequeño. Una de mis heroínas espirituales, Santa Teresa de Lisieux, era conocida como "Teresa del niño Jesús"; es muy fácil caer en la romantización de esta designación, pero debemos resistir esa tentación. Al identificarse con el niño Jesús, Teresa se esforzaba sutilmente por sacar de sí mismos a todos los que encontraba, para llevarlos a una actitud de amor. Una vez que comprendemos esta dinámica esencial de la Navidad, la vida espiritual se abre de una manera fresca. ¿Dónde encontramos al Dios que buscamos? Lo hacemos más claramente en los rostros de los vulnerables, los pobres, los indefensos, los niños. Es relativamente fácil resistirse a las demandas de los ricos, exitosos y autosuficientes; de hecho, es probable que sintamos resentimiento hacia ellos. Pero los humildes, los necesitados, los débiles, ¿cómo podemos apartarnos de ellos? Nos sacan —como lo hace un bebé— de nuestra preocupación por nosotros mismos y nos llevan al espacio del amor verdadero; esta es, sin duda, la razón por la que tantos los santos —Francisco de Asís, Isabel de Hungría, Juan Crisóstomo, la Madre Teresa de Calcuta, por nombrar sólo algunos— se sintieron atraídos al servicio de los pobres. Estoy seguro de que la mayoría de los que lean estas palabras se reunirán con sus familias para la celebración de la Navidad; todos estarán allí: mamá y papá, primos, tíos, tal vez abuelos y bisabuelos, algunos amigos que se encuentran lejos de casa; habrá mucha comida, muchas risas, muchas conversaciones animadas, muy probablemente una o dos discusiones políticas. Los extrovertidos se lo pasarán espléndidamente, a los introvertidos les resultará todo un poco más difícil. Estaría dispuesto a apostar que, en la mayoría de estas reuniones, en algún momento, se traerá un bebé a la habitación: el nuevo hijo, nieto, bisnieto, primo, sobrino, lo que sea; ¿podría instarles este año a que estén particularmente atentos a lo que ese bebé les produce a todos, para que se den cuenta del poder magnético que tiene sobre el grupo variado de personas reunidas? Y luego los invito a recordar que la razón por la que se están reuniendo es para celebrar al bebé que es Dios, y, por último, déjense atraer por el peculiar magnetismo de ese divino niño.
By: Obispo Robert Barron
More