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Sep 02, 2020
Disfrutar Sep 02, 2020

Una tarde, el Padre Pío se sentó solo en el balcón, justo afuera de su celda. Su asistente, el Padre Alessio pensó que sería una buena oportunidad para revisar algunas de las cartas que pedían su consejo, pero su respuesta lo sorprendió. “Ahora estoy muy ocupado,” dijo el Padre Pío. “No puedo contestar preguntas en este momento”

El Padre Alessio se sintió confundido. Le parecía obvio que el Padre Pío no estaba ocupado. Estaba sentado con el rosario en su mano, pero siempre llevaba el rosario. El Padre Pío explicó más tarde: “El día de hoy  han habido aquí muchos ángeles de la guarda trayendo mensajes de mis hijos espirituales.” Al pasar de los años, el Padre Alessio experimentó misteriosos golpes en su puerta, o susurros en su oído por parte del ángel de la guarda del Padre Pio, llamándolo a que asistiera al Padre Pío cuando él no podía caminar sin ayuda.

A cada ser humano se le ha asignado un ángel de la guarda que siempre ve el rostro de Dios. Su tarea es guiarnos a Su presencia; a los lugares que Dios ha preparado para nosotros en el cielo. Cuando necesites ayuda, pídele a tu ángel que te ayude. Envía a tu ángel de la guarda a que consuele a un amigo que esté en tiempos de angustia. Recuerda que siempre hay un testigo para tus obras.

Ángel de Dios, mi querido guardián, a quien Su amor me compromete; mantente a mi lado aún en este día, para iluminar y cuidar, gobernar y guiar. Amen.

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By: Shalom Tidings

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Sep 02, 2020
Disfrutar Sep 02, 2020

¿Plástico? ¿Cubierto de polvo? No este Chico

Una Noción Extraña

En un momento tuve que pensar que los santos eran de plástico y cubiertos de polvo, como demasiadas de las estatuas antiguas que había visto. ¿Qué podrían saber o por qué podrían preocuparse por mí y mi mundo? Pero durante un período de tiempo, comencé a tener un ‘sentido’ interior de que San José quería mi atención. No tenía idea de por qué. Pero esta impresión no se alejaba. A veces me arrodillaba ante su estatua en la iglesia y le dirigía una palabras como: «Hola, José, no te conozco. ¿Realmente quieres mi atención?» Nunca escuché respuestas. Pero aún así no podía dejar la idea de que estaba tratando de conectarse.

Soy una mujer soltera sin destreza para funcionamientos defectuosos — mecánicos o digitales — que a menudo se frustra cuando tales cosas ocurren. Como experimento, comencé a pedir la ayuda de San José con estas situaciones, y me di cuenta de que parecía responder de diversas maneras creativas. Me impresionó. Después de unos años, me convencí de que San José realmente era parte de mi equipo. Cuando les dije sonriendo a mis amigos: «¡Es mi hombre principal!»  San José siguió cuidándome en asuntos grandes y pequeños. Pero recientemente me protegió incluso antes de preguntar, cuando no sabía que necesitaba protección.

Mi amiga Kathy había dejado un mensaje pidiéndome que cubriera su hora de adoración al día siguiente. Como no podía responder a tiempo, sólo me presenté al día siguiente como ella había pedido. Inexplicablemente, me estacioné en un área del estacionamiento donde no suelo hacerlo, en el extremo norte en vez de hacerlo en el extremo sur del enorme estacionamiento. En la iglesia, mientras estaba de rodillas, vi pasar a mi amigo Andy. Pero no pasó. Se inclinó en mi banca y me susurró que la llanta trasera del lado del conductor estaba ponchada. Sorprendida, le di las gracias a Andy, le hice una oración rápida a San José para pedirle que se haga cargo, y dejé la llanta fuera de mi mente.  Mientras terminaba mi hora, Andy de repente reapareció. Esta vez su voz era urgente: «Absolutamente yo no conduciría con esa llanta. Tengo un dispositivo que puede inflarla. Iré a buscarlo. Regreso en diez minutos.”

Afuera, mientras esperaba a que Andy regresara, vino una amiga. Ella y yo hablamos acerca de la llanta y acordamos que no se veía muy ponchada. Estaba segura de que no habría ningún daño si conducía unas dos millas al taller de llantas. Pero no tenía forma de contactarme con Andy y no podía irme y dejarlo mientras él estaba haciendo todo lo posible para ayudarme. Además, tuve un pequeño pensamiento chismoso, ‘Andy es un ‘chico de coches’ de oficio. Podría tener un mejor «ojo para los coches» que yo. Por supuesto, cuando Andy conectó su aparato a mi llanta, la presión registraba 6 libras en lugar de las 30-35 libras que se suponía que tenía que ser. Mi llanta podría haber quedado destrozada si yo hubiera conducido en él. ¡Caramba! Mientras Andy estaba inflando la llanta, mencioné que estuve allí esa mañana a petición de Kathy. Para mi sorpresa, ¡él también! Parece que cuando Kathy no pudo contactarse conmigo también le pidió a Andy que cubriera su hora. ¿Quién sabía que los dos vendríamos?

¿Un Plan Celestial?

En el taller se le quitó un clavo a mi llanta y fue reparada sin costo alguno.  Mientras conducía a casa dandole gracias a Dios por Su cuidado, San José apareció en mi mente.  Y las preguntas empezaron a aparecer en mi cabeza: ¿Era San José parte de un plan celestial para protegerme ese día… o para protegerme de una posible exploción de llanta más tarde esa semana cuando estuviera viajando por carretera?

Andy y yo nos presentamos en adoración, y yo  me estacioné en el lado norte ese día, cuando normalmente me estaciono en el sur.  Y en ese gran estacionamiento, Andy, con su buen ojo de mecánico, se detuvo junto al lado de mi auto donde podía ver fácilmente mi llanta ponchada.

¿Todo esto era coincidencia? No lo sabré con seguridad en este lado del cielo.  Pero sé con seguridad que los santos no están lejos y a veces realmente se involucran en nuestros asuntos, tanto grandes como pequeños. Y a veces, incluso cuando no lo hemos pedido, sus huellas celestiales invisibles aparecen en los lugares más audaces. Sé que San José no es plástico.  Este tipo poderoso con influencia celestial demuestra una y otra vez que realmente me cubre mis espaldas. No sólo me ayuda a navegar por caminos traicioneros cada vez que lo pido, sino que a veces extiende su atención proactiva incluso cuando no tengo idea de que lo necesito.

Oh San José cuya protección es tan grande, tan fuerte, tan pronta ante el Trono de Dios, pongo en ti todas mis intereses y mis deseos. Ayúdame, por tu poderosa intercesión, para que siempre pueda buscar la Santa Voluntad de Dios. Sé mi protector y mi guía en el camino de la salvación. Amén.

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By: Margaret Ann Stimatz

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Sep 02, 2020
Disfrutar Sep 02, 2020

Al crecer en una familia grande de diez hijos con personalidades muy distintas, nuestra casa a menudo era ruidosa y se volvía un caos, pero estaba llena de amor y fe profunda. Tengo recuerdos vivos de mis hermanos y yo lanzándole charlas y desacuerdos a nuestra querida madre casi a diario.

Con frecuencia nuestra madre simplemente respondía a nuestras peleas recitando las Bienaventuranzas con su voz calmada y relajante: “Bienaventurados son los que construyen la paz, pues serán llamados hijos de Dios”. Al escuchar estas palabras, nos retirábamos y proponíamos firmemente llegar a un acuerdo y perdonar. Al pasar de los años, muchas de las palabras sabias de mi madre se han convertido en mi interior. Esa voz es particularmente fuerte ahora debido al tumultuoso mundo en el que vivimos.

Curiosamente, el mundo de hoy no es completamente diferente de la casa en la que yo crecí. Este mundo también es ruidoso y caótico, pero lleno de amor y fe. Aun con personalidades que se confrontan, ideales diferentes y pensamientos conflictivos, creo que hay un deseo común de paz, y un amor subyacente para los demás.

La oración favorita de mi padre era la simple pero bella oración de paz de San Francisco, la cual ha adquirido un mayor significado para mí a medida que he crecido. Es una oración perfecta para los tiempos en los que vivimos. No es simplemente una oración por la paz, sino que es una oración que busca una manera de convertirse en un instrumento para difundir la paz.

Pide que nos olvidemos de nosotros para poder cuidar a los demás y sanar este mundo que está profundamente herido y lastimado.  Mientras reflexiono en las palabras de esta oración que tocan el corazón, no puedo evitar sentir compasión y empatía por los que están heridos, y un sincero deseo de ayudar a sanar, consolar y traer la paz a donde pueda.

Este mundo sería muy diferente si todos adoptáramos las suaves palabras del tierno Santo de Asís y las implementáramos en nuestras vidas:

Señor, hazme un instrumento de tu paz.

Que donde hay odio, yo ponga el amor.

Que donde hay ofensa, yo ponga el perdón.

Que donde hay discordia, yo ponga la unión.

Que donde hay error, yo ponga la verdad.

Que donde hay duda, yo ponga la Fe.

Que donde desesperación, yo ponga la esperanza.

Que donde hay tinieblas, yo ponga la luz.

Que donde hay tristeza, yo ponga alegría.

Oh Maestro, ayúdame a nunca buscar ser consolado, sino consolar,

ser comprendido, sino comprender,

ser amado, sino amar.

Porque es dándose como se recibe,

es perdonando, como se es perdonado,

es muriendo como se resucita a la vida eterna.

Amén.

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By: Mary Therese Emmons

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Jun 03, 2020
Disfrutar Jun 03, 2020

Las novelas y películas pintan al matrimonio como el objetivo, el lugar de destino que acaba con el drama de una vez y por todas, y luego todos viven felices por siempre. Más realísticamente, debemos ver al matrimonio como una travesía, no como un lugar de destino. Muchos de nosotros cometemos el error de casarnos con un cónyuge perfecto imaginario. Desafortunadamente, ese personaje solo existe en los cuentos de hadas. No nos debe extrañar que los matrimonios siempre corren peligro. El certificado de matrimonio no es una garantía de un “final feliz”.

En cuanto a mi esposo Nilo y yo, nuestro matrimonio se empezó a deteriorar alrededor de nuestro 15vo aniversario, y yo dudaba seriamente de que podríamos reconciliar nuestras diferencias. Por la pura gracia de Dios, nuestro matrimonio pudo ser salvado a través de un retiro de renovación matrimonial. Fui con tantas ganas de “reparar” a mi esposo, ¡pero el Señor me enseñó que tenía que “repararme” a mí misma primero! ¡Qué revelación! Una relación personal y profunda con Jesús era lo que más necesitaba, antes de ser capaz de arreglar mi relación con mi esposo.

Era difícil, morir a mí misma todos los días e intentar comprender a mi esposo a través de un lente distinto, pero el Señor nos lo simplificó. El amor incondicional y el regalo del perdón nos ayudaron a encaminarnos. Aún hay días en los que el camino se hace tortuoso, pero he cambiado mi enfoque. Atesoro mi matrimonio como una bendición valiosa de Dios, que Él mismo nos ha confiado para que la cuidemos. Somos responsables de lo que hacemos con ella todos los días. Es demasiado preciosa para dejarla morir o dejarla de lado.

Hoy, soy facilitadora de un programa pre matrimonial para parejas que van a casarse. Y este es parte del recordatorio que siempre les doy: “El matrimonio se acaba en una hora, pero toma toda una vida permanecer casados de verdad.”

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By: Dina Mananquil Delfino

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Jun 03, 2020
Disfrutar Jun 03, 2020

¿Qué harías cuando te golpee la ansiedad? ¿Eres menos como Marta? Sigue leyendo para saber …

Todos estamos familiarizados con el relato del Evangelio de la visita de Jesús a la casa de Marta y María. María se sienta a los pies de Jesús, mientras que Marta está agobiada por las numerosas tareas requeridas para recibir a un visitante importante. Esto empeora porque siente que María no está contribuyendo nada, absolutamente nada, a este trabajo doméstico esencial.

Al igual que el hijo fiel en la parábola del Hijo Pródigo, Marta se siente difamada, subestimada y, hasta cierto punto, traicionada. ¿Por qué debería todo el trabajo recaer en ella cuando tiene una hermana que es igualmente capaz? ¿Por qué no puede tener un turno para descansar y escuchar a Jesús? Ciertamente no parece justo. Y luego, para rematar, cuando apela a Jesús, no obtiene la respuesta que está buscando. El no le pide a María que vaya en su ayuda. En cambio, parece amonestarla.

Ahora, no voy a mentir, siempre he simpatizado con Marta. Quiero decir, es bueno disfrutar de la compañía de los visitantes, pero el trabajo no se hará solo.

Soy una de esas personalidades de tipo A, los trabajadores perfeccionistas que trabajan duro, y siempre he luchado con este pasaje del Evangelio, especialmente ahora que soy una esposa ocupada y madre de seis. ¿A quién no le gustaría pasar todo el día a los pies de Jesús, disfrutando de su presencia, escuchando sus parábolas de primera mano y absorbiendo su verdad y sabiduría? Pero, en realidad, hay bebés para alimentar, niños que deben ir a la escuela, almuerzos para empacar, ropa para lavar, pisos para limpiar, etc… ad infinitum.

Sin embargo, si miramos de cerca lo que Jesús dice, aprendemos que Él no está reprochando a Marta por su trabajo, o incluso por elegir trabajar, sino por algo completamente diferente.

San Francisco de Sales explica: «Cuando nuestro Señor reprendió a Santa Marta, Él le dijo:’ Marta, Marta, estás ansiosa y molesta por muchas cosas ‘. Usted verá, si ella simplemente hubiera atendido sus necesidades, no se habría preocupado. Sin embargo, su resentimiento y preocupación por la perfección la hacen apresurada y agitada. Es por eso que Nuestro Señor la reprendió».

Si ella simplemente hubiera atendido sus necesidades … Qué simple suena eso, pero cuando nos sentimos envueltos por las necesidades de quienes nos rodean, podemos perder el enfoque y olvidar realizar nuestras tareas con cuidado y compasión. Marta fue advertida porque se volvió irracional y ansiosa en su prisa por completar este trabajo. Se obsesionó con el trabajo en sí y con quién debería participar en él, en lugar de para quién y para qué era.

María ha elegido la mejor parte, no solo por sentarse al lado de Jesús, sino por aceptar Su paz que el mundo no puede dar. La tranquilidad en su interior le permitió darse cuenta de que prestar atención a lo que dice su invitado es una prioridad más alta que apresurarse a traerle algo que no necesita en ese momento. Ella sabe que el trabajo de servicio todavía debe hacerse, pero puede esperar, y lo hará. Este momento nunca volverá a llegar, algo bueno que deben recordar los padres con sus hijos y cónyuges.

Si Marta hubiera realizado sus actos de servicio alegre y serenamente, podría haber disfrutado de Su compañía, en medio de completar sus tareas. Entonces, ella también podría haberse relajado a Su lado, sin ser afectada por las pasiones de frustración y celos.

Entonces, ¿cómo podemos ser más como María, para poder aprovechar estas oportunidades para sentarnos a los pies de Jesús? Aquí hay algunas maneras en que puede convertir su Marta-interior en una María-interior:

  1. Ora sin cesar

Comienza tu día de la manera correcta, en oración. Y continúa orando durante todo el día. Ofrécele todas tus alegrías, obras y sufrimientos a Él en tu Ofrenda de la Mañana. Asiste a misa regularmente, diariamente si puedes. Reza el Rosario todos los días en familia. Recita el Ángelus antes de dar Gracias en el almuerzo. Pasa tiempo en la Adoración al Santísimo Sacramento. ¡María se deleitó en la presencia de Jesús, por lo que deberíamos hacer lo mismo!

  1. Admite tus errores

Reconocer nuestros errores y fallas puede ser desalentador, pero reconocer nuestras propias deficiencias y fallas a través de un examen diario de conciencia puede ser tanto informativo como esclarecedor. Somos seres humanos defectuosos y vamos a cometer errores. No debemos detenernos en estos errores, sino simplemente reconocerlos, expresarles pena y repararlos. El Sacramento de la Penitencia es uno de los caminos menos apreciados y subutilizados hacia la gracia. Las Confesiones mensuales Regulares son una excelente ayuda para encontrar y mantener nuestra paz interior, al reconciliarnos con Dios, nuestros prójimos y nosotros mismos.

  1. Evite apresurarse

Esto es más fácil decirlo que hacerlo, como lo sé bien, pero, como explica San Francisco de Sales: «Nunca se realiza una tarea bien con impetuosidad y prisa.» ¿La solución? Intenta aceptar todas tus tareas con paz. Completalas en un orden prioritario y delega lo que pueda o deba.

  1. Pide ayuda

Si te sientes agobiado por una tarea o ansioso por la vida en general, busca ayuda. No hay daño en pedir una mano, si la necesitas. Deseas que sus amigos y familiares se acerquen a ti en busca de apoyo si lo necesitan, así que asegúrate de considerarte de la misma manera. Por supuesto, el orgullo puede interferir, pero quizás Dios ha introducido esta tarea en tu vida para ayudar a fomentar la virtud de la humildad en ti.

  1. Confía en Él

Dios es infinito. Es infinitamente misericordioso y generoso. No puede ser superado en generosidad. Renuncia a las cuidados, las cargas que te agobian, las ansiedades que te impiden lograr cualquier cosa y las preocupaciones de esta vida. Deja que Él te ayude. Confía en Su sabiduría y misericordia y verás que Él te dará todo lo que necesitas para soportar los tiempos más difíciles. Jesús nos exhorta a ser como los niños inocentes que confían en Él implícitamente. Ellos no se preocupan por cosas que les conciernen a ellos.

Un poco de desapego es algo bueno para todos nosotros, especialmente para nuestra Marta- interior.

Querido Jesús, eres la fortaleza de mi vida. Restaura mi alma y rompe las cadenas de ansiedad y pánico que me unen. Amén.

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By: Emily Shaw

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Jun 03, 2020
Disfrutar Jun 03, 2020

Alguien una vez le preguntó a un gran hombre el secreto de su éxito. Él respondió “Tuve un amigo que me amaba y tenía fe en mí. Él hizo que mi vida valiera la pena.”

¿Tienes algún amigo así? ¡Lo necesitas!

¿Has olvidado a Dios?

Así como la ráfaga de viento en el primer Pentecostés, el Espíritu Santo se mueve por el mundo inspirando a las personas a levantar el corazón en novenas de oración, pidiendo por las graves necesidades que atravesamos. Imaginarnos esta escena nos recuerda a aquellas personas que despiertan tarde y se apuran a ponerse al tanto de lo que se han perdido mientras dormían. Es una “ráfaga dorada” que acarrea un premio más grande que cualquier tesoro en este mundo.

Sí, necesitamos al Espíritu Santo cada día, no solo cuando tenemos alguna necesidad en especial, o en la Fiesta de Pentecostés o cuando se acerca el sacramento de la Confirmación. A pesar de que muchos tratan al Santo Espíritu como una figura del pasado, Él siempre está moviéndose en nuestro presente, inspirando aliento de vida en los corazones de hombres y mujeres alrededor del mundo.

Nuestro Señor Jesucristo tenía mucho que decir sobre lo esencial que es el Espíritu Santo en nuestra vida diaria.

“Rogaré al Padre, y Él les dará un Consolador, para que permanezca con ustedes para siempre” (Juan 14:16)

En cualquier momento, podemos pedirle al Espíritu Santo que venga en nuestro auxilio, en cualquier circunstancia. Mi esposa me dijo que una tarde se sentía exhausta y desmotivada al ver la cantidad de ropa que tenía que lavar y la multitud de oficios y diligencias que le quedaban por hacer. Cuando la fatiga la sobrecogió, exclamó “Espíritu Santo, ayúdame”. Tan pronto esas palabras dejaron sus labios, sintió el poder de Dios surgir dentro de ella, dándole la vitalidad que necesitaba para completar sus tareas.

Buscando minas de oro

A veces, estamos reacios a pedirle ayuda al Espíritu en asuntos triviales, pensando que el Espíritu Santo solo se preocupa por asuntos espirituales de gran importancia. Pero la verdad es que, cada pequeña parte de nuestras vidas es importante para Dios, y el propósito del Espíritu Santo es darnos la fuerza para cumplir la voluntad de Dios en todo. Nuestros trabajos, nuestros estudios, nuestros pasatiempos y en especial nuestras relaciones interpersonales son importantes para el Reino de Dios. El Espíritu Santo nos une en Su Amor y nos llena de la sabiduría que viene de Dios. Construir una relación con el Espíritu Santo es como cavar en una mina de oro que nunca se acaba.

La esposa de un amigo había luchado por años contra una desagradable enfermedad que afectaba su cuero cabelludo. Había intentado con una gran cantidad de remedios, pero nada parecía servir, y aquella condición médica solo empeoraba. Finalmente, mi amigo le pidió al Espíritu Santo sabiduría, y el buen Señor le reveló los nombres de las yerbas que podían aliviar la condición de su esposa. Las consiguió, investigó sobre ellas y consultó con un botánico. Cuando usó aquellas yerbas para hacer un remedio, su esposa se liberó completamente de aquella condición luego de algunos días de uso. Cuando lo compartió con sus amigos y allegados, ellos también se curaron de los problemas cutáneos que tenían. Mi amigo comenzó a producir este remedio y se convirtió en su modo de ganarse la vida, y continúa prosperando y ayudando a muchas otras personas, todo gracias a la sabiduría que viene del Santo Espíritu.

Siguiendo la inspiración

Santa Faustina supo que la ruta más corta para crecer en santidad es seguir la inspiración del Espíritu Santo. Ella escribió “Estoy esforzándome lo más que puedo para ser fiel, a lo largo del día, al Espíritu Santo y cumplir con lo que pide de mí”

El Espíritu Santo siempre está disponible para guiarnos, ayudarnos y protegernos. Hace unos días, necesitaba urgentemente un documento, pero no podía encontrarlo. Lo busqué en muchos lugares sin éxito, hasta que le pedí al Espíritu Santo que me revelara dónde estaba. Tan pronto dije esta oración, visualicé un estante en mi mente. Busqué hacia la izquierda de ese estante, y encontré el documento allí.

La Palabra de Dios nos recuerda que “El ladrón viene solo para robar, matar y destruir; Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (Juan 10:10) y que debemos “Guardar el buen tesoro que te he encomendado, con la ayuda del Espíritu Santo que vive en nosotros” (2 Timoteo 1:14). Nuestra fe es el tesoro más importante que Dios nos ha dado. La guardamos junto con otras muchas gracias que Él nos ha concedido, compartiendolas bajo la inspiración del Espíritu Santo.

Cuando el Espíritu Santo viene a nosotros, todo lo que le pertenece se vuelve nuestro—Su paz, Su alegría, Su bondad.

Ahora que nos acercamos al día de Pentecostés este año, oremos que nuestra amistad con el Espíritu Santo durante todo el año, para que Él nos renueve y nos fortalezca para enfrentar los retos de cada día.

Inspírame, Espíritu Santo, para que mis pensamientos sean santos.

Muévete en mí, Espíritu Santo, para que mi trabajo también sea santo.

Atráeme, Espíritu Santo, para que solo ame lo que es santo.

Fortaléceme, Espíritu Santo, para que pueda defender lo que es santo.

Protégeme, Espíritu Santo, para que yo pueda siempre ser santo.

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By: Antony Thomas

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Jun 01, 2020
Disfrutar Jun 01, 2020

Cuando le des a tu corazón en compás correcto, tu vida nunca volverá a ser la misma…

Yo crecí en una familia muy Católica en Texas, EE.UU.. Mi papá fue un Ministro de Jovenes por unos 20 años, así que la fe fue incorporada a mi familia desde mi juventud más temprana. Tristemente, el conocer la verdad acerca de Dios es Padre, Dios el Hijo y Dios es Espíritu Santo terminaron siendo solo mucha información acerca de Él, y yo realmente aun no lo conocía. Me faltaba la relación.

En la escuela secundaria, yo comencé a buscar un lugar al cual pertenecer. Pensando que finalmente ajustaría si tenía muchos amigos, me uni al grupo de teatro en el cual conocí a muchas personas. Al principio se sintió bien, pero después me di cuenta de que be estaba convirtiendo en la personas que ellos querían que fuera, y no la persona que yo quería ser ni quien Dios quería que yo fuera.

Cuando tenía 14 años, fui a un retiro que se convirtió en un momento crucial en mi vida. Finalmente conocí a otros jóvenes de mi edad que estaban entusiasmados acerca de la fe. Aunque estábamos a horas de nuestras casas, todos querían estar ahí. Su gozo era contagioso. Porque ellos me mostraron su amor por mí, yo sentí el amor de Dios hacia mi. Llegué a conocer quién es realmente el Espíritu Santo y como puedo reflejar su amor por los demas. Me imagino al Espíritu Santo como alguien que mantiene la llama de la fe ardiendo dentro de cada uno de nosotros.

Cuando fue confirmada a la edad de 15, estaba realmente emocionada de aprender que tan importante es el Espíritu Santo para la vida de la Iglesia. Se sentía como Pentecostés cuando el Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles, confundiendolos con con su poder y sus dones. El dia despues de mi confirmación, no sentí esa misma emoción apasionante. Sin embargo, llegué a entender que el Espíritu Santo aun mora more dentro de mi, sin importar como me sienta. Cuando me entrego a Él, eso le permite permite hacer su voluntad en mi vida en las vidas de los que me rodean.

En otro retiro, aprendí más acerca los dones del Espíritu Santo. Al principio de intimido, pero una noche, mientras estaba alabando a Dios con uno de los grupos de oración, sentí que el Espíritu Santo quería hablar a través de mi. El canto “Espíritu Santo, respira en mí” se repetía en mi mente. Los demás oraron sobre mí, y unos minutos después recibí el don de lenguas. Eso es lo mas hermoso que me ha sucedido en mi vida. En ese momento, yo solo deje que el Espíritu Santo dijera lo que yo nunca podría decir. Yo era como una vela encendida por la llama del Espíritu Santo. ¡Fue increíble darme cuenta de de que tan bella podría ser cuando me entrego a Dios y lo dejo que actúe a través de mí!

No tenemos que sentirlo para estar llenos de Él. No siempre tiene que ocurrir algo grande. Jesús se lo dio a los Apóstoles para para que recuerden sus palabras y sus obras, para que de esa manera ellos conocieran el amor del Padre y lo compartieran con todo el mundo. Al principio, yo había esperado que el Espíritu Santo fuera como un mapa que claramente me mostrara el punto de partida y el destino, pero me di cuenta de que Él es más bien como un compás que apunta a la dirección correcta. Cada dia tengo que decidir cómo seguir esa guía. El trabaja a través de mí cuando permito que su poder entre a mi corazón.

Ven Espiritu Santo, lléname de tu amor y guíame por el camino correcto. Dame la valentía y la fortaleza para actuar siempre de acuerdo a Tus Inspiraciones Santas. Amen.

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By: Monica Schaefer

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Jun 01, 2020
Disfrutar Jun 01, 2020

Sus suspiros profundos y oraciones simples nunca pasan desapercibidas …

Prepárate para sorprenderte con lo que hará por ti.

Vengo de un pequeño pueblo en Cork, Irlanda. Aunque crecí en una familia católica que asistía a la misa dominical y recibía los sacramentos, no practicamos muy bien nuestra fe. La Iglesia y una relación con Dios no estaban en el corazón de nuestra vida cotidiana familiar.

Llenando el Vacío

Desde una muy temprana edad, me sentí rechazada y sin valor porque me molestaban mucho en la escuela. En la universidad, busqué a Dios en los lugares equivocados, como el alcohol, las salidas nocturnas y otras personas. Para eliminar ese sentimiento de rechazo, traté de llenar el vacío con algo más que Dios, pero no me di cuenta de que todos esos placeres pasantes nunca me satisfarían.

Una noche, cuando regresé de una salida nocturna, estaba realmente cansada y deprimida. Mi madre me dio una pequeña tarjeta de oración «Milagro». Me sentí atraída por el Espíritu Santo, aunque no me di cuenta de eso en ese momento. Después de leerla, le dije a Dios: “Si realmente existes … si realmente estás allí, por favor contéstame. Por favor cambia mi vida. Me siento muy deprimida. Por favor, necesito tu ayuda…»

No volví a pensarlo hasta unos meses después, cuando me sentí obligada a renovar la oración. Poco después, mis padres me invitaron a ir a Medjugorje en Croacia. Mi motivación para ir fue disfrutar de unas vacaciones gratis al sol y tomar unas copas. Escuché que había algo religioso allí, pero no estaba realmente interesada.

Fe Asombrosa

En Medjugorje, fui recibida por personas que irradiaban una libertad y alegría asombrosas. Siguieron hablando de Jesús y María, como si los conocieran. Me contaron cosas asombrosas sobre la fe católica que me eran extrañas. No tenía idea de qué estaban hablando, pero realmente deseaba la alegría, la libertad y el amor que emanaban de ellos. Seguían instándome a ir a la confesión. «¡De ninguna manera!» Fue mi primera reacción, porque en ese momento estaba muy en contra de la Confesión. ¡Me preocupaba lo que el sacerdote pensaría de mí, que me juzgaría y me echaría! Sin embargo, anhelaba esta libertad, alegría y sentido de pertenencia. Quería saber dónde estaba destinada a estar y quién puedo ser. Finalmente, me sentí convencida de ir.

En mi camino al confesionario, una oración llegó a mi corazón. Era el Credo que había aprendido durante la misa. No lo sabía todo de memoria, pero el poder del Espíritu Santo me ayudó. Con cada palabra, realmente sentí que el Espíritu Santo me animaba. Cuando me arrodillé para confesarme, le di mi corazón al sacerdote sobre todas las cosas que había hecho mal en mi vida. La misericordia de Dios fluyó sobre mí y la paz llenó mi corazón. Cuando salí de allí, era una mujer nueva, caminaba alegremente en la fe, porque finalmente tenía una profunda convicción de que Dios realmente me amaba.

Una Sorpresa de Dios

A mi regreso, le pregunté al Señor por qué se me había revelado, a pesar de las muchas decisiones equivocadas que había tomado en la vida. De repente, vi las palabras de la «oración milagrosa» claramente en mi mente y me di cuenta de cómo el Señor respondió mi oración. Sentí una alegría increíble al saber que Dios había estado armando este plan durante meses, preparándome para el día en que me diera cuenta de su amor por mí en Medjugorje.

Necesitaba hacer muchos cambios, pero Dios me ayudó a alejarme de muchas personas y cosas que no me acercaban a Dios y trajo amigos y oportunidades increíbles a mi vida. El Espíritu Santo me dio una mayor comprensión y reverencia por la Misa y las Escrituras. Cuando escuché que se leían las Escrituras, me conmoví profundamente, porque el mensaje no era solo para las personas que vivieron hace 2000 años. Fue para mí viviendo en este momento. Dios quería que me hablaran esas palabras ahora mismo.

Abundante Alegría

Después de leer las Escrituras y sumergirme en la fe, tenía un gran deseo de aprender más, saber más, comprender más y amar más a Dios. Esto no fue de mi cabeza sino de mi corazón. Dios mismo sembró la semilla del gran amor en mi corazón.

Dios guió hacia mí a las personas que habían tenido un sufrimiento similar. Me pidió que hablara con ellos sobre cómo había experimentado el poder de la oración y la confesión. Fue increíble ver cómo Dios obró a través de esas conversaciones simples uno a uno, tal como esos asombrosos testigos en Medjugorje me llevaron a la fe. A veces, simplemente me pedía que me callara y oraba por esa persona en particular.

Uno de los mensajes que Nuestra Señora transmitió en Medjugorje es “¡Ora! Ora hasta que la oración se convierta en una alegría para ti». Nunca entendí eso hasta que perseveré en la oración. Ahora me encanta rezar y realmente se ha convertido en una alegría para mí. Agradezco a Dios todos los días por el don del Espíritu Santo que está trabajando a través de mí. No hay forma de que me mantenga firme en la fe hoy sin los dones del Espíritu Santo, especialmente la perseverancia.

Oh Espíritu Santo, enséñame a orar bien. Ayúdame a vivir una vida santa y a crecer en bondad y gracia. Amén.

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By: Anita Sheahan

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Jun 01, 2020
Disfrutar Jun 01, 2020

¡Una manera rápida, fácil y segura de Jesús!

Amor que floreció en primavera

Mi amor por María comenzó en mi infancia. Cuando mi madrina me dio un pequeño rosario de plata para mi Primera Comunión, papá me prometió: «Janie, si rezas tu Rosario todos los días, la Santísima Madre siempre te cuidará». Si no me unía a papá en su rosario diario, me preguntaba: «¿Has dicho tu rosario hoy?» Por lo general, admitiría que no, pero finalmente le prometí: «Cuando tenga 8 años, comenzaré». Desde mi octavo cumpleaños, he mantenido el compromiso de decir al menos un conjunto de Misterios todos los días.

Cuando Dios me llamó a la vida religiosa, me sentí atraída por las Hermanas Misioneras de la Inmaculada Concepción, en parte porque estaban dedicadas a María. Aprecié nuestro rosario diario antes de la oración de la tarde y las procesiones del rosario del sábado a la gruta de Lourdes. A menudo recurría a María cuando me sentía estresada por los desafíos de la enseñanza y el ministerio. Cuando acepté una invitación para enseñar en Taiwán, practique el único chino que aprendí, una versión fonética del Ave María, cientos de veces en el viaje en el avión allí.

Poco después de regresar de Taiwán, papá reveló que cuando nací, dijo: «Madre Bendita, ella es tuya». Vaya, qué gran Epifanía. Comprendí al instante por qué María era tan importante para mí. Esto explicaba por qué me sentía atraída a hacer una gruta con una estatua de Nuestra Señora en mi habitación cuando era niña, donde podía rezar su Rosario. Mi madre y mis hermanos no se habían sentido atraídos por el Rosario, e incluso se resistieron a rezarlo en familia. Siempre estoy agradecido de que mi papá me consagró a María de esa manera simple cuando nací.

Poder de la Consagración

Cuando nuestras Hermanas Misioneras se reúnen para orar, comenzamos: “Oh Jesús, a través del Inmaculado Corazón de María, te consagro esta hora (o día, o a mí mismo) como un acto de amor perfecto. . . . » Pero no hice una consagración formal durante muchos años. Cuando escuché que el lema del Papa Juan Pablo II era Totus Tuus, me pregunté qué significaba darle todo a Jesús a través de María. Luego, un amigo me invitó a unirme a un grupo para prepararme para la Consagración total de De Montfort, que hicimos en una iglesia en la ciudad de Nueva York en el 1990.

Durante mis cinco años en la Universidad Franciscana de Steubenville, dejé pasar varias oportunidades para unirme en la preparación para una Consagración del 8 de diciembre.

Luego, en el 1998, decidí hacerlo nuevamente como una renovación con otros en este campus de fervientes Católicos.  La oración de renovación de De Montfort se convirtió en una parte atesorada de mi oración diaria: «Soy todo tuyo, y todo lo que tengo es tuyo, mi Jesús más amoroso, a través de María tu santa Madre».

Mi Viaje a Casa

Un Sacerdote Mariano, el P. Michael Gaitley dijo que anhelaba ser un santo pero sentía que sus muchas fallas lo impedían. Sin embargo, cuando leyó que “La consagración a María es la forma corta, fácil, segura y más efectiva de convertirse en un santo” todo cambió. El P. Michael se inspiró para escribir 33 Días Hacia un Glorioso Amanecer, un retiro de hágalo-usted-mismo en preparación para la Consagración Mariana. La esencia de este método es la lectura diaria de los santos. Me inspiré reflexionando sobre los pasajes claves de San Luis de Montfort, San Maximiliano Kolbe, Santa Teresa de Calcuta y el Papa San Juan Pablo II. Usé 33 Días Hacia un Glorioso Amanecer para renovar y profundizar regularmente mi consagración a María y lo compartí con otros.

Realmente puedo afirmar que Nuestra Santísima Madre me ha cuidado maravillosamente. A pesar de mis debilidades y fallas. Nuestra Señora me ha llevado más cerca del Corazón de su Hijo, Jesús. El viaje de mi vida se ha enriquecido al contemplar sus mensajes de sus apariciones en Lourdes, Fátima y México. Todos los días camino con mi hermosa Madre, felizmente segura de que me llevara a casa al Cielo. Animo de corazón a otros a hacer y renovar esta consagración total a Jesús a través de María.

María, Madre mia, me entrego totalmente a ti como tu posesión y propiedad. Por favor, haz de mí, de todo lo que soy y tengo, lo que más te agrade. Déjame ser un instrumento adecuado en tus manos inmaculadas y misericordiosas para llevar la mayor gloria posible a Dios. Amén.

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By: Hermana Jane M. Abeln SMIC

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Jun 01, 2020
Disfrutar Jun 01, 2020

Tuve la experiencia más extraordinaria de amor al prójimo con una familia Hindú. Un caballero se acercó a nuestra casa y dijo, “Madre Teresa, hay una familia que no ha comido nada por tantos días. Haga algo.” Tomé algo de arroz y fui inmediatamente. Cuando vi a los niños, sus ojos brillaban de hambre. No se si tu alguna vez has visto el hambre, pero yo la he visto muy frecuentemente. La madre de la familia tomó el arroz y se fue. Cuando regresó, le pregunté “¿A dónde se fueron; qué hicieron?”Ella me dio una respuesta muy simple: “Ellos (una familia de vecinos) también tienen hambre.” Lo que más me sorprendió fue que ellos eran musulmanes. Y ella lo sabía. No traje más arroz esa tarde, porque quería que ellos, Hindúes y Musulmanes, disfrutaran el gozo del compartir. Esos niños estaban radiantes de alegría, y compartían esa alegría y paz con su mamá porque ella tenía el don de dar hasta que duela. Ves que aquí es donde el amor comienza: En casa con la familia” [Extraído de “Un Llamado a la Misericordia” por la Madre Teresa]

Esto sucedió en una ocasión cuando la violencia religiosa prevalecía en la India, y miles de personas morían en los enfrentamientos entre las comunidades Hindúes y Musulmanas. El regalo generoso y no egoísta que esta mujer sin dudar le dio a sus vecinos hambrientos, tocó muy profundamente a la Madre Teresa. Ella a menudo veía al pobre, pues su amor era simple y sus corazones estaban llenos de gozo. La Madre Teresa nos invita a aprender de los pobres y recibir su gozo al compartir nuestras bendiciones generosamente.

“No todos estamos llamados a hacer grandes cosas, pero todos podemos hacer cosas pequeñas con gran amor”

—Madre Teresa de Calcuta

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By: Shalom Tidings

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May 28, 2020
Disfrutar May 28, 2020

Siempre me ha encantado el libro de Los Hechos de los Apóstoles, y con frecuencia lo recomiendo a los que se acercan a la Biblia por primera vez. Lleno de narraciones coloridas, aventura, martirio, persecución, y jornadas por el mar, se vuelve en una lectura muy estimulante por supuesto. Pero me encanta especialmente porque nos muestra la emoción de ser seguidores de Jesús. Mucho antes de que existieran las parroquias, las diócesis, el Vaticano, y otras estructuras institucionales, existía esta banda de hermanos y hermanas que estaban tan abrumados y llenos de energía por la resurrección que fueron por el mundo llevando el mensaje de Jesús hasta sus muertes.

También presenta algunos maravillosos ejemplos de la predicación Cristiana, pues nos relata algunas de las primera proclamaciones Kerigmáticas de los apóstoles. Si le ponemos atención a estas predicaciones, aprenderemos mucho acerca de la buena predicación, pero también mucho acerca de la naturaleza del Cristianismo. Un buen ejemplo particular es el sermón dado por San Pedro el día de Pentecostés y descrito en el segundo capítulo de los Hechos de los Apóstoles.

Escuchamos que Pedro se puso de pie con los Once y levantó la voz. Primera Lección: toda doctrina y proclamación Cristiana legítima es apostólica, lo que quiere decir que está fundada en el testimonio de los primeros íntimos seguidores de Jesús. Los obispos deben predicar con precisión porque son sucesores de los apóstoles; a través de los obispos, los sacerdotes y diáconos están formalmente encargados de predicar. Esto es para asegurar que lo que los predicadores digan no sea debido a opinión privada o algún consenso cultural, sino más bien arraigado en la experiencia de aquellos que conocieron personalmente a Jesús.

Entonces ¿Cómo se ve la predicación apostólica? Pedro dice, “Que sepa, pues, con certeza toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien ustedes crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Mesías.” Notemos primero la fuerza, confianza y la inquietud de esta proclamación. No hay debilidad, vacilación o inseguridad en esto. Esto no es un predicador compartiendo sus dudas contigo o revelándose en la complejidad y ambigüedad de la fe. Esto es un hombre hablando (en voz alta) acerca de su convicción absoluta. ¿Y de qué estaba convencido?  de que “a este Jesús a quien ustedes crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Mesías.” Christos, el término Griego del cual viene la palabra Cristo, tiene un sentido de ungido, lo cual implica el nuevo David y significa el complimiento de las expectativas de Israel. La buena proclamación siempre pone a Jesús en relación a Israel, pues Él tiene sentido solo kata ta grapha (de acuerdo con las escrituras). Un Jesús sacado de la historia de Israel se convierte en poco tiempo en un simple maestro religioso o maestro de verdades espirituales eternas.

Y no solo es Cristo: Él también es Kyrios (Señor). El término tenía sentido Judio y Romano en tiempos de Jesús y Pedro. En la lectura Judía, se designa a Yahveh, el Dios de Israel, como Adonai (Señor en Hebreo). Este término era comúnmente un sustituto para la palabra impronunciable YHWH. Pablo, quien continuamente se refiere a Jesús como “Señor,” dice que a Jesús se le dio el nombre que está sobre todo nombre, por lo cual él se refiere al nombre de Dios.

La predicación que deja a lado u oscurece la divinidad de Jesús, por eso, no es predicación apostólica. Entonces, Kyrios también tiene sentido Romano, pues el César era llamado kyrios, es decir a quien se le debe toda lealtad. ¿Ves que tan Vanguardista y subversivo era declarar que Jesús es Señor, lo cual implicaba que el César no lo era? Y ¿Ves por qué los que proclamaban esto terminaban presos y/o ejecutados? Un obispo Anglicano del siglo XX expresó memorablemente la idea de la siguiente manera: “Cuando Pablo predicó, hubo disturbios; cuando yo predico, me sirven té.”

Noten, en seguida, que Peter no le hace cosquillas a los oyentes: “a este Jesús a quien ustedes crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Mesías.” No está golpeando ni tratando de ganar amigos e influenciar a las personas. Con la mayor franqueza y claridad posible, él menciona el pecado de su audiencia. Y esto es precisamente lo que «llega hasta el corazón» de sus oyentes. Creanme cuando les digo que los principios espirituales abstractos, los bromuros cansados ​​y las verdades morales intemporales no llegan al corazón de las personas. Y entonces gritan: «¿Qué debemos hacer?» El sermón de Pedro continúa: «Arrepiéntanse y bautícense para el perdón de sus pecados». Cada sermón verdaderamente evangélico debería llamar al arrepentimiento, a cambiar el rumbo de nuestras vidas. Si no lleva a la contrición y la convicción de cambio, no llega al corazón; no corta al corazón. Eso sí, esto no implica la moralización de una manera deslumbrante, sino la presentación del mensaje de Jesús en una manera tan clara y convincente que las personas naturalmente ven cómo se han quedado cortas y quieren cambiar.

Pedro concluye diciendo: “salvense de esta generación corrupta”. Los seguidores de Jesús son una nación santa, un pueblo apartado. Tenemos voluntad y mente renovada, y debemos perfilarnos claramente en el contexto del mundo. Si pensamos y actuamos como todos los demás, no hemos asimilado el Evangelio. Relativamente, si todo lo que escuchamos desde el púlpito es lo que se puede escuchar en los programas de entrevistas y en los grupos de discusión y en las conversaciones políticas, no hemos escuchado el Evangelio.

Finalmente, se nos dice que “Unas tres mil personas se unieron ese día [a la iglesia]”. Yo se que so nos dice que no nos preocupemos por los números, y por supuesto hay verdad en eso. Dios quiere que seamos, no triunfadores, sino fieles, como lo dijo la Madre Teresa. De cualquier modo, nos guste o no, a la BIblia le interesan los números. Una buena predica, si es verdaderamente evangélica, tiene la intención de atraer a la gente a la iglesia. El Hecho de que hoy se mantienen alejados de la Iglesia en masa, dice algo bastante negativo sobre la calidad de nuestra predicación.

A todos los predicadores, les recomiendo una consideración cautelosa de los sermones kerigmáticos en Hechos de los Apóstoles. Si tú predicas como Pedro, tal vez no te sirvan un té después de cada homilía, pero sabrán que el evangelio te ha llegado hasta el corazón.

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By: Obispo Robert Barron

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