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Sep 02, 2020 659 0 Jackie Perry
Encuentro

¿Confías?

Dios tiene un plan para ti, pero ¿qué pasa si no encaja en el tuyo? 

«Estoy preocupado», admitió gravemente el técnico de ultrasonido. Nuestros corazones se hundieron. Toda la emoción y la alegría que habíamos acumulado con la esperanza de ver a nuestro pequeño se vio amenazada por dos palabras que no esperábamos oír.

Mi marido y yo habíamos estado casados durante un año y medio, tratando de concebir durante esa misma cantidad de tiempo. Juntos habíamos soñado felizmente juntos con un futuro con una familia en crecimiento. Ambos deseábamos fervientemente traer vida a este mundo, criar y amar a esos niños, y ayudarnos el uno al otro a ser mejores personas y los mejores padres que podríamos esperar llegar a ser.

Después de un año y medio de tratar de quedar embarazada, sintiendo decepción tras decepción cada vez que veíamos un signo negativo en una prueba de embarazo, te puedes imaginar la alegría y la euforia que sentimos cuando finalmente vimos un resultado positivo. ¡Por fin éramos padres! Íbamos a tener un bebé y estábamos muy emocionados.

Esperamos tres semanas hasta nuestro primer ultrasonido y ninguno de nosotros imaginó que habría motivos de preocupación. Al final de nuestra cita, el técnico nos pidió que volviéramos en una semana para un segundo ultrasonido con el médico, porque el bebé no estaba midiendo como debería en casi ocho semanas.

En lugar de sumergirnos profundamente en el miedo y la preocupación, decidimos agradecer a Jesús por el don de la vida y confiar en Sus planes, fueran cuales fueran. Aún así, ambos oramos creyendo que la preocupación expresada en el primer ultrasonido era falsa y que nuestro pequeño estaba bien. Oramos con fe y oramos con confianza.

Sin embargo, a veces las cosas no salen de la manera que uno lo espera. A veces ni siquiera se sabe por qué. Volvimos para el segundo ultrasonido diez días después de el primero y nos dieron la mala noticia de que no había latidos del corazón y que un aborto era inevitable.

Cuando mi marido y yo caminamos por las puertas de ese hospital para nuestro segundo ultrasonido, ambos estábamos seguros de que Dios nos mostraría un bebé sano y próspero en la pantalla, y creíamos que eso era lo que veríamos. Sin embargo, Dios tenía otros planes—planes que eran difíciles de aceptar.

En un instante habíamos pasado de hacer crecer a nuestra familia a llorar la pérdida de nuestro bebé. No quería aceptar la noticia. Quería controlar el resultado y no quería que esto fuera nuestra nueva realidad, pero no había nada que pudiera hacer para cambiarlo.

Dios tenía diferentes planes en mente para nosotros, planes que implicaban dolor, sufrimiento y pérdida. Incluso en medio de toda la tristeza, decidimos aceptar Sus planes y seguir adelante en la búsqueda de esos planes, fueran los que fueran. Aun así, el aceptar los planes de Dios no siempre equivale a comprender los planes de Dios, ni la aceptación  de los planes de Dios equivale a sentirse cómodo con los planes de Dios. Queríamos que los planes de Dios fueran diferentes, pero teníamos que preguntarnos si íbamos a estar enojados con Dios o si íbamos a aceptar Sus planes para nosotros y confiar en él.

Después de todo, Dios dijo,

“Porque yo sé los planes que tengo para ustedes, planes de bienestar y no de calamidad, para darles un futuro y una esperanza. Ustedes me invocarán y vendrán a rogarme, y yo los escucharé. Me buscarán y me encontrarán, cuando me busquen de todo corazón. Me dejaré hallar de ustedes, y restauraré su bienestar…” -Jeremías 29:11-14

Si creemos en Jesús, entonces tenemos que confiar en Sus promesas, ¿no? El Padre Joe McMahon dijo una vez: «O Jesús mintió o no confiamos en Él». Jesús desea nuestra confianza. Desea nuestra creencia. Desea nuestra fe.

Así que cada vez que me siento destrozada por el vacío y la soledad que el aborto espontáneo produce, vuelvo a las palabras de Jeremías 29:11-14. Cada vez que siento dolor porque no vamos a tener a nuestro bebé los brazos aquí en la tierra, vuelvo a esas palabras.

¿Creo que Jesús es un mentiroso, o es posible que no yo confíe lo suficiente en Él en medio de mi dolor? ¿Creo que Jesús es un mentiroso, o es posible que me haya alejado de Él a causa de mi dolor?

¿Y tú? ¿Confías en el que te hizo existir? ¿Confías en la historia que Dios ha escrito para tu vida? ¿Confías en adónde te está guiando? ¿Confías en Él en medio de tu dolor?

No importa cuáles sean tus heridas y tus penas, AHORA es el momento de llevar esas heridas y penas al pie de La Cruz, de dejarlas allí para que tu Creador las maneje y las sane. Cuando estás en medio del dolor y la incertidumbre es exactamente cuándo debes poner toda tu confianza en el Señor, sin importar qué tan  difícil o doloroso parezca.

Pregúntate, ¿crees que Jesús mintió? ¿Crees que NO tiene un futuro de bienestar y esperanza diseñado solo para ti? ¿O es posible que simplemente no confíes lo suficiente en él?

Haz crecer tu confianza en el Señor. Entregale tu dolor y tu pena para que Él pueda hacerte de nuevo y revelar tu futuro destino. Permítete ser pequeño ante Él para que Él pueda mostrarte cuán grande es.

Oh Jesús, que cuando me sienta débil e indefenso, déjame sentir Tu presencia. Ayúdame a confiar en Tu amor protector y en tu poder fortalecedor, para que nada me asuste o me preocupe. En cambio, dejame vivir cerca de Ti, déjame ver Tu mano, Tu propósito, Tu voluntad a través de todas las cosas. Amén.

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Jackie Perry

Jackie Perry is a wife, mother, and inspiring writer. Her Catholic faith ignites her desire to share her journey of life on her blog jackieperrywrites.com *The article, ‘Do You Trust?’ appeared in the September/October 2020 issue of Shalom Tidings magazine. Scan now to read. (shalomtidings.org/do-you-trust)

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