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Sep 02, 2020 1242 0 Steffi Siby
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Cada Paso Cuenta

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Eslabón perdido

Mi testimonio no se trata de una poderosa conversión, un evento que cambió mi vida o una sanación milagrosa. Es un camino de pequeños pasos. Una jornada en la cual continuamente me tropezaba y caía, pero Dios siempre me levantaba y caminaba conmigo. Yo nací y crecí siendo católica. Sin embargo, como muchas personas podrían atestiguar, esto no siempre es suficiente. Participaba de los sacramentos e iba a la Iglesia regularmente, pero me faltaba una relación personal con Jesús.

Durante mi tiempo en la universidad, yo buscaba consuelo en Dios cada vez que me encontraba con dificultades. Él siempre estaba allí para mí, pero yo no siempre estaba para Él.  Había puesto a Dios en un rincón, y sólo acudía a Él cuando lo necesitaba. Él ciertamente era parte de mi vida, ya que yo seguía yendo a la Iglesia los domingos y oraba con frecuencia, pero no era parte central de mi vida. Mis propios intereses y deseos gobernaban mi mente. Realmente nunca me detuve para considerar cuál era la Voluntad de Dios.

Seis meses antes de mi graduación, mi mundo se puso de cabeza. Pasé por una fuerte depresión, y por mucho tiempo solo vi oscuridad. La desesperación y la desesperanza son difíciles de explicar con palabras, pero pienso que muchos de ustedes que están leyendo esto las han sentido en algún momento. Cuando atravesamos dificultades, acudimos a otros. Acudimos a Dios y nos refugiamos en Él, o huimos de Él cegados por la rabia.

Tristemente yo me aleje de Él. No podía entender por qué Dios me hacía pasar por algo tan horrendo si Él me amaba. Durante la mayor parte de ese año, me aislé completamente. Dejé de asistir a la Iglesia. Dejé de ir a cualquier parte en absoluto. Estuve atrapada sintiéndome avergonzada e inútil. Mi mente estaba invadida por pensamientos tales como ‘eres una carga’ y ‘todos estarían mucho mejor sin ti’.  Mi mente era como una prisión de la cual no me podía escapar.

Afortunadamente ese no era el fin de la historia. Uno de mis versículos favoritos de la Biblia es Romanos 8:28. “Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito”. Esto nos asegura que, pase lo que pase en nuestra vida, Dios lo resolverá para nuestro bien. También, amorosamente nos recuerda que hemos sido elegidos por Él y que Él tiene un propósito para nosotros. Esto se hizo evidente en mi vida cuando regresé a la fe con la ayuda de varias personas e incidentes que Dios seguramente puso en mi camino.

Pequeños Pasos.

Ahora yo era diferente. Asistía a Misa diaria y retiros mientras verdaderamente buscaba el amor de Dios. Sin embargo, la lucha con mi salud mental se seguía repitiendo. No progresaba ni me recuperaba, así que mi futuro se veía desolado. Constantemente estaba harta de la vida. La esperanza y la paz que Jesús prometió parecían ser muy lejanas. Como mencioné anteriormente, no hubo un momento mágico en el cual las cosas mejoraron para mí, como me hubiese gustado que ocurriera. Tuve que esperar el tiempo de Dios. Sin embargo, algunos pequeños pasos me ayudaron a avanzar hacia un estado más positivo.

Mi familia es mi más grande bendición. Ellos estuvieron a mi lado durante los momentos más oscuros, y estoy realmente agradecida con Dios por ellos. Hace aproximadamente un año que comenzamos a leer la Biblia por 30 minutos cada día, algo que aún seguimos haciendo. Aunque puede ser arduo, sobre todo cavando un poco en el Antiguo Testamento, definitivamente vale la pena perseverar. Cuando apreciamos que la Biblia es la Palabra Viva de Dios, nos damos cuenta de que hay una respuesta para todo.

«El objetivo de Satanás es entrar en tu mente y sus armas son las mentiras. Así que llena tu mente con la palabra de Dios» – Greg Locke.

Esta frase pone énfasis en cómo el Diablo usa mentiras contra nosotros como armas. Mis batallas eran principalmente en mi mente y me sentía atrapada. Luchaba con muchos pecados que seguían apareciendo una y otra vez. El demonio me decía que yo no era amada, que no valía y que estaba rota, cuando de hecho soy una hija amada de Dios. Hay algunas afirmaciones que la palabra de Dios nos da a cada uno de nosotros:

Yo soy hechura de Dios, creado en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las ponga en práctica.” (Efesios 2:10)

El Espíritu que está en mí es más poderoso que el que está en el mundo.” (1 Juan 4:4)

Pero yo soy linaje escogido para proclamar las obras maravillosas de aquel que me llamó de las tinieblas a su luz admirable.” (1 Pedro 2:9)

Amor Perfecto

Una de mis cosas favoritas de la fe Católica es el Sacramento de la Penitencia (reconciliación). El poder ir a la confesión y desahogarle mi corazón a Jesús ha sido de gran valor. El recibir Su perdón nos libera de la culpa y la vergüenza a la cual el diablo nos condena. El Espíritu Santo nos ayuda a darnos cuando estamos en el camino equivocado y necesitamos arrepentirnos y volvernos hacia Dios. Mientras nosotros hagamos esto, no hay nada de qué preocuparnos, aunque tengamos que recorrer este camino una y otra vez. Entre más nos hayamos alejado de Dios, más alegre se pone cuando regresamos, así como el padre celebró cuando regresó el hijo pródigo.

Me tomó un tiempo darme cuenta de esto y todavía no lo he comprendido por completo; No necesito hacer absolutamente nada para ganarme el amor de Dios. Es un regalo incondicional que Él derrama sobre nosotros. Su amor no depende de mí ni de mis imperfecciones. Depende de Su naturaleza, la cual es amorosa y misericordiosa. Aun en nuestros momentos más obscuros, esto nos da esperanza. En el libro del profeta Oseas, Dios proclama que Él transformará “el valle de la Desgracia en el paso de la Esperanza” (Oseas 2:15). Esto representa maravillosamente lo que sucedió en mi vida. A través de su amor, Dios transformó mis problemas en una oportunidad para tener esperanza y compartir esa esperanza con ustedes.

Paso a Paso

En retrospectiva, mi dolor me llevó a acercarme a Dios. Él es el único que ha estado realmente allí para mí en todo momento. Él no es solo el Dios majestuoso y todopoderoso, Él es mi consolador y amigo. He aprendido a aceptar más la voluntad de Dios y Su tiempo. Mi vida definitivamente no salió como lo planeaba, lo cual es bueno porque los caminos de Dios son más altos que mis caminos. “Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos son los míos,’ afirma el Señor. ‘Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra!’” (Isaias 55:8-9).

Muchos pequeños factores contribuyeron con el tiempo al aumento de mi fe. Me llevó a una apreciación y comprensión de Dios más profundas. También creo verdaderamente que el poder de la oración me ha ayudado a sobrevivir a los múltiples desafíos de la vida. Humildemente les pido que me mantengan en sus oraciones y que todos adoptemos una mentalidad de orar el uno por el otro. Como muestra mi testimonio, no necesariamente tenemos que hacer cosas ‘grandes’ para acercarnos a Dios. Todo lo que necesitamos es dar pequeños pasos. Espero que hoy sean capaces de dar un pequeño paso hacia Dios. Él los espera con amor, con los brazos abiertos.

Querido Dios, creo y espero firmemente en ti. Cada día me levanto para dar un paso más hacia ti. Todo lo que pido es la gracia de conocerte y amarte. Permíteme estar envuelta en tus brazos amorosos. Amén.

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Steffi Siby

Steffi Siby has a passion for reading and writing. She lives with her family in Blackpool, England. To read more of her articles visit: spreadyoursmile.home.blog/

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