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Abr 18, 2020 2683 0 Patricia Keane
Encuentro

Cuenta tus Bendiciones, no tus problemas!

¡Tienes un regalo raro y precioso dentro de ti, tan poderoso  que tú corazón se llena de alegría cuando lo otorgas.!  Ese regalo raro y precioso es la gratitud.

Quejas sin Importancia

Recientemente me estaba quejando de un asunto tan trivial, que nunca pensé que afectaría mi vida.  Tuve que detenerme, recordar y cumplir la promesa que le había hecho a Nuestra Señora hace muchos años, en medio de la privación y la pobreza en los campos de refugiados de Bosnia-Herzegovina.

Castigándome me disculpé con Dios y me dispuse a agradecerle por cada bendición.   Más tarde, en la noche, en la misa recé: “Señor, mis quejas deben lastimarte cuando has llenado cada día con gracia, bendiciones y dones”.  Debo parecerte tan desgraciado.  Mis lágrimas se llenaron mis ojos mientras reflexionaba sobre mis egoístas demandas.

Cuando contemplé con alegría los abundantes regalos de mi amoroso Padre, me sentí culpable por quejarme.

Renuevo mi determinación de agradecer a Dios todo el día, a pesar de mis pequeñas irritaciones. ¿Cómo podría no desilusionarme, cuando no me salían las cosas como yo quería, o cuando Dios no respondía mis oraciones, de la manera que yo esperaba? 

Cuenta esas Bendiciones

Dios nuestro Padre, nos ayuda a aceptar lo que recibimos, en lugar de tener grandes expectativas y caer en el descontento.  A menudo, he sido más bendecido cuando Nuestro Padre no me dio lo que pedí, porque habría sido perjudicial para mi vida.  Ahora estoy muy agradecido por las veces en que Dios me dio algo mejor.  Aunque tuve que controlar mi impaciencia cuando tuve que esperar; siempre había un resultado mejor, cuando dejaba que Dios lo resolviera.

Don de Lágrimas

La semana pasada, sentada frente al Santísimo Sacramento, decidí hacer una lista en mi mente, de todas las  bendiciones extraordinarias que Dios me ha dado, desde que empecé un viaje de peregrinación con nuestro Señor y Nuestra Señorea en el nuevo milenio.

Empecé a agradecerle a Dios por darme el coraje de aceptar mis miedos y de aceptar la responsabilidad de las consecuencias de mis actos, cuando tenía la culpa.

Después de mi primer viaje a Medjugorje en 1998, y recuerdo mis primeros días, cuando estaba lleno de miedo. Cuando tenía que tomar grandes decisiones me sentaba a adorar a Nuestro Señor todos los días durante meses, hasta que me sentía tranquilo de que Jesús me cuidaría.

Cuando enfrenté esos tiempos difíciles, y saber que no sería fácil, pero al repetir con frecuencia: “Jesús en ti confío”, sentía calma y una gracia extraordinaria.

A medida que crecía espiritualmente, contemplé las penas que emanaban de lugares oscuros y profundos en los recovecos de mi mente; lugares a los que nunca quise ir.  Empecé un largo y arduo viaje de  perdón hacia mi abusador, que terminó muchos años después en una oración por su alma, mientras me arrodillaba junto a su tumba.

El don de las lágrimas terminó el trauma que había tenido dentro de mi y dio paso al aire y alivio que me faltaba para respirar.

El tartamudeo de mi  infancia comenzó a disiparse.  Para el año 2005, había sanado y mi vida se convirtió  libre  y enriquecida con confianza. Por primera vez pude hablar en público sin experimentar altos niveles de ansiedad.

¡Los Milagros Ocurren!

Durante todos esos años fui sostenido por la gracia, para servir a los pobres y desplazados en Bosnia Herzegovina.  En diciembre de cada año las familias desplazadas se mudaban a sus nuevos hogares, nuestro regalo para ellos. Mientas observaba a los niños crecer en carácter, fuerza y confianza y a los adultos que tenían una vida digna, una vez más, vi milagros ocurrir.  Estaba asombrado de las cosas que hizo Dios por sus pobres y olvidados.  Su generosidad es inigualable.

En la riqueza de la misericordia de Dios, el gran agujero que quedaba en mi corazón porque no podía tener hijos, estaba lleno del tierno amor de los pequeños corazones de toda Bosnia-Herzegovina.

Cuando dejé atrás el dolor, el odio, la ira y la decepción, encontré el amor en todas partes.  Debido a que caminé con Dios, ya no tenía miedo de aceptar los abrazos y afecto de las personas desplazadas, las más vulnerables, particularmente aquellas que tenían problemas de salud mental y deformidades físicas.  A medida que sentía mi confianza en Jesús, lo experimentaba cada situación.  A veces mi corazón ardía de amor cuando lo abría, para consolar y cuidar a los quebrantados, enfermos, mutilados y moribundos.

Nunca pierdas la Esperanza

Mi tiempo de Bosnia-Herzegovina fueron los 15 años más enriquecedores de mi vida.  Nuestro Señor Jesús y Nuestra Santísima Madre María, me habían enseñado sobre la importancia primordial de la salvación, la conversión de las almas y cómo perdonar, amar y aceptar a las personas por lo que son.  Rezo por todos los hijos de Dios, independientemente de sus creencias.

La firme fé de los católicos de Bosnia-Herzegovina, en medio del sufrimiento, me inspiró a contar sus historias en el libro “Viaje de diez mil Sonrisas”.  No sabía cómo comenzar, pero después de tres años de oración, Dios me mostró como relatar, sin ser repulsivo, los desgarradores traumas que habían experimentado, estas personas.  Me dio las palabras descriptivas y recuerdos detallados para poner sus historias convincentes en papel.  Todavía me sorprende que “Viaje de diez mil Sonrisas”, haya dado la vuelta al mundo, trayendo paz y esperanza increíbles a muchas personas, que no pudieron aceptar la voluntad de Dios en sus vidas.

Incluso en estos tiempos difíciles cuando tantos valores buenos que hemos conocido en nuestras vidas están siendo desafiados, destrozados y descarnados por muchos.  Nunca debemos dejar de orar, ni perder la esperanza.

Miro hacia atrás y reflexiono sobre el milagro de la gente de Bosnia-Hezegovina, quienes en sus días más oscuros fueron testigos y luego me maravillo del Padre, que cumplió su promesa a sus hijos.

Avancemos hacia un nuevo año, juntos en oración, esperanza y fé con una madre a la que tenemos la bendición de llamar Nuestra Señora y un Padre que está lleno de infinita misericordia y amor.  Él no quiere nada más que misericordia para todos sus hijos.

“Que el Señor te bendiga y te guarde; que el Señor haga que su rostro brille sobre ti y sea amable contigo; que el Señor vuelva su rostro hacia ti y te dé paz…….” -Número 6: 24-26.

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Patricia Keane

Patricia Keane is the author of the critically acclaimed book “Journey of Ten Thousand Smiles” and is an inspirational speaker and witness to her inner healing in Medjugorje. She hosts a weekly programme, Health and Faith Matters on Radio Maria and blogs at www.journeyoftenthousandsmiles.org. Patricia received two International Awards for her humanitarian work with the ethnically displaced families of Bosnia-Herzegovina through her tireless work with the charity Rebuild for Bosnia.

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