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Probablemente habrán escuchado de la gran inundación que recientemente padeció el pequeño estado de
Kerala, al sur de la India, conocido popularmente como “el país de Dios.” Los corazones de las personas se llenaban de angustia al ver cómo las aguas inundaban tanto los campos verdes como las ciudades. Muchas personas quedaron atrapadas por varios días en los áticos de sus propias casas sin agua potable, comida o electricidad. Los equipos de rescate no pudieron llegar a la
mayoría, debido a los fuertes torrentes de agua. Durante este tiempo tan difícil, los pescadores unieron esfuerzos y se lanzaron activamente en sus botes para ir a rescatar personas a las áreas peligrosamente inundadas a donde los rescatistas no habían podido llegar. La gente de forma unánime compartió el
reporte de una de las mujeres rescatadas.
Como muchos otros, ella y sus hijos se habían refugiado en su departamento, pero nadie llegó a rescatarlos porque se encontraban lejos de la ciudad. Los pescadores viajaron kilómetros para llegar hasta esa localidad que se encontraba sumergida con más de 3 metros de agua. La señora estaba sumamente agradecida y al llegar al campamento de rescate les entregó una buena cantidad de dinero. Para su gran sorpresa, ellos no lo aceptaron. “No lo estábamos haciendo por dinero…sólo queríamos ayudar”, le dijeron
los pescadores.
Estos pescadores viven de lo que ganan diariamente, y la misión de rescate les había implicado hacer grandes sacrificios económicos. Sus botes de pesca también habían sufrido daños por las diversas maniobras que habían tenido que hacer y, sin embargo, ellos lograron recordarnos que hay que ser generosos aun cuando eso signifique sufrir pérdida o daño en tus bienes, o que tú y tu familia se queden sin comer durante varios días. El sacrificio que hicieron demostró que fueron verdaderos discípulos de Jesús.
¿Qué tan generoso serías tú para ayudar a los que están en peligro? ¿En qué momento podrías abrocharte el cinturón por ayudar a los demás? ¿Cuántas obras buenas tienes en tu haber? En este caso, podemos ver a hombres que no tienen grandes niveles de educación, o una holgada situación económica o estilo de vida, ¡pero que supieron acumular tesoros para el cielo! “Cada cual dé según el dictamen de su corazón, no de mala gana ni forzado, pues: Dios ama al que da con alegría. Y poderoso es Dios para colmaros de toda gracia a fin de que teniendo, siempre y en todo, todo lo necesario, tengáis aún sobrante para toda obra buena." (2 Corintios 9,7)
Mary Clare
Nunca me había dado cuenta del significado real de "yugo" hasta que... Esta mañana tenía una sensación de pesadez; entendí que era un claro llamado a pasar más tiempo en oración. Sabiendo que la presencia de Dios es el antídoto para todos los males, me acomodé en mi “armario de oración”, que por hoy estaba ubicado en mi porche delantero. Sola, excepto por el canto de los pájaros y una brisa tranquila que se filtraba entre los árboles, descansé con los sonidos de la suave música de adoración que provenía de mi celular. A menudo he experimentado la libertad que proviene de apartar la vista de mí misma, de mis relaciones o de las preocupaciones del mundo. Dirigir mi atención a Dios me recordó el versículo del Salmo 22: “Pero tú eres santo, tú que habitas entre las alabanzas de Israel” (3). En efecto, Dios habita en las alabanzas de su pueblo. Comencé a sentirme centrada una vez más, libre de las cargas que se cernían sobre nuestra nación y el mundo. La paz volvió cuando sentí que mi llamado no era a llevar, sino a abrazar el yugo que Jesús ofrece en el Evangelio de Mateo: “Vengan a mí todos los que están cansados y cargados, y yo los haré descansar. Lleven mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, porque soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para sus almas.” (11; 28-29). El sello de un cristiano Mis padres crecieron en granjas. Es posible que alguno de ustedes haya visto dos animales conectados por un travesaño de madera sujeto al cuello, pero ese no fue mi caso. Siempre había interpretado ese versículo imaginando a Jesús asociándose con nosotros en la vida: Él, soportando la mayor parte de la carga, y yo caminando a su lado, logrando lo que me correspondía hacer con su ayuda y guía. Pero recientemente aprendí que un "yugo" era una expresión judía del primer siglo, que significaba algo completamente diferente a la imagen agraria de dos bueyes conectados por sus cuellos. “Yugo”, como lo usó Jesús, se refiere a la colección de enseñanzas de un rabino. Al elegir seguir las enseñanzas de un rabino en particular, una persona se convierte en su discípulo y elige caminar con él. Jesús, en efecto, está diciendo: “Te estoy mostrando cómo es caminar con Dios”. ¡No es un deber ni una obligación, sino un privilegio y un don! Aunque había experimentado el “yugo” de Jesús como un privilegio y un regalo, los “problemas del mundo” que prometió que experimentaríamos a menudo, lograron empañar el gozo que debería ser en mí el sello distintivo de una cristiana. Durante la oración de esta mañana, abrí un libro escrito hace casi veinticinco años por un sacerdote franciscano, y pasé a una página que sonaba como si estuviera escrita hoy: “Cuando la gracia ya no es una realidad experimentada, parece ser que el reino de la libertad se pierde también… Es tan fácil demonizar al otro lado, al que piensa diferente. Así lo podemos ver escrito con letras grandes en las elecciones de este país: Todo lo que cualquiera de las partes sabe hacer es atacar al otro. No tenemos nada positivo que nos lleve a creer, nada que sea iluminador, que nos enriquezca o nos interpele de manera profunda. La identidad negativa, superficial como es, surge más fácilmente que la elección dedicada. Francamente, es mucho más fácil estar en contra que a favor. Incluso en la Iglesia, muchos no tienen una visión positiva de lo que tienen enfrente, por lo que llevan la carga hacia atrás o en contra. Tengamos en cuenta que el concepto de Jesús del "Reino de Dios" es totalmente positivo; no está basado en el miedo ni en contra de algún individuo, grupo, pecado o problema. (“Everything Belongs”, [Todo Pertenece], 1999). Poco a poco La pesadez que había estado sintiendo era el resultado no solo de la división en nuestro país, sino también entre los integrantes de mi propio círculo que, como yo, llaman a Jesús “Señor”, pero parecen incapaces de honrar los diferentes llamados y caminos de otras personas. Sabiendo que Jesús restauró la dignidad a aquellos a quienes la sociedad había avergonzado, ¿no es esto lo que nosotros como sus seguidores deberíamos hacer por los demás?: Incluir, no excluir; extender la mano, no alejarla; escuchar, no condenar. Yo misma luché contra eso. Era difícil entender cómo otros podían ver las cosas de una manera que a mí me parecían contrarias al mensaje cristiano; pero tenían la misma dificultad para mirar desde la lente a través de la cual yo misma podía ver ahora el “yugo” de Jesús. Aprendí hace años el valor de tener un espíritu abierto a ser enseñado. Es fácil para nosotros sentir que tenemos la única verdad; sin embargo, si somos discípulos firmes, expandiremos continuamente nuestra visión no solo a través de la oración, sino también a través de la lectura, la meditación en las Escrituras y escuchando a aquellos que son más sabios que nosotros. Es de suma importancia la elección de las personas a quienes les permitimos tener un lugar de influencia sobre nosotros. Las personas de fe e integridad probadas, que han llevado “vidas dignas de su llamamiento” merecen nuestra atención. Sobre todo, el ejemplo de quienes modelan el amor, buscando el bien de todos, nos ayudará a crecer y cambiar a lo largo de los años. Nuestro carácter será refinado, poco a poco, a medida que seamos “transformados a imagen de Cristo”. Si nosotros, con toda nuestra iluminación, todavía sentimos que debemos decir la verdad de la manera como la entendemos, aun con el amor con el que hablemos, podremos fácilmente cometer el error de pensar que somos la voz del Espíritu Santo en la vida de alguien más. Solo Dios conoce el corazón, la mente y la obediencia de la persona que vive para Él. La obra de su Espíritu y la respuesta de otro no son nuestras jurisdicciones. Ciertamente, un buen padre no señalaría con el dedo a un niño pequeño e insistiría en que actúe como un adulto. Un buen padre entiende que se necesitan muchos años, mucha enseñanza y un buen ejemplo para que el niño madure. ¡Afortunadamente, tenemos un Padre muy bueno! El Salmo 22 me vino a la mente de nuevo. El mismo salmo que Jesús citó desde la cruz, en lo más profundo de su dolor y sufrimiento, termina con el recordatorio de que cada generación contará a sus hijos las cosas buenas que el Señor ha hecho. La gracia abunda y le sigue la libertad. Decidí nuevamente ofrecer ambas a aquellos que no entiendo y que no me entienden a mí. Aquel con quien estoy en “yugo” de por vida, me muestra el camino.
By: Emmanuel
MoreDios no envía a nadie con las manos vacías, excepto a aquellos que están llenos de sí mismos. Una vez escuché a un maestro de Taekwondo corregir con mucho tacto a un joven adolescente que buscaba ser su estudiante de artes marciales: “Si quieres aprender artes marciales conmigo”, dijo, “primero debes servir el té en tu taza, y luego traer de vuelta la taza vacía.” Para mí, el significado del maestro fue claro y conciso: no quería un estudiante orgulloso. Una taza llena de té no tiene espacio para más; no importa cuán bueno sea lo que se intente agregar, desbordará la taza. Del mismo modo, ningún estudiante puede aprender incluso del mejor de los maestros si ya está lleno de sí mismo. Mientras mis ojos seguían al joven que se alejaba indignado, me dije a mí misma que nunca caería en esa trampa orgullosa. Sin embargo, unos años más tarde, me encontré trayendo una taza rebosante de té amargo a Dios, mi Maestro. Lleno hasta el borde Me asignaron enseñar religión a estudiantes desde prescolar hasta segundo grado, en una pequeña escuela católica de Texas. Recibí ese encargo de mi superior religioso con pesar y desaliento. Para mí, la razón era bastante comprensible: había completado mi Maestría en Teología, porque quería convertirme en profesora universitaria de Sagrada Escritura y, más tarde, en una solicitada oradora. Claramente, esta tarea no cumplía con mis expectativas y requirió mucho menos de mí de lo que pensé que podría dar. Caí postrada en llanto en el suelo de la capilla del convento y me quedé allí durante mucho tiempo. ¿Cómo puedo ir a enseñar a un grupo de niños pequeños?, ¿qué beneficio puedo obtener por trabajar entre niños? De hecho, mi taza de té estaba llena hasta el borde. Pero incluso en mi orgullo, no podía soportar alejarme de mi Maestro. La única salida era rogarle por ayuda. El Maestro me vio de principio a fin y estaba listo para ayudarme a vaciar mi taza de té, para poder llenarla con un té más sabroso. Irónicamente, eligió usar a los mismos niños que puso a mi cargo para enseñarme humildad y vaciar mi copa de orgullo. Para mi sorpresa, comencé a darme cuenta de que los niños estaban apenas comenzando a formarse; eran como pequeños teólogos. De cuando en cuando, sus preguntas y comentarios me dieron una mayor comprensión y percepción de la naturaleza de Dios. La pregunta de Andrew, un pequeño de cuatro años me llevó a una respuesta sorprendente: “¿Cómo puede Dios estar dentro de mí?”, preguntó. Mientras organizaba mis pensamientos y preparaba una respuesta teológica sofisticada, la pequeña Lucy respondió sin dudarlo un momento: “Dios es como el aire. Él está en todos lados." Luego respiró hondo para mostrar cómo Dios podía ser como el aire dentro de ella. Entrenada por el verdadero Maestro Dios no solo se valió de los niños para ayudarme a vaciar mi taza, sino también para enseñarme ‘artes marciales’ para mis batallas espirituales. Mientras veía un breve video sobre la historia del fariseo y el recaudador de impuestos, el pequeño Mateo se echó a llorar. Cuando le pregunté el por qué, admitió con humildad: “El otro día me sentí orgulloso de haber compartido mi helado con mi amigo”. Sus palabras me recordaron que debía permanecer en guardia contra el pecado del orgullo. Al final del año, aprendí que mientras yo vaciaba mi taza de té, Dios la llenaba de Sí mismo. Hasta los niños me lo dijeron. Un día, Austin preguntó a escondidas: “Hermana, ¿qué es la Biblia?” Sin esperar respuesta, me señaló: “Tú eres la Biblia”, dijo. Estaba un poco sorprendida y confundida, pero la pequeña Nicole proporcionó la explicación: "Porque en ti todo se trata de Dios", dijo. Fue a través de los niños que Dios vertió té nuevo en mi taza. Muchos de nosotros acudimos a Dios para pedirle que nos enseñe cómo pelear nuestras batallas espirituales, sin darnos cuenta de que nuestra taza está demasiado llena de orgullo como para dejar espacio a su enseñanza. He aprendido que es más fácil traer una taza vacía y pedirle a nuestro Maestro que la llene con su propia vida y sabiduría. Dejemos que el verdadero Maestro nos entrene y nos dé ejercicios para nuestro viaje de vida y para las batallas que inevitablemente libraremos. Puede que nos sorprenda y se sirva de niños pequeños, o de otras personas que menospreciamos, para enseñarnos; pero recordemos que “Dios escogió a los humildes y despreciados del mundo, a los que nada valen, para reducir a nada a los que son algo, para que ningún ser humano se gloríe delante de Dios” (1 Corintios 1, 28-29).
By: Hermana Theresa Joseph Nguyen, O.P.
MoreTenía 65 años y estaba buscando cambiar mi póliza de seguro de vida. Por supuesto, requirieron algunas pruebas de laboratorio. Pensé: "Está bien, hare lo que me pidan". Hasta entonces, todas las pruebas de laboratorio que había tomado habían sido normales, incluidas las radiografías de tórax, los electrocardiogramas y las colonoscopias, todas normales. Mi presión arterial era de 126/72 y mi IMC era de 26. Hacia ejercicio cuatro veces por semana y comía una dieta bastante saludable. Me sentía bien y estaba totalmente asintomático. Todos mis resultados de laboratorio salieron normales... excepto mi PSA, fue de 11 ng/ml (lo normal es menos de 4.5 ng/ml). Tres años antes había sido normal. ¡Caramba! Entonces, fui a ver a mi médico. Durante el examen rectal, encontró mi próstata agrandada y endurecida. "Sospecho de cáncer, te voy a referir a un urólogo", dijo. Problemas, otra vez. Once de once biopsias de próstata fueron positivas para el cáncer. Mi puntaje de Gleason fue de 4 + 5, lo que significaba que era un cáncer de alto grado y podía crecer y propagarse más rápidamente. Entonces, me sometí a una prostatectomía radical, radioterapia y terapia hormonal con Lupron. ¡Oh esos sofocos! Señoras créanme cuando digo; Sé por lo que están pasando. Problemas, una vez más. Entonces, ¿por qué solo "problemas" y no "no lo creo, no puede ser, voy a morir? ¿Dios me está castigando”? Bueno, déjame decirte por qué. Antes de que la insuficiencia renal de mi madre requiriera diálisis peritoneal en casa, mis padres viajaban bastante, especialmente a México. Cuando la diálisis diaria detuvo los viajes, pasaron más tiempo trabajando en rompecabezas, leyendo y estudiando su Biblia. Esto los acercó mucho más a Dios. Entonces, cuando sus médicos le dijeron que no había nada más que pudieran hacer por ella, ella estaba de acuerdo con eso. Ella me dijo: "Estoy cansada, estoy lista para estar con mi Padre. Estoy en paz con mi familia y amigos, conmigo misma, pero lo más importante, estoy en paz con Dios". Unos días más tarde, murió pacíficamente con una sonrisa en su rostro. "Estoy en paz con Dios". Eso es lo que quería. Ya no quería ser solo un católico de la misa dominical. Fue entonces cuando comencé el camino que me ha llevado más cerca de Dios: leer y estudiar la Biblia tanto en inglés como en español, orar, rezar el Rosario, dar gracias por mis bendiciones y ser voluntario como maestro de catecismo. Pronto, espero terminar mi pasantía como capellán voluntario de hospital y estoy a punto de completar mi curso de guía espiritual. Entonces, sí, tener cáncer de próstata es un fastidio, pero eso es todo lo que es, porque estoy en paz con Dios.
By: Dr. Victor M. Nava
MoreChristopher estaba esperando a que su padre lo recogiera de la iglesia. Él estaba meditando sobre lo que su maestro de Catecismo le había enseñado acerca de la Misa Negra y los adoradores de Satanás que maltrataban a Jesús burlándose y profanando a la Hostia Eucarística consagrada . Nunca antes había oído hablar de una Misa Negra y él sintió lástima por Jesús. En su inocencia, Christopher trató de elaborar un plan. De repente, su atención fue captada un lagarto que se autoamputó su cola y la derramó para distraer al depredador, un ave de color marrón. Christopher notó que la cola cortada se estaba moviendo y girando, y el ave de color marrón continuamente luchaba con su pico contra la cola sin darse cuenta de que el lagarto había huido. Mirando eso, Christopher pensó, ¿qué pasaría si Jesús se va del Santísimo Sacramento? ¿Y si Jesús pudiera escapar de los adoradores de Satanás, como el lagarto? ¿y si Jesús pudiera eliminar su presencia en el Santísimo Sacramento para que no tuviera que sufrir? Si Jesús renuncia, entonces la hostia Consagrada se convertiría en pan común. De esa manera, los adoradores de Satanás, o aquellos que participan en la Misa Negra, no podrían humillar a Jesús. Más tarde ese día, cuando su padre vino a recogerlo, Christopher detalló extasiado su nuevo plan para Jesús. "Papá, ¿por qué Jesús no puede renunciar al Santísimo Sacramento? De esa manera, él no tendría que sufrir, ¿verdad?”. Christopher preguntó. Por un momento, su padre se quedó en silencio. Esta era una pregunta extraña y su padre nunca había pensado en esto antes. “Hijo mío, Jesús no puede dejar el Santísimo Sacramento porque Él es fiel a Su palabra”, dijo finalmente su padre. “El sacerdote usa las palabras de Jesús cuando bendice la Eucaristía. Cuando Jesús dice: "Este es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros y por muchos para el perdón de los pecados", nos ha hecho una promesa. Él nunca se retractará de Su promesa. Así que, para la humanidad, sufrirá cualquier humillación. Jesús sufrió y renunció a su vida en el Calvario para salvar a la humanidad hace dos mil años. Todavía está sufriendo hoy.” ¿Nos damos cuenta de cuánto está sufriendo Jesús en el Santísimo Sacramento debido a nuestro pecado, ignorancia y falta de respeto? Oremos por la conversión de aquellos que participan en las Misas Negras y todos los demás pecadores. Oremos también para que toda la humanidad respete y ame a Jesús en el Santísimo Sacramento.
By: Rosemaria Thomas
MoreQuizás estés familiarizado con el centurión que perforó el costado de Jesús mientras el Señor estaba clavado en la Cruz. Según algunas tradiciones y leyendas, el soldado se llamaba Longinos, un nombre que aparece por primera vez en el evangelio apócrifo de Nicodemo. El soldado no es nombrado en los evangelios canónicos. Según las leyendas, después de sufrir heridas en batallas pasadas, Longinos fue cruelmente burlado por sus compañeros soldados por su falta de visión. En el momento en que perforó el costado del Señor, la sangre salpicó sus ojos. Inmediatamente su vista fue restaurada. En el Evangelio de San Marcos lo escuchamos exclamar: "¡Verdaderamente, este era el Hijo de Dios!" La tradición también nos dice que Longinos abandonó al ejército, tomó la instrucción de los apóstoles y se hizo un monje en Capadocia. Allí fue detenido por su fe, sus dientes arrancados a la fuerza y su lengua cortada. Sin embargo, Longinos milagrosamente siguió hablando claramente y logró destruir a varios ídolos en presencia del gobernador. El gobernador, que fue cegado por los demonios que se escaparon de los ídolos, hizo restaurar su vista milagrosamente por Longinos. Cuando Longinos fue decapitado, parte de su sangre salpicó los ojos del gobernador y el gobernador fue sanado instantáneamente. San Longinos es uno de los primeros mártires de la Iglesia. Su lanza es una de las muchas reliquias asociadas con Cristo y se puede encontrar en uno de los cuatro pilares sobre el altar principal de la Basílica de San Pedro.
By: Shalom Tidings
MoreSan Francisco de Asís tuvo un gran temor y aborrecimiento de los leprosos. Él confesó que la vista de un leproso era tan repugnante para él que se negaba incluso a acercarse a sus viviendas. Si veía a uno de ellos o pasaba por el leprosario durante sus viajes, volteaba la cabeza y se cubría la nariz. A medida que tomó más seriamente su fe y tomó la amonestación de Cristo de amar a los demás como te amas a ti mismo, se avergonzó de su actitud. Así que un día cuando un hombre afligido con lepra cruzó su camino, él venció sus sentimientos de horror y asco y, en lugar de alejarse, salto de su caballo, besó al leproso y puso dinero en su mano. Pero cuando Francisco montó de nuevo y volteó hacia atrás, no podía encontrar al leproso en ninguna parte. Con entusiasmo, se dio cuenta de que era Jesús a quien había besado. Después de recaudar algunos fondos, fue al hospital de leprosos y dio limosna a cada uno, besando sus manos con reverencia mientras lo hacía. Lo que antes había parecido desagradable para él — ver o tocar a un leproso — fue transformado en dulzura. Más tarde Francisco escribió, "cuando yo estaba en pecado, ver a los leprosos me causaba asco más allá de toda medida; pero entonces Dios mismo me llevó a su compañía, y yo tuve piedad de ellos. Cuando los conocí, lo que antes me había causado náuseas se convirtió en la fuente de consuelo espiritual y físico para mí". Hoy en día, a menudo vemos a personas a nuestro alrededor que están afectadas con la lepra espiritual. La mayoría de las veces tratamos de mantenernos alejados de ellos, pero no nos damos cuenta de que también ha entrado en nuestros propios corazones. Así que en lugar de juzgar y señalar a los demás, limpiémonos de la mente y dureza del corazón. En primer lugar, Dios nos concedió su gracia y misericordia aunque estemos quebrantados y heridos. Lleguemos a los demás con esta misericordia y compasión que recibimos incondicionalmente.
By: Shalom Tidings
MorePasión del Martirio Santa Perpetua era una noble de 22 años, bien educada y madre de un hijo pequeño que vivía en Cartago, en el norte de África, en el siglo II. Durante el reinado del emperador romano Septimio Severo, quien prohibió la conversión al cristianismo. Fue arrestada junto con Felicitas, una esclava que estaba embarazada de ocho meses. Perpetua, Felicitas y algunos otros catecúmenos fueron colocados en una mazmorra oscura y más tarde sentenciados a enfrentarse a animales salvajes en un anfiteatro en el cumpleaños del emperador. Mientras estaba en la prisión, Perpetua llevaba un diario de las visiones que se le dieron sobre el futuro. En una visión, vio una escalera alta, pero estrecha, que llegaba hasta el cielo. Espadas, lanzas, ganchos y dagas estaban unidos a los lados de la escalera y al pie de la escalera había un enorme dragón. Inspirada por las palabras de uno de sus compañeros que ya había subido la escalera, Perpetua llegó sin miedo a la cima. Como era ilegal quitarle la vida a las mujeres embarazadas, Felicitas estaba profundamente preocupada porque no sería capaz de abrazar el martirio con sus amigos. Sus compañeros rezaron fervientemente y Felicitas dio a luz a una niña dos días antes de la fecha fijada para su muerte. Su fe impresionó tanto al carcelero que se convirtió al cristianismo. El día de su martirio, las mujeres marcharon al anfiteatro con alegría, con rostros tranquilos. Perpetua y Felicitas fueron arrojadas frente a una vaquilla loca para ser mutiladas. Cuando la vaquilla arrojó a Perpetua al suelo, se sentó, bajó su túnica para cubrir su cuerpo, pensando más en su modestia que en su dolor. Entonces se ordenó que Perpetua y sus compañeros fueran asesinados por un gladiador. Cuando fue el turno de Perpetua, ¡tomó la mano temblorosa del joven gladiador y la guió a su garganta! Tal fe no era rara entre los primeros cristianos. Su valor nos desafía a preguntarnos si estaríamos dispuestos a renunciar a nuestra vida en lugar de nuestra fe.
By: Shalom Tidings
MoreEn las primeras horas del 2 de septiembre de 2020, David Blaine, el mago y artista mundialmente famoso, hizo algo que otros sólo podían soñar. De hecho, lo que hizo comenzó con un sueño que vio en una película que vio con su madre cuando tenía 5 años. David, que había prometido no realizar actos de miedo desde que su niña pequeña Dessa llegó a su vida, quería inspirar a su hija haciendo algo hermoso. Se aferró a 52 grandes globos de helio y voló hacia el cielo. Mientras lentamente adquirió altura, él mantuvo los pesos que llevaba sobre él para mantener el ascenso controlado. Finalmente subió a una impresionante altura de 24,900 pies (algunas de las avionetas más pequeñas vuelan así de alto). Desde allí, se separó de los globos y saltó. Cuando alcanzó los 7000 pies, abrió su paracaídas y pronto aterrizó con seguridad. Una vez que recuperó su compostura, habló con su hija que lo escuchaba a través de la radio inalámbrica y le dijo que lo hizo todo por ella y que la ama mucho. Y ella dijo, "Gracias, lo lograste, gracias". Esta historia de amor entre un padre y su hija nos recuerda el amor de nuestro Padre celestial que por su amor a nosotros entregó a su único hijo, quien no solo vivió entre nosotros en nuestro estado humilde, sino que aceptó voluntariamente el sufrimiento y las heridas para que usted y yo pudiéramos ser sanados. Él fue hasta la cruz y murió y resucitó por nosotros, para que pudiéramos estar con él por la eternidad. Él continúa amándonos con la misma intensidad incluso hoy, incluso ahora. ¿Qué tipo de amor es ese? Uno podría estar asombrado, sorprendido, aturdido, confuso, deslucido y estupeficado por lo que David hizo por su niña. Pero cuánto más abrumados y sin palabras debemos estar en lo que nuestro Padre celestial ha hecho por nosotros. Nosotros también podemos llorar con alegría, "¡Gracias! ¡lo has logrado! ¡Gracias!"
By: Shalom Tidings
More¿Dios realmente se interesa por lo que está ocurriendo en tu vida? Esta historia, ya sea ficticia o no, seguramente cambiará tu perspectiva. Durante la Segunda Guerra Mundial, un soldado fue separado de su pelotón. La batalla había sido intensa, pero entre el fuego y el humo había perdido contacto con sus camaradas. Una vez sólo en la jungla, escuchó que se acercaban los soldados del ejército enemigo. En su búsqueda desesperada por refugio, se escabulló a un risco alto donde encontró unas cuevas pequeñas. Rápidamente, se metió en una de ellas. A pesar de que estaba a salvo en ese momento, se dio cuenta de que si los soldados lo seguían hacia ese risco y buscaban dentro de las cuevas, iban a encontrarlo. Mientras esperaba ansiosamente, oró así “Señor, por favor salva mi vida. Pase lo que pase, te amo y confío en ti. Amén.” El sonido de las pesadas botas de los enemigos se acercaba más y más. “Bueno, supongo que el Señor no va a ayudarme a salir de esta” pensó, derrotado. Malhumoradamente, vio cómo una araña tejía una telaraña frente a su cueva. “Ajá” se quejó el soldado, “lo que necesito es una muralla de ladrillos y el Señor me manda una telaraña. Dios de verdad que tiene un sentido del humor”. Mientras los enemigos se acercaban a su cueva, el soldado protagonista de esta historia se preparó para enfrentarlos por última vez, cuando escuchó a alguien decir “No tiene sentido que busquemos en esta cueva… ¡Si alguien hubiera entrado ahí, hubiera tenido que romper esta telaraña!” Para su asombro, luego de mirar la cueva superficialmente, los soldados enemigos se fueron de ahí. La frágil telaraña le había salvado la vida. “Señor, perdóname.” Oró. “Había olvidado que Tú puedes hacer que una telaraña sea más fuerte que una muralla de ladrillos. "Dios ha escogido lo insensato del mundo para avergonzar a los sabios, y escogió lo débil del mundo para avergonzar a los poderosos." (1 Corintios 1: 27)
By: Shalom Tidings
MoreUna tarde, el Padre Pío se sentó solo en el balcón, justo afuera de su celda. Su asistente, el Padre Alessio pensó que sería una buena oportunidad para revisar algunas de las cartas que pedían su consejo, pero su respuesta lo sorprendió. “Ahora estoy muy ocupado,” dijo el Padre Pío. “No puedo contestar preguntas en este momento” El Padre Alessio se sintió confundido. Le parecía obvio que el Padre Pío no estaba ocupado. Estaba sentado con el rosario en su mano, pero siempre llevaba el rosario. El Padre Pío explicó más tarde: “El día de hoy han habido aquí muchos ángeles de la guarda trayendo mensajes de mis hijos espirituales.” Al pasar de los años, el Padre Alessio experimentó misteriosos golpes en su puerta, o susurros en su oído por parte del ángel de la guarda del Padre Pio, llamándolo a que asistiera al Padre Pío cuando él no podía caminar sin ayuda. A cada ser humano se le ha asignado un ángel de la guarda que siempre ve el rostro de Dios. Su tarea es guiarnos a Su presencia; a los lugares que Dios ha preparado para nosotros en el cielo. Cuando necesites ayuda, pídele a tu ángel que te ayude. Envía a tu ángel de la guarda a que consuele a un amigo que esté en tiempos de angustia. Recuerda que siempre hay un testigo para tus obras. Ángel de Dios, mi querido guardián, a quien Su amor me compromete; mantente a mi lado aún en este día, para iluminar y cuidar, gobernar y guiar. Amen.
By: Shalom Tidings
More¿Tienes miedo a la muerte? Yo también lo tenía, hasta que me enteré de este doctorado Cuando era niña, siempre me resultaba bastante intimidante asistir a los funerales. Me angustiaba al imaginar el profundo dolor que envolvía a los afligidos miembros de la familia. Pero con la pandemia, la noticia del fallecimiento de vecinos, familiares, feligreses y amigos me llevó a dar un cambio de 180 grados en la manera en que afronto la muerte. La muerte da menos miedo estos días. Ahora, parece un regreso gozoso a la casa del Padre después de haber hecho su voluntad en la tierra. El aumento constante de la transmisión en vivo de funerales por YouTube ha sido de alguna manera una experiencia muy edificante para mí. Me ha ayudado a comprender lo incierta que es la vida. "Nada es más seguro que la muerte, pero nada es más incierto que la hora de la muerte. "Por lo tanto, debemos estar preparados porque la muerte vendrá como un ladrón en la noche. San Gregorio afirma que Dios, para nuestro bien, nos mantiene oculta la hora de nuestra muerte, para que de esa manera podamos siempre ser encontrados, preparados para la misma. Recientemente, mientras reflexionaba sobre las últimas siete palabras de Jesús, escuché a un predicador hablar sobre la importancia de realizar un “doctorado”, que no sería otra cosa que “la preparación para una muerte feliz”. Al profundizar en esto, me encontré con un libro escrito por San Alfonso María de Ligorio titulado: “Preparación para la muerte”. Es una lectura obligada para cualquiera que se esfuerce por vivir una vida cristiana. Me hizo darme cuenta de la fragilidad de la vida en la tierra y de cómo debemos esforzarnos por vivir para el cielo. Me gustaría compartir algunas ideas importantes que cambiaron mi perspectiva general sobre la vida y la muerte. Toda la gloria mundana en nuestras vidas desaparecerá A la hora de la muerte, todos los aplausos, las diversiones y la grandeza desaparecen como la niebla. Las aclamaciones mundanas pierden todo su esplendor cuando se repasan desde el lecho de muerte. No vemos más que humo, polvo, vanidad y miseria. Por lo tanto, abstengámonos de perseguir títulos mundanos, para poder ganar la corona eterna. El tiempo que tenemos es demasiado corto para desperdiciarlo en vanidades mundanas. Los santos siempre contemplaron la muerte San Carlos Borromeo mantenía una calavera sobre su mesa para poder contemplar la muerte. El Beato Juvenal Ancina tenía este lema escrito en una calavera: "Lo que eres, yo fui una vez; lo que soy, tú serás". El Venerable César Baronio escribió: "¡Recordad la muerte!" sobre su anillo. Verdadero significado de "autocuidado" El cuidado personal no se trata de mimarnos con una variedad de delicias, ropa, diversiones y disfrutes sensuales del mundo. El verdadero amor por el cuerpo consiste en tratarlo con rigor, en negarle todos los placeres que puedan conducirle a la infelicidad y a la miseria eternas. Visitemos el cementerio a menudo Hay que ir allí no sólo a rezar por los muertos, sino como dice San Crisóstomo: “Hay que ir a la tumba a contemplar el polvo, las cenizas, los gusanos... y suspirar”. El cadáver primero se vuelve amarillo y luego negro. Después el cuerpo se cubre con un moho blanco y repugnante. Luego forma una baba pegajosa que atrae a los gusanos que se alimentan de la carne. Los gusanos, después de haber consumido toda la carne, se devoran unos a otros. Al final no queda más que un esqueleto fétido que con el tiempo se desmorona. He aquí lo que es el hombre: es un poco de polvo en el suelo de la trilla, que se lleva el viento. Ese 'mañana' para confesarse quizás nunca llegue ¿Qué pasa si hoy es mi último día en la tierra? Si cometo un pecado hoy y decido reconciliarme con Dios mañana, ¿qué sería de mí en la eternidad?, ¿cuántas almas pobres y difuntas podrían haber pasado por episodios tan lamentables? Una vez San Camilo de Lellis comentó: “Si todos estos cadáveres pudieran volver a la vida, ¿qué no harían para obtener la vida eterna?” Tú y yo tenemos la oportunidad de hacer cambios: ¿Qué estamos haciendo por nuestras almas? Nuestra vida actual es una guerra continua con el infierno, en el que estamos en constante peligro de perder nuestras almas. ¿Qué pasaría si ahora estuviéramos al borde de la muerte? ¿No le pediríamos a Dios que nos concediera un mes más o una semana más para que nuestra conciencia estuviera limpia ante su vista? Pero Dios, en su gran misericordia, nos está dando ese tiempo AHORA. Seamos agradecidos con Él, tratemos de expiar los pecados cometidos y utilicemos todos los medios para encontrarnos en estado de gracia. Cuando llegue la Hermana Muerte, no habrá tiempo para expiar los pecados pasados, porque ella vendrá cantando: “Date prisa, ya casi es hora de dejar el mundo; apresúrate, lo hecho, hecho está”.
By: Suja Vithayathil
MoreEn tiempo de problemas, ¿alguna vez has pensado: “si tan solo pudiera contar con alguien que me ayudara”, sin realmente comprender que tienes toda una muchedumbre a tu disposición personal? Mi hija me ha estado preguntando por qué no parezco la típica polaca si soy 100% polaca; nunca tuve una buena respuesta hasta esta semana, cuando me enteré de que algunos de mis antepasados son montañeses górales. Los górales viven en las montañas a lo largo de la frontera sur de Polonia; son conocidos por su tenacidad, su amor por la libertad y su vestimenta, cultura y música distintivas. Existe una canción folklórica góral que resuena una y otra vez en mi corazón, tanto que le compartí a mi esposo que siento como si me estuviera llamando de regreso a mi país. El enterarme de que tengo ascendencia góral ¡ha hecho que mi corazón se goce! La búsqueda de las raíces Creo que hay un cierto deseo dentro de cada uno de nosotros de entrar en contacto con nuestras raíces; eso explica los muchos sitios de genealogía y negocios de pruebas de ADN que han aparecido recientemente. ¿A qué se deberá esto? Tal vez se deba a la necesidad de saber que somos parte de algo más grande que nosotros mismos; anhelamos el significado y la conexión con aquellos que nos han precedido; descubrir nuestra ascendencia demuestra que somos parte de una historia mucho más profunda. No solo eso, sino que conocer nuestras raíces ancestrales nos da un sentido de identidad y solidaridad. Todos venimos de algún lugar, pertenecemos a algún lugar, y estamos en un viaje juntos. Reflexionar sobre esto me hizo darme cuenta de lo importante que es descubrir nuestra herencia espiritual, no solo la física. Después de todo, los humanos somos cuerpo y alma, carne y espíritu; por eso realmente creo que nos beneficiaría mucho conocer a los santos que nos han precedido; no solo debemos conocer sus historias, sino que también debemos familiarizarnos con ellas. Encontrar la conexión Tengo que admitir que no siempre he sido muy buena en la práctica de pedir la intercesión de un santo; esta es ciertamente una nueva adición a mi rutina de oración. Lo que me despertó a esta realidad fue el consejo de San Felipe Neri: "La mejor medicina contra la sequedad espiritual es colocarnos como mendigos en la presencia de Dios y de los santos, y andar como un mendigo de uno a otro y pedir limosna espiritual con la misma insistencia con la que un pobre de la calle pediría limosna". El primer paso es llegar a saber quiénes son los santos; hay muchos buenos recursos en línea. Otra forma es leer la Biblia; existen poderosos intercesores tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, y es posible que te identifiques con uno más que con el otro; además, hay innumerables libros sobre los santos y sus escritos. Ora por su guía y Dios te guiará a tu muchedumbre personal de intercesores. Por ejemplo, le he pedido ayuda a San David rey con mi ministerio musical, San José es mi recurso cuando intercedo por mi esposo y por el discernimiento laboral; pido ayuda a San Juan Pablo II, a San Pedro y a San Pío X cuando me siento llamada a rezar por la Iglesia; rezo por las mamás a través de la intercesión de Santa Ana y Santa Mónica; cuando rezo por las vocaciones, a veces invoco a Santa Teresita y a al Padre Pío. La lista continúa, el Beato Carlo Acutis es mi recurso para los problemas tecnológicos, Santa Jacinta y San Francisco me enseñan sobre la oración y cómo ofrecer mejor los sacrificios; San Juan Evangelista me ayuda a crecer en la contemplación; y sería negligente de mi parte no mencionar que a menudo pido la intercesión de mis abuelos, ellos oraron por mí mientras estaban en la tierra, y sé que están orando por mí en la vida eterna. Pero mi intercesora favorita de todos los tiempos siempre ha sido nuestra muy querida y amada Santísima Madre. A solo una oración de distancia Con quién pasamos el tiempo es importante; nos moldea en lo que nos convertimos. Realmente hay una "nube de testigos" que nos rodea y con la que estamos conectados de una manera real (Hebreos 12, 1); esforcémonos por conocerlos mejor. Podemos enviar oraciones sencillas y sinceras como: "Santo ____, me gustaría conocerte mejor; por favor, ayúdame". No estamos destinados a hacerlo solos en este viaje de fe, vamos en el camino de la fe en comunidad, como el cuerpo de Cristo; al mantenernos conectados con los santos, encontramos una brújula que nos proporciona dirección y una ayuda concreta para viajar con seguridad a nuestra patria celestial. ¡Que el Espíritu Santo nos ayude a ponernos en contacto con nuestras raíces espirituales, para que podamos crecer como santos y pasar la eternidad como una gloriosa familia de Dios!
By: Denise Jasek
MoreCuando te asalten pensamientos de inutilidad, prueba esto... Apestaba. Su cuerpo sucio y hambriento se consumió como su herencia desperdiciada. La vergüenza lo envolvió. Lo había perdido todo: su riqueza, reputación, familia; su vida estaba destrozada. La desesperación lo consumió. Entonces, de pronto, el rostro amable de su padre apareció en su mente. La reconciliación parecía imposible, pero en su desesperación “partió y fue donde su padre; pero cuando aún estaba lejos, su padre lo vio y se llenó de compasión; corrió, lo rodeó con sus brazos y lo besó. Entonces el hijo le dijo: 'Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo.’ Pero el padre dijo: ‘este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a vivir; ¡estaba perdido y ha sido encontrado!’ Y comenzaron a celebrar” (Lucas 15,20-24). Aceptar el perdón de Dios es difícil. Admitir nuestros pecados significa admitir que necesitamos a nuestro Padre. Y mientras tú y yo luchamos con la culpa y la vergüenza de ofensas pasadas, Satanás el acusador nos ataca con sus mentiras: “No son dignos de ser amados ni perdonados”. ¡Pero el Señor nos llama a rechazar esta mentira! En el bautismo, tu identidad como hijo de Dios quedó estampada en tu alma para siempre. Y al igual que el hijo pródigo, estás llamado a descubrir tu verdadera identidad y valor. Dios nunca deja de amarte, no importa lo que hayas hecho. “No rechazaré al que viene a mí” (Juan 6,37). ¡Tú y yo no somos excepciones! Entonces, ¿cómo podemos tomar medidas prácticas para aceptar el perdón de Dios? Busca al Señor, abraza su misericordia y sé restaurado por su poderosa gracia. Busca al Señor Busca tu iglesia o capilla de adoración más cercana y encuentra al Señor cara a cara. Pídele a Dios que te ayude a verte a través de sus ojos misericordiosos, con su amor incondicional. A continuación, haz un inventario honesto y valiente de tu alma. Sé valiente y mira a Cristo en el crucifijo mientras reflexionas: acércate al Señor. Admitir la realidad de nuestros pecados es doloroso, pero un corazón auténtico y vulnerable está dispuesto a recibir los frutos del perdón. Recuerda, eres un hijo de Dios: ¡el Señor no te rechazará! Abraza la misericordia de Dios Luchar contra la culpa y la vergüenza puede ser como intentar mantener una pelota de playa bajo la superficie del agua. ¡Se necesita mucho esfuerzo! Además de esto, el diablo a menudo nos lleva a creer que no somos dignos del amor y el perdón de Dios. Pero en la cruz brotaron sangre y agua del costado de Cristo, para limpiarnos, sanarnos y salvarnos. Tú y yo estamos llamados a confiar radicalmente en esta divina misericordia. Intenta decir: “Soy un hijo de Dios. Jesús me ama. Soy digno de perdón”. Repite esta verdad todos los días. Escríbelo en algún lugar que veas con frecuencia. Pide al Señor que te ayude a liberarte en su tierno abrazo de misericordia. Suelta la pelota de playa y entrégasela a Jesús: ¡nada es imposible para Dios! Ser restaurado En el sacramento de la reconciliación somos restaurados por las gracias de sanación y fortaleza de Dios. Lucha contra las mentiras del diablo y encuentra a Cristo en este poderoso sacramento. Di al sacerdote si estás luchando contra la culpa o la vergüenza, y cuando digas tu acto de contrición, invita al Espíritu Santo a inspirar tu corazón. Elige creer en la infinita misericordia de Dios al escuchar las palabras de absolución: “Que Dios te dé el perdón y la paz; y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. ¡Ahora estás restaurado en el amor incondicional y el perdón de Dios! A pesar de mis fracasos, le pido a Dios todos los días que me ayude a aceptar su amor y su perdón. Puede que hayamos caído como el hijo pródigo, pero tú y yo seguimos siendo hijos e hijas de Dios, dignos de su infinito amor y compasión. Dios te ama, aquí y ahora; entregó su vida por amor a ti. ¡Ésta es la esperanza transformadora de la Buena Nueva! Entonces, abraza el perdón de Dios y atrévete a aceptar con valentía su divina misericordia. ¡La compasión inagotable de Dios te espera! “No teman, porque yo los he redimido; te puse tu nombre, tú eres mío” (Isaías 43,1).
By: Jody Weis
MoreAlgo sucede ante la presencia de un bebé; si se presenta a un bebé en una habitación llena de gente, todos querrán verlo; las conversaciones se detendrán, las sonrisas se extenderán por los rostros de las personas, los brazos se abrirán para sostener al niño. Incluso el personaje más duro y cascarrabias de la habitación se sentirá atraído hacia el bebé. Las personas que momentos antes habían estado discutiendo entre sí, estarán arrullando y haciendo muecas graciosas al bebé; los bebés traen paz y alegría… es lo que hacen. El mensaje central y aun realmente desconcertante de la Navidad es que Dios se convirtió en un bebé; el omnipotente creador del universo, el fundamento de la inteligibilidad del mundo, la fuente de la existencia infinita, la razón por la que hay algo en lugar de nada, se convirtió en un niño demasiado débil incluso para levantar la cabeza; un bebé vulnerable que yace indefenso en un pesebre donde comen los animales. Estoy seguro de que todos los que estaban alrededor del pesebre del Niño Jesús —su Madre, San José, los pastores, los reyes magos— hacían lo que la gente siempre hace con los bebés: sonreían, le arrullaban y hacían ruidos raros. El cuidado y la preocupación por el bienestar de ese bebé los tenía a todos reunidos en torno a Él. En esto vemos la genialidad divina; durante toda la historia de Israel, Dios se esforzaba por atraer a su pueblo elegido hacia sí mismo y por atraerlo a una comunión más profunda con Él. Todo el propósito de la Torá, los diez mandamientos, las leyes dietéticas descritas en el libro de Levítico, la predicación de los profetas, los pactos con Noé, Moisés y David, y los sacrificios ofrecidos en el templo era simplemente fomentar la amistad con Dios y un mayor amor entre su pueblo. Un tema triste pero constante del Antiguo Testamento es que, a pesar de todos estos esfuerzos e instituciones, Israel permaneció alejado de Dios: la Torá ignorada, los pactos rotos, los mandamientos desobedecidos, el templo corrompido. Así que, en la plenitud de los tiempos, Dios determinó no intimidarnos ni ordenarnos desde lo alto, sino más bien convertirse en un bebé, porque ¿quién puede resistirse a un bebé? En Navidad, la raza humana ya no miraba hacia arriba para ver el rostro de Dios, sino hacia el rostro de un niño pequeño. Una de mis heroínas espirituales, Santa Teresa de Lisieux, era conocida como "Teresa del niño Jesús"; es muy fácil caer en la romantización de esta designación, pero debemos resistir esa tentación. Al identificarse con el niño Jesús, Teresa se esforzaba sutilmente por sacar de sí mismos a todos los que encontraba, para llevarlos a una actitud de amor. Una vez que comprendemos esta dinámica esencial de la Navidad, la vida espiritual se abre de una manera fresca. ¿Dónde encontramos al Dios que buscamos? Lo hacemos más claramente en los rostros de los vulnerables, los pobres, los indefensos, los niños. Es relativamente fácil resistirse a las demandas de los ricos, exitosos y autosuficientes; de hecho, es probable que sintamos resentimiento hacia ellos. Pero los humildes, los necesitados, los débiles, ¿cómo podemos apartarnos de ellos? Nos sacan —como lo hace un bebé— de nuestra preocupación por nosotros mismos y nos llevan al espacio del amor verdadero; esta es, sin duda, la razón por la que tantos los santos —Francisco de Asís, Isabel de Hungría, Juan Crisóstomo, la Madre Teresa de Calcuta, por nombrar sólo algunos— se sintieron atraídos al servicio de los pobres. Estoy seguro de que la mayoría de los que lean estas palabras se reunirán con sus familias para la celebración de la Navidad; todos estarán allí: mamá y papá, primos, tíos, tal vez abuelos y bisabuelos, algunos amigos que se encuentran lejos de casa; habrá mucha comida, muchas risas, muchas conversaciones animadas, muy probablemente una o dos discusiones políticas. Los extrovertidos se lo pasarán espléndidamente, a los introvertidos les resultará todo un poco más difícil. Estaría dispuesto a apostar que, en la mayoría de estas reuniones, en algún momento, se traerá un bebé a la habitación: el nuevo hijo, nieto, bisnieto, primo, sobrino, lo que sea; ¿podría instarles este año a que estén particularmente atentos a lo que ese bebé les produce a todos, para que se den cuenta del poder magnético que tiene sobre el grupo variado de personas reunidas? Y luego los invito a recordar que la razón por la que se están reuniendo es para celebrar al bebé que es Dios, y, por último, déjense atraer por el peculiar magnetismo de ese divino niño.
By: Obispo Robert Barron
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