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Feb 05, 2019 708 0 Robert Feduccia
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La forma más segura de mantener a nuestros jóvenes en la Iglesia

Cuando doy pláticas de evangelización, puedo sentir gran energía en la clase a la hora de repasar los documentos de la Iglesia sobre la evangelización. Evangelii nuntiandi, Evangelii gaudium, y una gran cantidad de citas de papas, pensadores, santos y ateos, hacen que la gente se emocione y se sienta lista para salir a las calles a vivir y predicar el Evangelio. Es fantástico ver cómo los líderes católicos se entusiasman, pero no pocas veces ese entusiasmo se desvanece a la hora de compartir estadísticas actuales. Datos duros en blanco y negro no hacen más que confirmar los presentimientos y experiencias que ha tenido la gente sobre la dramática pérdida de fieles en nuestras iglesias.

Entre las estadísticas, hay una que me rompe el corazón más que ninguna otra. Entre los cristianos, los jóvenes católicos son los menos dados a orar diariamente, y digo que me rompe el corazón porque tenemos una rica y vasta tradición en cuanto a la oración personal, la contemplación y el misticismo. Conozco a muchos evangélicos que cuando comienzan a zambullirse profundamente en la oración personal, buscan escritores y guías espirituales católicos de la talla de Thomás Merton, Richard Rohr, O.F.M., Sta. Teresa de Ávila, Sn. Juan de la Cruz, Maestro Eckhart, Tomás de Kempis y Juliana de Norwich. Grandes escritores espirituales y místicos que forman parte de nuestro tesoro y que mis amigos evangélicos descubren con gran deleite mientras que muchos católicos continúan ignorando.

La segunda estadística preocupante, es que la Iglesia Católica tiene la mayor tasa de deserción entre las iglesias cristianas. Peor aún, entre los que aún se identifican como católicos, más que ex católicos, sólo el 16% está realmente involucrado en sus parroquias. Sólo nuestros amigos episcopales tienen una tasa menor de alto involucramiento con el 13%.

La tercera estadística –aunque parezca contradictorio- es que la asistencia a misa no es igual a la asistencia a misa, y esto se refiere al hecho de que llevar a tus hijos a la iglesia los domingos no garantiza de ninguna forma que seguirán asistiendo cuando ingresen a la universidad, o durante los siguientes años cuando sean adultos jóvenes. De entre los factores, el único que parece dar mayor garantía de que seguirán participando en la vida eclesiástica es el de la oración personal cotidiana.

Creo que está claro en dónde se conectan los puntos: 1. El mayor garante de la continua participación religiosa es la oración diaria. 2. Los jóvenes católicos son los menos propensos a orar diariamente. 3. La Iglesia Católica tiene la mayor tasa de deserción entre las iglesias y comunidades eclesiales cristianas. ¿Me permiten establecer un “por lo tanto?”

Por lo tanto, lo más importante que podemos hacer como ministros juveniles y como padres, es fomentar entre nuestros jóvenes una vida de oración diaria. En este sentido, no sé por qué no hemos podido hacer un mejor trabajo de lo que se ha logrado hasta ahora. Cuando asistía a la parroquia, logré dirigir increíbles grupos de oración: velas, incienso, música, luces. Una auténtica proclamación de las Escrituras, eran fundamentales para los servicios semanales de oración, y nuestras veladas juveniles eran espectaculares. Con todo, no recuerdo haberles preguntado a mis jóvenes acerca de su vida de oración personal. Yo quería darles experiencias, quería instruirlos con la doctrina de la Iglesia, pero ¿les di lo que necesitaban para que desarrollaran una vida de oración personal diaria?

Los que nos guiamos por el Leccionario contamos con todas las herramientas para ayudar a nuestros jóvenes a que lo hagan, y no simplemente ponerles una Biblia en las manos diciendo, “ten, comienza a leer.” La Iglesia nos proporciona un ritmo con ciclos y lecturas diarias de la Escritura, tenemos una guía propia para las lecturas bíblicas, y además la Iglesia también nos proporciona la lectio divina, un método de cuatro pasos para rezar con las Escrituras:

…lo más importante que podemos hacer

como ministros de jóvenes y como padres,

es fomentar una vida de oración diaria

entre nuestros jóvenes.

 

  • Utiliza tu cuerpo. Lee el pasaje.
  • Utiliza tu mente. Repasa tu día en la escuela y lo que sucedió con tus amigos y familiares.

 

¿Qué significa este pasaje para ti, basado en lo que estás viviendo actualmente?

 

  • Utiliza tus sentimientos. Ahora que entiendes lo que este pasaje significa en tu vida, ¿qué situación te ha inspirado a orar?
  • Utiliza tu intuición. ¿Qué es lo que Dios te responde?

 

 

Hay que recordar que nuestra fe no es una ideología; nuestra fe está cimentada en una persona, Jesucristo.   Con Él es con quien nos encontramos, de quien nos enamoramos, y a quien nos amoldamos. Me parece que los que estamos encargados del ministerio juvenil nos estamos sujetando del único programa, movimiento o innovación que intenta detener el sangrado de jóvenes y jóvenes adultos que dejan de asistir a nuestras parroquias. Tanto las misiones, retiros, conferencias de entrenamiento de líderes, como los esfuerzos en la renovación litúrgica, sólo tendrán sentido si nuestros jóvenes están enraizados en una persona con la que tengan un encuentro cotidiano. Cuando fui ministro juvenil parroquial, descubrí que un buen ministerio juvenil se basa en hacer las preguntas correctas. Quizás la mejor pregunta que podamos hacerles a los jóvenes sería: ‘¿Cómo te fue anoche durante tu tiempo de oración?’

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Robert Feduccia

Robert Feduccia es ministro y conferencista con liderazgo inspirador. Después de extensos estudios y trabajo como ministro juvenil, encontró un hogar en Spirit & Song (OCP) en donde fungió como Director General por muchos años. Fue uno de los fundadores de la conferencia juvenil “One Bread, One Cup” (Un pan, un cáliz) en Saint Meinrad, y también fungió algún tiempo como Editor de Desarrollo en la Editorial Saint Mary. Tiene licenciatura de la Universidad Saint Meinrad y una maestría en Estudios teológicos de la Escuela de Teología Saint Meinrad. Presentador dotado en espiritualidad litúrgica y participación juvenil en la liturgia, Robert ha sido el principal conferencista en numerosas conferencias diocesanas, y es reconocido como un experto en la Nueva Evangelización, habiendo escrito el documento de evangelización para la Federación Nacional del Ministerio Juvenil Católico. Ha sido un frecuente contribuyente de “Today’s Liturgy” (La liturgia de hoy) de la OCP y del Centro para el Desarrollo Ministerial Juvenil. Sus talleres y retiros intentan mostrar que Dios es fiel y que la Eucaristía está profundamente conectada a nuestra vida diaria. Robert trabaja actualmente de tiempo completo como conferencista, líder de retiros y evangelista. Vive con su esposa y cuatro hijos en Nashville, Tennessee. Para mayor información, visita su página www.robertfeduccia.com

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