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Oct 31, 2023 417 0 EL PADRE JOSEPH GILL
Comprometer

Romance Sagrado

El padre Joseph Gill, columnista habitual de Shalom Tidings, abre su corazón para compartir la historia de su vida y de cómo se enamoró.

Supongo que mi vocación no es como tal, un llamado; sino más una historia de amor con Aquel que me creó y atrajo mi corazón. Desde que yo era muy joven amaba a Dios; recuerdo que cuando tenía entre 8 y 9 años leía la biblia en mi cuarto. La Palabra me inspiraba al grado de querer escribir mi propio libro de la biblia (no hace falta decir que no fue lo suficientemente bueno). Soñaba con ser un misionero o un mártir, o entregar generosamente mi vida a Cristo.

Pero llegué a la adolescencia, y mi pasión por Cristo fue enterrada bajo preocupaciones mundanas. Mi vida empezó a girar en torno al béisbol, las chicas y la música. Mi nueva ambición se centraba en ser un famoso y millonario músico de rock o un comentarista deportivo.

Golpe al alma

Doy infinitas gracias al Señor por no darse por vencido conmigo. Cuando tenía catorce tuve el privilegio de viajar a Roma en una peregrinación con mi grupo juvenil. Estando de pie ante el Coliseo, pensé: “En este mismo lugar, más de diez mil hombres, mujeres y niños derramaron su sangre por Cristo. ¿Por qué no le doy un poco más de importancia a mi fe?” La Capilla Sixtina me impresionó; no por el techo, sino por el arte de la pared del fondo: el “Juicio Final” de Miguel Ángel. Ahí, la consecuencia de las decisiones de toda la vida se representa poderosamente: el cielo y el infierno. Me golpeó el alma el hecho de pensar que pasaré la eternidad en uno de esos dos lugares; entonces pensé… “¿Hacia dónde me dirijo?”

Cuando regresé, sabía que necesitaba hacer algunos cambios… pero eso puede ser algo complicado de hacer. Estaba atrapado en un montón de pecados propios de los adolescentes, así como angustia y drama. A medias, traté de desarrollar una vida de oración, pero ésta no echó raíces. Tampoco puedo decir que realmente me esforcé por la santidad. Se necesitaron más encuentros para que el Señor se ganara mi corazón.

Primero, mi parroquia comenzó con la adoración perpetua, proporcionando una oportunidad 24/7 para que las personas oraran antes de la Eucaristía. Mis padres se habían anotado para una hora de adoración a la semana y me invitaron a asistir. Al principio, me negué; ¡no me quería perder mis programas favoritos de televisión! Pero entonces pensé: “Si realmente creo en lo que digo, creo en la eucaristía: Es verdaderamente el cuerpo y la sangre de Jesús. ¿Por qué no querría pasar una hora con Él?”. Así que, a regañadientes comencé a ir a la adoración… y me enamoré de Él. Esa hora semanal de silencio, las escrituras y la oración, me llevaron a darme cuenta del amor personal y pasional que tiene Dios por mí… y comencé a desear devolver todo ese amor con toda mi vida.

Solo la verdadera felicidad

Por aquellos días, Dios me guio en algunos retiros que fueron muy transformadores. Uno de ellos fue un campamento de verano familiar, católico, llamado: Catholic Family Land (Tierra de la familia católica), en Ohio. Ahí, por primera vez, encontré niños de mi edad que tenían un profundo amor por Jesús; y me di cuenta de que era posible (incluso fabuloso), luchar por la santidad como una persona joven. Entonces, comencé a asistir a retiros de fin de semana para niños de secundaria con los legionarios de Cristo, e hice aún más amigos cuyo amor por Cristo benefició mi viaje espiritual.

Finalmente, como un estudiante del último año de secundaria, comencé a tomar clases en un colegio comunitario local. Hasta entonces, fui educado en casa, así que había sido bastante protegido. Pero en estas clases universitarias me encontré con profesores ateos y compañeros hedonistas cuyas vidas giraban en torno a la próxima fiesta, el próximo cheque de pago y la próxima conexión. Sin embargo, me di cuenta de que en realidad ¡se veían muy infelices! Estaban luchando todo el tiempo por un placebo, sin vivir por otra cosa que no fuera para ellos mismos. Esto me hizo darme cuenta de que la única verdadera felicidad es dar tu vida por Cristo y por los demás.

A partir de ese punto, sabía que mi vida tenía que tratarse de Jesús. Comencé mi formación en la Universidad Franciscana y asistí al seminario de Mount en St. Mary en Maryland. Pero incluso como sacerdote, el viaje continúa. Cada día el señor me muestra más evidencias de su amor, y me lleva a un lugar cada vez más profundo de su corazón. Mi oración es para que todos ustedes, mis queridos lectores de Shalom Tidings, ¡para que puedan ver su fe como una historia hermosa y radical de amor, con el gran “amante de nuestras almas”!

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EL PADRE JOSEPH GILL

EL PADRE JOSEPH GILL es capellán de escuela secundaria y sirve en el ministerio parroquial. Se graduó en la Universidad Franciscana de Steubenville y en el Seminario Mount Saint Mary. El padre Gill ha publicado varios álbumes de música rock cristiana (disponibles en iTunes). Su primera novela, Days of Grace, está disponible en amazon.com.

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