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Si estás comenzando a soñar con casarte, quizás también estés pensando dónde celebrar tu ceremonia de bodas. Todas las parejas desean que su boda sea un evento memorable y quieren que la ceremonia tenga un significado especial. El día de la boda es uno de los días más importantes en la vida de la pareja. Probablemente tengas amigos que han encontrado formas muy creativas de celebrar este día. Algunos habrán seleccionado locaciones naturales tales como playas o montañas o lugares íntimos como la casa de los padres o de algún amigo. Si tu y/o tu pareja son católicos, se espera que se casen en una iglesia católica a menos que hayan recibido permiso de casarse en algún otro lado, pero casarse en una iglesia es mucho más que una obligación; es una oportunidad de llevar a cabo una celebración que es gozosa y significativa, una que puede tener un impacto positivo en el resto de tu vida de casado(a).
¿Qué puede ser más romántico que la antigua tradición de siglos de caminar a lo largo del corredor de una iglesia llena de familiares y amigos? ¿Qué puede ser más tranquilizante para la pareja que estar rodeados de gente que los ama y que les brindará su apoyo? ¿Qué tendrá más significado que recitar votosmatrimoniales que provienen de una larga tradición cristiana? ¿Qué sería más asombrosamente inspirador que un rito a través del cual se entra en una realidad espiritual donde Dios te une como marido y mujer y te da una importante misión? En la tradición católica, marido y mujer aceptan un rol en el plan de Dios para la humanidad: deberán ser embajadores del amor de Dios. A través del amor mutuo se demuestra el profundo amor que Dios nos tiene y se es colaborador de Dios para mantener viva a la humanidad. La Iglesia Católica considera el matrimonio un sacramento, un vehículo para recibir gracias de Dios para la pareja y la comunidad.
EL VOTO DE LA PERMANENCIA
El punto central de cualquier ceremonia de bodas es el intercambio de los votos. Los votos no son simplemente un ritual que define la relación de dos personas enamoradas, son mucho más que eso: son un pacto sagrado mediante el cual los esposos se aceptan uno a otro y, juntos, aceptan a Cristo como socio. El juramento que hacen no se puede romper porque mediante su unión con Cristo participan en el inquebrantablepacto entre Dios y la humanidad: la alianza que fue sellada en la muerte y resurrección de Jesús. Un compromiso permanente es un atributo inherente de la relación marital: todas las parejas que se casan quieren que su matrimonio dure toda la vida. Los investigadores nos dicen que la presencia de un compromiso irrevocable contribuye a la felicidad de los esposos. Linda Waite y Maggie Gallagher, autores de ‘The Case for Marriage’ (La causa del matrimonio), escriben: “El tener una pareja que está comprometida, para bien o para mal, en la salud y la enfermedad, hace que la gente sea más feliz y más saludable.”
Pero la vida de casados no es fácil y hoy en día muchas parejas encuentran difícil mantener sus promesas. Muchos jóvenes han crecido experimentando el dolor del divorcio, y si bien desean casarse, les cuesta trabajo creer que los matrimonios puedan durar toda la vida; tienen miedo de comprometerse. Uno de los beneficios del matrimonio sacramental en la Iglesia Católica, es el poder de la gracia de Dios que ayuda a los esposos a mantener su compromiso y encontrar la felicidad juntos. Los científicos sociales se están encontrando con que las parejas que reconocen la presencia de Dios en sus relaciones se sienten muy satisfechas con sus matrimonios y tienen menor tendencia a exponer a sus hijos, familiares y amigos al dolor del divorcio.
EXPERIMENTANDO LA GRACIA DE DIOS
Las parejas que tienen fe son más exitosas y están más satisfechas en el matrimonio no porque tengan menos problemas que las demás; lo que las empuja a crecer y superar los obstáculos es la ayuda que reciben de la gracia de Dios. Hace poco les preguntamos a algunas parejas: “¿Cómo experimentan la gracia de Dios en su matrimonio?” Una mujer casada durante 28 años dijo: “Experimentamos la gracia de Dios en nuestro matrimonio a través de las estaciones de nuestra vida: Él estaba presente cuando éramos recién casados, cuando tuvimos a nuestros hijos, y Él está presente ahora que está vacío el nido. Nos da fortaleza en los tiempos difíciles y celebra con nosotros los buenos momentos.” Un esposo casado por 43 años dijo, “Yo experimento la gracia de Dios en el amor y apoyo que recibo de mi esposa; sus cuidados y paciencia son regalos que no me merezco, son una gracia.” Otro esposo con 15 años de casado dijo, “Siento la gracia de Dios cuando la vida sale fuera de control, como la pérdida de un trabajo. Sé que puedo acudir a Dios y tener el valor que necesito para continuar.” Otra mujer casada hace 20 años dijo: “Hay veces que estamos teniendo una discusión y vamos a la iglesia estando todavía molestos el uno al otro, escuchamos una lectura que nos habla directamente, nos miramos y sonreímos porque sabemos que Dios ha tocado nuestra necedad. Esto es gracia.”
La gracia de Dios está por todas partes porque los esposos no van solos por el camino. El Beato Juan Pablo II dijo: “Jesús no se queda parado dejándote solo para enfrentar el desafío. Él siempre está contigo para transformar tu debilidad en fortaleza. Confía en Él cuando dice: ‘Mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza’ (2 Co 12,9).”
El matrimonio en la Iglesia Católica es atractivo no sólo por sus significativos rituales y tradiciones, sino por el impacto que tiene en tu vida y tu felicidad. Las parejas pueden apreciar su valor plenamente cuando miran la vida matrimonial con los ojos de la fe, entonces verás tu boda no como un evento de un día, sino como la puerta a una gran aventura que durará el resto de tu vida, un viaje que te involucra no sólo a ti y a tu cónyuge, sino que incluye a Dios, a tus hijos, tu comunidad y toda la sociedad en su conjunto. El matrimonio no es una relación aislada. La familia basada en el matrimonio es una célula fundamental de la sociedad humana. La Iglesia Católica te invita a darle significado a tu vida abrazando la vocación del matrimonio y formando una familia que esté dedicada a cultivar y compartir el amor de Dios.
Cuando estés listo para comprometerte, habla con tu sacerdote y pídele su dirección para que te preparar a tan noble vocación.
'¡Pronto! Menciona a tres de los católicos más influyentes que hayan existido hasta ahora. ¿La Beata Madre Teresa? ¿Santo Tomás Moro? ¿San Francisco de Asís? No importa a quién hayas elegido, porque apuesto a que cualquiera de ellos está entre las primeras filas con estos grandes católicos. Pero, ¿alguna vez te has preguntado por qué son tan “grandiosos”? ¿Qué es lo que tienen estas personas que hacen que la Iglesia se pare exclamando: ¡Oigan todos: mírenla… mírenlo! y todos volteamos a verlos? La razón es simple: fueron transformados; estaban enamorados de Jesús. Eventualmente, todos cambiamos –para mejor o para peor- por alguien o por algo que amamos: los que aman demasiado las riquezas se hacen envidiosos, creaturas miserables; los que idolatran la belleza se convierten en narcisistas; pero los que se enamoran de Jesús se transforman y convierten en algo diferente.
Habiendo encontrado un amor apasionado, responden con generosidad a la radical invitación de hacerse como Él: buenos, sacrificados, sabios, pacificadores, castos, bondadosos, pobres y misericordiosos.
Con el tiempo, aquellos que son poseídos por el amor de Dios, el Creador del universo, sufren una ‘metanoia’ o conversión en la que Él cambia sus vidas hasta la última fibra de su existencia. Así fue como una insignificante, pobre y pequeña mujer como la Beata Madre Teresa pudo recoger cantidad de moribundos en las calles de Calcuta, amarlos y atenderlos tiernamente hasta que éstos exhalaron su último suspiro. Su adoración por Jesús era tal, que se asemejó a Él plenamente pudiendo irradiarlo a cuantos la rodeaban.
MENTES RENOVADAS
Cuando el apóstol Pablo escribió a los cristianos de Roma, les dijo: “No os acomodéis al mundo presente, antes bien, transformaos mediante la renovación de vuestra mente, de forma que podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto” (Rm 12,2).
¿Y cómo pensaba el mundo en la antigua Roma?
Las mujeres tomaban libremente hierbas medicinales como abortivos
Las ceremonias de gays estaban de moda El adulterio era bastante difundido
La pena de muerte era una forma de entretenimiento
Para un cristiano, vivir día a día entre personas que consideraban estas cosas como algo natural no le habría sido difícil ser absorbido por la forma de pensar de la mayoría, perdiendo de vista lo que Dios considera como “bueno, aceptable y perfecto.” Pero los ‘grandes católicos’, una vez que se convierten auténticamente a Dios, jamás permiten que su conciencia se amolde a la opinión pública; están demasiado ocupados amoldándola a Cristo y a su Iglesia.
En la Inglaterra del siglo XVI, cuando la gente apoyó el juego del Rey Enrique VIII para proclamarse pontífice de Inglaterra –confeccionado a su estilo-, Santo Tomás Moro no dudó ni se comprometió. Para un hombre enamorado de Dios y dedicado a la cuidadosa edificación de las almas en la fe, no había ninguna otra opción más que rehusarse a dar su consentimiento. Esta fortaleza y convicción no podía ser agitada a capricho del clima político en ‘voga’ o la tentación de ‘ir con los tiempos’. Santo Tomás Moro acudió a su muerte –y a la magnífica eternidad celestial- por tener una mente católica renovada. Ese heroico sacrificio inspira hoy a millones de fieles a perseverar ante los ataques, ridiculizaciones y vejaciones de sus creencias más profundas y sagradas por parte de las sociedades en todo el planeta. Son miles los que han respondido al llamado de trabajar por la noble defensa de la libertad religiosa bajo esta bandera. Las personas cuya conciencia ha sido transformada por Cristo saben lo que a Él le agrada, de tal suerte que en lugar de que el mundo los cambie a ellos, ellos habrán de cambiar al mundo.
CORAZONES MISIONEROS
Si la persona humana fue creada para Dios, no podrá hallar la felicidad plena hasta que no lo conozca y sepa que Él leama. La gente busca a Dios por todas partes –a lo largo y a lo ancho- y en todo tipo de lugares -buenos y malos-, pero el fundamento principal de nuestra fe nos recuerda que es en la Iglesia Católica donde se encuentra la Perla preciosa del reino de Dios: una que está radiante, completa y viva.
A algunos este gran regalo se les otorgó desde que nacieron, y otros han tenido que viajar a lo largo de muchos y difíciles años para encontrarlo. Sin embargo, la forma en cómo ha llegado cada quien no es lo más importante, sino qué es lo que hacemos una vez que lo encontramos y lo creemos nuestro. Para muchos, la tentación de utilizar nuestra fe cristiana como si fuera un pase exclusivo de entrada que escondemos y sólo mostramos cuando nos conviene, es algo muy real; y peor todavía cuando nos encerramos ‘a piedra y lodo’ dentro de un determinado grupo católico y pensamos que nadie pude ser más digno de recibir la misma misericordia y amor que nosotros. Sin embargo, la persona que tiene una genuina relación con Jesús entiende las cosas de una manera diferente: Dios pertenece a todos y todos tienen derecho a Él, por lo tanto, no hay nadie a quien Dios no busque y no hay nadie por quien no esté absolutamente loco de amor.
Tiene sentido, entonces, que uno de los hombres más santos que ha vivido, San Francisco de asís, fuera un hombre con un celo misionero incomparable que viajó no sólo a todo lo largo y ancho de la provincia italiana, sino que llegó tan lejos como a egipto proclamando elevangelio a cualquier persona que quisiera escucharlo. ¿Por qué? Porque como un auténtico discípulo que había sido transformado, se dio cuenta de que Dios deseaba a otras personas tanto como lo deseaba a Él, y le parecía un insulto No compartir lo que él mismo había recibido tan generosamente. Como resultado, su evangelización no sólo convirtió pueblos enteros que habían crecido de forma torcida en su fe, sino que revivió a toda la Iglesia Católica.
Aquellos que “coleccionan” a Dios guardándolo cómodamente para sí mismos, están en grave peligro de que sus ministerios e iglesias encuentren la muerte espiritual, porque ellos mismos se enferman de anemia, se convierten en cristianos irrelevantes incapaces de llevar a cabo la obra que se les ha encomendado. ¿Y qué hay de las personas que arriesgan todo lo que tienen con tal de compartir su experiencia de Dios? esos son los que se convierten en ‘grandes’.
LA DECISIÓN ES NUESTRA
Todos lo hemos escuchado y quizás hasta lo hemos dicho: “¡oye! yo jamás dije que fuera un santo.” Ésta es la frase por excelencia que nos excusa de todo: de nuestras formas aburridas, de nuestra apatía por hacer el bien, de nuestra obstinada persecución de todo lo que es mundano, pero si hemos de ser honestos, lo que en realidad queremos decir es: “No me quiero esforzar más de lo que lo hago ahora; lo que hago es sufi ciente, ¿a quién le importa ser ‘grande’?” Con este tipo de actitudes demostramos que se nos olvida algo muy importante: que Dios no hace ‘lo sufi ciente’, y que la mediocridad cristiana jamás se ha ganado el sello aprobatorio de Dios. es decir, no existe una “chica alada” esperando a las puertas del cielo para alguien que, sabiendo que se pudo haber esforzado más, simplemente, bueno, pues…no lo hizo.
Probablemente no seamos los próximos Santa Teresa de Lisiex o el beato Juan Pablo II; posiblemente no alcancemos las cimas de la santidad antes de morir, pero… igual y sí; quizás, y sólo quizás, podríamos hasta llegar más arriba. así que, sólo por hoy, siéntate en silencio en algún lugar y dile a Jesús ‘gracias.’ Cuéntale tu vida, tus sueños, tu dolor. Él te ama y te ayudará porque Él ha estado anhelando este momento mucho más tiempo que tú. Date la oportunidad de ser transformado(a). es una decisión de la que te prometo no te arrepentirás.
'U na de las cosas que he aprendido a través de los años es que la disposición del corazón es extremadamente importante cuando se trata de nuestra vida espiritual. Hace unos años, el espíritu Santo me mostró de una forma muy evidente cómo cualquier cosa y todo (y todas las personas en ese caso) pueden servir como peldaños hacia Él; incluso situaciones que a nosotros nos podrían parecer horrendas, no son necesariamente obstáculos sino que, de hecho, pueden hasta servir como eNorMeS peldaños hacia Dios. Por la fe sabemos que Dios siempre saca algo bueno de todo, y esto lo he visto en mi trabajo y en mi propia vida de formas notables. Por lo tanto, enfermedades, muertes, pruebas de todo tipo, ataques y pequeñas irritaciones diarias, cada una de estas cosas pueden ser trampolines hacia los brazos de Dios.
Para nosotros es muy fácil ver cómo las alegrías de la vida nos acercan a Dios, pero a veces nos cuesta trabajo ver que las “cosas no tan buenas” pueden hacer lo mismo, incluso de formas más poderosas de lo que los aspectos más agradables de la vida pueden hacerlo. La mayoría de la gente que conozco se convirtió a través de lo que comúnmente se consideraría como una mala experiencia (o una serie de ellas). No estoy diciendo que las cosas hermosas de la vida no nos acerquen a Dios, simplemente estoy afi rmando que mucha de la gente que yo conozco se volvió a Dios de todo corazón después de haber experimentado una serie de eventos o circunstancias dolorosas. Dios transformó su dolor en algo bueno, o se lo “permitieron,” porque a la hora de responder, siempre podremos elegir. Cuando llega la hora de sufrir por cualquier circunstancia, la disposición del corazón puede hacer la diferencia entre permitir que la amargura entre al corazón o permitirle al Señor transformar nuestro dolor y sufrimiento en algo hermoso. Nos podemos revolcar en medio de la amargura (desafortunadamente yo pasé años en ese “estado espiritual”) o podemos confi ar que Dios, lejos de estarnos “eligiendo” (¡llegué al punto de pensar eso!) está permitiendo que sucedan ciertos eventos porque sabe que después Él sacará un mayor bien para nosotros.
A esto yo no le llamaría pensamiento positivo, sino más bien “confi ar en el Dios de toda verdad y bondad.” Las palabras “pensamiento positivo” me preocupan un poco en nuestros días porque se pueden utilizar como anteojeras o como un rechazo para ver la verdad, incluso, se pueden utilizar como una forma para evitar la corrección o evitar responsabilidades. No estoy muy seguro de que el término tenga el mismo signifi cado del que solía tener: Jesús era un pensador verídico, no un pensador positivo, y frecuentemente su manera de hablar era muy desafi ante. Cuando llegó a limpiar el templo, no le dio un giro positivo a la situación (pensando): “oh, todo está bien y magnífi co aquí en la casa de Dios, por lo que dejaré que las cosas sigan así.” No. Él vio la “verdad” de lo que estaba pasando y actuó consecuentemente.
Contemplen la Crucifi xión de Nuestros Señor: Dios cambió al mundo para siempre a través de la muerte y resurrección de Jesucristo, porque a través de la dolorosa pasión que Jesús sufrió por nosotros todas las cosas se transformaron. Jesús jamás dijo que no sufriríamos aquí en la tierra. en Mateo, Marcos y Lucas, las “condiciones para el discipulado” son tomar la cruz y seguir a Jesús, pero después de cada uno de estos pasajes del evangelio, el pasaje siguiente habla sobre la Transfi guración de Cristo (Mateo 17,1-9; Marcos 9,2-8; Lucas 9,28-36). ¿Una coincidencia? De ningún modo. el hecho de tomar nuestra cruz y cargarla nos transforma, porque Dios así lo hizo.
'Hace algunos años vi un increíble programa en la televisión. Los productores habían llevado a cinco hombres a la costa del Golfo de Centroamérica para realizar una excursión
atravesando la selva hasta la costa del Pacífico, y lo que lo
hacía interesante era que los cinco sufrían de algún tipo de discapacidad: un tipo alto, afro-americano, estaba en una silla de ruedas habiendo perdido la movilidad de las piernas por la polio; otro estaba ciego; otro era sordo; el cuarto sufría de depresión crónica y el último tenía dificultades con el aprendizaje. el equipo de camarógrafos siguió la excursión a través de la selva captando todos los detalles. Llegó un momento en que el sordo le tomó
la mano al ciego para guiarlo, el equipo animó al depresivo
para seguir adelante, y todos ayudaron al de la silla de ruedas a subir cuesta arriba por una colina lodosa y luego a cruzar un río bastante crecido. Fue algo fascinante de observar, y para mí, todo el programa fue un recordatorio de la peregrinación que hacemos todos juntos a través de esta vida.
Después de un día particularmente penoso, entrevistaron al hombre que iba en la silla de ruedas: “¿Por qué está haciendo esto?” le preguntó el entrevistador. aquel hombre grande que apenas cabía en su silla de ruedas, abriendo ampliamente los ojos contestó con una voz profunda: “¡Por la hermosa lucha, hermano! ¡Por la hermosa lucha!”
aquí hay una gran verdad: es muy triste que gran parte de nuestra sociedad norteamericana se vea consumida por el vehemente deseo de evitar ‘la hermosa lucha’ en vez de soportarla o superarla. Simplemente pensemos en todo ese dinero, tiempo y esfuerzo que se gasta intentando crear mundos perfectos del tipo de Disneylandia; en todo ese dinero, tiempo y esfuerzo que todos empleamos para inventarnos mundos que resultan “prácticamente perfectos -y realmente plásticos- en todas sus formas.” ¿Qué pasaría si ese mismo dinero, tiempo y esfuerzo lo empleáramos en enfrentar la hermosa lucha para conquistar los problemas en vez de resanar grietas y rellenar hoyos pretendiendo que éstos no existen? ¿Qué pasaría si nos comprometiéramos en la hermosa lucha con el verdadero puño de un guerrero y la valentía de un campeón? Frecuentemente, sin embargo, esa determinación, valentía y puño la empleamos sólo para golpear al otro, para encaramarnos en su lomo y coronarnos como ganadores por encima de los demás, con el único fin de obtener más dinero y premios de plástico.
He aquí otro gran ejemplo: Philipe Croizon es un francés a quien le amputaron cuatro dedos después de haber sufrido un accidente eléctrico, y a pesar de eso, se armó de valor y entusiasmo para aventurarse a cruzar el Canal inglés a nado, así como otras distancias kilométricas que hizo…¡es la hermosa lucha, hermano!
Lo mismo sucede con los combates espirituales. ¡Cuántas veces buscamos la iglesia perfecta, en vez de intentar ser nosotros mismos cristianos perfectos; con qué frecuencia queremos
recibir consolaciones espirituales o alguna dulce experiencia mística; cuán ávidos estamos de querer encontrar este tipo de ‘Disneylandia religiosa’ donde todo es perfecto y está pintado
con aerosol y plástico! Innumerables angustias y problemas nos provocamos queriendo hallar o construir este tipo de utopías falsas, en lugar de enfrentar las dificultades de la vida tal y como vienen, y aprender a soportarlas o superarlas.
Lo cierto es que es precisamente en medio de las dificultades y las luchas que estamos más cerca de Dios y Él de nosotros; es en el hecho de soportarlas y superarlas que estamos más cerca de la experiencia de los evangelios. ¿Qué le pasó a Jesucristo? Desde el primer momento de su nacimiento se vio inmerso en la hermosa lucha. Los evangelios relatan que después de ser bautizado, fue ‘llevado’ al desierto con el objeto de superar las tentaciones y entrar en la hermosa lucha, y a partir de ese momento Jesús se enfrentaría a diario con batallas y conflictos.
Por lo tanto, ármate de valor en este día, y si estás a punto de ‘ensuciarte’ las manos y la vida se te presenta confusa, ten por seguro que es: ¡la hermosa lucha, hermano; la hermosa lucha! a final de cuentas, de eso se trata la vida: es una hermosa lucha para elevar a un alma…a la santidad.
¿Qué estás esperando?
PadRE dWight longEnECkER (www.DwightLongenecker.com) el padre es un popular conferencista, conductor y blogger.
Kevin y Mónica Fitzgibbons vivían en dos mundos completamente diferentes cuando se conocieron durante una convención de negocios en la Ciudad de Nueva York. Kevin se había graduado de la Universidad “Incarnate Word” (Verbo encarnado) en San antonio,
Texas, y Mónica de la Universidad de boston. Trabajando en lados opuestos (Kevin con SoNY en Los Ángeles, California, y Mónica con DreamWorks en la Ciudad de Nueva York), el Señor ciertamente intervino para guiar a Mónica en lo que sería una transferencia temporal a Los
Ángeles, y en el curso de ese año la pareja se conoció, se enamoró y se casó.
Con el matrimonio y pronto los hijos, Kevin y Mónica, ambos católicos sólo de nombre, comenzaron a buscar la verdad. “Desde el primer instante nuestro amor fue tan poderoso que no había forma de tener una relación meramente superfi cial. Pero luego fuimos arrojados a lo
profundo y no estábamos preparados para la estabilidad del día con día, para darnos a nosotros mismos de una manera que fuera congruente con aquellos sentimientos tan profundos, y ahora me doy cuenta que este amor verdadero fue un regalo de Dios. en aquel entonces, los
dos habíamos fallado al no dar un paso vital, esencial, que es entregarse primero a Dios como fuente del amor.” Fue así como descubrieron, cuenta Mónica: “que la verdad que buscábamos era un ‘Quien’, y ése ‘Quien’ era Jesucristo. esa verdad nos llevó a la contemplación de
la Sagrada Familia y luego a la de la Santísima Trinidad.” así inició un camino en familia para conocer más sobre 36 Shalom tidingS Febrero/Marzo 2014 la fe, comenzando por la oración.
Pocos años después se mudaron a Phoenix, arizona y, providencialmente, al mismo tiempo el obispo Thomas J. olmsted estaba iniciando su obispado en la Diócesis de Phoenix. al poco tiempo de observarlo y conocerlo, creció su interés por el poderoso testimonio que daba de Cristo. el
obispo olmsted era un hombre sencillo y humilde dedicado a atender a los pobres y los encarcelados, y este testimonio fue una luz en el camino de la fe para los Fitzgibbons. Su énfasis amoroso sobre los Sacramentos hicieron que los abrazaran plenamente, en especial el de la reconciliación.
en la medida en que el amor por el Señor fue creciendo, dice Mónica:“nuestros corazones se hicieron más inocentes.” Se dieron cuenta de que la cultura deprimida, chismosa y gris que prevalecía en Los Ángeles, misma que ellos habían llegado a aceptar y absorber en sus vidas y actitudes, no
era el camino que querían para su familia. Para Mónica y Kevin reclamar la inocencia de sus corazones se convirtió en un desafío interior personal, puesto que deseaban vivir en la verdad y guiar a su familia en la búsqueda para descubrir lo que Dios quería para ellos
este nuevo conocimiento también les permitió crecer al interior de su matrimonio. antes, no sabían exactamente cuáles eran los roles que debían desempeñar el uno para el otro, pero con la lectura de la biblia, de encíclicas, hasta de la Imitación de Cristo y otros textos espirituales,
se dieron cuenta de que el matrimonio se trataba de lo que Dios hace y no de lo que ellos hacen individualmente. antes, sus egos personales se enaltecían por la forma en que las demás personas veían sus estilos de vida y su éxito, y en su matrimonio se fueron por el camino fácil animados por
lo que otros pensaban de ellos. Mónica dice: “Conocíamos los conceptos generales del amor básicamente de ver televisión y películas y, sin saberlo en aquel entonces, nuestros compañeros infl uenciaron profundamente ennuestra manera de ver el mundo, pero cuando el “autor
del amor” nos enseñó a amar, nuestro matrimonio se transformó.” Si bien empezaron a crecer, aún estaban estancados.
Pero todo eso cambió en el 2004 cuando vieron la película “La Pasión de Cristo” en pantalla grande. “estábamos impactados por la calidad” dice Mónica. aquí teníamos una película cristiana de alta producción con un elenco que estaba en la cima de la industria.
Los Fitzgibbons sabían que ese era el camino que necesitaban tomar en sus vidas profesionales.
aunque la pareja tenía experiencia en varias plataformas de los medios de comunicación, cada uno tenía un interés particular y gusto por la música. oraron y decidieron llevar su fe a las artes iniciando “aimHigherentertainment” dependiente del mundialmente conocido “Decca records.” Como una
subsidiaria de aimHigherentertainment, comenzaron con la música De Montfort con el objeto de promover la música de las comunidades religiosas.
Por otro lado, a la mitad de camino a lo largo del país, un pequeño grupo monástico en Missouri llamado “benedictinas de María, reina de los apóstoles” hacían una grabación ‘casera’ de su música. La grabación ue enviada a sus benefactores y patrocinadores, y de
alguna de esas manos y por el poder del espíritu Santo, el CD llegó a los Fitzgibbons. Ignorando cualquier falta de calidad en la producción, los Fitzgibbons se sintieron conmovidos por las voces que escucharon y sabían que tenían que investigar más sobre aquella grabación.
De inmediato les escribieron a las Hermanas y les permitieron una visita. Después de varias pláticas y reuniones, se les concedieron exactamente tres días para grabar a las hermanas en un CD de música. el resultado fi nal, “advent at ephesus” (adviento en Éfeso),
duró seis semanas en primer lugar en las listas de música clásica billboard en los estados Unidos y las hermanas terminaron siendo el número uno de los artistas Clásicos Tradicionales del 2012, según las encuestas Nielsen Soundscan.
Nadie en el mundo exterior se pudo haber imaginado lo exitoso que resultaría un álbum de música eclesiástica interpretado por monjas en la mitad de los estados Unidos de américa, pero los Fitzgibbons sabían mejor; habían visto lo que sucede cuando
se combina la calidad con un mensaje de por sí poderoso. “La Pasión de Cristo” era una versión hermosamente presentada de una historia que sobresale por sí misma; sin embargo, esa película tenía un profundo efecto en todos: católicos y no católicos por
igual. Las voces de las Hermanas benedictinas eran fuertes por sí mismas, pero la calidad de la ingeniería y la grabación permitió que su música alcanzara una audiencia a nivel mundial.
Derry Connelly, Presidente de la Universidad Católica Juan Pablo el Grande, ha dicho que una de las inspiraciones más fuertes para inaugurar la universidad, que ofrece gran variedad de licenciaturas en los medios, fue que la voz de los católicos y de la Iglesia ya no tenía ninguna infl uencia en los medios de
entretenimiento. Para Shalom Media USa, el lanzamiento del canal de televisión ‘Mundo Shalom’ (Shalom World) propone poner otro peldaño en los medios de entretenimiento para compartir el mensaje del amor de Dios. Para los Fitzgibbons, la música De
Montfort es su misión ministerial para llegar a los corazones y servir como testigos de Jesucristo y difundir el mensaje de su amor.
Después del éxito de su primer álbum, las Hermanas benedictinas grabaron “angels and Saints in ephesus” (Ángeles y Santos en Éfeso), que salió a la venta en Mayo de este año producido por Christopher alder, nueve veces ganador del Grammy Internacional, y por el
ingeniero Mark Donohue, dos veces ganador del Grammy. Ángeles y Santos en Éfeso se mantuvo en primer lugar de la lista de música clásica tradicional billboard durante 14 semanas. La última producción de la música De Montfort es ‘Mater eucharistiae’ (Madre eucaristía), producida
por blanton alspaugh, ganador del premio Grammy 2013 como Productor clásico del año, que incluye 15 pistas de las Hermanas Dominicas de María, Madre de la eucaristía. Cuatro semanas después de haber salido a la venta, ocupaba el lugar número uno de todas las listas clásicas billboard así como el primer
lugar en las listas cristianas de billboard.
el ministerio de los Fitzgibbons les permite trabajar con muchas personas de diferentes religiones. “Tratamos de hacer productos de verdadera calidad, pero no necesariamente trabajamos sólo con católicos” dice Mónica “pero como el contenido es tan bueno y verdadero, no hace sino ayudar e inspirar
a los que trabajan en él.”
en el llamado a la Nueva evangelización, la música De Montfort sirve a los Fitzgibbons como una forma de utilizar sus talentos para Cristo.
© MARY JOB presta sus servicios en el Consejo editorial de la revista Shalom Tidings.Vive con su familia en edinburg, Texas.
'“Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión.” (Lucas 15,7) Del mismo modo, os digo,se produce alegría ante los ángeles de Dios por un
solo pecador que se convierta. (Lucas 15,10) …pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado.” (Lucas 15,32).
Cuando las reclusas entraron a la clase, no pude evitar notar que una de ellas estaba embarazada, y por lo visto se encontraba cercana la fecha de dar a luz. Al iniciar el servicio sentí que debíamos rezar por ella y por su bebé. Al preguntarles si podíamos ofrecer oraciones
por ella y por su bebé, los ojos de la chica comenzaron a llenarse de lágrimas y comentó: “Nadie había pedido eso antes; nunca nadie ha rezado por mí.”
Hablando en voz baja, me confesó cómo siempre le habían dicho que no valía nada, que era una inútil y que a nadie le importaba si estaba viva o muerta. Me di cuenta de que lejos de tener la auto estima muy baja, más bien ¡ni siquiera la tenía!
Me recordó algo que un buen amigo mío me compartió un día: El valor de un objeto perdido no disminuye sólo porque esté perdido. Un billete de $20 dólares que está perdido sigue valiendo $20 dólares; su manufactura determina su valor y no su situación. Lo
mismo es cierto por un alma perdida: sigue teniendo un gran valor porque su hacedor, Dios, establece su valor, ¡y sabemos que Dios no hace almas valiosas o no valiosas! En Lucas, Capítulo 15, Jesús comparte tres parábolas sobre cosas perdidas y su valor. En las tres –la
oveja perdida, la dracma perdida y el hijo pródigo- termina cada historia mostrando su preocupación por lo que está perdido y el amor de Dios por un pecador arrepentido. Jesús valora las almas perdidas.
Esta pobre muchacha había sido maltratada durante tanto tiempo, que no se daba cuenta de su gran valor a los ojos de Dios. Como el pastor que dejó las 99 ovejas por ir detrás de la que estaba perdida, así todos deberíamos unirnos y alegrarnos por esta alma perdida que ha sido
encontrada. Les pedí a las demás internas y al equipo del ministerio que le impusiéramos las manos a esta compañera y rezáramos por ella y su bebé. Cuando comenzamos a orar, varias de las otras compañeras oraron en voz alta por ella y por que tuviera un bebé saludable, para que lograra integrar
su vida y convertirse en la persona y madre que debía ser.
Estaba llorando pero tranquila, con paz. Se dio cuenta de que era amada y que la preocupación por ella y su bebé era genuina. Por primera vez alguien le dijo que era especial, una persona amorosa y que sería una gran madre, y que no era alguien sin valor o inútil. Se notaba que la querían.
La mayoría de los que estaban allí jamás habían visto a las compañeras rezando por alguna otra, pero te puedo asegurar que estas oraciones que se ofrecen con el poder del Espíritu Santo son extremadamente poderosas. Quizás éstas sean almas perdidas AHORA, pero siguen teniendo un gran
valor. En 1 Timoteo 2,1-4 se nos dice que Jesús quiere que todas las almas se salven, aún los que están presos.
Antes de juzgar a los demás, por favor recuerda la historia del billete de $20 dólares. Su valor no disminuye sólo porque esté perdido, y cuando un alma perdida es encontrada, hay una gran alegría en el cielo. Si juzgamos menos y amamos más, todos podremos ser instrumentos para que así
suceda. Jesús, ¡hazme un instrumento de tu paz!
TONY AGNESI (www.TonyAgnesi.com) es un incesante escritor de historias. Es Productor Ejecutivo y Consultor de radio y también está involucrado en radio católica, Ministerio penitenciario y en el Ministerio para indigentes. Padre de dos hijos ya mayores, él y su esposa han vivido por más
de cuarenta años en Wadsworth, Ohio