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Si estás comenzando a soñar con casarte, quizás también estés pensando dónde celebrar tu ceremonia de bodas. Todas las parejas desean que su boda sea un evento memorable y quieren que la ceremonia tenga un significado especial. El día de la boda es uno de los días más importantes en la vida de la pareja. Probablemente tengas amigos que han encontrado formas muy creativas de celebrar este día. Algunos habrán seleccionado locaciones naturales tales como playas o montañas o lugares íntimos como la casa de los padres o de algún amigo. Si tu y/o tu pareja son católicos, se espera que se casen en una iglesia católica a menos que hayan recibido permiso de casarse en algún otro lado, pero casarse en una iglesia es mucho más que una obligación; es una oportunidad de llevar a cabo una celebración que es gozosa y significativa, una que puede tener un impacto positivo en el resto de tu vida de casado(a).
¿Qué puede ser más romántico que la antigua tradición de siglos de caminar a lo largo del corredor de una iglesia llena de familiares y amigos? ¿Qué puede ser más tranquilizante para la pareja que estar rodeados de gente que los ama y que les brindará su apoyo? ¿Qué tendrá más significado que recitar votosmatrimoniales que provienen de una larga tradición cristiana? ¿Qué sería más asombrosamente inspirador que un rito a través del cual se entra en una realidad espiritual donde Dios te une como marido y mujer y te da una importante misión? En la tradición católica, marido y mujer aceptan un rol en el plan de Dios para la humanidad: deberán ser embajadores del amor de Dios. A través del amor mutuo se demuestra el profundo amor que Dios nos tiene y se es colaborador de Dios para mantener viva a la humanidad. La Iglesia Católica considera el matrimonio un sacramento, un vehículo para recibir gracias de Dios para la pareja y la comunidad.
EL VOTO DE LA PERMANENCIA
El punto central de cualquier ceremonia de bodas es el intercambio de los votos. Los votos no son simplemente un ritual que define la relación de dos personas enamoradas, son mucho más que eso: son un pacto sagrado mediante el cual los esposos se aceptan uno a otro y, juntos, aceptan a Cristo como socio. El juramento que hacen no se puede romper porque mediante su unión con Cristo participan en el inquebrantablepacto entre Dios y la humanidad: la alianza que fue sellada en la muerte y resurrección de Jesús. Un compromiso permanente es un atributo inherente de la relación marital: todas las parejas que se casan quieren que su matrimonio dure toda la vida. Los investigadores nos dicen que la presencia de un compromiso irrevocable contribuye a la felicidad de los esposos. Linda Waite y Maggie Gallagher, autores de ‘The Case for Marriage’ (La causa del matrimonio), escriben: “El tener una pareja que está comprometida, para bien o para mal, en la salud y la enfermedad, hace que la gente sea más feliz y más saludable.”
Pero la vida de casados no es fácil y hoy en día muchas parejas encuentran difícil mantener sus promesas. Muchos jóvenes han crecido experimentando el dolor del divorcio, y si bien desean casarse, les cuesta trabajo creer que los matrimonios puedan durar toda la vida; tienen miedo de comprometerse. Uno de los beneficios del matrimonio sacramental en la Iglesia Católica, es el poder de la gracia de Dios que ayuda a los esposos a mantener su compromiso y encontrar la felicidad juntos. Los científicos sociales se están encontrando con que las parejas que reconocen la presencia de Dios en sus relaciones se sienten muy satisfechas con sus matrimonios y tienen menor tendencia a exponer a sus hijos, familiares y amigos al dolor del divorcio.
EXPERIMENTANDO LA GRACIA DE DIOS
Las parejas que tienen fe son más exitosas y están más satisfechas en el matrimonio no porque tengan menos problemas que las demás; lo que las empuja a crecer y superar los obstáculos es la ayuda que reciben de la gracia de Dios. Hace poco les preguntamos a algunas parejas: “¿Cómo experimentan la gracia de Dios en su matrimonio?” Una mujer casada durante 28 años dijo: “Experimentamos la gracia de Dios en nuestro matrimonio a través de las estaciones de nuestra vida: Él estaba presente cuando éramos recién casados, cuando tuvimos a nuestros hijos, y Él está presente ahora que está vacío el nido. Nos da fortaleza en los tiempos difíciles y celebra con nosotros los buenos momentos.” Un esposo casado por 43 años dijo, “Yo experimento la gracia de Dios en el amor y apoyo que recibo de mi esposa; sus cuidados y paciencia son regalos que no me merezco, son una gracia.” Otro esposo con 15 años de casado dijo, “Siento la gracia de Dios cuando la vida sale fuera de control, como la pérdida de un trabajo. Sé que puedo acudir a Dios y tener el valor que necesito para continuar.” Otra mujer casada hace 20 años dijo: “Hay veces que estamos teniendo una discusión y vamos a la iglesia estando todavía molestos el uno al otro, escuchamos una lectura que nos habla directamente, nos miramos y sonreímos porque sabemos que Dios ha tocado nuestra necedad. Esto es gracia.”
La gracia de Dios está por todas partes porque los esposos no van solos por el camino. El Beato Juan Pablo II dijo: “Jesús no se queda parado dejándote solo para enfrentar el desafío. Él siempre está contigo para transformar tu debilidad en fortaleza. Confía en Él cuando dice: ‘Mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza’ (2 Co 12,9).”
El matrimonio en la Iglesia Católica es atractivo no sólo por sus significativos rituales y tradiciones, sino por el impacto que tiene en tu vida y tu felicidad. Las parejas pueden apreciar su valor plenamente cuando miran la vida matrimonial con los ojos de la fe, entonces verás tu boda no como un evento de un día, sino como la puerta a una gran aventura que durará el resto de tu vida, un viaje que te involucra no sólo a ti y a tu cónyuge, sino que incluye a Dios, a tus hijos, tu comunidad y toda la sociedad en su conjunto. El matrimonio no es una relación aislada. La familia basada en el matrimonio es una célula fundamental de la sociedad humana. La Iglesia Católica te invita a darle significado a tu vida abrazando la vocación del matrimonio y formando una familia que esté dedicada a cultivar y compartir el amor de Dios.
Cuando estés listo para comprometerte, habla con tu sacerdote y pídele su dirección para que te preparar a tan noble vocación.
John Bosio (www.happy-together.net) es autor de ‘Happy Together: The Catholic Blueprint for a Loving Marriage” (Felices Juntos: El anteproyecto católico para un matrimonio amoroso) y “Bless is Marriage: A Guide to the Beatitudes for Catholic Couples” (Bendito sea el matrimonio: Una guía de las Bienaventuranzas para las parejas católicas). Él y su esposa Teri viven en Nashville, Tennessee, y ambos son autores de “SIX DATES for Catholic Couples” (SEIS CITAS para las parejas católicas).
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