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Oct 31, 2023 434 0 Diácono Jim McFadden
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Más que un superhéroe

¿Quién es tu héroe favorito? ¿Alguna vez has conocido a un superhéroe en tu vida?

Cuando era un niño que crecía en San Francisco en los años 50, mis amigos y yo teníamos nuestros héroes; por lo general del tipo vaquero. El más importante de ellos era John Wayne, que podía ir a donde quería, tenía un código por el cual vivía, derrotaba a los los chicos malos (o a quienes la sociedad en ese momento consideraba ‘chicos malos’); al final conseguía quedarse con la chica y se alejaba cabalgando hacia la puesta del sol. Y mientras Estados Unidos pasaba de una victoria sobre las potencias del Eje, después de la Segunda Guerra Mundial, a los peligros de la Guerra Fría (simulacros de guerra nuclear, la crisis de los misiles en Cuba, etc.), la figura heroica de John Wayne resultaba atractiva, pues anhelábamos el momento en que nuestros senderos fueran verdaderamente “felices”.

Conoce al verdadero héroe

Damos ahora un avance rápido hasta el 2022, y el deseo de héroes aún persiste. Basta mirar las franquicias de superhéroes que dominan las películas convencionales. Las películas de Marvel y sus similares, que se asemejan más a experiencias de «parques temáticos», que a explorar las complejidades de nuestra experiencia humana, nos ofrecen un suministro aparentemente interminable de superhéroes (¡no solo «héroes», sino «superhéroes»!) que derrotan a nuestros enemigos. Al hacer frente a los estragos de la pandemia mundial, la guerra en Europa, el ruido sobre la existencia de armas nucleares, el calentamiento global, la incertidumbre económica y la violencia en las calles de los Estados Unidos, los superhéroes abordan nuestro deseo de que grandes hombres y mujeres puedan superar los peligros que se nos imponen.

En este momento, un cristiano puede levantar la mano y decir: «Bueno, tenemos un héroe que supera a todos y cada uno de los ‘superhéroes’, y su nombre es Jesús».
Eso plantea la pregunta, ¿es Jesús un héroe? No lo creo, porque un héroe hace algo que la persona común no puede o no quiere hacer; así que los vemos pasivamente vencer a los enemigos, lo que nos alivia temporalmente de nuestra ansiedad hasta que inevitablemente regresa la próxima crisis.

Si bien Jesús no es un héroe en el sentido convencional, definitivamente es un guerrero único: Es la Palabra de Dios que se hizo humano para salvarnos del pecado y la muerte. Él va a luchar contra estos archienemigos, pero no va a usar armas de agresión, violencia y destrucción.

Más bien, Él los vencerá a través de la misericordia, el perdón y la compasión, todo puesto de manifiesto a través de su Pasión, muerte y resurrección. Date cuenta cómo Él venció el pecado y la muerte. Comenzando en el Huerto de Getsemaní, Él absorbió nuestro pecado —nuestra disfunción, desorden, inhumanidad, egoísmo— y se hizo pecado. Según San Pablo: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él” (2 Corintios 5, 21). Aunque Jesús no es un pecador porque es divino, la segunda persona de la Trinidad, tomó nuestro pecado y por un tiempo «se hizo pecado», lo que lo mató. La dura realidad es que nuestros pecados mataron a Jesús, el Hijo de Dios.

Pero la historia cristiana no terminó el viernes santo, porque tres días después, Dios Padre resucitó a Jesús de entre los muertos por el poder del Espíritu Santo. Al hacerlo, nuestros archienemigos: el pecado y la muerte, fueron vencidos.

Entonces, Jesús es definitivamente el guerrero espiritual supremo; pero no es un héroe en el sentido convencional. ¿Por qué no?

Hilo en tapiz divino

La pasión, muerte y resurrección de Jesús son la marca clave del misterio pascual: el misterio de nuestra fe. Subrayemos la palabra ‘nuestra’.

Jesús pasó por su sufrimiento y muerte, no para evitar que nosotros pasemos por eso, sino para mostrarnos cómo vivir y sufrir, a fin de que podamos experimentar la vida de la resurrección ahora y por la eternidad. Comprendamos esto: como miembros bautizados de su cuerpo místico, la Iglesia, “nos movemos, vivimos y existimos” en Jesús (Hechos 17, 28).

Sin duda, Él quiere que creamos en Él, porque cuando escuchamos en Juan 14, 6: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí”; estamos construyendo nuestra vida sobre la base de esa creencia fundamental, y somos llamados a ser sus discípulos para llevar a cabo su misión; la misión que Él dio a su Iglesia en su ascensión (cf. Marcos 16, 19-20 y Mateo 28, 16-20). Más aún, estamos llamados a participar en su mismo ser. Como señala Romano Guardini en su clásico espiritual “El Señor”: “Somos como un hilo en un tapiz divino: realizamos nuestra humanidad en y a través de Él”. En otras palabras, hacemos lo que Jesús modeló para nosotros.

Participando de la presencia de Jesús resucitado y glorificado a través de la vida sacramental de la Iglesia, especialmente la Eucaristía, vivimos el misterio pascual a través del poder en nosotros del Espíritu Santo. Entonces, ¿es Jesús un héroe? Escucha lo que dijo Pedro cuando Jesús le preguntó: “¿Quién dice la gente que soy yo?” La respuesta de Pedro: “Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16, 17). Jesús es más que un héroe; es un guerrero único. ¡Él es el único y universal SALVADOR!

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Diácono Jim McFadden

Diácono Jim McFadden ministro en la Iglesia Católica de San Juan Bautista en Folsom, California. Sirve en la formación en la fe de adultos, preparación bautismal y dirección espiritual.

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