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“Todos somos hijos de Dios llamados a caminar en la libertad que Jesús compró para nosotros en la cruz. Y sin embargo, luchamos, fallamos, nos desesperamos y desalentamos. ¿Hay alguna salida?
Con más de 50 años de experiencia pastoral ayudando a las personas a encontrar la libertad en Cristo, Neal Lozano comparte su increíble viaje desde ser un adolescente inseguro que perdió la fe, hasta convertirse en un adulto que descubre la verdadera libertad en Cristo. Actualmente, es uno de los evangelistas y ministros de liberación más buscados en el mundo. Su ministerio ‘Corazón del Padre’ y el modelo de liberación “Liberatad” (“Unbound”) están cambiando numerosas vidas y llevando a cada persona a experimentar la verdadera libertad como hijo de Dios.”
A continuación, se comparten extractos de la conversación de Neal con nuestra Editora Colaboradora, Reshma Thomas.
Tengo la historia usual de un principiante: nací católico y me alejé en mi adolescencia… pero luego, perdí a mi padre a los 21 años y comencé a cuestionar a Dios. Diría que Dios me estaba llamando hacia Él de diversas maneras y usando a varias personas, pero seguí yendo y viniendo durante mucho tiempo, hasta que toqué fondo y me di cuenta de que Dios es la única fuente verdadera de alegría y paz duraderas. Pero eso fue solo el comienzo del viaje.
Una vez que conocí ese amor, sentí que era importante transmitirlo, así que me involucré en la evangelización y la sanación durante muchos años. Aunque estaba ministrando a otros, descubrí que Dios Padre aún estaba oculto para mí. Mientras viajaba, también vi un clamor desesperado del corazón humano por conocer al Padre eterno.
Treinta años después de que comencé mi viaje en la fe, mientras asistía a una conferencia, un ministro oró por mí para recibir liberación y tuve una experiencia muy poderosa y profunda de la presencia de Dios. Lo que me sorprendió fue la manera tan gentil en que Dios me liberó. Empecé a llevar esta gentil experiencia a las personas a las que ministraba. En 1997, después de una conferencia de una semana en Polonia, comencé a ver el poder transformador del evangelio al ser liberado en nuevas profundidades en los corazones de las personas. Llevando esta gentileza que experimenté en la liberación, comenzamos poco a poco a llevar “Libertad” (“Unbound”) a las personas sedientas del amor del Padre. Entonces sí, este caminar se ha hecho descubriendo y compartiendo el corazón del Padre.
La liberación es en realidad una parte normal de la vida cristiana que experimentamos mientras avanzamos en nuestro viaje espiritual. Pero también es una palabra muy malentendida. Es otra palabra para la salvación. La palabra a menudo se tergiversa para significar algo aterrador. Si el diablo no puede convencernos de que no existe, quiere convencernos de que es más poderoso de lo que realmente es; el miedo es una forma en la que él se afianza en nuestras vidas.
La liberación es, de hecho, el proceso de comprender que el diablo existe, darse cuenta de que no es lo suficientemente poderoso como para superar nuestra voluntad, identificar las puertas por las cuales le hemos permitido entrar y cerrarlas en el nombre de Jesús. Esto es lo que intenta hacer “Libertad”: cerrar las puertas que abrieron en nuestros corazones las respuestas que dimos en el pasado a experiencias dolorosas, para entonces expulsar a los espíritus malignos de nuestras vidas con el poder de la resurrección de Jesús.
“Libertad” se basa en cinco llaves que te ayudarán a vivir en verdadera libertad.
1. Arrepentimiento y fe
El primer paso es darse cuenta más profundamente de la necesidad y confiar en Jesús como nuestro Salvador. Rendir nuestra vida a Dios, así como nombrar y confesar honestamente nuestros pecados, abre una puerta para permitir que la gracia de Dios entre a nuestras vidas.
2.Perdón
Todos hemos sido heridos y la mayoría de nosotros comprendemos la necesidad de perdonar. Pero a menudo las personas no hablan en voz alta esas palabras, así que les pedimos que lo digan en voz alta, específicamente: «En el nombre de Jesús, perdono a… mi papá por su consumo de alcohol… por todas las veces que gritó a mi mamá y me causó tanto miedo».
3.Renuncia al mal
Si los pecados del corazón, como el orgullo, la lujuria, la soledad, el odio hacia uno mismo, el rechazo de uno mismo o la falta de valía, se han afianzado en nuestras vidas, pueden convertirse en parte de nuestra forma de pensar. Renunciar significa declarar que no queremos tener nada más que ver con estas mentiras que el diablo ha plantado en nosotros. «En el nombre de Jesús, renuncio al orgullo, al odio hacia mí mismo, a la lujuria…».
4.Palabra de mando o autoridad
Esto es cuando una persona toma una posición, como hijo de Dios, contra los enemigos. Una vez que nos hemos arrepentido, que hemos perdonado y renunciado, entonces el enemigo tiene que irse. Así que, específicamente damos órdenes de fe a las cosas que hemos renunciado; por ejemplo: «Ordeno que cualquier espíritu al que haya renunciado, se vaya en el nombre de Jesús».
5.Bendición del Padre
Jesús vino a revelar al Padre. Como mencioné, en mi experiencia, muchos de los que han conocido al Salvador y han seguido al Señor aún no han llegado a conocer al Padre de manera personal. Así que tratamos de llevarlos al corazón amoroso y misericordioso del Padre para experimentar la libertad como hijos de Dios.
Muchas personas usan realmente estas 5 llaves en su examen de conciencia diario. Cuando me siento agotado después de una conferencia en el extranjero, mi esposa a menudo me recuerda que me tome un descanso y revise estas cinco llaves. Arrepentirnos, perdonar, renunciar, tomar la autoridad como hijos de Dios y regresar al Corazón del Padre.
He sentido que el verdadero regalo del ministerio “Libertad” es que las personas llegan a conocer sus propias almas y conocerse a sí mismas. Reciben palabras para nombrar todas esas emociones negativas que pueden convertirse en una puerta de entrada para el enemigo, y se dan cuenta de que tienen la autoridad para cerrar estas puertas y reclamar su identidad como hijos de Dios.
Me pregunto si alguna oración realmente queda sin respuesta. La oración es una expresión de nuestra relación con Dios. Cuando Dios no nos da lo que pedimos en nuestro tiempo, nuestra relación con Él se pone a prueba. Sin embargo, leemos en la Biblia que debemos perseverar en la oración y seguir orando. ¿Tiene sentido seguir pidiendo cuando parece que no nos lo va a dar?
A medida que perseveramos en la oración, nos adentramos más en una relación con Él. Cuanto más profunda sea nuestra relación con Él, nuestras oraciones cambian. Todavía puedes decir: «Por favor, sana a mi hijo», pero al mismo tiempo, también puedes decir: «Señor, solo quiero amarte. Quiero confiar en ti sin importar qué pase». Todos estamos pasando por nuestras propias batallas espirituales. Debemos ser conscientes de las mentiras que el enemigo nos cuenta y lo que quiere que creamos. Podemos tener pensamientos de desesperanza, decepción y desánimo, o incluso podemos sentir que Dios nos ha olvidado y no le importamos. Estas mentiras no están alineadas en absoluto con la verdad. Recordarnos la verdad, proclamar la verdad y aferrarnos a las Escrituras es lo que sin duda frustrará el plan del enemigo, que es debilitar nuestra confianza en Dios.
Es un momento interesante para hacer esta pregunta… porque justo la semana pasada pasamos unos días en una prisión de máxima seguridad. Mientras guiábamos a los internos a través de las cinco llaves, recuerdo a uno de ellos compartiendo que recuperó su identidad. También hubo otro que, tras recibir la oración de liberación, miró las paredes y dijo: «Me siento más libre de lo que nunca estuve afuera».
Así que quiero decirles a mis amigos tras las rejas: «Dios no está lejos de ustedes. Pueden encontrarse con Él de nuevo y encontrar su verdadera identidad en Él. Pueden liberarse de las mentiras que fueron la base de cualquier crimen que hayan cometido, y pueden ser libres. Y, lo más importante, pueden llegar a conocer al Padre celestial a través de su Hijo. Él puede tocar cada área de su necesidad. Él puede escuchar su corazón, no importa dónde estén».
Neal Lozano currently serves as the Executive Director of Heart of the Father Ministries. He lives with his wife Janet outside of Philadelphia and enjoys spending time with his 14 grandchildren. Find out more at heartofthefather.com
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