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En su entrevista, el autor, cantante, compositor y orador internacionalmente reconocido: Padre “todo en uno” Rob Galea, te llevará en su increíble viaje de ser un adolescente asustado a un sacerdote apasionado.
Soy originario de la isla de Malta, nacido en una familia católica. Desde la infancia, a menudo sentía una sensación de rechazo porque mis padres eran muy estrictos. A los 13 años me escapé de casa y terminé viviendo una vida rebelde. Me involucré robando en pandillas y me volví muy adicto a las drogas. Un día me metí en problemas con una de las pandillas. Esto me llevó a la depresión y la ansiedad, porque estaban buscando matarme. No tenía algún lugar seguro a donde ir, así que volví a casa.
Nunca pensé que mis padres me aceptarían, pero lo hicieron. Me escondí en mi habitación; grité y grité debido a mi frustración y enojo; incluso intenté hacerme daño varias veces. A menudo, mis padres llamaban a la puerta para preguntarme si necesitaba ayuda; les gritaba y les pedía que me dejaran en paz. Estaba enojado con mis padres y con Dios. Creía en Dios, pero no entendía por qué Dios me permitiría pasar por todo este sufrimiento y dolor.
En mi libro “Atravesando barreras: mi viaje desde la desesperación hasta la esperanza” (“Breakthrough: Journey from desperation to hope”) hay un capítulo sobre esta etapa de mi vida. Se lo regalé a mi mamá cuando ya era sacerdote; le dije que hubo un momento en que realmente los quería en mi vida, no solo para tocar la puerta, sino para derribarla, para abrazarme y decirme que todo iba a estar bien. Estaba tan deprimido… me lastimaba a mí mismo; no tenía ningún propósito en mi vida. Incluso como sacerdote, estaba enojado con mis padres porque no habían hecho más. Mi mamá me llamó después de haber leído ese capítulo. Ella estaba llorando y dijo: “Cada vez que azotaste la puerta, tu papá y yo nunca nos fuimos. Nos arrodillamos justo afuera de tu habitación y oramos por ti. Podíamos oírte llorar de desesperación, y lloramos con esperanza. Aunque no teníamos acceso a tu corazón, conocíamos a alguien que podía, y ese era Jesús”.
Y honestamente estoy vivo aquí, todo gracias a las oraciones de mis padres. Eventualmente, llegué a encontrarme con Jesús a través de un grupo de jóvenes al que asistí por casualidad, donde descubrí a personas que amaban a Dios. No me gustaban las personas en el grupo de oración, porque pensaba que eran nerds. Sin embargo, quería lo que ellos tenían: la paz que solo Jesús puede dar. Como había experimentado una oscuridad extrema en la vida, me volví muy apasionado sobre la luz. Esto fue hace 20 años, y no he dejado de señalar a las personas esta luz.
No hubo un momento como ese, pero fue realmente el compañerismo con personas que amaban a Jesús lo que me llevó a enamorarme de Él. Gradualmente, la cultura de mi corazón cambió. Empecé a encontrarlo durante la oración, el culto y la adoración. No fue una conversión rápida. Durante esos años, aunque seguía a Jesús, todavía era adicto a las drogas, seguía robando y seguía siendo violento. Sin embargo, el deseo por esas cosas comenzó a desaparecer gradualmente. Después de unos años, mi vida se purificó. Fue una verdadera batalla, pero superé cada lucha con la ayuda de una comunidad extremadamente paciente.
Bueno… comencé a tocar música cuando las cosas empezaron a cambiar. Volví a Misa, y en el grupo de jóvenes necesitaban a alguien que tocara música para el coro. Solo sabía un par de acordes que había aprendido de mi mamá, que solía tocar la guitarra. Incluso vi la televisión y solo copié los acordes. Sentí esta profunda sensación de consuelo y paz; cada vez que tocaba música, tenía ganas de tocar el cielo. Luego comencé a escribir música. Un amigo mío que estaba enfermo, falleció, y sus padres me pidieron que cantara una canción para su funeral. Escribí la canción para el funeral de mi amigo, que luego fue grabada y publicada; se convirtió en ese momento, en el sencillo más vendido en Malta.
A partir de ahí, obtuve un sello discográfico en Inglaterra y luego firmé con Sony Records aquí en Australia. Mi música empezó a despegar, aunque yo no lo había buscado. Cuando firmé con Sony, ya era seminarista. Estaba dispuesto a renunciar a toda mi música. Todo lo que quería era seguir a Jesús, pero Dios tenía otros planes. La música comenzó a crecer y comencé a ver vidas cambiando. De alguna manera, Dios usaba mi música para llegar al corazón de las personas.
Una vez más, no fue un momento único, sino una realización gradual. No me di cuenta de que Dios me estaba llamando al sacerdocio hasta que miré hacia atrás. Estaba en una relación de pareja y había estado saliendo con ella desde hacía cuatro años. Tenía un título en comercio y estaba listo para tomar el negocio de mi papá. Todo estaba planeado para mi futuro. En este punto, me gustaba la música cristiana y estaba de gira por Europa; estaba dando un concierto en Italia, cuando vi entrar a un sacerdote.
Había alrededor de 600 personas en la multitud. Este sacerdote era joven y estaba rodeado de gente joven. Estaba en medio de una canción, pero pensé: “Wow, este tipo es genial. Y recé: “Dios, no quiero ser sacerdote, pero si tuviera que ser algo como este tipo, entonces lo consideraría”. Nos hicimos amigos, no por que tuviera un deseo de ser sacerdote, sino más bien un deseo de ser como él, de tener la alegría que él tenía al servir a los demás. Lentamente, comencé a preguntarme: “Tal vez Dios me está llamando al sacerdocio”. Fue un proceso lento. Como dije, tenía novia y no tenía la intención de dejarla. Un día se lo compartí a mi novia; eventualmente, decidimos tomar un descanso y ver hacia dónde nos estaba guiando el Señor. Ella lloró y yo lloré. Fue difícil, pero terminamos la relación. Yo comencé a sentir que estaba llamado al sacerdocio; entré al seminario y finalmente fui ordenado sacerdote. Ella se comprometió para casarse y me invitó a ser parte de esa ceremonia. Hasta ahora seguimos siendo buenos amigos. Cuando miro hacia atrás, puedo ver que siempre quise compartir el amor de Dios que había recibido de otras personas. Este es el llamado de mi vida que he realizado a través de mi sacerdocio.
Sí, ha habido varios momentos; especialmente en mis primeros días en el seminario, cuando sentí la presencia de Dios. Yo estaba en una capilla orando; de repente, sentí esta inmensa cercanía a Dios. Hubo un momento en el que me sentí tan amado mientras estaba sentado frente al Santísimo Sacramento que sentí que mi corazón iba a explotar. Esta presencia no era solo un consuelo, era una llamada. Sentí la necesidad de hacer algo más; había experimentado el amor de Dios y quería contarles a otros sobre el amor de Dios. Esto fue hace 16 o 17 años, y no creo haber sentido la presencia de Dios de esa manera o de ninguna otra forma desde entonces. Pero mi relación con Jesús ha sido como estar en un ring de boxeo: estoy constantemente luchando con Dios, tratando de descubrir su voluntad. Dios es amoroso y paciente conmigo, me tiene aquí, buscando su voluntad. Siempre es una lucha; no entiendo por qué Dios a veces permite ciertas cosas en mi vida, y mucho menos en el mundo. Al final del día, mi relación con Dios no se trata de lo que siento por Él. Estoy comprometido con Él porque sé que Él está comprometido conmigo ante todo.
Esos momentos en los que llegamos a tocar fondo, podemos verlo de dos maneras; puedes mirar tu situación con enojo, o puedes mirar hacia arriba y decir: «Estoy tocando fondo, Señor, por favor levántame».
Cada momento en el que pienses y desees no estar en el lugar donde te encuentras… podría ser una prisión física, una prisión espiritual o una prisión emocional, recuerda Romanos 8:28, donde Dios usa cada situación para el bien de aquellos que lo aman. Cuando todo lo que puedes ver es la pared frente a ti; ya sea una prisión, un hospital o un pabellón psiquiátrico; incluso la situación más horrible puede convertirse en un lugar de gracia cuando eliges mirar hacia arriba.
Diré tres imprescindibles para todos los días: Comienza tu día con una conversación; lo primero que hago en la mañana cuando abro los ojos es decir: «Buenos días, Jesús». Antes de levantarme de la cama le pido a Jesús: “Dame un abrazo”, y me imagino a Dios dándome un abrazo. Lo segundo es mantenerse cerca de los Sacramentos, especialmente el Sacramento de la Eucaristía. La Misa y la Confesión son importantes porque todos fallamos y nos equivocamos. Dios no nos abandona cuando pecamos. A veces, nos bloqueamos de la gracia. Cuanto más caminamos en la gracia, más fuerza tenemos para vivir para Él. El tercero es la comunidad: rodéate de personas que amen a Jesús más que tú. Me rodeo de personas que me inspiran a amar a Jesús. Nos necesitamos unos a otros para mantener viva la llama del amor de Dios en nuestros corazones.
Bueno, trabajar con Shalom World ha sido un privilegio y una oportunidad para enseñar el Evangelio y difundirlo aún más. Al final del día, este es mi deseo y mi única esperanza: dar gloria a Jesús y compartir su Palabra y su verdad con el mundo.
Compartir la Palabra y la verdad no siempre es fácil. Sé que mucha gente hace esto, pero siento que es un privilegio y un honor colaborar con Shalom World. Esta es una plataforma increíble y excelente para compartir el Evangelio con el mundo. Estoy muy entusiasmado con lo que hemos hecho, pero sé que lo mejor está por venir. Espero con ansias el nuevo programa que se emitirá pronto. Les daré un pequeño adelanto aquí: Será un programa que tratará todos los temas controvertidos y lo que la Iglesia tiene que decir sobre asuntos de homosexualidad, transgénero, juegos de azar, guerras, pornografía, tatuajes y mucho más. . ¡¿Y adivina qué?! ¡El programa se grabará ante una audiencia en vivo en nuestro estudio del ministerio FRG! Estamos muy emocionados de traer esta nueva colaboración con Shalom World.
Padre Rob Galea is an ordained Catholic Priest and is currently serving in Sandhurst Diocese, Victoria after moving to Australia from Malta, his home country. He serves as an assistant parish priest, as well as the executive director of FRG Ministry. Fr Rob’s book “Breakthrough” will be released as a Hollywood movie in 2025. To watch ‘Wkly with Fr. Rob’ on Shalom World visit: shalomworld.org/show/wkly-with-fr-rob
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