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May 01, 2024 77 0 Padre Robert J. Miller
Encuentro

¿Te sientes solo?

Si sientes que has perdido todo valor y propósito en la vida, esto es para ti.

En mis 40 años de sacerdote, los funerales de las personas que se suicidaron han sido los más duros de todos. Y esto no es sólo una afirmación general, ya que recientemente perdí también, en mi propia familia, a un joven de apenas 18 años de edad que se suicidó después de enfrentar diversos acontecimientos desafortunados en su vida.

Ante el aumento de las tasas de suicidio en estos días, las medidas implementadas incluyen medicamentos, remedios psicológicos e incluso terapia de sistemas familiares. Sin embargo, aun cuando se habla mucho de todos estos remedios; hay algo de lo que no se habla lo suficiente: un remedio espiritual. Uno de los principales problemas psicológicos y filosóficos detrás de la depresión, incluso del suicidio, podría ser la falta de un significado espiritual y un propósito en la vida: poder creer que nuestra vida es valiosa y que hay esperanza.

El amor de un padre

El amor de Dios nuestro Padre, el ancla de nuestra vida, nos saca de esos lugares oscuros de soledad. Incluso diría que de todos los dones que Jesucristo nos dio (y Dios mío, hay tantos), el mejor y más valioso es que Jesús hizo a su Padre, nuestro Padre.

Jesús reveló a Dios como un Padre amoroso que ama y cuida profundamente a sus hijos. Este conocimiento nos afirma de tres maneras especiales:

1. Conocimiento de quién eres.

No eres tu trabajo, tu número de seguro social, tu número de licencia de conducir o «solo» un amante rechazado. Eres un hijo de Dios, hecho a imagen y semejanza de Dios. Tú eres verdaderamente su obra. Esa es nuestra identidad, es lo que somos en Dios.

2. Dios nos da un propósito.

En Dios, nos damos cuenta de por qué estamos aquí: hay un plan, un propósito y una estructura en la vida que Dios nos ha dado. Dios nos hizo con un propósito en este mundo: conocerlo, amarlo y servirlo.

3. Tienes un destino.

Estamos destinados, no a estar en este mundo, sino a estar con nuestro Padre para siempre y recibir su amor inagotable. Conocer al Padre como autor del amor nos invita a recibir, respetar y dar la vida que Dios quiere que tengamos. Nos inspira a crecer en el sentido de quienes somos: nuestra bondad, singularidad y belleza.

El amor del Padre es un amor de anclaje: «Este es el amor: no que nosotros hayamos amado a Dios, sino que Él nos amó primero y envió a su Hijo como sacrificio expiatorio por nuestros pecados» (1 Juan 4, 10).

El amor de Dios no considera el hecho de que seamos perfectos todos los días, o de que nunca nos deprimamos o desanimemos. El hecho de que Dios nos haya amado y haya enviado a su Hijo como ofrenda por nuestros pecados es un estímulo que puede ayudarnos a contrarrestar la oscuridad de la depresión. En esencia, Dios no es un juez condenatorio, sino un Padre amoroso. Este conocimiento, de que Dios nos ha amado y nos aprecia sin importar lo que hagan los que nos rodean, nos ancla.

Esta es, de hecho, la mayor necesidad humana que tenemos. Todos estamos un poco solos; todos estamos escudriñando y buscando ese algo que este mundo no nos puede dar. Siéntate quieto en la mirada amorosa de nuestro Dios todos los días y solo permite que Él te ame. Imagina que Dios te está abrazando, nutriendo y expulsando tu miedo, ansiedad y preocupación. Que el amor de Dios Padre fluya a través de cada célula, músculo y tejido. Deja que expulse la oscuridad y el miedo en tu vida.

El mundo nunca va a ser un lugar perfecto, así que tenemos que invitar a Dios para que nos llene de su esperanza. Si estás luchando hoy, acércate a un amigo y deja que tu amigo sea las manos y los ojos de Dios, abrazándote y amándote. Ha habido varias ocasiones en mis 72 años en las que me he acercado a amigos que me han sostenido, me han nutrido y me han enseñado.

Siéntate contento en la presencia de Dios como un niño en el regazo de su madre hasta que tu cuerpo aprenda la verdad de que eres un precioso y hermoso hijo de Dios, que tu vida tiene valor, propósito, significado y dirección. Deja que Dios fluya a través de tu vida.

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Padre Robert J. Miller

Padre Robert J. Miller is an author, speaker, historian, and a pastor in the Chicago Archdiocese who has ministered in 200+ parishes. Article is based on the talk given by Father Miller on the Shalom World program “Words of Wisdom.” To watch the episode, visit: shalomworld.org/episode/gods-love-as-the-anchor-of-life-fr-bob-miller

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