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Jul 07, 2020 1079 0 Connie Beckman
Encuentro

Una Grieta en el Cemento

¡A veces Dios no cambia tu situación, porque Él está tratando de cambiar tu corazón!

Dios nunca deja de invitarnos a abandonar nuestras vidas pecaminosas y volver a Él. Nuestro Dios es amor y la misericordia de Dios es infinita. Comparemos un corazón endurecido a un corazón cubierto por cemento. Parece que nada puede entrar en un corazón que se encuentra endurecido y cerrado a las gracias de Dios.

¿Hay alguna esperanza para los corazones endurecidos? Sí, siempre la hay. Mirando hacia atrás, cuando estaba perdida en el desorden de mi vida, había gente orando por mí. Mi madre rezaba muchos rosarios por mi redención.

La oración de intercesión pronunciada por aquellas personas que son como auténticos guerreros, y que incesantemente toca a las puertas del cielo, provoca lluvias de gracia que caen sobre aquellos que están perdidos en sus propias fosas de pecado, adicción y placer mundano.

Si examinas una acera de cemento después de un período prolongado, una pequeña grieta puede comenzarse a formar, permitiendo que las semillas y el agua entren a través de ella y caigan en la tierra que está cubierta por el cemento. Poco después, un follaje verde irrumpe a través de esa grieta, la hace más grande y permite que más entren más agua y más semillas. La pequeña grieta continúa abriéndose y a través de ella, la vida florece. Es así como ocurre en un corazón endurecido.

Aquellos que siguen orando con prontitud y ofreciendo sus sufrimientos por las almas perdidas, finalmente empiezan a notar leves grietas en los muros que sus seres queridos han colocado alrededor de sus corazones. Dios sólo necesita una grieta para que su gracia, amor y sanación puedan llegar al corazón de la persona. Ver a una persona, alejarse de una vida de pecado y entrar en el ejército de Dios en el servicio a los demás es muy hermoso. Dios y todos los ángeles y los santos se regocijan.

Si has estado orando por un largo tiempo por aquellos que quieren regresar a la fe, no te rindas. Persevera en la oración. Puede que nunca sepas, en tu propia consciencia y discernimiento, cuánto han ayudado tus oraciones para que alguien vuelva a Dios. Sé que cuando veas estas bellas almas en el cielo, te sentirás agradecido de haber orado por ellos.

Por lo tanto, el Señor dice: «Os daré un corazón nuevo y pondré en vosotros un espíritu nuevo; Yo llevaré tu corazón de piedra y os daré un corazón de carne.» (Ezequiel 36:26)

Querido Dios, cuando me acerco a mis seres queridos, sé que eres Tú quien cambia sus corazones. Hazme un instrumento de Tu paz para cumplir con Tu propósito en mi vida. Amén.

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Connie Beckman

Connie Beckman is a member of the Catholic Writers Guild, who shares her love of God through her writings, and encourages spiritual growth by sharing her Catholic faith

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