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Feb 06, 2019 881 0 Brian K. Kravec
Encuentro

UN TESTIGO DEL MAYOR BIEN

A la edad de catorce años, Rosario Rodríguez ignoraba inocentemente que se había convertido en una de muchas jóvenes que era acosada por un violador y asesino en serie. Según datos de la policía, el sospechoso había elegido y seguido a su víctima durante meses cerca de preparatorias locales antes de atacar. Rosario fue secuestrada cuando se dirigía a la parada del autobús y fue arrastrada hacia un área arbolada.

El atacante intentó violar a Rosario presionando fuertemente su boca con la mano, pero Rosario alcanzó a gritar las palabras del Ave María mientras el atacante luchaba por asfixiarla silenciándola para siempre. En el año 2011, durante una entrevista con Tony Rossi, Anfitrión y Productor de “Christopher Closeup”, Rosario recordaba lo siguiente: “…de pronto sus ojos se agrandaron muchísimo. Se veía asustado. Dio un brinco y salió corriendo. Mi primera reacción fue voltear a mi alrededor para ver qué había visto, pero no vi nada. Siempre hemos creído que vio a San Miguel o a mi Ángel guardián, o a Nuestra Señora, porque yo gritaba el Ave María. Creo que vio algo divino.”

Rosario fue la primera y la única víctima que logró escapar con vida y sin ninguna herida física de las garras de este hombre. Rosario creció en el seno de una familia amorosa, creyente y practicante de la fe católica. Después del ataque, Rosario pasó cinco años tratando de sanar a través de su relación personal con el Señor, la Santa Misa y la Adoración Eucarística. Sin duda, su fe y los Sacramentos de la Iglesia la ayudaron a no colapsar totalmente.

Sin embargo, al paso del tiempo, la cruz y las heridas internas –el rencor, la agobiante depresión, la ansiedad, la auto repugnancia, el odio y el coraje- se volvieron una carga demasiado pesada para que Rosario la pudiera llevar sola. Jesús aceptó la ayuda de Simón de Cirene para cargar su Cruz.

Rosario, sabiendo que la voluntad de Dios en nuestra vida siempre va en función de nuestra relación con los demás, aceptó que el sacerdote de su parroquia y un terapeuta católico le dieran dirección espiritual y psicológica. Trabajando y orando intensamente, estos dos hombres de Dios ayudaron a Rosario no sólo a soportar su cruz, sino a encontrar la paz, la alegría y la sanación a través de la virtud del perdón.

Pero nadie sabía que el camino personal de Rosario a la cima del Calvario no había terminado aún. El primer ataque había servido sólo para prepararla a otra Vía Dolorosa –un camino de sufrimiento y dolor- en el que años después sería forzada a cargar una cruz más pesada que la llevaría al borde de la muerte en un segundo acto de inimaginable violencia.

En el año 2009, a los treinta y un años, Rosario se convirtió en víctima de una banda de asaltantes en una calle tranquila de Los Ángeles. Una mujer le arrebató a Rosario el bolso que colgaba de su hombro, disparándole a quemarropa sobre el pecho con una pistola de nueve milímetros. La bala desgarró el esófago de Rosario y colapsó sus pulmones. Según los médicos que la atendieron, Rosario debería haber muerto instantáneamente, pero milagrosamente no sólo sobrevivió, sino que la bala se desvió del corazón por un centímetro, lo cual le permitió a Rosario perseguir a la atacante y memorizar el número de placa del vehículo en el que escapó, lo que permitió su eventual captura y condena.

Después del asalto e intento de asesinato que causaron a Rosario muchas pesadas y dolorosas cruces, estuvo tres años bajo un programa de recuperación y sanación. Pero una de las cruces que se rehusaba a cargar era la de perdonar a la mujer que la había balaceado. “Yo sabía que no quería volver a vivir de la forma que había vivido. No quería vivir encadenada, quería la libertad que se logra mediante el perdón. En el mes de diciembre, durante una de las audiencias, la miré y le dije que la había perdonado, y que le pedía a Dios que ella pudiera llegar a conocer el increíble amor, misericordia y perdón de Nuestro Señor Jesucristo.”

“Rosario Rodríguez ha logrado esquivar una muerte violenta en dos ocasiones. En su cuerpo sigue cargando una bala, pero en su alma sólo hay perdón.” – “Burlando la Muerte y Amando a Dios,” por Tony Rossi.

Esta afirmación que Rossi hace de la historia de Rosario, pone de relieve una gracia raramente vista en alguien que ha sobrevivido a tanta maldad.

 

El perdón es, sobre todo, una

decisión personal, una decisión

del corazón de ir contra el instinto

natural de pagar el mal con el mal.

-SAN JUAN PABLO II

Es un don poco común para el mundo que alguien que se ha levantado no de uno, sino de dos ataques contra la vida, esté dispuesto a perdonar y revivir el horror en las audiencias con el propósito de dar testimonio de la necesidad, la belleza y el poder sanador de la fe, el perdón y la misericordia de Dios.

Piensa en el testimonio de Immaculee Illibagiza, cuya historia de fe y perdón, “Left to Tell,” (Sobrevivir para contarlo) se ha traducido a 15 idiomas. Considera el poderoso testimonio del Santo Papa Juan Pablo II que visitó y perdonó a su asesino, el terrorista turco Mehmet Ali Agca.

“Cuando perdonamos la maldad, no la estamos excusando, tolerando o asfixiando, sino que la enfrentamos totalmente y de frente llamándola por lo que es, dejando que su horror nos impacte, nos aturda y nos enfurezca, y entonces, sólo entonces, perdonamos.” –Lewis B. Smedes

Los cristianos sabemos que Dios no limita nuestro libre albedrío. Comprendemos que Dios no es el causante de las perversidades que acaecen sobre sus hijos. El terror de Auschwitz, Ruanda, Columbine, Tecnológico de Virginia, 9/11, Tucson, Aurora, y Newton, es incomprensible, pero sabemos –debemos confiar- por la agonía del Corazón traspasado en el Calvario el Viernes Santo, que, aunque Dios ha permitido que exista la maldad, por su infinito amor y misericordia, Él siempre sacará un mayor bien de todo eso.

El mundo anda en busca de testigos del mayor bien. La humanidad tiene una imperiosa necesidad de estos testimonios, y Dios los está realzando. Son pocos, pero su testimonio es sólido y universalmente inspirador. Rosario comprende el valor del quebranto, la alegría del sufrimiento y la paz que llega mediante el perdón. Rosario Rodríguez está preparada para ser ese testigo.

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 Brian K. Kravec

Brian K. Kravec is a cradle Catholic, husband and father. He is the co-founder and executive director of Possibility Productions, a 501(c)(3) faith event evangelization apostolate in service of the Body of Christ. Brian has proudly served the Roman Catholic Diocese of Fresno on the Board of Directors for KNXT Catholic Television, is the Steward of Saint Patrick’s Faith Event Ministry for his local parish and a fourth-degree member of the Knights of Columbus. Brian and his wife are consecrated members of the Militia Immaculata. For information on the MI and Total Consecration visit Consecration.com.

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