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Feb 17, 2024 118 0 Mary Therese Emmons
Encuentro

Todo lo que hay que hacer es…

¿Cuántas veces reflexionamos sobre no tener el tiempo suficiente para hacer las cosas que nos gustan? En este año que iniciamos, hagamos una diferencia.

Realmente nunca he sido de esas personas que acostumbran establecer propósitos de año nuevo. Recuerdo esto cuando veo el montón de libros sin leer que se encuentran en mi escritorio acumulando polvo, comprados en años anteriores en un ambicioso intento que fracasó miserablemente. El propósito de “un libro por mes” se convirtió en una pila de intenciones no leídas. Tuve millones de razones por las cuales no fui exitosa en mi propósito, pero la falta de tiempo nunca fue una de ellas.

Mirando en retrospectiva a esos años perdidos con una ligera desaprobación hacia mí, me doy cuenta de que puedo hacer un mejor uso de mi tiempo. ¿Cuántas veces me he quejado de no tener el tiempo suficiente para hacer las cosas que yo quisiera? ¡Ciertamente, más de las que puedo contar!

Hace algunos años, sentada a un lado de mi esposo en el hospital en la víspera de año nuevo, mientras recibía su tratamiento de rutina, algo tocó mi corazón. Observaba su incomodidad mientras tenía colocada su medicación intravenosa, entonces me percaté que tenía sus ojos cerrados, y sus manos estaban entrelazadas en oración. Probablemente sintió mi mirada burlona; él abrió levemente uno de sus ojos y, mientras me miraba, tranquilamente susurró: “y por todos…”.

De alguna manera, él leyó mi mente. Normalmente nosotros pedimos por aquéllos que se encuentran a nuestro alrededor y que percibimos que están sufriendo, o tienen necesidad de oración; pero en ese momento nosotros estábamos solos, y yo estaba tratando de averiguar por quien podría estar orando él. Fue conmovedor e inspirador pensar que él estaba orando por “todos”, y no sólo por aquellos que asumimos que necesitan de nuestra oración debido a lo que refleja su exterior.

“Todos”; todos necesitamos que oren por nosotros. Todos estamos necesitados de la gracia y misericordia de Dios, independientemente de lo que aparentemos ante los demás. Es una realidad, especialmente ahora que hay demasiadas personas sufriendo en silencio la soledad, problemas financieros, e incluso problemas de salud mental que la mayoría de las veces ocultamos.

Nadie conoce la realidad que la otra persona está atravesando, que atravesó, o atravesará en un futuro. ¿Qué tan poderosa sería nuestra oración si cada uno de nosotros oráramos por los demás? Qué tanto podría cambiar la vida o el mundo si lo hiciéramos. Así que este año nuevo he decidido usar mi tiempo de una manera más sabia y reflexiva, orando mientras considero los sufrimientos y las necesidades de los demás, de aquellos que conozco, de aquellos que no conozco, aquellos estuvieron antes que yo, y de aquellos que vendrán mucho después de mí.

Voy a orar por toda la humanidad, confiando que nuestro amado Dios, en su abundante misericordia e inconmensurable amor, nos bendecirá a todos.

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Mary Therese Emmons

Mary Therese Emmons is a busy mother of four teenagers. She has spent more than 25 years as a catechist at her local parish, teaching the Catholic faith to young children. She lives with her family in Montana, USA.

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