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Mar 02, 2020 1514 0 Fr DAVID CARTWRIGHT
Comprometer

Perdiendo el Tiempo con Dios

¿Qué es lo primero que haces cuando estas aburrido? ¿Sacar tú teléfono? Si eres honesto y tienes alrededor de 40 años, probablemente la respuesta será sí; no nos gusta aburrirnos.

¿Estamos realmente aburridos cuando nuestra mente no esta siendo estimulada? ¿Es el aburrimiento o está buscando algo?

Igualamos el aburrimiento con la falta de estimulación, por lo que a muchas personas les es difícil rezar. A menudo consideramos que la oración es simplemente  «perder el tiempo» porque no nos estimula, ni parece lograr algo tangible para nuestros sentidos.  Medimos el éxito o logros por resultados externos o tangibles.   Este no es el caso en nuestras vidas espirituales.

Cometemos un grave error al buscar los regalos, en vez de buscar al donante de los regalos.  No simplemente buscamos a Dios, por lo que podemos recibir.

Si este fuera el caso simplemente abandonaríamos la oración y abandonaríamos a Dios, que es lo que hacen muchas personas.  Anhelan esa gratificación espontánea que el mundo ofrece de muchas maneras. Esta es una forma muy infantil de ver la oración. A menudo buscamos a Dios cuando queremos algo y pensamos que podemos volvernos contra Dios, tan fácilmente, así como obtenemos agua de un grifo.

Nos negamos a esperar comida rápida.  Nos frustramos en el tráfico. Si Internet es demasiado lento, comenzamos a gritarle a la pantalla.

Sé audaz; no tengas miedo de «perder el tiempo con Dios», porque no es perder el tiempo.  Mas bien, es el mejor uso posible de nuestro tiempo. ¿Qué mejor uso del don del tiempo de Dios podría haber,  que usarlo para alabar al creador del tiempo?

Piense en el tiempo en que recibíamos regalos de ropa nueva de nuestros padres. ¿No nos aseguramos de que nos vieran usarlas para mostrar nuestro agradecimiento? ¿No usamos cosas de este mundo para el propósito por la cual fueron creadas?

Usamos el agua para sostener nuestra vida y nuestro mundo. Usamos la luz solar para recibir calor, cultivar cosas y almacenar  energía. Deberíamos usar el don del tiempo para devolver el amor de Dios, desarrollar los dones que nos ha dado y usarlos para servirle a Él y a nuestros vecinos. ¿Solo porque no vemos resultados inmediatos, no debemos reunirnos?

Piensa en el ejemplo de la madre Teresa de Calcuta. Sabemos que durante gran parte de su vida, su oración fue seca y poco gratificante. Si se hubiera dado por vencida ¿cuánto más pobre sería el mundo?

Hay mérito en preservar y mirar más allá de las recompensas de esta vida y las soluciones rápidas y el «zumbido» que ha menudo esperamos.

Esto explica por qué tantas personas recurren a comportamientos poco saludables y se atascan en patrones de pecado. Cuando recibimos estimulación de algo o alguien, podemos volvernos adictos a la respuesta.  Desarrolla una adicción en nosotros y por eso la buscamos cada vez más.

Mis queridos hermanos y hermanas en Cristo, tengan el coraje de mirar más allá de las gratificaciones de este mundo y de las mentiras que éste ofrece.

Recordemos esa cita maravillosa y desafiante del Papa Benedicto XVI: «El Mundo te ofrece consuelo. Pero no fuiste hecho para la comodidad; fuiste hecho para la grandeza». Alcanzar esta grandeza significa «perder el tiempo con Dios», dejando que Él tome el primer lugar en tú vida.  Dándole permiso para ser Señor y dueño de todo y no buscando reemplazo por las cosas de este mundo o los efectos fugaces y las comodidades que te ofrecen.

En mi ministerio, como director de vocaciones, trabajo con muchos jóvenes en el discernimiento.  Una de las primeras cosas que les pido es que aprendan a apreciar el silencio y simplemente pasar tiempo con el Señor.

Me dicen que es difícil comenzar; ¡todos sabemos eso! Comience con algo pequeño: dele al Señor 10 minutos al día, varias veces a la semana; luego empiece a aumentar el tiempo.

No podemos subir al monte Everest con un solo paso. Toma muchos pasos pequeños.  Comienza a «perder el tiempo con Dios» en pequeños pasos y luego toma los más grandes.

Conozco a un hombre que hizo esto hace unos años. Sus 5 minutos con Dios se convirtieron en 10 minutos al día.  Luego después de unos meses sus 10 minutos se convirtieron en 30 minutos.  Antes de darse cuenta pasaba pacíficamente una hora al día en oración. Ahora es un sacerdote feliz y pacífico que enseña a otros a rezar, desde su propia experiencia.

La próxima vez que se sienta aburrido o tenga la sensación de sacar su teléfono, ¡pare! Piense por qué estás haciendo eso. ¿para qué lo estás buscando?  ¿Cuál es el vacío en tu vida que estás tratando de llenar? ¿Cuál es problema del que estás tratando de escapar?

Recientemente vi un anuncio en un restaurante que desafiaba a las familias a poner sus teléfonos móviles en una caja en la mesa para que pudieran pasar tiempo hablando y escuchándose unos a otros. Si lograban hacer esto durante toda la comida, recibirían un helado gratis.

Amigos, pasar tiempo con Jesús es mucho más gratificante que el helado.  Revela quién es más importante. En vez de buscar en facebook, instagram o snapchat, busque a Dios.  Use el don del tiempo que Él le ha dado, para recurrir a Él. Él te cumplirá más de lo que cualquier persona lo hará.  Recuerda que fuiste hecho para la «grandeza» y esa grandeza se puede lograr al «perder el tiempo con Dios».

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Fr DAVID CARTWRIGHT

Fr DAVID CARTWRIGHT is the executive officer of the Australian Catholic Diocesan Vocations Directors Conference. He serves in the Archbishop’s Personnel Advisory Board and is a chaplain to the Order of the Holy Sepulchre of Jerusalem with the rank of Knight Commander. Father David has been vocations director of the Archdiocese of Melbourne since 2014.

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