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Sep 11, 2024 20 0 Shalom Tidings
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Patrono de las cosas perdidas

Los libros eran un lujo en la Italia del siglo XIII. Por lo tanto, cuando alguien se tomaba la molestia de escribir un libro a mano, este era atesorado más allá de lo que pudiera esperarse. El padre Antonio tenía un libro de Salmos que había copiado a mano, con notas personales a las que se refería mientras enseñaba.

Una vez, un joven novicio abandonó la comunidad y se llevó consigo el preciado libro. El sacerdote se encontró abatido al darse cuenta de que sus años de trabajo se habían perdido. Nadie sabía adónde había ido el novicio, por lo que no había ni una remota posibilidad de recuperar el libro. Pero el padre Antonio no se desanimó; confiando en la providencia de Dios, oró para que el novicio cambiara de opinión y devolviera el libro.

La oración de Antonio pronto fue contestada, porque el novicio regresó con un corazón contrito. Pidiendo perdón, le devolvió el libro al santo sacerdote, quien lo perdonó y lo aceptó de nuevo en el seminario.

Después de la muerte del Padre Antonio, junto con las muchas historias de su santidad, esta historia se hizo bastante popular. Así, San Antonio de Padua llegó a ser invocado constantemente para encontrar cosas perdidas. Con el paso de los años, su reputación se extendió tanto que la Iglesia lo declaró oficialmente el santo patrono de los objetos perdidos.

San Antonio tenía una fe profunda en Dios, suficiente para renunciar a sus preocupaciones y confiar en su voluntad. La próxima vez que invoquemos al Santo para que encuentre nuestras cosas perdidas, recemos para que le pida al Señor que nos conceda el tipo de fe que lo guió y fortaleció en Cristo.

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