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Jun 05, 2024 90 0 EL PADRE JOSEPH GILL, EUA
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¿Mi Amor por los Deportes es Idolatría?

P: ¿Cómo puedo saber si mi amor por los deportes es idolatría? Practico cuatro horas al día con la esperanza de obtener una beca universitaria, y pienso en ello todo el tiempo siguiendo de cerca a los equipos profesionales. Amo a Dios, pero Él simplemente no me interesa tanto como los deportes. ¿Cuándo mi pasión cruza la línea hacia la idolatría?

R: Yo también soy un apasionado de los deportes. Jugué béisbol en la escuela secundaria y la universidad, e incluso como sacerdote sigo jugando Ultimate Frisbee, fútbol soccer y fútbol americano. Los deportes pueden ser «el campo de la virtud», como dijo una vez San Juan Pablo II. Pero en nuestro mundo moderno, a menudo tenemos a los deportes en muy alta estima… quizás demasiado alta.

Mi entrenador de béisbol de la universidad tenía un gran dicho: «Nada en los deportes es eterno». Eso me ayudó a mantener todo en perspectiva. Ganar el campeonato o perder el juego no hará ninguna diferencia en la eternidad. Está destinado a ser divertido, dándonos la oportunidad de hacer ejercicio y practicar el trabajo en equipo, la disciplina, el coraje y la justicia, pero no hay consecuencias eternas para una competencia atlética.

Entonces, ¿cómo mantenemos los deportes en su perspectiva adecuada? Observamos tres cosas para saber si los deportes (o cualquier otra cosa) se ha convertido en un ídolo:

Primero, el tiempo. ¿Cuánto tiempo le dedicamos en comparación con el tiempo que pasamos con el Señor? Una vez desafié a un grupo de adolescentes a pasar diez minutos al día en oración, y un niño me dijo que era imposible porque jugaba videojuegos. Le pregunté cuánto jugaba y me dijo que a menudo jugaba de ocho a once horas al día. Si una persona no tiene tiempo para una vida de oración seria, de quince a veinte minutos como mínimo, todos los días, porque está dedicando ese tiempo a los deportes, entonces sí es idolatría. Esto no significa que tenga que ser perfectamente equivalente; es decir, si practicas dos horas al día, no es necesario que reces dos horas al día. Pero sí es necesario que haya suficiente tiempo en tu vida para tener una vida de oración sólida.

Esto incluye asegurarse de que nuestra vida deportiva no entre en conflicto con la misa dominical. Mi hermano, un excelente beisbolista, una vez tuvo que perder una prueba importante porque se celebraba el domingo de pascua por la mañana. ¡Cualquier cosa que hagamos en lugar de la misa dominical se convierte en nuestro ídolo!

Esto también incluye el hacer tiempo para los demás, como una parte integral de nuestro sacrificio por el Señor. ¿Tienes tiempo para ser voluntario en tu iglesia o en una organización de beneficencia en tu cuidad? ¿Tienes suficiente tiempo para realizar bien tus deberes diarios (estudiar al máximo de tu capacidad, hacer las tareas del hogar y ser un buen hijo y amigo)? Si los deportes ocupan tanto tiempo que no hay tiempo para dar a los demás, entonces estamos desequilibrados.

Segundo, el dinero. ¿Cuánto dinero gastamos en juegos deportivos, equipo, entrenadores, membresías de gimnasio, en comparación con cuánto dinero damos a la Iglesia, a organizaciones de beneficencia o a los pobres? Saber dónde gastamos nuestro dinero, determinará cuáles son nuestras prioridades. Y de nuevo, esto no es necesariamente una cuestión de equilibrio perfecto, pero la generosidad es un gran signo de pertenencia al Señor, porque de Él es quien proviene todo buen regalo.

Finalmente, el entusiasmo. En Estados Unidos, donde vivo, el fútbol americano es nuestra religión nacional. Me sorprende ver a hombres adultos sentados afuera en temperaturas bajo cero en un juego de los empacadores de Green Bay, sin camisa y con el pecho pintado con los colores del equipo, con un sombrero de espuma con forma de queso (¡es una tradición extraña!), animando a todo pulmón… y muchos de estos mismos hombres estarían aburridos en la iglesia el domingo por la mañana, murmurando apenas las respuestas de la misa (¡si es que asisten!).

¿Qué te emociona? ¿Estás más emocionado por un evento deportivo que no será recordado en un año o por el desafío y la alegría de la búsqueda épica de la santidad, la oportunidad de hacer avanzar el reino de Dios, la batalla por las almas que tiene consecuencias eternas, la búsqueda de una victoria eterna que hará que en comparación, tus trofeos se vean insignificantes?

Si encuentras que tu entusiasmo por los deportes sigue siendo más fuerte, considera lo que el cristianismo es realmente. No hay literalmente aventura más emocionante en la tierra que buscar convertirse en santo. Implica muchas de las mismas cualidades que un buen atleta: abnegación, dedicación y búsqueda única de un objetivo. ¡Pero nuestro objetivo tiene repercusiones eternas!

Considera estas tres cosas: dónde pasas tu tiempo, cómo gastas tu dinero y qué te emociona. Tus respuestas podrán proporcionarte información valiosa sobre cuándo algo se ha convertido en un ídolo para ti.

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EL PADRE JOSEPH GILL

EL PADRE JOSEPH GILL es capellán de escuela secundaria y sirve en el ministerio parroquial. Se graduó en la Universidad Franciscana de Steubenville y en el Seminario Mount Saint Mary. El padre Gill ha publicado varios álbumes de música rock cristiana (disponibles en iTunes). Su primera novela, Days of Grace, está disponible en amazon.com.

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