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Oct 20, 2018 3359 0 Mary Nicewarner
Encuentro

LA FE VS EL PENSAMIENTO POSITIVO

U na de las cosas que he aprendido a través de los años es que la disposición del corazón es extremadamente importante cuando se trata de nuestra vida espiritual. Hace unos años, el espíritu Santo me mostró de una forma muy evidente cómo cualquier cosa y todo (y todas las personas en ese caso) pueden servir como peldaños hacia Él; incluso situaciones que a nosotros nos podrían parecer horrendas, no son necesariamente obstáculos sino que, de hecho, pueden hasta servir como eNorMeS peldaños hacia Dios. Por la fe sabemos que Dios siempre saca algo bueno de todo, y esto lo he visto en mi trabajo y en mi propia vida de formas notables. Por lo tanto, enfermedades, muertes, pruebas de todo tipo, ataques y pequeñas irritaciones diarias, cada una de estas cosas pueden ser trampolines hacia los brazos de Dios.

Para nosotros es muy fácil ver cómo las alegrías de la vida nos acercan a Dios, pero a veces nos cuesta trabajo ver que las “cosas no tan buenas” pueden hacer lo mismo, incluso de formas más poderosas de lo que los aspectos más agradables de la vida pueden hacerlo. La mayoría de la gente que conozco se convirtió a través de lo que comúnmente se consideraría como una mala experiencia (o una serie de ellas). No estoy diciendo que las cosas hermosas de la vida no nos acerquen a Dios, simplemente estoy afi rmando que mucha de la gente que yo conozco se volvió a Dios de todo corazón después de haber experimentado una serie de eventos o circunstancias dolorosas. Dios transformó su dolor en algo bueno, o se lo “permitieron,” porque a la hora de responder, siempre podremos elegir. Cuando llega la hora de sufrir por cualquier circunstancia, la disposición del corazón puede hacer la diferencia entre permitir que la amargura entre al corazón o permitirle al Señor transformar nuestro dolor y sufrimiento en algo hermoso. Nos podemos revolcar en medio de la amargura (desafortunadamente yo pasé años en ese “estado espiritual”) o podemos confi ar que Dios, lejos de estarnos “eligiendo” (¡llegué al punto de pensar eso!) está permitiendo que sucedan ciertos eventos porque sabe que después Él sacará un mayor bien para nosotros.

A esto yo no le llamaría pensamiento positivo, sino más bien “confi ar en el Dios de toda verdad y bondad.” Las palabras “pensamiento positivo” me preocupan un poco en nuestros días porque se pueden utilizar como anteojeras o como un rechazo para ver la verdad, incluso, se pueden utilizar como una forma para evitar la corrección o evitar responsabilidades. No estoy muy seguro de que el término tenga el mismo signifi cado del que solía tener: Jesús era un pensador verídico, no un pensador positivo, y frecuentemente su manera de hablar era muy desafi ante. Cuando llegó a limpiar el templo, no le dio un giro positivo a la situación (pensando): “oh, todo está bien y magnífi co aquí en la casa de Dios, por lo que dejaré que las cosas sigan así.” No. Él vio la “verdad” de lo que estaba pasando y actuó consecuentemente.

Contemplen la Crucifi xión de Nuestros Señor: Dios cambió al mundo para siempre a través de la muerte y resurrección de Jesucristo, porque a través de la dolorosa pasión que Jesús sufrió por nosotros todas las cosas se transformaron. Jesús jamás dijo que no sufriríamos aquí en la tierra. en Mateo, Marcos y Lucas, las “condiciones para el discipulado” son tomar la cruz y seguir a Jesús, pero después de cada uno de estos pasajes del evangelio, el pasaje siguiente habla sobre la Transfi guración de Cristo (Mateo 17,1-9; Marcos 9,2-8; Lucas 9,28-36). ¿Una coincidencia? De ningún modo. el hecho de tomar nuestra cruz y cargarla nos transforma, porque Dios así lo hizo.

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Mary Nicewarner

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