Home/Encuentro/Article

Jul 10, 2020 853 0 Ellen Hogarty, USA
Encuentro

El Undécimo Mandamiento

¿Sabías que preocuparte funciona? ¡El 90% de las cosas que te preocupan nunca suceden!

 

Antes de ahogarte

La última vez que vi a mi padre vivo, hablábamos en su cuarto del hospital. Él se encontraba luchando contra el cáncer por muchos meses, y se acercaba al final de la batalla.

Habiendo liderado varios estudios bíblicos y dado tantos discursos en su vida, me dijo, “Si Dios me da una oportunidad más de enseñar sobre Su Palabra, voy a hablar de lo que llamo el undécimo mandamiento: “No os preocupeis”.

Este era el tema favorito de mi papá, quien era un hombre de gran fe y confianza en el Señor. Él amaba enseñarle a las personas cómo obtener la victoria y derrotar la preocupación confiando en la providencia de Dios.

Mi padre fue llamado a la casa del Señor seis semanas después, así que nunca dió esa última charla. Pero me gustaría compartir la esencia de ella aquí.

En el corto pasaje de Mateo 6: 25-34, Jesús nos dice tres veces: “No preocuparse”. Él nos dice que no nos preocupemos de nuestra vida, ni de lo que comeremos o beberemos, tampoco de nuestros cuerpos, o de lo que vestiremos. “En efecto, el Padre del Cielo, el Padre de ustedes, sabe que necesitan todas estas cosas”. Jesús nos asegura.

Preocuparse demuestra falta de confianza en Dios. Sin embargo, es tan normal en nuestra cultura y sociedad. Creemos que una mujer es buena madre cuando se preocupa por sus hijos, o una persona es un buen dueño de negocio porque se preocupa de su compañía o de su trabajo. No vemos la preocupación como desobediencia. Pero lo es.

La palabra preocupación en Inglés es “worry” que proviene de un viejo término Inglés: “wyrgan” , que quiere decir “ahogar” o “estrangular”. Eso es lo que hace la preocupación con nuestra fe: la ahoga o la estrangula. Empezamos a orar por alguien, ya sea por un niño, pariente enfermo, matrimonio en problemas; y antes que nos demos cuenta, estamos distraídos con las preocupaciones, el miedo nos sobrecoge y nuestra fe se ahoga.

El difícil orar, o siquiera pensar claramente cuando estamos preocupados. Si alguna vez has visto un jardín crecido con maleza, has visto que la maleza estrangula las flores y vegetales que están tratando de crecer con ellas. Así se estrangula nuestra fe con la preocupación.

Deja de preocuparte

¿Y cómo detenemos nuestra tendencia a preocuparnos? Hay dos lugares donde Podemos atacar el mal hábito de la preocupación.

Primero, planta la Palabra de Dios en tu corazón. Aprende sobre las promesas de Dios y escríbelas. Léelas una y otra vez hasta que la Palabra de Dios se arraigue en tu alma. Filipenses 4:6-7 es un buen comienzo: “No se inquieten por nada; antes bien, en toda ocasión presenten sus peticiones a Dios y junten la acción de gracias a la súplica. Y la paz de Dios, que es mayor de lo que se puede imaginar, guardará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.»

Segundo, ante el Santísimo Sacramento. Lleva todos tus problemas ante el Señor y déjalos a Sus pies. Admite tu incapacidad de arreglar las cosas y pídele a Jesús que se haga cargo. Un hombre sabio y santo me dijo una vez: “Los problemas de las personas suelen esfumarse cuando estás en adoración frente al Santísimo Sacramento. No saben cómo ni por qué, pero sus problemas comienzan a arreglarse cuando adoran al Señor en la Eucaristía.”

Todo va a estar bien

Meses después de la muerte de mi papá, algo ocurrió que me impresionó profundamente y me recordó su enseñanza acerca de la preocupación.

Mi papá fue un leal fanático de los Red Sox de Boston por muchos años. Durante las finales del baseball del 2003, las últimas que él vio, los Red Sox perdieron contra sus archirrivales, los Yankees de Nueva York. A pesar de que ese año parecían tener una gran oportunidad de llegar a la Serie Mundial. Fue una derrota amarga para todos los fanáticos de los Red Sox, incluyendo a mi papá.

Meses después, justo antes que mi papá falleciera, mi hermana menor, también fanática de los Red Sox, le dijo: “¡Papá, cuando llegues al cielo, asegúrate que los Red Sox venzan a los Yankees este año!” Mi papá sonrió.

Él murió en Abril del 2004, y para Octubre de ese año los Yankees y los Red Sox se enfrentaban en las finales. No soy fanática de los deportes, pero seguía la temporada de baseball en honor a mi papá. Con gran confianza, le dije a mis amigos que eran leales fanáticos de los Red Sox: “Los Red Sox van a ganar este año”

¡Y ellos procedieron a perder los primeros 3 juegos seguidos! Las cosas no se veían bien.

Tras el tercer juego perdido, yo caminaba por el rancho donde vivía, sintiéndome triste, extrañando a mi padre y decepcionada de que su equipo estuviera perdiendo. Uno de mis amigos estaba enojado conmigo por haberle dado falsas esperanzas. A medida que reflexionaba sobre esto, tuve de repente una imagen mental de mi padre sonriendo ampliamente, confortandome y diciendo: “¿Ell, por qué te preocupas? Todo va a estar bien.” Escuché a mi padre decirle esas palabras a mi madre cientos, si no miles de veces, mientras crecía. Ella era quien se preocupaba, pero no importaba cuán desolador fuera el panorama, mi papá le aconsejaba que no se preocupara, que Dios iba a hacer que todo funcionara para bien. Y Dios siempre lo hacía de formas sorprendentes.

Sorpresivamente, los Red Sox comenzaron a ganar los siguientes cuatro juegos consecutivos, algo que nunca había sucedido en la historia del baseball. No solo ganaron el juego contra los Yankees, sino que ganaron la Serie Mundial en una racha de cuatro juegos ganados, concluyendo la sequía de 86 años desde la última Serie Mundial ganada en el 1918.

A través de esta Victoria deportiva sin importancia, sabía que mi papá enfocaba mi mirada a algo mucho más grande. Me recordaba su tema favorito: ¡No te preocupes! Confía en Dios. Todo se va a arreglar, aún cuando parezca imposible.

La vida trae problemas grandes y pequeños. Pero no importa qué problemas estés enfrentando ahora: dificultades financieras, problemas de salud, relaciones estresantes. Recuerda que tu Padre del Cielo sabe lo que necesitas y se regocija en cuidar de ti. Deja tus preocupaciones y dale espacio para que Él trabaje.

«Depositen en él todas sus preocupaciones, porque él cuida de ustedes.»(1 Pedro 5:7)

Share:

Ellen Hogarty

Ellen Hogarty is a spiritual director, writer and full-time missionary with the Lord’s Ranch Community in New Mexico. She blogs at cacklescorner.com.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Latest Articles