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Jul 09, 2020 623 0 Michelle Harold
Encuentro

Trayecto al Cielo

¡Todo se reduce a encontrar la trayectoria de la vida!

Con frecuencia pienso en la bendición que es el haber sido criada como Católica. Me mostraron el camino correcto desde mi nacimiento. La llama se encendió y se mantuvo viva a través de mi infancia sin tener que hacer esfuerzos significativos para descubrirla por mi cuenta.

¿Hice suficiente justicia a estas creencias mientras crecía? Han habido periodos de dudas, momentos de letargo y momentos de desaliento. Sin embargo, mi fe ha sobrevivido y se ha fortalecido desde entonces.
No es una mala hazaña y no es algo que podría haber logrado si me hubiera apoyado en mi propio entendimiento. Así que claramente he tenido ayuda, a lo grande.

Una memoria viva de cuando yo tenía nueve años me vino recientemente a la mente. Ya se acercaba mi cumpleaños cuando mi mamá y yo estábamos de compras en la tienda de regalos Católicos de San Miguel. En medio de la fascinante variedad de imágenes religiosas, estatuas y baratijas, todas juntas, una en particular me llamó la atención: una imagen de la Virgen María que después llegué a conocer como “Nuestra Señora del Perpetuo Socorro”.

El encontrarme con mi afectuosa Madre celestial me ayudaría de muchas maneras en los años venideros. Cuando mi mamá me regaló el libro “El plan de paz de Nuestra Señora de Fátima desde el Cielo”, entendí cuánto nuestra Santísima Madre nos ama y desea nuestra salvación. Ver un hermoso video acerca de las apariciones Marianas cimentó mi entendimiento aún más.

Desde entonces, he llegado a conocer a María, nuestra Madre, como una persona con quien puedo hablar, independientemente de mi nivel de piedad en cualquier momento. Ella nunca para de acercarme a Dios, y con frecuencia pido su intercesión cuando tengo la fuerte necesidad de un milagro. En varias ocasiones me ha ayudado, y el resultado ha caído notablemente en un miércoles, el día asociado con la devoción a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.

María, nuestra Madre, también me ha ayudado a no ver a Dios como un mago que me concede mis deseos, sino que me da las fuerzas para atravesar la curva de aprendizaje que Él establece, antes de que el deseo se transforme en un resultado más justo. Muchas de sus intervenciones han llegado como un aviso para preocuparse menos, volver al curso y centrarse más en su Hijo, Jesús.

Cuando conecto los puntos formados por todos los encuentros espirituales, las intercesiones y las bendiciones que he recibido a través de los años, me doy cuenta de que los puntos forman una trayectoria. Una trayectoria, como sabemos, se define como el camino seguido por un objeto que se mueve bajo la acción de fuerzas dadas. Una definición adecuada, creo, para aplicar a este trayecto espiritual.

¿Cuán espléndido sería si todos tomáramos unos momentos para reflexionar sobre cuándo nuestra relación con Dios realmente comenzó a fortalecerse? Hasta pudo haber alguien sobre la tierra conduciendo por este trayecto asistido por alguien en el cielo. La Virgen Maria, San Jose, San Antonio y todos los santos nos acercan a Jesús, preparándonos para que el Buen Pastor se nos revele y nos dirija a los largo del camino.

Recordemos con qué frecuencia Dios nos ha bendecido incluso con más de lo que necesitamos; las fortuitas coincidencias que nos han conectado con nuestra alma gemela y amigos que piensan igual que nosotros; y todos los pequeños milagros que iluminaron nuestras vidas mientras estábamos demasiado ocupados para notarlo. Busquemos la trayectoria en la que Dios nos ha colocado y permanezcamos firmes sobre ella, orando con todas nuestras fuerzas. Este es el momento en que el mundo necesita nuestras oraciones, más que nunca.

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Michelle Harold

Michelle Harold is an IT professional who finds great joy in living the Catholic faith. She resides with her husband in Melbourne, Australia.

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