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Jul 07, 2020 1178 0 Darwin James
Encuentro

Un Milagro que Cambió mi Vida

Recuerdo a mi mamá llorando desesperadamente sobre el hombro de mi papá, y mis parientes, amigos y hasta desconocidos llorando y orando por mí. Mientras yo estaba recostado en la sala de operaciones escuchando a los doctores susurrando como si no hubiera esperanza, cerré mis ojos y le pedí a Dios poder vivir un día más.

Dia D

En el 2007, cuando yo estaba en el cuarto grado, mi tío compró una computadora nueva, y yo cada día esperaba poder jugar juegos en ella. Una tarde corrí de la escuela al apartamento donde vivía con mis padres y mi hermanito. Arrojé mi mochila, me cambié de ropa, y corrí como un relámpago para jugar en la computadora. Mientras tanto, mi abuelita caminaba por el pasillo cargando una olla llena de agua hirviendo.

Mientras yo corría a toda velocidad, vi a mi abuelita caminar hacia mí. Ella exclamó tratando de avisar, pero, sin darme cuenta del peligro, seguí corriendo hacia ella para abrazarla. Ella perdió el balance, y el agua caliente se derramó sobre mí. Mi visión se tornó oscura. El llanto de mi abuelita sonaba en mis oídos mientras yo estaba tirado en el piso sin saber qué había pasado. Vi a mi mamá corriendo horrorizada. Ella causó tal conmoción que los vecinos rápidamente se acercaron para ver lo que había pasado. Cuando me vieron, entraron en pánico. Rápidamente comencé a sentir un dolor creciente sobre mi estómago, y me llevaron rápidamente al hospital más cercano.

Señal de Dolor

Mi abuela trató de consolarme en vano mientras mi mamá lloraba desesperadamente. Pero, mientras me ingresaban a la sala de emergencias, ella me suplicó que dijera los santos nombres de Jesús, María y José. Cuando el doctor me examinó, me pude dar cuenta de las terribles condiciones en las que había llegado al hospital. No había piel sobre mi estómago. Solo había una masa color carne. Mientras los doctores me trataban, mis padres, parientes y amigos oraban por mí, y pedían la poderosa intercesión de nuestra Madre María. Pero todos sabíamos que había muy poca esperanza.

Después de un mes completo en el hospital, pude regresar a casa. Uno de mis tíos se hizo cargo de cuidarme. Para mis padres, yo era una constante causa de dolor y angustia. De niño, yo solo había visto a mi papá llorar una vez. Al verme constantemente sufriendo y sobrecogido por el dolor, sus ojos se llenaban de lágrimas. Ahora, toda mi vida consistía en estar en cama. Todos me aseguraban de sus oraciones: mis amigos, maestros, parroquianos, sacerdotes y hermanas; todos rezaban por mí. A donde quiera que yo volteara veía a personas orando por mí. Ahora sé que sus oraciones no fueron ignoradas.

Quemaduras

Mucho antes de lo que los médicos esperaban, yo estaba completamente sanado. Todos decían que era un milagro. Todos estaban de acuerdo. Nadie esperaba que yo sobreviviera, y aun así ahí estaba, sano y saludable. ¡Solo Dios pudo haberlo hecho!

Aunque en ese entonces yo era solo un niño, esta experiencia de la milagrosa sanación de Dios sembró en mi corazón semillas de amor y fe en Dios mi Salvador. Aprendí que Dios siempre está allí para salvarme. Las quemaduras aún están muy visibles sobre mi abdomen, pero siempre que las veo me recuerdan el toque sanador de Dios, y me doy cuenta de que lo que ahora soy, es su misericordia encarnada.

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Darwin James

Darwin James resides with his family in Tamil Nadu, India.

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