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Dic 27, 2024 6 0 Shalom Tidings
Encuentro

De golpeado a beatificado

El padre Jerzy regresaba a Varsovia después de ofrecer la misa. Tres agentes de los servicios de seguridad detuvieron el coche, se llevaron las llaves del vehículo y lo sacaron a rastras. Los oficiales lo golpearon brutalmente, lo encerraron en el maletero del auto y se fueron a toda velocidad con él adentro. El conductor corrió a la iglesia local para informar a las autoridades del incidente. Mientras tanto, Jerzy comenzó a gritar y casi logra abrir el maletero. Al percibir el peligro, los hombres detuvieron inmediatamente el coche para cerrar el maletero, pero él escapó y corrió hacia el bosque. Lo siguieron y finalmente lo atraparon, luego se dirigieron al embalse del río Vístula, donde ataron a Jerzy de una manera segura, le metieron ropa en la boca y le taparon la nariz. Después de atarle las piernas a un saco de piedras, lo arrojaron al embalse. Este fue el segundo atentado contra su vida en seis días.

Este sacerdote polaco fue ordenado el 28 de mayo de 1972, en pleno régimen comunista. En la imagen de su primera misa podían leerse las memorables palabras: «Dios me envía a predicar el Evangelio y a curar las heridas de los corazones adoloridos». Su vida sacerdotal fue testimonio de estas palabras.

Apoyó a los oprimidos y predicó sermones que interpretaban las dolorosas situaciones políticas existentes a través del prisma del Evangelio, convirtiéndose pronto en uno de los principales objetivos del gobierno. Los interrogatorios, las acusaciones falsas y los arrestos ocurrieron en numerosas ocasiones; pero incluso en su último sermón, su llamado fue a «orar para que estemos libres del miedo, la intimidación y, sobre todo, la sed de venganza y violencia». ¡Y con esto, caminó valientemente hacia su martirio, sin miedo ni ira!

Diez días después del incidente, el 29 de octubre, su cuerpo apenas reconocible fue recuperado del río. El 2 de noviembre, cuando este joven guerrero fue finalmente enterrado, alrededor de 800 mil personas acudieron a despedirse de él. Fue beatificado solemnemente en presencia de su madre de 100 años en 2010, y recordado como «un sacerdote que respondió a las mociones que recibió de Dios, y que durante años, maduró para su martirio».

Que este mártir, que plantó firmemente el catolicismo en su patria, nos inspire a estar encendidos por el Reino de Dios, no solo en la muerte, sino también en la vida.

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