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Mar 26, 2021 547 0 Steffi Siby
Contratar

Verdadero éxito

¡El camino al verdadero éxito en menos de 100 palabras!

Estamos llamados a vivir una vida de esperanza, paz y gozo. El Papa San Juan Pablo II proclamó una vez que: «En un verdadero sentido, el gozo es la nota clave del mensaje Cristiano. Mi deseo es que el mensaje Cristiano traiga gozo a todos quienes abran sus corazones a él…la Fe es nuestra fuente de gozo

¿Cuál sería tu respuesta si te preguntaras a ti mismo, «¿Proclama mi vida un mensaje de gozo? ¿Es mi Fe la fuente de mi gozo?”?

Si somos honestos, probablemente tengamos que decir que las circunstancias de la vida suelen interponerse a una vida gozosa. Y ciertamente, las circunstancias no han sido favorables recientemente – la pandemia ha afectado adversamente a todos y cada uno de nosotros.

Mantenernos positivos y esperanzados puede ser difícil. Más allá de las circunstancias a nuestro alrededor, hay algo más que puede robarnos el gozo: nosotros mismos. Una fuente principal de nuestra infelicidad viene de nuestros propios pensamientos negativos y autopercepciones.

Somos hijos de Dios – preciosos y amados. Pero muy a menudo lo olvidamos y nos definimos por estándares mundanos. Unos de esos estándares es el éxito. Probablemente, hemos estado midiendonos a nosotros mismos con esa vara de medición desde nuestra juventud. Nos han dicho constantemente que necesitamos asegurar una buena carrera, salario, matrimonio. ¡Y sea lo que sea que hagas, sé bueno en eso! Ese parece ser el mensaje rotundo, uno que nos puede dejar sintiéndonos inadecuados.

Hemos sido condicionados a juzgar por las  apariencias. Felicitamos a las personas por sus logros, no por sus esfuerzos. Es el resultado lo que cuenta, nos dicen. Así pasa desapercibido lo que realmente importa.

El profeta Jeremías fue llamado por Dios para alertar al pueblo de Israel sobre un inminente juicio. Pero por sus propias palabras sabemos de su falta de éxito: «¿A quién le hablaré? ¿A quién le advertiré? ¿Quién podrá escucharme? Tienen tapados los oídos y no pueden comprender. La palabra del Señor los ofende; detestan escucharla” (Jeremías 6:10). La gente se rehusaba a escuchar a Jeremías y los líderes de Israel lo rechazaron. El juicio que profetizó se cumplió e Israel sufrió.

Si vemos esto desde la perspectiva del mundo, todo el trabajo de Jeremías parece haber logrado nada. Sin embargo, él mostró una fidelidad notable incluso en medio de una inmensa oposición. Fue obediente a la voluntad de Dios y eso fue lo que lo convirtió en un éxito.

Ahora, veamos un ejemplo moderno. Santa Madre Teresa dijo la famosa frase: “Dios no me ha llamado a tener éxito; me ha llamado a ser fiel «. ¿Te imaginas un lema más contracultural para vivir?

Creo que la mayoría de la gente estaría de acuerdo en que la Madre Teresa llevó una vida significativa y admirable. ¿Qué hizo que su vida fuera significativa y admirable? Sus palabras nos lo explican. En lugar de tratar de tener éxito en lo que hizo, simplemente hizo lo que Dios le pedía. Su enfoque no estaba en ella misma, estaba en Dios. Esto es evidente en su notable bondad y en la forma en que veía a Dios, especialmente en los miembros más débiles y pobres de la sociedad.

El testimonio de Jeremías y la Madre Teresa nos lleva a una idea importante: «Dios no ve cómo el hombre ve, pues el hombre mira la apariencia exterior, pero el Señor mira el corazón» (1 Samuel 16:7).

Por lo tanto, no nos abrumemos ni nos estresemos tratando de tener éxito de acuerdo con los estándares del mundo. Si nos mantenemos cerca de Dios y le servimos de todo corazón, Él bendecirá nuestros esfuerzos. Sin embargo, ser fiel a Dios conlleva muchos desafíos. Requiere resistencia y perseverancia; pero sabemos que es un objetivo que vale la pena perseguir.

Puede ser tentador compararnos con los demás y luchar por lo que el mundo considera éxito. Pero eso conduce a la frustración y la futilidad porque siempre habrá quienes sean mejores, más inteligentes y más exitosos. Sin embargo, hay una verdad tranquilizadora: la forma en que el mundo nos ve no es la forma en que Dios nos ve. Dios mira nuestros corazones. Y, en última instancia, la opinión de Dios es la única que importa.

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Steffi Siby

Steffi Siby has a passion for reading and writing. She lives with her family in Blackpool, England. To read more of her articles visit: spreadyoursmile.home.blog/

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