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Feb 06, 2021 882 0 Obispo Robert Barron, EUA
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PAPA FRANCISCO, “FRATELLI TUTTI” Y EL DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES

A la luz de la publicación del Papa Francisco en su encíclica más reciente Fratelli Tutti, hay una gran cantidad de comentarios negativos respecto a la actitud del papa hacia el capitalismo y la propiedad privada. Muchos lectores interpretaron las palabras de Francisco como que el sistema capitalista es, en sí mismo, explotador y que el poseer propiedades privadas es moralmente problemático. Como la mayoría de los que escriben de manera profética, el Papa Francisco de hecho tiende a utilizar un lenguaje fuerte y retador, y por lo tanto, es lo suficientemente fácil comprender cómo esto crea oposición. Pero es muy importante leer lo que dice con cuidado e interpretarlo dentro del contexto de la larga tradición de enseñanza social católica.

Primero, respecto al capitalismo, o lo que la Iglesia prefiere llamar la “economía de mercado”, el papa dice esto: “Los negocios son esencialmente una vocación noble, dirigida a producir riquezas y mejorar nuestro mundo” (Fratelli Tutti, 123). De esta forma él se distancia de cualquier ideología que demonice el capitalismo, y claramente afirma que un arreglo económico ejemplar es aquel que no solo distribuye riquezas sino que las crea a través de emprendimiento. Incluso, debate, un cierto interés propio, que incluye el obtener las ganancias, no es repugnante para el propósito moral de la actividad económica: “En el plan de Dios, cada individuo está llamado a promocionar su propio desarrollo, y esto incluye encontrar los mejores medios económicos y tecnológicos para multiplicar sus bienes y aumentar sus riquezas” (123). Al hacer estas observaciones, Francisco se afirma en la tradición de San Juan Pablo II, quien veía la economía de mercado como un campo para ejercitar la creatividad humana, la ingenuidad, el coraje, y que se empeñó en atraer a más personas a su dinamismo. También reitera la enseñanza del fundador de la tradición social católica moderna, el gran Papa León XIII, quien, en Rerum Novarum, incansablemente defendió la propiedad privada y, usando un número de argumentos, repudió los arreglos socialistas de la economía. Así que espero que podamos dejar atrás el bulo tonto de que el Papa Francisco es un enemigo del capitalismo y un animador del socialismo global.

Ahora, sin negar nada de esto, debemos, al mismo tiempo, señalar que, como todos sus predecesores papales, en la tradición social, sin excepción, Francisco también recomienda límites, tanto legales como morales, para la economía de mercado. Y en este contexto, insiste sobre lo que la teología católica clásica se refiere como “el destino universal de los bienes.” A continuación está cómo Francisco explica esta idea en Fratelli Tutti: “El derecho a la propiedad privada está siempre acompañado por el principio primario y principal de la subordinación de toda la propiedad privada al destino universal de los bienes de la Tierra, y así al derecho de todos a utilizarlos” (123). Acerca de la distinción entre la posesión y el uso, el Papa Francisco nos hace escuchar a Santo Tomás de Aquino, quien hizo esa distinción relevante en la pregunta 66 del secunda secundae del Summa Theologiae. Por una variedad de razones, Santo Tomás argumenta, las personas tienen el derecho de procurar y dispensar los bienes del mundo y por lo tanto, considerarlos de su propiedad. Pero respecto al uso de lo que poseen legítimamente, deben siempre tener como prioridad el bienestar general: “En este aspecto, el hombre debe poseer las cosas externas no como suyas, sino como comunes, para que, según su juicio, esté listo para compartirlas con otros en sus necesidades.”

Ahora, respecto a esta distinción, el propio Tomás fue el heredero de una tradición antigua, que se remonta a los Padres de la Iglesia. El Papa Francisco cita a San Juan Crisóstomo así: “No compartir nuestras riquezas con los pobres es robarles y quitarles su sustento. Las riquezas que poseemos no son nuestras, sino de ellos también.” Y cita a San Gregorio Magno en la misma secuencia: “Cuando le damos a los necesitados sus necesidades básicas, les estamos dando lo que les pertenece a ellos, no a nosotros.” La forma más simple de entender la distinción entre poseer y utilizar es imaginar un escenario en el cual llega un hombre, muriendo de hambre, a pedir ayuda  la puerta de tu casa tarde en la noche. Aunque estés en tu propia casa, que es legítimamente tuya, y ante una puerta que tú has trancado con justa razón para evitar intrusos, tú de igual manera te verías obligado a darle algo de tu propiedad al mendigo que está tan necesitado. Para resumir, la propiedad privada es un derecho, pero no un derecho “inviolable”—si con eso nos referimos a que no tiene cualificaciones ni condiciones—y afirmar esto no es lo mismo que abogar por el socialismo.

Lo que podríamos caracterizar como una novedad en la encíclica del Papa Francisco es la aplicación de esta distinción a las relaciones entre naciones y no simplemente individuos. Una nación-estado de hecho tiene derecho a sus propias riquezas, ganadas a través de la energía y creatividad de su gente, y podría legítimamente mantener y defender sus fronteras; sin embargo, estas prerrogativas no son moralmente absolutas. En las palabras de Francisco, “Podemos decir que cualquier país también le pertenece al extranjero, ya que los bienes de un territorio no deben ser negados a una persona necesitada que viene de otro lado” (124). Esto no es “globalismo” o una negación de la integridad de una nación; es simplemente la distinción de Santo Tomás de Aquino entre poseer y utilizar, extrapolado a un nivel internacional.

Una vez más, para que no veamos las enseñanzas del Papa Francisco como escandalosas, me gustaría darle la última palabra a León XIII, un ardiente defensor de la propiedad privada e igualmente ardiente oponente del socialismo: “Cuando lo que una necesidad exige ha sido proveído, y la posición de uno es justamente considerada, se convierte en un deber darle al indigente de lo que quede” (Rerum Novarum, 22).

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Obispo Robert Barron

Obispo Robert Barron is the founder of Word on Fire Catholic Ministries and Auxiliary Bishop of the Archdiocese of Los Angeles. Bishop Barron is a #1 Amazon bestselling author and has published numerous books, essays, and articles on theology and the spiritual life. ARTICLE originally published at wordonfire.org. Reprinted with permission.

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