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En relación con un proyecto académico mío, recientemente he estado revisando el libro del Éxodo y numerosos comentarios al respecto. El segundo libro más famoso del Antiguo Testamento se refiere principalmente a la manera en que Dios da forma a su pueblo para que pueda convertirse en un faro radiante, una ciudad situada en una colina. En la lectura bíblica, Israel es elegido, pero nunca es elegido para sí mismo, sino para todas las naciones del mundo.
Yo diría que esta formación tiene lugar en tres etapas principales: Primero, Dios enseña a Israel a confiar en su poder; segundo, le da a Israel una ley moral; y tercero, instruye a su pueblo en santidad a través de la alabanza correcta. La lección de confianza ocurre, por supuesto, a través del gran acto de liberación de Dios. Los esclavos completamente impotentes encuentran libertad, no confiando en sus propios recursos, sino en la amable intervención de Dios. La instrucción moral se lleva a cabo a través de los diez Mandamientos y su legislación correspondiente. Finalmente, la formación en santidad se realiza a través de la sumisión del pueblo a un elaborado conjunto de leyes litúrgicas y ceremoniales. Es este último movimiento el que quizás nos parezca hoy más peculiar, pero yo diría que eso tiene una resonancia particular en nuestro extraño período del COVID.
Probablemente a la mayoría de nosotros nos parece evidente que la educación en la religión incluye instrucción moral. Y esto es porque, nos guste o no, apoyamos la filosofía de Immanuel Kant, el filósofo del siglo XVIII quien sostuvo que toda la religión se puede reducir a la ética. A final de cuentas, la religión se trata de hacernos más justos, amorosos, amables y compasivos, argumentó Kant. En el lenguaje contemporáneo, el kantianismo en la religión suena así: «Mientras seas una buena persona, realmente no importa lo que creas o cómo rindes culto».
Ahora, no hay duda de que el libro del Éxodo y la Biblia en general coinciden en que la moralidad es esencial para la formación adecuada del pueblo de Dios. Aquellos que busquen seguir al Señor, quien es justicia y amor, deben ser conformados a la justicia y el amor. Y es precisamente por eso que encontramos, en la gran alianza del Sinaí, órdenes de no robar, no cometer adulterio, no codiciar, no matar, etc. Hasta ahora, todo parece Kantiano.
Pero lo que probablemente sorprende a la mayoría de los lectores contemporáneos del libro de Exodus es que, inmediatamente después de la disposición de los mandamientos morales, el autor pasa prácticamente el resto del texto, capítulos 25 a 40, delineando las prescripciones litúrgicas que el pueblo debe seguir. Por ejemplo, encontramos una sección larguísima en la construcción del Arca de la Alianza: “Haz un arca de madera de acacia, de un metro con diez centímetros de largo, setenta centímetros de ancho y setenta centímetros de alto. Recúbrela de oro puro por dentro y por fuera, y ponle en su derredor una moldura de oro”. Y como ornamento en la parte superior del arca, “Haz dos querubines de oro… En cada uno de los extremos irá un querubín… Los querubines deberán tener las alas extendidas por encima del propiciatorio, y cubrirlo con ellas”. Después encontramos instrucciones sobre el elaborado mobiliario dentro del tabernáculo, incluyendo un candelero, una mesa para el llamado “pan de la presencia”, pilares y varios ornamentos que colgaban. Finalmente, se da una enorme cantidad de espacio a la descripción de las vestiduras que deben usar los sacerdotes de Israel. Aquí hay un ejemplo: “Las vestiduras que le harás son las siguientes: un pectoral, un efod, un manto, una túnica bordada, un turbante y una faja. Estas vestiduras sagradas… se usará oro, púrpura, carmesí, escarlata y lino”.
No se da ningún tipo de indicio de que las prescripciones morales son de alguna manera más importantes que las prescripciones litúrgicas. En todo caso, parece que ocurre lo contrario, ya que el Éxodo es seguido inmediatamente por el libro de Levítico, que consta de veintiocho capítulos de ley dietética y litúrgica. Entonces, ¿qué debemos entender de esto nosotros, los Post- Kantianos? En primer lugar, debemos observar que los autores bíblicos no piensan por un momento que Dios de alguna manera requiere rectitud litúrgica, como si la corrección de nuestra adoración añade algo a su perfección o satisface alguna necesidad psicológica suya. Si tienes alguna duda sobre este tema, recomendaría una lectura cuidadosa del primer capítulo del profeta Isaías y del Salmo número 50. Dios no necesita el arca y el tabernáculo y las vestiduras sacerdotales y la adoración regular, pero nosotros sí. A través de los gestos y símbolos de su alabanza litúrgica, Israel se alinea con Dios, ordenado a él. La ley moral dirige nuestra voluntad a la bondad divina, pero la ley litúrgica dirige nuestras mentes, nuestros corazones, nuestras emociones e incluso nuestros cuerpos al esplendor divino. Observe cuán bien las instrucciones ceremoniales del Éxodo implican color, sonido y olor (hay mucho escrito sobre el incienso) y cómo estos conducen hacia la producción de la belleza.
Dije antes que el énfasis de Éxodo en lo litúrgico y ceremonial tiene una profunda relevancia para nuestro tiempo, y aquí está el porqué. Por muy buenas razones, nos hemos abstenido completamente de la adoración pública, e incluso ahora nuestra capacidad de adorar juntos es muy limitada. En la mayoría de las diócesis de nuestro país, la obligación de asistir a la misa dominical ha sido suspendida, por razones válidas. Mi temor es que cuando llegue el momento propicio, cuando podamos volver a Misa, muchos católicos se mantengan alejados, ya que se han acostumbrado a ausentarse de la adoración. Y mi preocupación toma una forma más específicamente kantiana: Se dirán muchos católicos: «Sabes, mientras yo sea básicamente una buena persona, ¿qué sentido tiene toda esta adoración formal de Dios?»
¿Puedo recomendarte que saques tu Biblia, abras el libro del Éxodo, especialmente los capítulos 25 a 40, y consideres cuán importante es para Dios la adoración correcta ofrecida por su pueblo santo? La liturgia siempre ha importado. La misa —que involucra vestiduras, gestos, rituales, olores y campanas, canto y silencio— sigue siendo importante, a lo grande. ¿No es suficiente para Dios que seas una buena persona? Para no poner un punto demasiado ligero sobre ello: no, no lo es.
Bishop Robert Barron is the founder of Word on Fire Catholic Ministries and Auxiliary Bishop of the Archdiocese of Los Angeles. Bishop Barron is a #1 Amazon bestselling author and has published numerous books, essays, and articles on theology and the spiritual life. ARTICLE originally published at wordonfire.org. Reprinted with permission.
La conclusión evangélica es la exclamación: "Jesucristo ha resucitado de entre los muertos". Estrechamente vinculado a esa declaración está la convicción de que Jesús es quien dijo ser, que las propias afirmaciones de Jesús de actuar y hablar en la misma persona de Dios están justificadas. Y desde la divinidad de Jesús viene el humanismo radical del cristianismo. Es este tercer principio evangélico que quisiera explorar, aunque brevemente, en este artículo. Los padres de la Iglesia resumieron consistentemente el significado de la Encarnación usando la fórmula "Dios se hizo humano, para que los humanos se convirtieran en Dios". La entrada de Dios en nuestra humanidad, incluso hasta el punto de la unión personal, equivale, y vieron, a la mayor afirmación y elevación posible del ser humano. San Ireneo, el gran teólogo del siglo II, podría expresar la esencia del cristianismo con el adagio conciso "la gloria de Dios es un ser humano plenamente vivo". Ahora me doy cuenta de que gran parte de esto es contraintuitivo. Para muchos, el cristianismo católico es antihumanista, un sistema caracterizado por una serie de leyes que controlan la autoexpresión, especialmente en el ámbito de la sexualidad. De acuerdo con la narración moderna estándar de la historia, el progreso humano equivale a un aumento de la libertad personal, y el enemigo de este progreso (si se permite que surja el sub-texto más oscuro de la narrativa) es el cristianismo quisquilloso y moralizador. ¿Cómo hemos pasamos del exuberante humanismo cristiano de San Ireneo a la sospecha moderna del cristianismo como principal oponente del progreso humano? Mucho depende de cómo construimos la libertad. La visión de la libertad que ha dado forma a nuestra cultura es lo que podríamos llamar la libertad de indiferencia. En esta lectura, la libertad es la capacidad de decir "sí" o "no" simplemente sobre la base de sus propias inclinaciones y de acuerdo con su propia decisión. Aquí, la elección personal es primordial. Podemos ver claramente este privilegio de elección en los ámbitos económicos, políticos y culturales contemporáneos. Pero hay una comprensión más clásica de la libertad, que podría caracterizarse como libertad para la excelencia. En esta lectura, la libertad es la disciplina del deseo para hacer posible el logro del bien, primero posible, y luego sin esfuerzo. Por lo tanto, me vuelvo cada vez más libre en mi uso del idioma inglés cuanto más mi mente y mi voluntad se formen en las reglas y la tradición del inglés. Si estoy completamente moldeado por el mundo del inglés, me convierto en un usuario completamente libre del idioma, capaz de decir lo que quiero, lo que sea que tenga que decirse. De manera similar, me vuelvo más libre en jugar al baloncesto cuanto más se colocan los movimientos del juego, a través del ejercicio y la disciplina, en mi cuerpo. Si estuviera completamente formado por el mundo del baloncesto, podría superar a Michael Jordan, porque sería capaz de hacer, sin esfuerzo, lo que el juego me exigiera. Para la libertad de indiferencia, las reglas objetivas, los órdenes y las disciplinas son problemáticos, ya que se sienten, necesariamente, como limitaciones. Pero para el segundo tipo de libertad, tales leyes son liberadoras, porque hacen posible el logro de un gran bien. San Pablo dijo: "Yo soy el esclavo de Cristo Jesús" y "es por la libertad que Cristo os ha liberado". Para un defensor de la libertad de indiferencia, la comparación de esas dos afirmaciones no tiene sentido. Ser esclavo de cualquiera es, necesariamente, no ser libre de elegir. Pero para el devoto de la libertad para la excelencia, las declaraciones de Pablo son completamente coherentes. Cuanto más me rindo a Cristo Jesús, quien el mayor bien posible, la encarnación de Dios, con más libertad soy quien se supone que soy. Cuanto más Cristo se convierte en el maestro de mi vida, más interiorizo sus demandas morales, más libre soy para ser hijo de Dios, para responder rápidamente al llamado del Padre. Por último, los seres humanos no tienen hambre de elegir; tienen hambre de elegir lo bueno. No quieren la libertad del libertino; quieren la libertad del santo. Y es precisamente esta última libertad la que ofrece la evangelización, porque ofrece a Cristo. Por extraño que sea, uno de los evangelistas más grandes del Nuevo Testamento es Poncio Pilato. Presentando a Jesús azotado a la multitud, dice: "Aquí tienen a su hombre". En la deliciosa ironía del Evangelio de Juan, Pilato llama involuntariamente la atención sobre el hecho de que Jesús, completamente sometido a la voluntad de su Padre, incluso hasta el punto de aceptar la tortura y la muerte, es en realidad "el hombre", la humanidad en su máximo estado y maxima libertad.” El evangelista de hoy hace lo mismo. El sostiene a Cristo, la libertad humana y la verdad divina en perfecta armonía, y dice: "Contemplad a la humanidad; contemplad lo mejor que pueda ser".
By: Bishop Robert Barron
MoreP – Me entristece el corazón ver tanta división en el mundo. Ya sea que se trate de divisiones entre razas, animosidad política e incluso divisiones dentro de la Iglesia, parece que no hay nada más que odio, división e ira en nuestra cultura de hoy. Como católico, ¿Que puedo hacer para traer sanidad a nuestro mundo que está tan dividido? R – Desde Caín y Abel, la división y el odio han sido una herramienta primordial del maligno. Hoy, a través de las redes sociales y con los temas que la gente siente fuertemente, creo que estamos experimentando un tiempo sin precedentes de animosidad dentro de nuestro mundo. ¡Pero nuestra Fe Católica puede mostrarnos un mejor camino! Primero, debemos recordar la verdad fundamental de que todo ser humano está hecho a imagen de Dios, esto incluye a nuestros enemigos. Como dijo una vez la Madre Teresa, "hemos olvidado que nos pertenecemos unos a otros". La persona de una raza diferente o persuasión política, esa persona con la que estamos discutiendo en Facebook o que está de pie en el lado opuesto de la fila, es un hijo amado de Dios por quien Jesús murió. Es fácil para nosotros etiquetar a las personas y despedirlas, decimos, “Oh, es tan ignorante por creer en X” o “es tan malvado por respaldar a tal candidato”, pero esto desestima su gran dignidad. Nuestros oponentes tienen el potencial de convertirse en santos, y son receptores de la misericordia y el amor de Dios, al igual que nosotros. Uno de los grandes errores del mundo moderno es decir que para amar a alguien, siempre debemos estar de acuerdo con ellos. ¡Esto es absolutamente falso! Podemos amar a personas que tienen convicciones políticas, orientaciones sexuales y puntos de vista teológicos diferentes. De hecho, debemos amarlos. Es mucho más importante ganar un alma para Cristo que ganar un argumento, y la única manera de ganar un alma es a través del amor. Como dijo una vez el Papa San Juan Pablo II, "la única respuesta apropiada para un ser humano es el amor". El amor a nuestros oponentes toma muchas formas. Tratamos de hacer obras concretas de misericordia para ellos, así que si los vemos sedientos porque están protestando en un caluroso día de verano, les ofrecemos agua, incluso si no estamos de acuerdo con su mensaje. Nos aseguramos de que nuestro diálogo con ellos sea respetuoso y se adhiera a los problemas, en lugar de implicarse en una sesión de insulto (especialmente cuando les respondemos en internet). Oramos por ellos, por su conversión, por una sanación más profunda, por su santificación y por bendiciones materiales. Realmente tratamos de entender su posición, en lugar de simplemente descartarla. Incluso las personas que tienen creencias erróneas tienen algo en común con nosotros: busquen eso que tienen en común, afirmenlo y construyan sobre él para conducirlos a la verdad. Y a veces ese amor se puede mostrar mejor ofreciéndoles la verdad de Cristo de una manera amorosa. Además, deberíamos ser lo suficientemente humildes como para reconocer que a veces somos los que estamos equivocados y necesitamos que nos enseñen las ideas y la experiencia de los demás. Por último, creo que es importante evitar sitios web y artículos de noticias que son intencionalmente inflamatorios. Muchos medios de comunicación y sitios de redes sociales se ganan la vida provocando indignación e ira. ¡Pero Dios desea que los cristianos se llenen de paz y amor! Así que evite esos sitios web, artículos o autores que simplemente tratan de suscitar controversia por el bien de las calificaciones o los clics en el sitio web. San Pablo, en Romanos 12, nos da una buena amonestación: "No paguen a nadie mal por mal. Procuren hacer lo bueno delante de todos, hasta donde dependa de ustedes, hagan cuanto puedan por vivir en paz con todos. Y también: Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber. Así harás que le arda la cara de vergüenza.” No te dejes vencer por el mal. Al contrario, vence el mal con el bien. Solo la verdadera caridad cristiana, llevada a cabo con palabras y hechos, sanará las divisiones de nuestra cultura y de nuestro mundo.
By: EL PADRE JOSEPH GILL
MoreP. Esta crisis causada por el virus me ha hecho darme cuenta de cuán corta es la vida, y ahora me estoy empezando a preocupar—me preocupa enfermarme, y tengo miedo a la muerte. ¿Cómo puedo estar en paz cuando no sé si me enfermaré del coronavirus? R.Todos los noticiarios han estado cubriendo la pandemia del coronavirus con regularidad. Es difícil evitar las noticias de esta enfermedad—está literalmente en todas partes. Incluso la Iglesia ha tenido que involucrarse—la nación completa cerró las Misas públicas por varios meses al inicio de este año. ¡Nunca antes había visto una iglesia con desinfectante para manos bendito frente a la fuente de Agua Bendita! Las precauciones son una cosa, pero el pánico es otra. Creo que muchas personas (¡e instituciones!) han caído en este estado de pánico que ni es realista, ni es de ayuda en un tiempo como este. Hay tres cosas que recordar si queremos mantenernos saludables durante este virus: Primero, no tengan miedo. Esta es una de las frases más repetidas en la Biblia. De hecho, se ha dicho que la frase “No tengan miedo” aparece 365 veces en la Biblia—una para cada día del año, porque necesitamos escucharla todos los días. ¿Por qué no deberíamos tener miedo? Porque Dios tiene el control. En nuestra cultura racionalista, basada en la ciencia, tendemos a olvidar esto—creemos que el destino de la raza humana está en nuestras manos. Por el contrario—Dios tiene el control, y su Voluntad siempre prevalece. Si es Su Voluntad que contraigamos esta enfermedad, debemos someter nuestra voluntad a la de Él. Sí, tomar medidas de precaución, pero en nuestro corazón no debemos olvidar que nuestras vidas están en Sus manos. Él es un buen Padre que no abandona a Sus hijos, sino que obra todo para nuestro bien. Sí, “todas las cosas obran bien de aquellos que aman a Dios”—todas las cosas, incluyendo al coronavirus. Segundo, como Cristianos debemos tener en cuenta el hecho de que todos vamos a morir. Dice la Escritura (Romanos 14:8) que “si vivimos, vivimos para el Señor, y si morimos, morimos para el Señor; entonces, si vivimos o morimos, pertenecemos al Señor.” A veces pensamos que podemos evitar la muerte para siempre, pero no podemos. Nuestras vidas no son nuestras para que nos aferremos a ellas – nos las ha dado el Señor en forma de un don, como un préstamo, y tendremos que regresárselas a Jesús de una forma u otra. ¡Qué paz tenemos cuando reconocemos que algún día le regresaremos estos dones al Padre! Como dijo el escritor cristiano John Eldridge, “El hombre más poderoso en la Tierra es aquel que ha hecho las paces con su propia muerte.” En otras palabras, si no le temes a la muerte, entonces eres imparable. De la misma forma, una vez que los cristianos aceptan el hecho de que sus vidas no son suyas, que tendremos que ir ante Dios de una forma u otra, esto nos libera de la necesidad de temerle a la muerte. Nos libera de nuestro apego frenético a la vida, como si esta vida física fuera lo más importante que debemos proteger y preservar. Sí, la vida es un don, y debemos llegar muy lejos para defenderla. Pero el regalo de la vida no es absoluto—debemos regresarle ese don a Dios en algún punto. No importa si es el coronavirus o cáncer, un accidente automovilístico y la vejez, todos debemos morir. Los cristianos debemos mantener nuestra mirada fija en la eternidad, donde la vida nunca termina. Finalmente, debemos recordar nuestro deber hacia los enfermos. Tenemos un deber de no abandonar a los enfermos—incluso si son contagiosos. Como dijo San Carlos Borromeo durante la plaga de 1576, “Estén listos para abandonar esta vida mortal antes que a aquellos que están bajo su cuidado.” Recientemente, celebramos el memorial de Santa Francisca de Roma, quien vivió en la década de 1440, durante un tiempo de gran levantamiento social. Le dedicó su vida a los enfermos. Escucha las palabras de una contemporánea suya: Muchas enfermedades distintas plagaban Roma. Había enfermedades fatales y plagas por todas partes, pero la santa ignoró el riesgo de contagio y demostró las más profundas manifestaciones de bondad hacia los pobres y necesitados. Los buscaba en sus refugios y en los hospitales públicos, y les refrescaba la sed, les estiraba las sábanas, y les vendaba las llagas. Mientras más desagradable y enfermizo era el hedor, con mayor amor y cuidado los trataba. Por treinta años Francisca continuó este servicio hacia los enfermos y los extraños… (“La vida de Santa Francisca en Roma” por Sor María Madgalena Anguillaria). Nosotros también debemos buscar formas de cuidar a las víctimas de esta enfermedad. ¡No abandonemos aquellos a quienes se han infectado! Es nuestro deber cristiano y una de las Obras Corporales de Misericordia. Tomemos precauciones, claro, pero si llegamos a contagiarnos del virus de algún infectado al que estamos sirviendo, es una forma de martirio, de amor en acción. Y finalmente, recordemos que todo esto está en las manos de Dios. Si es Su Voluntad que nos mantengamos sanos, alabémoslo por eso. Si es Su Voluntad que nos enfermemos, entonces debemos sufrir bien por Él. Si es Su Voluntad que muramos por este virus, pongamos nuestras vidas en Sus Manos. Así que sí, tomemos las precauciones, quedémonos en casa si estamos enfermos (¡no estás cometiendo un pecado si no vas a misa porque estás enfermo!), lavémonos las manos frecuentemente e intentemos mantenernos sanos. Y dejémosle el resto a Dios.
By: EL PADRE JOSEPH GILL
MoreA veces lo que comienza como un pasatiempo inofensivo puede hacer que tu vida se convierta en un abismo oscuro. Encontrando mi Destino Durante la mayor parte de mi adolescencia, luché por confiar en Dios y de esta falta de confianza surgió mi decisión de confiarme a mí misma y a mi futuro en las manos de poderes que prometían prosperidad, amor y felicidad. Me di cuenta de las creencias de la Nueva Era y pronto me encontré entrelazada con cartas de tarot, psiquicos, horóscopos y magia. Al principio, interesarme superficialmente en estas cosas me parecía divertido y emocionante. Debido a las prácticas de la Nueva Era, sentí que ya no caminaba ciegamente — claramente vi el camino de mi destino y recibí una guía útil para mi vida. Creí que las cartas y los psíquicos me conocían. Entendían lo que estaba pasando en mi vida personal que no había compartido con nadie, y por esto creí en ellos con toda mi alma. Muy pronto, lo que comenzó como un pasatiempo aparentemente inofensivo se convirtió en una obsesión que me alejó de Dios. Más allá de la Obsesión Consultaba constantemente a mis cartas de tarot, desesperada por encontrar respuestas a los problemas de mi vida. Adoré a falsos ídolos - dioses y diosas - suplicandoles una ayuda que nunca vino. Empecé a buscar hechizos que se suponía me ayudarían a salir de situaciones incómodas o a mejorar mi vida. Afortunadamente solo llegué a "mirar hacia", pero estuve muy cerca de lanzar hechizos. Si no fuera por la culpa que sentí mientras investigaba la brujería, probablemente lo habría hecho. Al ver hacia atrás, creo que fue la gracia de Dios que me mantenía alejada de algo que me habría llevado por un camino aún más oscuro. Mi obsesión impactó mi fe drásticamente. Aunque había crecido católica, ya no me consideraba católica. Sentí que me relacionaba con las creencias de la Nueva Era más que con cualquier otra cosa. Les dije a mis amigos y familiares que no estaba segura si todavía creía en un Dios. Después de todo, si Dios existiera, ¿por qué me sentía tan perdida y sin esperanza? ¿Por qué hizo Dios milagros para los demás, pero no para mí? Nunca me imaginé que regresaría a la fe católica, no después de toda la "verdad" que había aprendido sobre la "iluminación". Pensé que los cristianos eran los ciegos, los que no podían ver la verdad que estaba delante de ellos, mientras yo podía ver más allá de las mentiras y el engaño del mundo. No sabía que yo era la ciega que caminaba sola por la vida. Estaba desesperada por recibir una guía y pensé que las creencias de la Nueva Era me darían algo en qué esperar. Regresa a Mi For weeks, my tarot cards were giving me mixed messages. They no longer made any sense, nor did they apply to what I was asking of them. I felt hopeless, frustrated. My Tarot cards were my only assurance that things would turn out okay, but even they stopped working. It was like everything was spiraling, and I no longer had any control over my life. But that was just it! I was so obsessed with control that when I lost it, I felt weak and vulnerable. Durante semanas, mis cartas de tarot me daban mensajes mixtos. Ya no tenían ningún sentido, ni se aplicaban a lo que les estaba pidiendo. Me sentí frustrada y sin esperanza. Mis cartas del Tarot eran lo único que me aseguraba que las cosas saldrían bien, pero incluso dejaron de funcionar. Era como si todo girara en espiral y yo ya no tenía ningún control sobre mi vida. ¡pero era justamente eso! Estaba tan obsesionada con el control que cuando lo perdí, me sentía débil y vulnerable. Pronto me di cuenta de que Dios quiere que seamos vulnerables para que podamos aprender a entregarle todo el control y poner toda nuestra fe en Él. Al final, fue Jesús quien me salvó y me devolvió a la verdad que había estado buscando durante tanto tiempo. Señor, yo sé que el hombre no es dueño de su vida, que no tiene dominio sobre su destino (Jeremías 10:23). Empecé a oír a Dios susurrando en mi corazón y decirme que era hora de que confiara en él. Le abrí la puerta al Señor, y él no dudó en entrar. Después de años de lanzar un llanto a nadie en particular, recibí una inspiración de Dios. Dios me condujo a la naturaleza donde me sentí más en paz y me abrazó con sus brazos de amor. Mire el cielo y Dios me habló a mí, escondido en las nubes durante esa tarde profética. "Vuelve a mí", dijo, y yo sentí mucho más amor de lo que jamás había sentido en mi vida. "Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. En todos tus caminos, reconocerlo, y él hará tus caminos rectos" (Proverbios 3:5-6). Solo me tomó un día dejar que la luz del Espíritu Santo llenara esos espacios de mi vida que había dejado en la oscuridad durante varios años. ¡Esta es la belleza de los poderes sanadores de Dios para iluminar incluso a las almas más oscuras! Sin embargo, sabía que tenía que mostrarle al Señor que realmente quería experimentar su gracia. Esa noche, en mi habitación, le derramé todo a Dios. Le dije que lamentaba haber estado tan lejos y me arrepentí de todos los pecados que había cometido. Le dije a Dios que de ahora en adelante le confiaría toda mi vida. Puse mi destino en las manos de Dios y renuncié a las creencias de la Nueva Era. Caí en los brazos de un Dios que me amaba como Su hija. Una vez que sentí el consuelo de descansar en los brazos misericordiosos de Dios, comencé a ver la fe católica como algo en lo que podía confiar con todo mi corazón, y ya no sentí la necesidad de dirigir mi propio destino. Ya no me obsesiono con las respuestas; ahora confío en el plan del Señor para mí. "Sométanse, pues, a Dios. Resiste al diablo, y él huirá de ti" (Santiago 4:7).
By: Ashley Fernandes
MoreCon demasiada frecuencia estamos dispuestos a anotar nuestras resoluciones; pero no las mantenemos. ¿Qué tal si hacemos un cambio esta vez? A la Deriva sin Rumbo Fijo En esta época del año, la sensación de que mi vida estaba a la deriva era algo que se daba anualmente. El final de un año y el comienzo de otro, inevitablemente me llevaba a contemplar los cambios que quería hacer en mi vida y dentro de mí misma. Sin embargo, unas semanas después del año, las resoluciones de año Nuevo tenían menos importancia. La energía que estas intenciones me dieron del 31 de diciembre y hasta enero inevitablemente comenzó a disminuir. Siempre quise seguir adelante en la búsqueda de la santidad y mejorarme a mí misma, pero muy a menudo me quedé atorada. Aunque las buenas intenciones aún estaban presentes, saber cómo llevarlas a cabo y apegarme a ellas, a menudo me eludía. Hablando figurativamente, me sentía como si estuviera inmóvil o a la deriva sin rumbo fijo. Conociendo mi amor por las palabras, Dios tiene una manera de hablar el lenguaje de mi corazón. Una noche hace unos años, cuando la rutina anual de año Nuevo pesaba en mi corazón, un poema parecía fluir de mi corazón como una respuesta a mi oración. Yo, Yo misma y Yo sola Había un barco que se quedó en medio del mar profundo, las únicas almas a bordo eran Yo, Yo misma y Yo sola Nos sentamos y vimos cada puesta de sol con silencio, sin un sonido. pensé que había un susurro Y me levanté para mirar alrededor. Una presencia llenó el aire esa noche. que nadie podía ver. su mensaje estaba dirigido a Yo, Yo misma y Yo sola Mi voz se rompió en la noche Me dije a mí misma “¿Cómo podemos estar sentados aquí? ¡hemos perdido nuestro destino!” Me dije a mí misma que tomara el timón Y fíjara un rumbo. Me apoderé del timón del capitán para guiarnos a través del mar. El barco no hizo ningún movimiento. Me quedé sentada en medio del mar. Teníamos la voluntad de hacer su movimiento, pero no pudimos…. ni yo misma, ni yo. Se escuchó un susurro una vez más, y me dijo estas palabras “llama al viento y pide ayuda, ¡su poder te puede liberar!” Yo, yo sola me tomé de la mano conmigo misma Nos inclinamos sobre rodilla doblada. Le pedimos al Espíritu en el viento "¡Ayúdanos a movernos a través del mar!" Sentimos un cambio, una moción, Nuestro curso, ¿cuál sería?. El Barco giró dentro del viento, Para deslizarse sin esfuerzo No sabíamos la dirección ni lo áspero que sería el mar. tuvimos que confiar en el Espíritu para guiarnos, a mi, yo misma y yo sola A Solo Una Llamada El primer borrador de este poema fluyó de mi pluma tan rápidamente;No podía escribir lo suficientemente rápido como para seguir el ritmo del mensaje que Dios quería que contemplara. Ves, por una gran parte de mi vida yo consideraba a Dios como mi propio y maravilloso plan de seguro. Las decisiones relativas a mi vida eran mías y si algo no salía bien, le pediría que me sacara de un aprieto. Lo llamaría como si fuera un agente de seguros. Siempre supe que estaba allí, pero no me parecía correcto abrumarlo con las decisiones cotidianas mundanas. Era como: Me alegro de que mi agente de seguros está a solo una llamada de distancia, pero no necesito que conduzca conmigo en mi coche todos los días. ¡El mundo me dijo que yo era la capitana de mi propio barco! Creía que yo era la capitana de mi propio barco, pero con cada año que pasaba me di cuenta de que no poseía mi propia brújula. ¡Qué tontería! Además, ni siquiera sabía navegar. ¡No sabía ni lo básico de la navegación o cómo establecer un rumbo a través de las aguas! Fue este tipo de pensamiento equivocado lo que me dejó atrapada o a la deriva durante los primeros meses de cada año nuevo. Dios nunca fue mi plan de seguro. Él conoce el plan para mi vida mejor que yo. ¡Él era y es el plan! Un Nuevo Giro Era importante reconocer la necesidad de mejorar mi vida y desear la santidad, pero no podía hacerlo por mi propia cuenta o por mi propia fuerza. Cuando contemplé las palabras que se desbordaron en el poema, sentí que Dios llamaba a mi corazón para asegurarme que Él estaba allí, esperando que le pidiera que dirigiera mi vida. Quería darme el plan y los medios para hacerlo. Dios nos dice en Proverbios 3:5-8: “Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas. No seas sabio en tu propia opinión.” Como cada resolución fue hecha y olvidada, tomó mucho tiempo para que me diera cuenta de que debía preguntarle a Dios cuál era su plan para mí en el año nuevo. Cuando empecé a alinear mi voluntad con su voluntad, quedó claro que no carecía de fuerza de voluntad. Qué tonta había sido. Cuando alineé mi voluntad con la suya, recibí Su poder a través de mí. San Pablo nos dice en Filipenses 4:13 “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Mis resoluciones de Año Nuevo tienen un nuevo giro en ellos en estos días. En la oración contemplativa le pido a Dios que revele, a Su tiempo, su plan de Año Nuevo para mí. Con humildad, le pido al Espíritu Santo que me guíe y haga que las cosas sucedan de acuerdo con el santo plan de Dios. Pido el don de la fe, para que incluso en las aguas oscuras reconozca su presencia, confíe en que él me está guiando y acepte su Santa voluntad para mi vida. Jeremias 29:11 dice, “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza”. ¿no es eso encantador? Para nosotros que tenemos el beneficio de la edad y la experiencia, está claro que hay estaciones y tiempos para todo en la vida. Este puede ser el momento para dejar de desviarse y este puede ser el momento para alinear tus resoluciones de año nuevo con la Santa voluntad de Dios para tu vida. Que Dios Todopoderoso te bendiga y te hable en el lenguaje de tu corazón.
By: Teresa Ann Weider
MoreLea la extraordinaria historia de Cintia, quien fue milagrosamente salvada de las garras del suicidio Labios Gozosos Crecí en una familia de clase media en Brasil. Mi padre era un cirujano pediatra quien le enseñó a los estudiantes antes de convertirse en gerente de salud. Y mi madre es enfermera, así que había bastante dinero para las cosas materiales, buenas escuelas, una casa hermosa, comida deliciosa. Como ese era el segundo matrimonio de mi padre y tenía dos familias que mantener, él trabajaba mucho y mi madre también. En veces yo no la veía en casa por dos o tres días, debido a los horarios en los que trabajaba. Teníamos a alguien que trabajaba en la casa para ocuparse de nosotros y de las tareas domésticas, pero yo de verdad extrañaba a mis padres. Cuando yo tenía 16 años de edad, mi padre traiciono a mi madre con otra mujer y ellos se separaron. Me sentí aún más abandonada y la frustración se hizo sentir dentro de mí, ya que me sentía tan impotente e indefensa. Aunque teníamos todas las cosas materiales, no éramos felices. Aunque mis hermanos y yo habíamos sido bautizados, no habíamos ido a clases de catecismo. Íbamos a Misa dominical ocasionalmente, pero nos parecía aburrida porque no entendíamos lo que ocurría. Creíamos en Dios, pero no teníamos una relación con Él. Nos faltaban la oración regular y el entendimiento de la fe Católica. Mi amiga y yo estábamos lamentando la falta de buenos amigos y sentíamos la necesidad de construir algo mejor en nuestras vidas. Entonces, el amigo de mi hermano dijo, “yo se donde puedes conocer a muchos jóvenes que podrían ser buenos amigos porque siguen a Dios. Son de la Iglesia Católica. Tal vez podrías ir a Misa o a un retiro allí.” A mi amiga y a mi nos gustó la idea, así que fuimos. Fue algo muy diferente a lo que había experimentado: muchos jóvenes estaban cantando y alabando a Dios con música hermosa. Entonces escuché a un joven decir muchas cosas a las que me podía relacionar. Todas las cosas que había guardado dentro, el vacío, la tristeza y la sed por Dios que yo no había entendido. No me había dado cuenta de que era Dios a quien yo realmente buscaba. Cuando asistí a un retiro de cuatro días, fue la primera vez que realmente experimenté a Dios. Pasé cuatro días llorando mucho mientras escuchaba muchos elementos básicos de la fe explicados por primera vez. Por primera vez sentí la presencia de Dios, así que empecé a leer mucho la Biblia y a orar todos los días sola en mi habitación. Un Terreno Dificil Mis padre siempre había puesto énfasis en la importancia de tener una buena profesión para que pudiera obtener un buen trabajo, tener dinero y ser independiente. Lo tomé muy seriamente, pero también me sentía vacía, siempre en busca de algo. Yo no sabía que Dios nos podía ayudar de esa manera. Porque me sentía muy frustrada por la situación de mi familia, cuando un muchacho de la escuela me invitó a ser su novia, me lanze a la oportunidad para salir de mi casa. Porque nadie me había enseñado el camino de Dios y no tenía a nadie que me guiara, pronto me encontré sumergida en una relación muy difícil. Comenzamos a hacer muchas cosas que no eran buenas. El comenzó a controlar todo en mi vida. Al principio él iba conmigo a la iglesia pero lo usaba para manipular mis pensamientos. Utilizaba palabras que escuchaba en la iglesia o en la Biblia para que yo me sometiera a él e hiciera todo lo que él quería. Me faltaba tanto la formación que no me daba cuenta de lo equivocado que él estaba, y comenzó a alejarme de la Iglesia. Lo perdí todo por confiar en él. Me alejó de mi familia y amigos e incluso interrumpió mis estudios universitarios. Después de cuatro años de relación, yo estaba muy mal, me sentía aplastada por la presión. Finalmente, comencé a orar cuando estaba sola. Le dije a Jesús: “hace tres años, yo sentía verdadero amor de parte tuya, pero ahora estoy tan triste. ¿Qué ha pasado?”. Le rogué a Dios que me ayudara con las muchas cosas que me estaban preocupando. Le entregué todo a Jesús otra vez y le prometí que viviría a su manera, no a mi manera. Quería ser libre y confiar en que si Dios murió por mí, me salvaría. No tenía la fuerza para romper esa relación, pero mi novio obtuvo un trabajo en otra ciudad a unas doce horas de distancia. Finalmente, pude romper la relación y él estaba demasiado lejos para venir tras de mí. Fue como un milagro, porque no había sido capaz de hacer eso durante mucho tiempo. Inclinada al Borde Sin embargo, todavía tenía mucho dolor dentro de mi por todo lo que había pasado. Un día, todo me pareció demasiado. No podía soportar más esta angustia. Pensamientos suicidas me torturaron y un día cedí. Fui a la ventana y me preparé para saltar y suicidarme. Quería quitarme la vida, pero afortunadamente, no tuve el valor de saltar. Me incliné más y fui dejando que mi peso me llevara por el borde. De repente, sentí una gran mano en mi pecho empujándome hacia atrás. Me caí hacia atrás y empecé a llorar porque no entendía por qué me sentía así. Dios me había dado una segunda oportunidad. Él me salvó y yo no entendía por qué. Grité, “¿Qué quieres de mí?” Entonces sentí que Él decía, "Enciende la televisión". Cuando encendí la televisión, vi a un sacerdote hablando de por qué no deberíamos renunciar a la vida. Las lágrimas se derramaron en mis ojos mientras sus palabras penetraban profundamente en mi corazón. Escuché atentamente durante una hora mientras él predicaba ardientemente sobre el don de nuestras vidas. Una y otra vez enfatizó: "Tu vida es importante". Finalmente entendí por qué Jesús me salvó y que yo necesitaba ayuda porque no podía hacer nada sola. Mi madre notó mis lágrimas y me preguntó si necesitaba ayuda. Finalmente lo admití. Cuando comencé la terapia, pude volver a mis estudios. Al mismo tiempo, entendí que necesitaba volver a la Iglesia. Necesitaba desesperadamente a Jesús. Debido a que me salvó la vida y me dio una segunda oportunidad, le prometí que confiaría en Él y aprendería a hacer lo que Él quisiera. En el 2009, pasé un año en la comunidad de Palavra Viva en su escuela de evangelización. Dentro de unos meses, Dios reveló mi vocación. Me habló en lo profundo del corazón y me pidió que fuera una mujer consagrada. Me sentía confundida porque esperaba casarme, ya que amo a los niños. Empecé a discernir si este llamado a la vida consagrada era real. Finalmente tuve gente que me podía ayudar y guiar mi discernimiento vocacional. Cuando entendí que mi llamado era a la vida consagrada y que esa era la voluntad de Dios, dije “esta bien, lo haré”, aunque no lo entendía por completo. En 2011 profesé mis primeros votos de pobreza, castidad y obediencia. En 2017 tomé mis votos perpetuos y vine a Tasmania donde hoy vivo mi vocación. Soy sólo un ser humano limitado con muchos, muchos pecados, pero si confío en él todo estará bien.
By: Cintia Ramos Sozinho Amorim
More¿Cuál es tu programa favorito? ¿Realmente te atrae? Ver televisión en exceso: Un pasatiempo que hoy se encuentra en los primeros lugares de nuestra lista de actividades a las cuales acudir. La única parte extenuante es elegir ese programa perfecto en medio de la gran cantidad de opciones a través de múltiples plataformas de transmisión. Cruzar ese obstáculo y luego un solo clic en "Play" nos aleja de los mundos fuera de los nuestros, lejos de nuestras preocupaciones diarias. Cuando nos llegó el primer encierro debido a la pandemia, mi esposo y yo encontramos una serie que alcanzó la mayoría de nuestras expectativas. Rápido y con un gran trama, la serie fue lo suficientemente apasionante como para llenar los fines de semana. No fue difícil ver cómo el programa había obtenido una gran base de fans junto con altas calificaciones de los críticos. Sin embargo, a medida que avanzabamos por las varias temporadas, notamos una tendencia perturbadora en la historia. La práctica de la fe católica fue diseccionada y retorcida y se convirtió en la actividad principalmente de los villanos, no de los buenos. Parecía que la intención subyacente era transmitir esta falsificación malévola poco a poco, a medida que los espectadores eran más y más absorbidos por el programa. Tales intentos por hacer que los espectadores cuestionen su creencia en un poder superior pueden no ser siempre obvios. Algunos contenidos podrían tratar de desensibilizarnos lentamente a los vicios más básicos. Una comedia popular que empecé a ver parecía tratar los crímenes con demasiado humor. Otro espectáculo de tendencias se centró en el deseo humano de vivir para siempre a través de un avatar virtual, una alternativa al final percibido por la muerte. Afortunadamente, también tenemos esas creaciones que siguen inspirándonos y motivándonos: Superhéroes, historias de amor, historias de triunfo contra todas las probabilidades, luchas valientes por la paz y más. ¿no es increíble cuánto impacto puede tener esa pantalla de televisión? Me alegré de encontrar uno de esos programas recientemente, pero después me enteré de que no había atraído a suficientes espectadores para seguir siendo desarrollado. No es la primera vez que esto ocurre con programas de esta naturaleza. Quizás los programas que rompen las normas hacen un mejor trabajo a la hora de mantener nuestro interés. Las viejas películas familiares ya no son algo que recomendamos cuando hablamos de los programas que encontramos recientemente. Ver contenido que provoca pensamientos puede tener sus beneficios, pero las dudas que algunos programas desencadenan acerca de nuestras creencias básicas pueden ir en ambas direcciones. O nos basamos en nuestras experiencias de vida y en las enseñanzas cristianas para permanecer más firmes en nuestra fe, o podemos sentirnos atraídos a un contenido aún más cuestionable que intensifica nuestras dudas. Esto puede ser bastante peligroso en lo que respecta a los jóvenes. Todo lo que se necesita es un carácter atractivo y aparentemente inteligente que en nombre de la conciencia social habla diálogo casual que desdiende la religión. Esto puede confundir a las mentes jóvenes que valoran la responsabilidad social y podría hacerlos preguntarse si la iglesia comparte esos valores. Entonces, ¿cómo podemos ser conscientes de todo lo que nos rodea sin dejar que nada sacuda nuestros corazones? ¿Cómo tomamos sólo lo bueno de lo que observamos y descartamos lo malo? Oremos a Dios nuestro Señor y pidámosle el don del discernimiento. Teniendo en cuenta que no tenemos que acostumbrarnos a la forma en que nos sentimos después de ver algo. Invitar a los miembros de la familia a reunirse en el comedor y compartir sus puntos de vista nos puede conducir a una comprensión más saludable de lo que apoya los valores cristianos y lo que no. Si algo no lo hace, seamos conscientes y tomemos las medidas apropiadas. Y mientras seguimos disfrutando de la creatividad que la industria del entretenimiento tiene para ofrecer, concentrémonos y disfrutemos del conocimiento sublime que se encuentra en las páginas de nuestra Biblia, el amor de nuestro Padre, el héroe supremo Jesús, los superpoderes de los santos y la maravilla del Reino eterno. Ayudémonos mutuamente a darnos cuenta de lo impresionante que es conocer a un Dios que nos ama, murió por nosotros y quiere que estemos con él para siempre. Y que nada nos impida sostener esa fe hasta el final “Por tanto, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien ahora está sentado a la derecha del trono de Dios”. (Hebreos 12:1-2)
By: Michelle Harold
More¿Cómo es posible que sea bautizado como católico y después vuelva a nacer? O eres católico, en cuyo caso naces de nuevo en tu bautismo y tus padres/padrinos invitan al Señor a tu vida en tu nombre. O naces de nuevo el día en que aceptas a Jesús como tu Señor y Salvador personal, como dirían mis hermanos y hermanas protestantes. ¡O eres ambos! Ese es el caso en mi vida y en la vida de miles de hermanos y hermanas que conozco en la iglesia católica. ¡¿Cómo puede ser eso?!, podrias preguntar Charla en el café Nací en una familia católica y me crié como un niño católico 'bueno', sirviendo en el altar, yendo a la escuela católica, aprendiendo oraciones católicas, y finalmente asistiendo a una universidad católica. Mi fe hoy es una suma de todas esas partes. Sin embargo, no tuve una relación personal con Dios hasta un día en un café durante mis días en la universidad. Durante una charla casual, uno de los hermanos de una iglesia (visitando la India desde los Estados Unidos) me preguntó si tenía una relación personal con Dios y si me gustaría aceptar a Cristo como mi Salvador personal. Yo pregunté, "¿Qué quiere decir con eso? ¿Cómo puedo hacerlo?" Él respondió: "Solo tienes que aceptarlo en tu corazón/vida como tu Salvador personal a través de una profesión de tu fe". Pregunté apasionadamente, “¿pero cómo hago eso y cuándo?”. Dijo: "Si estás listo, aquí mismo, ahora mismo". Le recordé que estábamos en un Café y que los católicos no hacen ese tipo de cosas. Pero de alguna manera, yo estuve de acuerdo y algunos de nosotros en la mesa nos levantamos e hicimos una oración y oficialmente invité a Cristo a mi vida como mi Señor y Salvador personal. No hubo el trueno, ni el relámpago o la tormenta del cielo que yo esperaba. Pero mis hermanos y hermanas recién encontrados me felicitaron diciendo que ahora oficialmente había "vuelto a nacer." Aunque no sentía nada exterior o interiormente, más tarde ese día a solas en mi habitación del hotel empecé a orar y las palabras de acción de gracias fluyeron de mí como un río. Nunca había orado así antes. No podía creer mis palabras. Me sorprendió, pero pronto me di cuenta de que la oración simple y auténtica que había hecho en el café unas horas antes fue tomada muy seriamente en el cielo. Y el Señor del cielo y de la tierra mismo había hecho su morada en mí. Una Probadita de Dios Con mi nuevo amor por el Señor y por el grupo de amigos que me llevaron a esa etapa, comencé a ir a reuniones de oración y tomé pasos pequeños en el Espíritu. Inicialmente, casi deje de ir a Misa por completo, ya que aquí encontré lo que nunca había encontrado allí, al menos no hasta ese día. Entonces un día, el Espíritu Santo me habló al corazón pidiéndome que fuera a participar en la Misa diaria en la capilla. Esta era una Misa Syro-Malankara de la cual nunca había entendido una sola palabra. Pero yo obedecí al Espíritu y fui a la Misa. Para mi sorpresa, entendí cada oración y participé en la Misa como nunca antes. Sabía que el Señor me había traído de vuelta a casa. Mientras continuaba yendo al servicio protestante y a las reuniones de oración, también asistí a la Misa y al final de mis estudios pude entender y recitar cada oración de los 3 ritos que se celebraban en un idioma que no podía leer ni escribir. Ahora soy un católico devoto no solo por mi educación, sino porque he probado y visto personalmente que el Señor es bueno. Sé que hay muchos que no han probado la bondad del Señor de manera personal y que no han experimentado la alegría de tal relación ni han conocido la alegría de participar en la Iglesia Católica con toda su riqueza: El cuerpo y la sangre de Cristo, los misterios sacramentales y la comunión de los santos. ¡Sin mencionar a la Santísima Madre! Si eres católico, te invito esta Navidad a profundizar tu fe invitando al Señor a venir y tomar el control de tu vida. Si eres protestante, te invito a profundizar tu fe abrazando a la Iglesia Católica y sus enseñanzas y, por tanto, a experimentar la plenitud de la verdad y la luz de Cristo. Si no eres ninguno de los dos, querido amigo, los invito a que "Prueben y vean que el Señor es bueno" (Salmo 34:8). No sólo bueno, sino que es el mejor bien que podrías esperar buscar o encontrar. ¡Feliz Navidad!
By: Cyril Abraham
MoreJusto en su juventud trabaja en la Viña de Dios. ¿Quieres saber cómo Dios la recompensó? Pide un Deseo Descubrí el programa de becarios presidenciales de los Estados Unidos cuando estaba en la escuela intermedia. Cada año, 161 estudiantes en su último año de la escuela preparatoria eran reconocidos por sus logros sobresalientes con uno de los premios más prestigiosos del país. Al ver a los becarios, pensé que representaban un límite inalcanzable. Sin embargo, durante los siguientes cuatro años, yo mencioné el programa cada noche en mis oraciones. No pensé que era digna de recibir ese honor, pero desde niña desarrollé la costumbre de pedirle todos mis deseos a Dios. Mis padres se reían cuando mencionaba el programa de los becarios presidenciales en la oración familiar, y nosotros fuimos los más sorprendidos cuando el Señor me concedió ese deseo en particular. En mi familia, mi madre modelaba una relación con Jesús que estaba llena de afecto, honestidad y libertad. Yo debía comunicarle todos mis planes y deseos a Dios y debía pedirle Su opinión para todo, mis clases, la universidad, mi elección de carrera, y hasta las actividades extracurriculares en las que participaba. Además, mis padres se aseguraban de llevar a mi familia a un retiro una o dos veces al año. Durante mis años de adolescencia recibí mucho consuelo, gracia y apoyo de Shalom, Sehion, Steubenville, y otros ministerios. Independientemente de mis sentimientos al comienzo de cada programa, al final recibía la bendición de guardar cosas grandiosas en mi corazón. Interviniendo En la escuela, me preocupé mucho por el bienestar de mis amigos. Era obvio que mi educación estaba definida por verdades y floreciendo con bendiciones que mis compañeros nunca habían tenido la oportunidad de recibir. Incluso cuando no podía hablarles mucho acerca de Dios, a menudo iba ante el tabernáculo y hablaba con Dios acerca de ellos. Mi familia iba a misa diaria siempre que fuese posible. De esta manera, llevaba ante Jesús a los miembros de mi equipo, mis maestros, y especialmente a aquellos que me molestaban. Sus luchas eran intensamente reales, ocupando el momento presente. En estas pequeñas conversaciones, desarrollé un mayor deseo de trabajar por la evangelización no en algún momento en el futuro, sino ahora. Dentro de mi parroquia, he servido cada semana desde que tenía siete años, ya fuese en el coro, como lectora, monaguilla o catequista. Mi casa está a sólo dos minutos de la iglesia; Soy una voluntaria "de guardia", interviniendo cuando sea necesario. A través de oportunidades de retiro, especialmente la Cumbre Shalom Media, me volví más activa a una escala más amplia. Con mis actividades escolares, ya estaba extremadamente ocupada cuando comencé a servir en Shalom como voluntaria. A pesar de gran cantidad de trabajo, le di prioridad a cualquier obra hecha para Dios. No pude comprometerme con un horario, así que di lo que pude. Durante mi hora de almuerzo podía editar algunas frases para una publicación en las redes sociales, después de mi tarea podía revisar los guiones de presentación, y me salté varios días de escuela para ayudar con los programas de Jesús Sana y acompañar a mi madre a algunas de las conferencias. Al ayudar en áreas que yo disfrutaba, pasé tiempo que de otra manera sería menos fructífero. También era muy particular con respecto a la calidad de mi trabajo. En los clubs escolares, tenía mucho cuidado al preparar cualquier cosa para los estudiantes a los que yo ayudaba - ¿cuánto más debía hacer por Mi Jesús que me ama? Era mi responsabilidad compartir por lo menos una porción de la gracia que había recibido, pero fui recompensada por eso. Cualquier tarea o prueba para la que no podía prepararme siempre se pospuso o se hizo fácil. Una vez tenía una solicitud de beca que debía presentarse el primer viernes. El día anterior, yo estaba muy molesta, ya que me quedaba tanto por escribir que estaba segura de perder mi hora mensual de adoración. La mañana del viernes, los oficiales del programa extendieron la fecha límite. La Biblia dice que incluso un vaso de agua dado en el nombre del Señor no perderá su recompensa. ¿Cuánto más valioso es nuestro tiempo? Pensé que estaba haciendo algo por Dios, pero Él estaba marcando cada segundo, usando ese tiempo para hacer grandes cosas por mí. La Prudencia da Resultado Sin embargo, el servicio implica más que solo el trabajo realizado. En los entornos sociales, debemos permanecer conscientes de las ocasiones que pueden influir en nosotros para comprometer nuestras creencias. Un obstáculo particular para los estudiantes son los viajes necesarios para la participación del club - una parte crucial de la evaluación de la universidad y las becas. Las reuniones, conferencias y sesiones de formación de equipos me presentaron muchas situaciones estresantes. Pequeñas acciones como evitar cierta música, juegos y estilos de ropa formaron una barrera entre mis compañeros y yo. Los viajes escolares me trajeron mucha diversión y éxito competitivo, pero mientras estaba en ellos, fue difícil asegurarles a los estudiantes que no los estaba juzgando por sus opciones, lo cual les pareció aceptable a nuestros chaperones. Escuchar mi conciencia hasta el ochenta por ciento de las veces fue un esfuerzo aislante. Sin embargo, mientras estaba en un retiro de verano escuché en mi corazón repetidamente, "YO SOY TU AMIGO", Estas palabras insistentes fueron extremadamente significativas para mí en los años escolares que siguieron. Jesús es un amigo personal de todo cristiano; lo difícil es ser un verdadero amigo de él. Mi estrategia favorita es asignar al Señor la responsabilidad de todo. San José de Cupertino ha recibido avisos de cada examen que ha llegado a mi camino y mi madre ha orado en la iglesia durante cada uno de mis exámenes. Mientras me preparaba para las competiciones escolares, le preguntaba a Dios qué debía escribir; mientras presentaba ante los jueces, le recordaba a Dios que me dijera qué decir. Al iniciar proyectos o ensayos, llevé mis notas ante el Santísimo Sacramento en adoración y anoté ideas allí. ¡Incluso para este artículo, sólo queda un ligero peso sobre mis hombros - alguien más escribió el esquema! La Oportunidad toca a la Puerta Dios mismo hará todo lo posible, así como lo hizo para mí. Para que los estudiantes entren al proceso de elección para becarios presidenciales, deben ser nominados por un funcionario de educación estatal. Yo necesitaba estar entre los diez estudiantes recomendados por el funcionario de mi estado, pero vivía en una región que no estaba conectada a ninguna iniciativa estudiantil estatal. En mi escuela casi desconocida, no había encontrado ninguna oportunidad para conectarme con mi representante. Sin embargo, el año pasado se eligió a un nuevo superintendente quien se enfocó en expandir el acceso de los estudiantes a las oportunidades. Empezó a aceptar solicitudes para nominaciones en línea, un cambio inaudito que llegó justo a tiempo para mi clase de graduación. Con su recomendación, fui elegible para el honor que Dios finalmente me concedió. Como siervos, estamos llamados a estar atentos a las oportunidades que el Maestro nos da, no a preocuparnos por cómo surgirán. Si alimentamos dentro de nosotros mismos la pasión de servir, Dios nos proporcionará aún más oportunidades de hacerlo - ¡Incluso nos recompensa por ello! Bajo Su dirección estamos facultados para hacer cosas que nunca nos hubiéramos imaginado manejar por nuestra cuenta. Nuestro Padre no defraudará a Sus hijos, especialmente cuando lo dejamos a cargo de los resultados de nuestros esfuerzos. Nuestra tarea es decir de SÍ y ver como Dios nos responde con un SÍ en maneras milagrosas para nuestra situación de vida. Aunque nuestros dones sean pequeños, se los ofrecemos a Dios quien usa cinco panes para alimentar a cinco mil personas. Démosle la oportunidad de manifestar Su Gloria.
By: Freya Abraham
MoreWuhan, China es notable por algo más que ser el epicentro de la pandemia actual de Covid-19. También es el lugar del martirio del primer santo canonizado de China que murió por asfixia mientras colgaba de una cruz en Wuhan. Muchos misioneros viajaron a China en el siglo XIX con el conocimiento de que nunca regresarían. Entre ellos estaba el Padre Juan-Gabriel Perboyre, un misionero vicenciano de Francia. En una carta que compuso durante su viaje a China escribió: "No sé qué me espera en el camino que se abre ante mí: Sin duda la cruz, que es el pan de cada día del misionero. ¿Qué mejor podemos esperar, yendo a predicar a un Dios crucificado?" Pronto se unió a los vicencianos ayudando a rescatar a los niños chinos abandonados y educarlos en la fe católica. Fue arrestado en 1839 bajo un edicto que prohibió el cristianismo. Torturado e interrogado durante meses, en 1840 fue finalmente atado a una cruz de madera y sofocado a muerte. Fue beatificado en 1899 por el Papa León XIII. Santa Teresa de Lisieux tuvo una devoción especial al P. Perboyre y guardaba una tarjeta de oración dedicada a él en su libro de oración personal. San Juan-Gabriel fue canonizado por el Papa Juan Pablo II en 1996. Entre los tormentos que sufrió San Perboyre se encontraban golpizas en la parte baja de la espalda y arrodillarse sobre vidrio quebrado. Pero este hombre santo murió porque ser colgado de una cruz le hizo imposible respirar. ¡Qué apropiado es buscar intercesión por aquellos que sufren del Covid-19 de uno que experimentó algunas de las agonías asociadas con la enfermedad! Aquí está una oración escrita por San Juan Gabriel Perboyre poco antes de su muerte: "Oh mi Divino Salvador, Que me transforme en ti mismo. Permíteme que pueda vivir solo en ti, por ti y para ti Que pueda decir con San Pablo, ‘No soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí’”.
By: Shalom Tidings
MoreEl historiador popular Tom Holland ha escrito un libro extraordinario llamado Dominio: Como la revolución Cristiana Renovó el mundo. El subtítulo resume su argumento. Holland es profundamente impaciente con la ideología secularista que reina en la academia y que tiende a considerar al cristianismo como una religión desacreditada y pasada de moda, un vestigio de una era primitiva y precientífica, un obstáculo para el progreso tanto moral como intelectual. De hecho, argumenta, el cristianismo ha sido y sigue siendo el moldeador más poderoso de la mente occidental, aunque su influencia es tan penetrante y profunda que fácilmente se pasa por alto. Su estrategia muy eficaz para sacar esto a la luz es, en primer lugar, desconocer el cristianismo a través de un relato brutalmente realista de lo que significaba la crucifixión en el mundo antiguo. Ser ejecutado en una cruz romana era casi el peor destino que alguien en ese momento podría haber imaginado. El mismo hecho de que nuestra palabra "insoportable", que designa el tipo de dolor más agonizante, proviene del latín ex cruce (de la cruz) claramente delata el juego. Pero más que el terrible sufrimiento físico de la cruz fue su insuperable humillación. Ser desnudado, clavado en dos trozos de madera, dejado morir en el transcurso de varias horas o incluso días, expuesto a las burlas de las personas, y luego, incluso después de la muerte, que le entreguen el cuerpo para ser devorado por las aves y las bestias del campo era una de las experiencias más degradantes posibles. Por lo tanto, que los primeros cristianos proclamaran a un criminal crucificado como el Hijo de Dios resucitado no podría haber sido un mensaje más cómico, desconcertante y revolucionario. Cambió todas las suposiciones del mundo antiguo acerca de Dios, la humanidad y el orden correcto de la sociedad. Si Dios podía ser identificado con un hombre crucificado, entonces hasta los miembros más humildes y olvidados de la humanidad son dignos de amor. Y que los primeros seguidores de Jesús no sólo declararan esta verdad, sino que la vivieran de manera concreta cuidando a los desamparados, los enfermos, los recién nacidos y los ancianos, hizo que su mensaje fuera aún más subversivo. Aunque él explora muchas otras formas en que la filosofía cristiana influyó en la civilización occidental, Holland identifica esta idea, que irradia del Jesús crucificado, como la más impactante. Que demos por sentado que todo ser humano es digno de respeto, que todas las personas portan los mismos derechos y dignidad, que el amor compasivo es la actitud ética más loable es sencillamente una función de nuestra formación cultural cristiana, lo reconozcamos o no. Una prueba de esto se puede encontrar mirando hacia atrás a la civilización antigua, donde ninguna de estas nociones prevalecía, y mirando, incluso ahora, a las sociedades no moldeadas por el cristianismo, donde estos valores no son de ninguna manera incuestionablemente reverenciados. La mayor parte del libro de Holland se ocupa del análisis de momentos clave de la historia occidental, que revelan la influencia de la idea maestra de la cruz. Pondría especial énfasis en su lectura de la Ilustración, cuyos valores políticos son impensables fuera del Evangelio, y de los movimientos "despertados" contemporáneos, cuya preocupación por el sufrimiento de las víctimas y los marginados es fruto de una cultura en cuyo corazón, durante dos mil años, ha sido un hombre crucificado y condenado injustamente. Aprecié particularmente su cobertura de la famosa grabación de Abbey Road de 1967 de los Beatles de "Lo único que necesitas es el amor" frente a una audiencia en vivo. El sentimiento que transmite esa icónica canción es uno con el que ni César Augusto, ni Genghis Khan ni Friedrich Nietzsche tendrían simpatía en lo más mínimo, pero que de hecho es profundamente congruente con el pensamiento de San Agustín, Santo Tomás de Aquino, San Francisco de Asís y San Pablo Apóstol. Nos guste o no, la revolución cristiana da forma masivamente a la manera en que en Occidente seguimos viendo el mundo. Con esta parte del argumento de Holland, que ocupa el 90% del libro, estoy completamente de acuerdo. El punto que está haciendo no solo es cierto; es de crucial importancia en un momento en que el cristianismo es, con tanta frecuencia, abandonado o dejado de lado. Dicho esto, para mí, todo el libro se deshizo al final, cuando el autor admitió que no cree ni en Dios ni, obviamente, en la divinidad de Jesús o su Resurrección. La ética revolucionaria que surgió de esas creencias le parece convincente, pero las convicciones en sí mismas son sin garantía, o así lo siente el. Esta extracción de un sistema ético a partir de dogmas profundamente cuestionables es un movimiento familiar entre los filósofos modernos. Tanto Immanuel Kant como Thomas Jefferson se esforzaron por hacer precisamente eso. Pero es una empresa insensata, porque finalmente es imposible separar la ética cristiana de la metafísica y de la historia. Si no hay Dios y si Jesús no resucitó de entre los muertos, ¿cómo es posible que todo ser humano sea digno de respeto infinito y sujeto de derechos inviolables? Si no hay Dios y si Jesús no resucitó de entre los muertos, ¿cómo no podríamos concluir que, mediante el poder de su terrible cruz, César ganó? Jesús puede ser admirado vagamente como un maestro ético con el coraje de sus convicciones, pero si murió y permaneció en su tumba, entonces prevalecerá la política de poder, y la afirmación de la dignidad de cada persona es solo un tonto cumplimiento de deseos. Es instructivo que, cuando los primeros cristianos evangelizaron, no hablaron de los derechos humanos o de la dignidad de todas o de otras abstracciones semejantes; hablaron de Jesús resucitado de entre los muertos por el poder del Espíritu Santo. Insistieron en que Dios había levantado a aquel a quien el imperio de César había dado muerte. Tom Holland tiene toda la razón en que muchos de los mejores instintos éticos y políticos de Occidente provienen de Cristo. Pero, así como las flores cortadas durarán poco tiempo en el agua, esas ideas no durarán mucho si las desarraigamos de la asombrosa facticidad de la cruz de Jesús.
By: Bishop Robert Barron
More¿Tienes un mal día? ¡Sal del "pensamientos negativos" ahora! Me desperté malhumorada y fuera de especie esta mañana. Conoces el dicho: 'Me levanté en el lado equivocado de la cama', esa era yo, claramente. Ciertamente no fue bueno comenzar el día como si hubiera comido un montón de gomas de gusano agrias. Sin embargo, mientras me sentaba en mi mesa dentro mi cocina comiendo desayuno y leyendo mis escrituras diarias, abrí la puerta principal para dejar entrar el sol y el brillo. ¡Entonces sucedió! Escuché el glorioso sonido de una sinfonía de pájaros cantando. Me senté allí con los ojos cerrados y escuché, mientras los pájaros alababan a su Creador por un día más. “Las aves del cielo anidan junto a las aguas y cantan entre el follaje” Salmo 104:12. Era como si el Espíritu Santo derramara en mi corazón una melodía de alabanzas. Mi rencor se desmoronó en medio del coro de pájaros cantando alegremente alabanzas a Dios, su Creador. “Vengan, cantemos con júbilo al Señor; aclamemos a la roca de nuestra salvación” Salmo 95. Este momento del Espíritu Santo me ayudó a darme cuenta de que mi mejor escudo, para desviar un mal humor, es cantar alabanzas a Nuestro Dios. No estoy segura de si las aves alguna vez tienen un mal día o se ponen malhumoradas. Pero incluso si lo hacen, todavía cantan alabanzas a su Creador. Jesús nos dice: “Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?” He oído decir que la manera de dejar los pensamientos negativos es contrarrestarlos con tres pensamientos positivos. Un remedio seguro para sacarme de una actitud negativa es leer los Salmos y agradecer a Dios por todas mis bendiciones y su cuidado amoroso por mí y mi familia y amigos. Claro, a veces solo quiero quedarme en mi mundo de pensamientos negativos por un tiempo con su perdición y melancolía. Pero entonces el Espíritu Santo me invita a sentarme en mi cubierta, cerrar los ojos y escuchar a la orquesta de pájaros cantando. Cuando lo hago, respiro en la Luz de Cristo, cambiando mi melancolía en una actitud gozosa de acción de gracias y alabanza. Gracias, Jesús, por mostrarme a través del canto de los pájaros y las flores silvestres, que yo también puedo regocijarme y cantar alabanzas a Nuestro Creador. “Ya brotan flores en los campos; ¡el tiempo de la canción ha llegado! Ya se escucha por toda nuestra tierra el arrullo de las tórtolas”. Cantar de Cantares 2:12
By: Connie Beckman
MoreComo autor, narrador y conferenciante nacional, trata de difundir la luz de Cristo a todo el mundo. luz de Cristo a todo el mundo. Conozca a Graziano Marcheschi, consultor principal de programación de Shalom World, que describe con gran belleza la esencia del ministerio Shalom. Prólogo No son frecuentes. Días de concentración singular en los que todo funciona, y todo encaja; días libres de autoconciencia paralizante cuando nos rendimos al flujo y al desarrollo de los acontecimientos... y de la gracia de Dios. Así fue el día de la boda de mi hija. Me desperté feliz, esperando el día sin ninguno de los nervios del día de la boda del padre de la novia. Todo era como debía ser. A lo largo del día, encontré paz en cada momento. La misa, presidida por nuestro arzobispo local, fue perfecta: su homilía fue una brillante apertura a la palabra de Dios. La recepción, el brindis del padre de la novia, la pancarta de seis metros de largo desplegada por mis sobrinos en la que se profesaba el amor de un padre por su hija, todo santo, todo parte de un fluir perfecto. Nada podría perturbar el perfecto equilibrio. Ni siquiera los susurros frenéticos de mi hija-novia en mi oído de que los camareros estaba sirviendo el menú "equivocado" me alarmaron. "¿Qué quieres decir con 'el menú equivocado'?" pregunté, "¡no es lo que hemos pedido!", recalcó. Pero la comida estaba buena. Demasiado buena para alterar el equilibrio de ese día tan especial. Compartí con amigos y miembros de la familia. "Muchas gracias por incluirnos", dijo uno. "¡Por supuesto, por supuesto!" Todo pasó tan rápido, tan tranquilo, tan como si fuera guiado desde algún lugar más allá. Pero la verdadera gracia de ese día, lo que lo hizo excepcional y único, fue mi falta de autoconciencia y auto preocupación. Por supuesto, estaba allí. No estaba retraído ni aturdido. Estaba plenamente consciente, aunque no de mí mismo, sino de todo lo que se desarrollaba hermosa y gratamente entre nosotros. Era una magia poco común que sólo he probado unas pocas veces en mi vida. Un rompecabezas Cuando conocí los ministerios de Shalom World, me pregunté por qué una organización católica adoptaría un nombre tan judío. Los amigos que conocen mi trabajo con Shalom suelen hacerse la misma pregunta. Así que decidí profundizar para entender mejor una palabra que ha acaparado mi vocabulario desde que tengo uso de razón. Como el "Ciao" italiano o el "Aloha" hawaiano, Shalom es una palabra prosaica que se utiliza para saludar y despedirse: "¡Shalom!" cuando se conoce a alguien. "¡Shalom!" cuando se va. Aunque se traduce comúnmente como "paz", shalom tiene un significado mucho más profundo para el pueblo judío del que hemos tomado prestada la palabra. Mucho más que la ausencia de conflicto, shalom implica una sensación de plenitud y totalidad. La palabra deriva del verbo "shalem", que sugiere una plenitud y unidad en el cuerpo, la mente y el estado de vida. Celebra una tranquilidad o armonía interior que se manifiesta en el impulso de retribuir, restaurar y hacer algo completo. Cuando un judío saluda a otro con shalom, le está deseando salud, bienestar y prosperidad. Lo mismo ocurre cuando los judíos o los cristianos bendicen a alguien con la famosa invocación del Libro de los Números: "¡El SEÑOR te bendiga y te proteja! Que el SEÑOR haga brillar su rostro sobre ti y te muestre su gracia. Que El SEÑOR te descubra su rostro y te conceda la paz" (Números 6: 24-26). No se trata de la "paz y tranquilidad" que a veces pedimos a gritos en tiempos de estrés. Es una tranquilidad y armonía que no podemos fabricar y que sólo Dios puede darnos. Sólo de Dios mismo, de "su rostro" que brilla sobre nosotros, de su protección que nos rodea, podemos recibir la paz interior y la plenitud que son el verdadero significado de Shalom. La Escritura identifica a Dios con la paz hasta tal punto que Shalom se convierte en un nombre de Dios. En el Libro de los Jueces (6:24) Gedeón construye un altar al SEÑOR y lo llama "Yahvé-Shalom" ("Dios es la paz"). Cuando deseamos shalom a alguien, le estamos deseando a Dios. Un anticipo Desde el punto de vista cristiano, shalom se convierte en otra palabra para referirse al Reino de Dios. En su sentido más profundo, el Reino es Jesucristo mismo. En su persona, Jesús encarna el Reino de Dios. Cuando dice: "El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios está cerca", Jesús anuncia que en su persona, como Dios y como hombre, el cielo y la tierra se han encontrado y el Reino de Dios, la presencia misma de Dios, está ahora entre nosotros. Y qué entendemos por reino sino el gobierno de Dios sobre nosotros, su reinado extendido por la tierra, una manifestación de los mismos atributos del shalom: plenitud, seguridad, tranquilidad, armonía y paz. En un libro titulado Not the Way It's Supposed to Be: A Breviary of Sin, el autor Cornelius Plantinga presenta la comprensión de la Biblia hebrea de shalom de esta manera: "El entrelazamiento de Dios, los seres humanos y toda la creación en justicia, plenitud y deleite es lo que los profetas hebreos llaman shalom. ... En la Biblia, shalom significa florecimiento universal, plenitud y deleite - un rico estado de cuestiones en el que se satisfacen las necesidades naturales y se emplean fructíferamente los dones naturales, un estado de cuestiones que inspira un alegre asombro cuando su Creador y Salvador abre las puertas y acoge a las criaturas en las que se deleita. Shalom, en otras palabras, es la forma en que las cosas deben ser". Qué descripción tan perfecta del Reino de Dios. Como cristianos, cuando decimos shalom, deseamos la plenitud del Reino. Pedimos que Dios nos guíe como individuos y como naciones. Anhelamos la plenitud de la morada del Espíritu Santo en nosotros. El shalom en los labios de Jesús era un recordatorio para los discípulos de que lo que él traía no era más que un anticipo de lo que vendría en la plenitud del Reino de Dios. Este concepto de shalom es lo que experimenté el día de la boda de mi hija: una sensación de armonía, la ausencia de lucha y de preocupación por uno mismo, el abandono del miedo y la confianza sin esfuerzo en la providencia de Dios. Por eso Jesús reprendió más que los vientos cuando los discípulos gritaron: "¡Señor, sálvanos! ¡Estamos pereciendo!" en respuesta a la repentina tormenta que los llenó de terror mientras Jesús yacía dormido en la parte trasera de la barca. Les echó en cara porque se siento decepcionado de que hubieran renunciado al shalom. No estaban simplemente ansiosos; tenían mucho miedo en el fondo. Olvidaron que no estaban en verdadero peligro porque el SEÑOR del cielo y de la tierra estaba en la barca con ellos. Temían que les fallara, que se durmiera ante el peligro y que les dejara ahogarse. Pero el verdadero shalom significa saber que nunca estamos en peligro mortal; recordar que siempre estamos en manos del SEÑOR del cielo y de la tierra. Significa confiar, en lo más profundo de nuestro ser, que en las manos de Dios encontramos seguridad, consuelo, armonía y paz. Si quisieras crear un ministerio para llevar las buenas noticias del Evangelio a millones de personas en todo el mundo, si soñaras con una revista impresa, una programación de televisión y una oración permanente que animará a los lectores y espectadores con el mensaje de Jesús: "Les digo esto para que encuentren la paz en mí. En el mundo tendrán que sufrir; pero tengan valor: yo he vencido al mundo" (Juan 16:33). ¿Cómo llamarían a ese ministerio? ¿Qué tal Shalom World?
By: Graziano Marcheschi
MoreLe pregunté al Señor, “¿Por qué, por qué esta cruz en nuestras vidas?" ¡Y me dio una respuesta increíble! Como Simón el Cireneo, es vocación de todo cristiano llevar la Cruz de Cristo. Es por eso que San Juan María Vianney dijo: "Todo es un recordatorio de la Cruz. Nosotros mismos estamos hechos en la forma de la Cruz". Hay mucho que desempacar en esa enseñanza profunda, aunque aparentemente simple. El sufrimiento que experimentamos nos permite participar del sufrimiento de Cristo. Sin la voluntad de abrazar el sufrimiento por Cristo, no podemos cumplir nuestra misión cristiana en la tierra. El cristianismo es la única religión que reconoce los aspectos salvíficos del sufrimiento y enseña que el sufrimiento puede ayudarnos a alcanzar la salvación eterna, si lo unimos al propio sufrimiento de Cristo. El venerable Fulton Sheen, dijo que a menos que haya una cruz en nuestras vidas, nunca habrá una resurrección. Jesús mismo nos dice lo que se requiere para ser su discípulo, “Si alguno quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga” (Mateo 16:24). Una vez más dijo Jesús en Mateo 10:38, “El que no tome su cruz y me siga, no es digno de mí”. Jesús murió en la Cruz para salvar al mundo. Después de su muerte, ascendió al cielo, pero dejó la cruz en el mundo. Él sabía que cada persona que quisiera seguirlo al cielo lo haría a través del camino de la cruz. San Juan María Vianney también nos recuerda que “La Cruz es la escalera al Cielo.” Nuestra disposición para abrazar la Cruz nos permite subir por esa escalera al cielo. Hay muchos caminos a la destrucción, pero un sólo camino al cielo —el camino de la Cruz. Lo Profundo de mi Corazón En 2016, mientras estudiaba para mi Maestría, mi madre comenzó a mostrar signos de debilidad. Los médicos sugirieron una biopsia. Durante la Semana Santa, recibimos el informe de que mi madre tenía cáncer. Mi familia estaba devastada por la noticia. Esa noche, me senté en mi habitación y miré una estatua de Jesús cargando Su Cruz. Lentamente, las lágrimas fluyeron de mis ojos mientras le reclamaba a Jesús: durante los últimos dos años casi nunca falté a la Santa Misa, rezaba Rosarios todos los días y dedicaba mucho tiempo al trabajo del reino de Dios (yo estaba bastante activo en Jesus Youth en ese momento). Mi piadosa madre era muy devota de la Virgen María. Así que le pregunté a Jesús desde lo profundo de mi corazón, "¿Por qué, por qué esta cruz en nuestras vidas?" Durante esa Semana Santa, yo pasé por una gran agonía. Mientras estaba sentado en mi habitación mirando la estatua, un pensamiento llegó a mi mente. Jesús está solo llevando Su cruz. Después de un momento, escuché una voz en mi corazón que decía: "Josin, ¿puedes ayudarme a llevar mi cruz?" Me di cuenta de lo que Jesús me estaba llamando a hacer y mi vocación se hizo evidente. Iba a ayudar a llevar la Cruz de Jesús, como Simón de Cirene. Alrededor de ese tiempo, hice una visita a uno de mis mentores en Jesus Youth y compartí con él el dolor que estaba sufriendo desde el diagnóstico de cáncer de mi madre. Después de escuchar mis problemas, me dio sólo un consejo: “Josin, al orar por tu situación actual, encontrarás una de dos respuestas: o Dios sanará completamente a tu madre, o de lo contrario Él no tiene ningún plan para curar esta enfermedad, sino que está permitiendo esta enfermedad como una cruz para llevar. Pero si ese es el caso, Él también les dará a ti y a tu familia la gracia y la fuerza para soportarlo". Pronto llegué a entender que Dios estaba respondiendo a mis oraciones de la segunda manera. Me dio la gracia y la fuerza para llevar Su cruz; y no sólo a mí, sino a toda mi familia. Con el paso del tiempo, comencé a darme cuenta de que esta cruz de cáncer estaba purificando a nuestra familia. Aumentó nuestra fe. Transformó a mi padre en un hombre de oración. Me ayudó y me guió a elegir la vida religiosa. Ayudó a mi hermana a acercarse más a Jesús. Esta cruz finalmente ayudó a mi madre a ir pacíficamente a la Jerusalén celestial. La Carta de Santiago (1:12) dice "Feliz el hombre que soporta pacientemente la prueba, porque, después de probado, recibirá la corona de vida que el Señor prometió a los que lo aman." En junio de 2018, la enfermedad de mi madre había empeorado. Ella estaba bajo tremendo dolor, pero sorprendentemente, se mantuvo alegre. Un día le dijo a mi padre: "Basta ya de todo este tratamiento. Después de todo, me voy a ir al cielo". Unos días más tarde, se despertó de un sueño y le dijo a mi padre "Vi un sueño", pero antes de que pudiera elaborar, Celine Thomas partió de este mundo, completando su peregrinación terrenal. Durante el transcurso de dos años, a través de 30 quimioterapias y dos cirugías mayores, ella llevó su cruz fielmente sin alivio de su dolor. Ahora estoy seguro de que ella está viendo la gloria de Cristo, cara a cara. EL SECRETO ¿Podemos imaginar a nuestro Señor diciéndonos: "Tengo muchos amigos en Mi mesa, pero muy pocos en Mi Cruz?" Durante la crucifixión de Jesús, María Magdalena estuvo valientemente ante la Cruz. Ella buscó estar con Cristo en su sufrimiento. Y por esto, tres días después, fue ella la que vio por primera vez la gloria del Señor resucitado. Este encuentro transformó su dolor en alegría y la convirtió en Apóstol de los Apóstoles. El gran místico carmelita San Juan de la Cruz dice: “El que no busca la cruz de Cristo no busca la gloria de Cristo”. La gloria de Cristo está oculta en Su Pasión. ¡Este es el maravilloso secreto de la cruz! San Pedro nos recuerda, “Más bien alégrense de participar en los sufrimientos de Cristo, pues también se le concederán las alegrías más grandes el día en que se nos descubra su gloria” (1 Pedro 4:13). Al igual que Santa María Magdalena, si estamos al pie de la cruz con la voluntad de sufrir con Él, también nosotros encontraremos al Señor resucitado, y Él convertirá nuestros problemas en mensajes, nuestras pruebas en testimonios, y nuestras dificultades en triunfos. Señor Jesús, me entrego totalmente a ti a través de las manos de la Virgen María. Dame la fuerza para llevar mi cruz después de Ti, todos los días de mi vida. Amén.
By: Brother Josin Thomas O.P
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