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Mar 26, 2021 481 0 Margaret Ann Stimatz
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¡Endurécete!

¿Estás ansioso y preocupado por muchas cosas? ¡Entonces esto es para ti!

Supongo que fue mi semana de colapsos. Mientras traté de asentarme en mi tiempo de oración, mi mente se disparó. Por segundo día consecutivo, le di a Jesús un resumen de todos los problemas de salud que me atormentaban. Me quejé de cómo las incertidumbres que rodeaban al Covid-19 continuaban. Me preocupaban mis ineptitudes aparentemente irresolubles en varias relaciones y mi desánimo con el gran proyecto de escritura en el que estoy involucrada que no parece progresar muy bien. «Siento que estoy rodeada de enemigos a cada lado», le dije a Jesús, limpiándome los ojos y soplando mi nariz con fuerza. Abrí las Escrituras diarias (Lucas 10:38-42). Y se detuvo. Sí, claro que estaba envuelta en un lío de Marta, ansiosa y preocupada por muchas cosas.

Sabía que Jesús quería cambiar esto, pero ¿cómo? No pasó mucho tiempo antes de que parecía escuchar en mi corazón una palabra tranquila: “¡Endurecete!”.  Al instante me llamó toda la atención. Me conecté con un sermón que había escuchado la semana anterior sobre la dureza espiritual de Santa Teresa. «Teresa», oré, «tu que eras tan dura espiritualmente cuando enfrentaste un sufrimiento atroz al final de tu vida, ora por mí. Ayúdame».

Pronto, comencé a vislumbrar cómo Jesús quería que yo abordara este “endurecimiento”. Me di cuenta de que hoy me tenía que concentrar en dos cosas:

  1. Confianza en Jesús.
  2. Rechazar el desaliento.

Confianza en Jesús. Me tengo que concentrar en Él, no en los problemas. Recordando que Él siempre tiene mis intereses en el fondo de su corazón, confiaré en sus planes y no trataré de decirle qué hacer. Martha cometió dos errores que debilitaron su confianza en Jesús. No se concentró en Él, sino en su hermana Maria. Y Martha impulsó su propia idea de que Maria debería levantarse y ayudarle.

Rechazar el desaliento. Hoy debo recordar que el desaliento es una herramienta del enemigo. Surge del diablo, no de Jesús. A veces me siento tentada a atacarme con pensamientos auto-acusatorios. En lugar de hacer eso—y así enfocar mi atención en mí misma y en mis propias insuficiencias—me recordaré que debo enfocarme en Jesús y confiar en él.

Para ayudarme a seguir esta lección, puse una tarjeta en el mostrador de mi cocina (donde la veré muchas veces) en la que escribí estas palabras:

Endurecete

“Jesús, Santa Teresa, Santa Marta, ayúdenme a confiar, rechazar el desaliento, y endurécerme ¡Oren por mí!»

Jesús, en ti confío

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Margaret Ann Stimatz

Margaret Ann Stimatz is a retired therapist currently working to publish her first book “Honey from the Rock: A Forty Day Retreat for Troubled Eaters”. She lives in Helena, Montana.

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