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Sep 02, 2020 983 0 Teresa Ann Weider, USA
Encuentro

Diles que los Amo

¿Tiene Dios un sentido del humor? ¡Sí, tú y yo somos una prueba viva de esto!

No Hay Palabras 

Las palabras nos rodean y son utilizadas para hacernos sentir o reaccionar a cosas y eventos. Las palabras son herramientas poderosas para levantarnos o derribarnos. En esta era de comunicación de internet de alta velocidad, el buscar palabras que inspiran y dan esperanza es más importante que nunca. Años atrás, había etiquetas en los parachoques que decían “Juan 3:16”. Yo no tenía idea de a qué se referían esas palabras. Un día, una amiga me explicó que era un versículo de la Biblia. Después de finalmente buscar ese versículo, puedo decir honestamente que esas han sido las palabras más inspiradoras que he leído. Esta escritura se ha vuelto tan popular que la mayoría de las personas puede recitar algunas, si no todas, las palabras que la componen de memoria. ¿Por qué tantas personas memorizarían e imprimirían este versículo para colocarlo como referencia en lugares públicos? Es simplemente porque el mensaje de estas palabras está lleno de amor, esperanza y salvación.

Juan nos dice en su evangelio que “tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Este mensaje no solamente nos da la esperanza de nuestra salvación, sino que es un mensaje en amor inmenso. Léelo una vez más … ¡Tanto amó Dios al mundo! Deja que eso penetre tu mente por unos minutos. Dios nos ama a TODOS y a TODO lo que hay en el mundo que Él creó. Es un mensaje muy poderoso, el cual vale la pena digerir, pero debo retroceder un poco para explicar cómo llegué a comprender la profundidad de Juan 3:16, en mi rincón del mundo.

Una mañana, hace muchos años, mi esposo se había ido a trabajar, nuestros hijos se habían ido a la escuela, ¡y la casa estaba TRANQUILA! Aun en mi pijama, me senté a la mesa con una taza de té caliente, con el plan de establecerme con mi Señor para completar una lectura semanal de estudio Bíblico. Era un día de invierno frío y acogedor en California. Llovería por un largo rato, y después saldría el sol detrás de las nubes, justo a tiempo para hacer que todo brillara antes de que llegara la siguiente ola de lluvia fragante. El ritmo de la lluvia y el sol en el norte de California forman los arcoíris más encantadores que a menudo me hacen recordar la alianza de Dios con nosotros. “Él es nuestro Dios y nosotros somos Su pueblo. Él es mi Dios y yo soy de Él…. (¡suspiraba de felicidad!).” Qué manera tan hermosa de comenzar una lectura de estudio Bíblico.

Cuando Brilla el Sol 

He escuchado que Dios tiene un sentido del humor, pero esa mañana no estaba de humor para disfrutar de Su ingenio. Acababa de abrir todos mis libros, preparar un lápiz y probar algo de té cuando sentí un impulso sentimental. De repente, apareció la lluvia y salió el sol. Intenté ignorar el impulso urgente, pero se volvió más fuerte. “Pero Señor,” me quejé, “aun estoy en pijamas.” Teníamos dos perritos y sentí que Dios quería que yo me cambiara rápidamente, atara a los perros y los sacara a caminar mientras estaba soleado. No me iba a llevar nada. Experimenté un sentido de urgencia tranquilo pero fuerte. Dentro de unos minutos, estaba fuera de la casa. Pensé que Dios me había dado una pequeña ventana de tiempo para tomar un poco de sol, ya que recientemente había sido diagnosticada con deficiencia de vitamina D. El médico me había informado que la luz del sol ayudaría a contrarrestar eso. Pero no pensé que Dios estaba a punto de facilitarme una forma única de estudio Bíblico.

Al otro lado de mi colonia hay una entrada a un laberinto de senderos para caminar. Cerca de la entrada, me di cuenta de que había un camión de carga estacionado adelante. Aunque mi estómago comenzó a ponerse tenso por la anticipación, Dios parecía instar a que continuara. Cerca del camión estaba de pie un oficial correccional armado listo. «Oh Señor, ¿qué estás tramando? Esto no es gracioso», pensé. Yo intenté actuar como si todo fuese casual mientras pasaba frente al guardia. Lo saludé con la cabeza, pero seguí caminando.

Presionando el Botón de Pánico

Hay un arroyo de agua paralelo al sendero, el cual se llena cuando llueve. Al mirar el arroyo vi unos 6 a 8 hombres con vestiduras de color naranja, el tipo de vestimentas que usan los reclusos de la prisión local. Dos castores habían decidido represar el arroyo y habían causado un problema en el drenaje. Los hombres vestidos de naranja eran presos de baja seguridad que habían sido enviados para limpiar los escombros del arroyo. Sin embargo, estaban siendo vigilados por guardias armados. Agarré mi rosario y seguí caminando.

Los presos habían dejado de trabajar justo cuando yo pasaba por ahí, y apenas pude escuchar que algunos de ellos hicieron comentarios acerca de mis perritos. Justo en ese momento, uno de mis perros decidió que era hora de responder al llamado de la naturaleza. Se detuvo a plena vista de los trabajadores. Repentinamente, otro oficial correccional apareció de la nada y se acercó a mis perros y a mí. Por alguna razón me sentí culpable por detenerme, pero estaba a la merced del tiempo de mi perro. Lo único que quería era apresurarme.

Mientras el segundo oficial se acercó, mis entrañas comenzaron a llenarse de tensión. Entonces me oí a mí misma preguntando, “¿Qué están haciendo?” Me sorprendió oír mi propia voz rompiendo el silencio ya que pregunté en voz alta, aunque yo ya sabía lo que estaban haciendo. ¿De dónde vino esta pregunta? Los oficiales confirmaron mis sospechas e intercambiamos algunas palabras. Después, limpié el área y seguí caminando.

Beso en la Mejilla 

Mientras caminaba, me preguntaba por qué Dios había querido que me saliera de mi casa tan rápidamente. Una vez más pensé en el hecho que la luz del sol es un regalo de Dios, y seguí caminando tranquilamente. La presencia de Dios me rodeaba y, en la comodidad de Su presencia, decidí caminar más de lo planeado. El rosario en mi mano se convirtió en nuestra conversación mientras rezaba los misterios del día. Cuando había completado las primeras dos décadas del rosario, el viento comenzó a levantarse y una niebla ligera besó mi cara como si los labios de Dios tocaran suavemente mis mejillas. Sin embargo, la niebla ligera rápidamente se convirtió en una ligera lluvia, la cual se convirtió en un aguacero pesado que nos empapó a mí y a mis perros. “Muy chistoso…” pensé. No había llevado un paraguas. “¡Me dijiste que no llevara nada conmigo!” Me reí por el sentido del humor de Dios, le di gracias a Dios por la lluvia y me apresuré a casa. Pero Dios aún no había terminado.

¿Seguían allí los guardias y los presos? Al acercarme a la salida del camino, me di cuenta de que allí seguía el camión blanco. Por alguna razón, sentí alivio al ver que aun no se habían ido. Todavía más extraño, de repente me convencí de que necesitaba darles algo. Pero ¿qué podía darles? ¿Agua? ¿Galletas? ¿Qué? ¿Qué tenía? Mi mente aceleró. Había hecho un pan de plátano que se estaba enfriando en la cocina. ¡Si, eso es … ahora rápido … entra y córtalo! El sentido de urgencia se intensificó. ¡No te entretengas! Algo me estaba guiando. Rápidamente corté el pan, lo puse sobre un plato, lo cubrí, y salí de mi casa apresuradamente justo cuando el camión blanco de la prisión pasaba en frente de mi casa.

Una Sonrisa Divina 

Como una señal, saludé al conductor con una sonrisa. Me reconoció y cuidadosamente se detuvo. Levanté el pan como si fuera una ofrenda. Bajó el vidrio de la ventana y le dije, “Pensé que le gustaría que sus custodiados comieran esto. Trabajaron muy duro.” Apenas había completado mis palabras cuando el oficial sonrió y asintió para aceptar mi ofrecimiento. No podía ver ninguna cara, pero oí a un hombre en los asientos traseros exclamar «Aah». El oficial tomó el pan y justo antes de que él cerrara la ventana, un preso asomó su cabeza, y con una sonrisa divina y sin dientes dijo “¡gracias, gracias!”. “Que Dios los bendiga,” les dije, y, uno por uno, me repitieron el mismo sentimiento. Mientras se alejaban, lentamente volví a la casa y sollocé lágrimas de alegría. Había sido bendecida.

Yo creo que todo lo que sucedió esa mañana sucedió por una razón. Cada segundo contaba. La lluvia y la luz del sol trabajaron como señal. Incluso la ternura de mis perros y el llamado de la naturaleza jugaron un papel. Dios preparó el escenario y me dio un papel a desempeñar en una poderosa lección del estudio Bíblico que me recordó que Él nos ama a todos y nunca se olvida de ninguno de nosotros. Él nos ama sin importar dónde estemos, cómo nos veamos o qué hayamos hecho. Él me amó, amó a los oficiales compasivos, amó a los reclusos, amó a mis perros. Incluso amó y trabajó con el viento, el son, la lluvia, y el arco iris ese día.

Tal vez nunca vuelva a ver esos hombres en mi vida. Les entregué un pan de plátano para llenar sus estómagos por un momento, pero Dios los ama tanto que entregó a Su Hijo unigénito, el verdadero e infinito pan del cielo. ¡Cuando Dios mandó a Su Hijo para nuestra salvación, fue porque Su amor! Él ama a toda Su creación. Todo lo creado por Dios contiene Su amor, y Él nos dará la vida eterna a través de Su Hijo Jesucristo. Desde ese día, no he vuelto a ver a Juan 3:16 de la manera. Ahora veo el amor de Dios en todo. También me he vuelto una aficionada de la expresión, “Aprovecha que brilla el sol” (frase que, en inglés, podría leerse como ´Aprovecha que el Hijo te acompaña’).” Pero le he agregado algo: “… ¡porque no te quieres perder las lecciones o bendiciones de Dios!”

Padre amoroso, te alabo y te doy gracias por amarnos sin medidas. En cada momento, yo estoy a tu vista y conoces lo más profundo de mi corazón. Hoy propongo firmemente amarte con todo mi corazón y nunca alejarme de la luz de tu amor incesante. Amen

 

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Teresa Ann Weider

Teresa Ann Weider serves the Church remarkably through her active involvement in various ministries over the years. She lives with her family in Folsom, California, USA.

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