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Abr 12, 2023 552 0 Obispo Robert Barron, EUA
Evangelizar

4 Maneras de Hacer Crecer la Iglesia

La semana pasada me reuní con los decanos de nuestra diócesis para discutir una serie de temas; el más destacado fue el proceso para fusionar algunas de nuestras parroquias y reorganizar otras en grupos. Estos movimientos que han estado ocurriendo en los últimos años, son necesarios por una serie de factores: la disminución del número de sacerdotes, los cambios demográficos en nuestras ciudades y pueblos, la situación económica, etc. Y conforme fui expresando mi aprobación en algunos de estos cambios, pedí a los decanos que, para cada estrategia de consolidación, también hubiera una estrategia de crecimiento.

Simplemente me niego a aceptar el hecho de que yo, o cualquier otro obispo, debería presidir la decadencia de nuestras iglesias. Por su propia naturaleza, el cristianismo es centrífugo, con tendencia a estar en salida, con un propósito y alcance universal. Jesús no dijo: “Predica el Evangelio a un puñado de tus amigos” o “proclama la Buena Nueva a tu propia cultura”. Lo que en verdad dijo a sus discípulos fue: “Toda potestad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Vayan pues, y hagan discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mateo 28:18–19). También enseñó a sus seguidores que incluso las puertas del mismo infierno no prevalecerían contra la Iglesia luchadora que Él estableció. Por lo tanto, mantener las cosas como están, manejar el declive o mantenerse a flote, no es en absoluto lo que Jesús quiere o espera de nosotros.

Permítanme decir, enseguida, que la expansión de nuestra Iglesia no es en modo alguno responsabilidad exclusiva de obispos y sacerdotes. Como enseña claramente el Vaticano II, todo católico bautizado tiene el encargo de ser evangelizador; así que estamos todos juntos en esto. Por lo tanto, ¿cuáles son algunas de las estrategias de crecimiento que puede emplear cualquier católico? Lo primero que destacaría es simplemente esto: Cada familia que asiste regularmente a Misa debe asumir la responsabilidad evangélica de traer a otra familia a Misa el próximo año. Todo fiel asistente a Misa que lea estas palabras conoce a personas que deberían ir a Misa y no lo hacen. Pueden ser sus propios hijos o nietos. Pueden ser compañeros de trabajo que alguna vez fueron fervientes católicos y que simplemente se alejaron de la práctica de la fe, o tal vez personas que están enojadas con la Iglesia. Es necesario que cada uno identifique estas ovejas descarriadas y se asegure de que su propio desafío evangélico sea traerlas de regreso a Misa. Si todos hiciéramos esto con éxito, duplicaríamos el tamaño de nuestras parroquias en un año.

Una segunda recomendación es orar por la expansión de la Iglesia. Según las Escrituras, nada que sea grande se ha logrado sin oración. Pidan pues al Señor con insistencia, con fervor, incluso con terquedad, que haga volver a sus ovejas descarriadas. Así como tenemos que rogar al dueño de la mies para que envíe obreros a recoger su cosecha, así tenemos que rogar para que aumente su redil. Yo quisiera alentar a los ancianos y a quienes están confinados en su casa, en cada parroquia, a asumir esta tarea específica. Y podría pedir a los que practican regularmente la Adoración Eucarística que dediquen quince o treinta minutos al día a pedirle al Señor este favor específico; o podría sugerir a los planificadores de la liturgia, que incluyan peticiones para el crecimiento de la parroquia en la oración de los fieles de la misa dominical.

Un tercer llamado es invitar a los buscadores de respuestas a plantear sus preguntas. Sé por muchas experiencias concretas que he vivido en los últimos veinte años, que muchos jóvenes, incluso aquellos que han mostrado ser hostiles a la fe, en realidad están profundamente interesados en la religión. Así como Herodes escuchaba la predicación de Juan el Bautista en prisión, también quienes muestran ser aparentemente antirreligiosos visitarán sitios web cristianos y prestarán atención a lo que se está discutiendo. Así que los animo a preguntar a quienes se han desafiliado, por qué ya no asisten a Misa. Puede que se sorprendan de lo dispuestos que están a responder. Pero entonces, tendrán que escuchar la recomendación de San Pedro: “Estén siempre preparados para responder a cualquiera que les demande razón de su esperanza” (1Pe 3,15). En otras palabras, si los animan a preguntar, es mejor que estén preparados para dar algunas respuestas. Esto significa que tendrán que profundizar en su teología, apologética, Escrituras, filosofía y la historia de la Iglesia. Si eso suena desalentador, recuerden que en los últimos veinticinco años ha habido una explosión de literatura en estas áreas, enfocándose precisamente en el tipo de preguntas que los jóvenes buscadores de respuestas tienden a hacer… y la mayor parte está disponible en línea.

Una cuarta y última sugerencia que deseo compartirles es simplemente esta: Sean amables. Sherry Waddell, autor del libro “Formando discípulos con intención”, que se ha convertido en un clásico moderno en el campo de la evangelización, dice que un primer paso crucial para traer a alguien a la fe es establecer la confianza. Si alguien piensa que eres una persona buena y decente, es mucho más probable que te escuche hablar sobre tu fe. ¿Puedo ser franco? Incluso la mirada más casual a las redes sociales católicas revela una gran cantidad de comportamientos desagradables. Demasiados parecen decididos a pregonar su propia corrección, centrándose en cuestiones limitadas que son ininteligibles e irrelevantes para la mayoría de las personas, así como decididos a derribar a sus enemigos. Me temo que esta realidad en las redes sociales puede ser una amplificación de las actitudes de la Iglesia fuera del espacio digital. Estas actitudes son enemigas de la evangelización. Un colega mío ha relatado que, en sus conversaciones con los alienados y no afiliados, lo que los mantiene alejados de la Iglesia es su experiencia de lo que describen como mezquindad de parte de los creyentes. Así que, tanto en línea como en la vida real, sé amable. Nadie estará interesado en escuchar acerca de la vida de fe de personas obviamente amargadas e infelices.

Entonces, tenemos nuestras órdenes de marcha: Proclamar al Señor Jesucristo a todas las naciones. Comencemos con nuestras propias parroquias, nuestras propias familias; y nunca nos permitamos quedar conformes solo manteniendo el status quo.

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Obispo Robert Barron

Obispo Robert Barron is the founder of Word on Fire Catholic Ministries and Auxiliary Bishop of the Archdiocese of Los Angeles. Bishop Barron is a #1 Amazon bestselling author and has published numerous books, essays, and articles on theology and the spiritual life. ARTICLE originally published at wordonfire.org. Reprinted with permission.

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